Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

Comunicados

Monitoreo de la gobernabilidad democrática

01-03-2016

América Latina y el Caribe: democratización o polarización

El actual Índice de transformación de la Fundación Bertelsmann (BTI), que desde 2006 analiza con periodicidad bianual la situación de 129 países en vías de desarrollo y transformación, ha registrado a lo largo de los últimos cuatro años elevadas pérdidas en el rendimiento económico y la establilidad macroeconómica de las economías nacionales, sobre todo con referencia a las cuatro grandes econo-mías: Brasil, México, Argentina y Venezuela. El BTI es el único índice que aborda una comparación a nivel internacional midiendo la calidad de la gobernanza con datos propios, y que ofrece un análisis detallado del rendimiento de la gestión política de los procesos de transformación. En mayo de 2016, el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina publicará una edición en castellano de varias partes del BTI 2016.

El auge de las exportaciones ha llegado a su fin, y las grandes economías nacionales, como Argentina, Brasil y Venezuela entran en recesión. Esto pone en peligro los progresos sociales realizados en los últimos años.

El aumento de las protestas que reivindican una mayor inclusión social y una mejor gobernanza con-llevan la oportunidad para profundizar en la democracia — pero también el peligro de una polariza-ción de la sociedad.

Gütersloh, 29 de febrero de 2016. Para la mayor parte de las economías nacionales de América La-tina y del Caribe, el fin del boom de las exportaciones ha sido un duro golpe. El actual Índice de trans-formación de la Fundación Bertelsmann (BTI), que desde 2006 analiza con periodicidad bianual la si-tuación de 129 países en vías de desarrollo y transformación, ha registrado a lo largo de los últimos cuatro años elevadas pérdidas en el rendimiento económico y la establilidad macroeconómica de las economías nacionales, sobre todo con referencia a las cuatro grandes economías: Brasil, México, Ar-gentina y Venezuela. La tendencia a la baja se presenta de forma especialmente manifiesta, con una pérdida de 0,75 puntos en el índice general de la transformación económica, en Brasil, país que se enfrenta, en vísperas de los Juegos Olímpicos, a un crecimiento negativo, un repunte de la inflación y un aumento del paro.

Con ello, las grandes economías nacionales de América Latina se han adentrado en una tendencia negativa que también está afectando a la mayor parte de los demás países emergentes importantes. Todos los Estados BRICS han sufrido pérdidas en su rendimiento económico, de forma más acusada Brasil, India y Rusia, y en menor medida China y Sudáfrica. De los once países emergentes del G20 sólo cuatro —Indonesia, Arabia Saudí, Corea del Sur y Turquía — han podido mantener sus niveles de enero de 2011, y ninguno de ellos ha conseguido mejorar de manera perceptible. Además, en más de la mitad de estos países la estabilidad macroeconómica también ha disminuído.

Las tensiones políticas y sociales van en aumento

Según los especialistas en los procesos de transformación del BTI, la disyuntiva de si la crisis condu-cirá a una profundización de la democracia o a la agudización de la divsión social en las sociedades latinoamericanas cobrará una importancia decisiva. Millones de personas que dieron sólo reciente-mente el salto social desde la pobreza a una precaria clase media se ven amenazadas de nuevo por el descenso social, y reivindican de sus gobiernos una mejor gestión política, una mayor eficacia en la lucha anticorrupción y una mayor responsividad. Los gobiernos que están abiertos a reformas son capaces de asumir estas reivindicaciones mediante la búsqueda del consenso, mientras que en nu-merosos países existe la amenaza de una intensificación de los conflictos sociales.

