Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

Prensa

04-01-2006

Libertad de prensa y desarrollo económico en América Latina

Fuente: Diario Financiero (Chile)

Por M. Cristina Prieto Larraín(*)
(*)Periodista. Directora de Cimas, Facultad de Comunicación Universidad de los Andes

¿Existe relación entre la libertad de prensa y el desarrollo económico de las naciones? A primera vista podría afirmarse que no fijándose, por ejemplo, en el caso Latinoamericano, zona que ha tenido crecimiento económico durante los últimos años y al mismo tiempo experimenta fuertes retrocesos en la libertad de expresión otorgada a los medios de comunicación.

Entonces, ¿se da la relación contraria por la que a menor libertad de prensa se logra mayor crecimiento económico? Esto es los que se pregunta el informe sobre libertad de prensa y desarrollo económico en América Latina, publicado por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), con base en Buenos Aires, y el Centro de Investigación de Medios y Sociedad de la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes (Cimas), Chile.

El informe responde que el crecimiento económico de un buen número de los países de la región no es producto de sus buenas políticas públicas sino de una buena coyuntura internacional. Añade que, aunque no sea un fenómeno causa-efecto, existe una cierta correlatividad en los índices de libertad de prensa, libertad política y crecimiento económico.

Al medir la relación entre los factores indicados, el informe muestra que los países con peor ubicación en el ranking latinoamericano de progreso económico son justamente quienes menos respeto muestran por las libertades políticas y de expresión: Haití y Cuba, siendo ésta no sólo el último bastión del comunismo en América, sino además una de las mayores cárceles de periodistas en el mundo.

En el extremo opuesto están Chile y Costa Rica, naciones con mayor capacidad de consenso, dotadas de democracias estables. Sería muy positivo que Chile lograra rebasar a ésta última en índices de libertad de expresión, en concordancia con el nuevo artículo 8° de nuestra Constitución que consagra el principio de libre acceso a la información pública. Según el reciente estudio conducido por la Asociación Nacional de la Prensa y la Universidad Diego Portales, las entidades estatales con mayor necesidad de apertura en cuanto a la información que generan son el Ministerio de Salud, Conama, el MOP y el Poder Judicial.

Argentina es también un paradigma de lo que sucede en la región. Al tiempo que su economía está creciendo, se aumentan los impuestos, se cierran a los mercados internacionales y se utilizan los recursos excedentes para acumular capital político poniendo en riesgo, al mismo tiempo, la libertad de prensa.

Efectivamente, los recientes cambios de gabinete en Argentina y la situación política en Venezuela y Bolivia son sólo algunas muestras de que nuestra región parece no haber escuchado el mensaje de que la libertad política debe ir de la mano con la libertad económica y de expresión. En escenarios como este, mediando las nueve elecciones presidenciales y doce parlamentarias que tendrán lugar en Latinoamérica en el mediano plazo, aumenta el peligro de que los gobiernos utilicen el dinero excedente como moneda de cambio para el respaldo de los medios de comunicación o para acallar a la prensa opositora.

Los medios de comunicación son reflejos y contribuyen a formar opinión pública, por tanto las percepciones que se tenga sobre la democracia y el desarrollo económico están en directa relación con lo que ellos informen, necesitando de una amplia libertad de expresión que se constituye en una de las bases para la democracia. Si ésta logra perdurar como sistema de organización y participación política y la economía de mercado logra superar las barreras y críticas que se le han aparecido en el camino, el crecimiento económico y la superación de la pobreza serán realidades tangibles y duraderas. Si, por el contrario, se produce una regresión histórica en ambos procesos, Latinoamérica volverá a contemplar algunas de las tristes realidades que han sido sus compañeras de ruta: la multiplicación de la miseria, la opresión sobre la disidencia, los nuevos fracasos de las viejas promesas.

 

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