Prensa
Zona roja para periodistas
Fuente: Tal Cual (Venezuela)
Según un informe independiente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal) las amenazas al periodismo en Venezuela podrían agravarse durante el próximo semestre.
No sólo organizaciones como la Sociedad Interamerica de Prensa (SIP) tienen el ojo puesto en el ejercicio del periodismo venezolano.
La misión de la SIP que por estos días visita Venezuela no ha sido recibida hasta ahora por ningún miembro del gobierno, y el Ministro de Comunicaciones, Willian Lara, afirmó que esta organización responde a los intereses de los dueños de medios de comunicación privados. Sin embargo existen otro tipo de organizaciones que están estudiando el tema.Tal es el caso del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), un instituto argentino que cada semestre elabora un informe sobre el estado del periodismo en la región.
Durante el primer semestre de este año un representante del Cadal, con sede en Buenos Aires, estuvo en Venezuela para recoger información sobre el ejercicio del periodismo en el país. Los resultados están ahora en el informe Indicadores de periodismo y democracia a nivel local en América Latina y son contundentes. Las peores zonas para ejercer el periodismo en el continente se clasifican como negras (aquellas en las que la ley prohíbe el ejercicio de la libertad de prensa), rojas (la ley protege el ejercicio de la libertad de prensa, pero el Estado no), y marrones (donde la ley protege el ejercicio de la libertad de prensa pero hay acoso).Venezuela entera es zona marrón, y Caracas es zona roja.
Después del asesinato del periodista Jorge Aguirre, el Cadal decidió incluir como zona roja a la capital en su informe –auspiciado por la fundación alemana Konrad Adenauer y la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral-. Aguirre es uno de los 10 periodistas asesinados en durante el primer semestre de 2006 en América Latina. El resto del país es zona marrón, ya que según el Cadal, la situación de la prensa venezolana es de conmoción y cada vez se enfrentan amenazas mayores.
Señalan que el gobierno promueve una “política estatal de la libertad de crítica”, y que la agresividad del gobierno nacional permea al resto de las autoridades en los ámbitos estadales y municipales.
DOS ESTRATEGIAS
Según el informe, el gobierno tiene dos estrategias que afectan la libertad de expresión.
La primera es la creación de una “arquitectura institucional, legal y administrativa”, que se refiere al dominio de los tres poderes públicos. Gracias a ese dominio, el gobierno puede usar leyes y normas como mecanismo de amenaza a los críticos.
Ahora bien, este hecho conlleva además a que se dificulte cualquier tipo de apelación, ya que la mayoría de las instituciones y organismos públicos tienen una clara orientación chavista. Para los autores del informe, las posibilidades de recurrir a alguna instancia de protección institucional son muy limitadas.
La segunda estrategia señalada se denomina “clientelismo mediático popular”, y se implementa a través de la política de creación de medios comunitarios. En este caso se señala que este tipo de medios nacen como estrategia de una “batalla mediática”, y por lo tanto, desde su origen, se remiten a una matriz de opinión en la que son oponentes naturales de los medios privados. Por ello se anota que “no serían entonces voces libres en el interior de las comunidades, sino una prolongación de la voz oficial. Más que promover la expresión popular, la estarían expropiando”. El resultado de la combinación de ambas estrategias es una creciente autocensura.
Otro de los problemas centrales para el ejercicio del periodismo radica en que la matriz de opinión liderada por el gobierno es muy sensible y poco tolerante frente a las voces críticas, especialmente las que se refieren a las políticas públicas.
La respuesta entonces es criticar a los medios privados, usando un vocero que genere polémica, alguno que tenga el papel de inspector o directamente con el poder judicial. Para el Cadal, las respuestas discursivas a través de medios estadales son llamativas.
En este sentido, citan ampliamente el caso del programa La hojilla, transmitido por Venezolana de Televisión, del que dice que “llega a la burla y al insulto”. Según el informe, “esa política nace en la misma cúpula con el programa Aló presidente. Las palabras del presidente Chávez contra los medios y los periodistas no son sólo palabras, pues generan acciones. De allí hacia abajo, los distintos tipos y estilos de comunicación chavista repiten y amplifican el discurso presidencial”.