En este contexto, suscita una especial preocupación el hecho de que justamente en los grandes paí-ses latinoamericanos, como Argentina, Brasil, México, Perú y Venezuela, la calidad de la gobernanza haya disminuido de modo evidente. Es sobre todo la capacidad de conducción —priorización, imple-mentación y aprendizaje de gestión— la que se ha visto reducida de forma manifiesta. Eso se debe a diversas razones, desde el bloqueo político en Brasil, hasta la reducción de la credibilidad de los go-biernos de México y Perú, así como el fracaso en la coordinación y dirección política en Argentina con el gobierno de Fernández Kirchner, y en Venezuela con Maduro. Sin embargo, los electores argenti-nos y venezolanos han demostrado recientemente que la mala gestión de un gobierno se ve casti-gada, al final, en el momento de depositar el voto.

Uruguay como modelo...

Según los 250 científicos que analizan para el BTI los 129 países en vías de desarrollo y transforma-ción mediante la evaluación de 17 criterios, sólo se puede acreditar una muy buena calidad de gober-nanza en seis países, un número menor que nunca. A nivel mundial, Uruguay opupa la posición de líder. Desde hace más de diez años, entre todos los países analizados por el BTI, este país presenta de forma continuada la más alta calidad de la democracia, lo que también se ve confirmado en el Índice de gestión: todas las evaluaciones relacionadas con el diálogo, la mediación, la construcción de con-senso y la cooperación reciben sin excepción la máxima puntuación. Eso contrasta con los 46 países cuyos gobiernos, según la evaluación del BTI, sólo presentan un esfuerzo de transformación débil o fracasado, entre ellos Haití, Cuba y Venezuela.

… y México como señal de alerta

El BTI califica más de la mitad de las democracias en América Latina como „defectuosas“; en Ecuador, Guatemala y Nicaragua incluso reciben la calificación de „muy defectuosas“. Aunque en estos países se celebran elecciones libres, la calidad del Estado de Derecho se ve mermada severamente por la erosión de la separación de poderes. Esto aumenta la vulnerabilidad ante las tendencias autocráticas, la corrupción y el populismo.

En América Central, los problemas de estatalidad y el nivel relativamente elevado de la violencia y del crimen organizado generan una tensión entre los valores democráticos y las necesidades de segu-ridad ciudadana. Ningún país muestra una mayor pérdida de la calidad de la democracia a lo largo de los últimos diez años que México (-1,25), donde las redes de corrupción en la política, la policía y los cárteles de la droga, y, como consecuencia, la casi total impunidad, siguen minando el Estado de De-recho, y sobre todo han conducido entretanto a una situación precaria de los derechos humanos.

En cambio, las democracias con instituciones más consolidadas muestran una mayor capacidad para reaccionar ante los cambios sociales e impulsar iniciatvas reformistas. Por ello, es de esperar que, a pesar de los problemas actuales, en los próximos años se puedan observar, sobre todo en Chile y Bra-sil, transformaciones políticas que, sin embargo, no afectarán a la estabilidad democrática.

Información adicional

Desde 2006, el Índice de transformación de la Fundación Bertelsmann (BTI) analiza y evalúa con pe-riodicidad bianual la calidad de la democracia, la economía de mercado y la buena gobernanza en 129 países en vías de desarrollo y transformación. Se miden los éxitos y reveses en el camino hacia una democracia regida por el imperio de la Ley y una economía de mercado basada en principios de justicia social. La evaluación se fundamenta en los detallados informes sobre cada uno de los países, elaborados por 250 especialistas provenientes de las principales universidades y think tanks de pres-tigio internacional. El BTI es el único índice que aborda una comparación a nivel internacional mi-diendo la calidad de la gobernanza con datos propios, y que ofrece un análisis detallado del rendi-miento de la gestión política de los procesos de transformación. En mayo de 2016, el think tank ar-gentino Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL, http://www.cadal.org) pu-blicará una edición en castellano de varias partes del BTI 2016.

Nuestros especialistas:

Sabine Donner, teléfono: +49 52 41 81 81 501 - E-Mail: sabine.donner@bertelsmann-stiftung.de

Dr. Hauke Hartmann, teléfono: +49 52 41 81 81 389 - E-Mail: hauke.hartmann@bertelsmann-stiftung.de

Para más información, véase www.bertelsmann-stiftung.de y www.bti-project.de.

 
 
 

 
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