Tal Cual (Venezuela)
Según un informe independiente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal) las amenazas al periodismo en Venezuela podrían agravarse durante el próximo semestre.
No sólo organizaciones como la Sociedad Interamerica de Prensa (SIP) tienen el ojo puesto en el ejercicio del periodismo venezolano.
La misión de la SIP que por estos días visita Venezuela no ha sido recibida hasta ahora por ningún miembro del gobierno, y el Ministro de Comunicaciones, Willian Lara, afirmó que esta organización responde a los intereses de los dueños de medios de comunicación privados. Sin embargo existen otro tipo de organizaciones que están estudiando el tema.Tal es el caso del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), un instituto argentino que cada semestre elabora un informe sobre el estado del periodismo en la región.
Durante el primer semestre de este año un representante del Cadal, con sede en Buenos Aires, estuvo en Venezuela para recoger información sobre el ejercicio del periodismo en el país. Los resultados están ahora en el informe Indicadores de periodismo y democracia a nivel local en América Latina y son contundentes. Las peores zonas para ejercer el periodismo en el continente se clasifican como negras (aquellas en las que la ley prohíbe el ejercicio de la libertad de prensa), rojas (la ley protege el ejercicio de la libertad de prensa, pero el Estado no), y marrones (donde la ley protege el ejercicio de la libertad de prensa pero hay acoso).Venezuela entera es zona marrón, y Caracas es zona roja.
Después del asesinato del periodista Jorge Aguirre, el Cadal decidió incluir como zona roja a la capital en su informe –auspiciado por la fundación alemana Konrad Adenauer y la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral-. Aguirre es uno de los 10 periodistas asesinados en durante el primer semestre de 2006 en América Latina. El resto del país es zona marrón, ya que según el Cadal, la situación de la prensa venezolana es de conmoción y cada vez se enfrentan amenazas mayores.
Señalan que el gobierno promueve una “política estatal de la libertad de crítica”, y que la agresividad del gobierno nacional permea al resto de las autoridades en los ámbitos estadales y municipales.
DOS ESTRATEGIAS
Según el informe, el gobierno tiene dos estrategias que afectan la libertad de expresión.
La primera es la creación de una “arquitectura institucional, legal y administrativa”, que se refiere al dominio de los tres poderes públicos. Gracias a ese dominio, el gobierno puede usar leyes y normas como mecanismo de amenaza a los críticos.
Ahora bien, este hecho conlleva además a que se dificulte cualquier tipo de apelación, ya que la mayoría de las instituciones y organismos públicos tienen una clara orientación chavista. Para los autores del informe, las posibilidades de recurrir a alguna instancia de protección institucional son muy limitadas.
La segunda estrategia señalada se denomina “clientelismo mediático popular”, y se implementa a través de la política de creación de medios comunitarios. En este caso se señala que este tipo de medios nacen como estrategia de una “batalla mediática”, y por lo tanto, desde su origen, se remiten a una matriz de opinión en la que son oponentes naturales de los medios privados. Por ello se anota que “no serían entonces voces libres en el interior de las comunidades, sino una prolongación de la voz oficial. Más que promover la expresión popular, la estarían expropiando”. El resultado de la combinación de ambas estrategias es una creciente autocensura.
Otro de los problemas centrales para el ejercicio del periodismo radica en que la matriz de opinión liderada por el gobierno es muy sensible y poco tolerante frente a las voces críticas, especialmente las que se refieren a las políticas públicas.
La respuesta entonces es criticar a los medios privados, usando un vocero que genere polémica, alguno que tenga el papel de inspector o directamente con el poder judicial. Para el Cadal, las respuestas discursivas a través de medios estadales son llamativas.
En este sentido, citan ampliamente el caso del programa La hojilla, transmitido por Venezolana de Televisión, del que dice que “llega a la burla y al insulto”. Según el informe, “esa política nace en la misma cúpula con el programa Aló presidente. Las palabras del presidente Chávez contra los medios y los periodistas no son sólo palabras, pues generan acciones. De allí hacia abajo, los distintos tipos y estilos de comunicación chavista repiten y amplifican el discurso presidencial”.