Artículos
Monitoreo de la gobernabilidad democrática
Boric para un Chile diferente
Ya presidente electo, Boric se ubicó como el presidente de todos los chilenos. Con humildad convocó a trabajar todos juntos, en unión, un proceso de dialogo en demostración de que no en vano proviene del medio parlamentario, donde se hizo en el debate democrático y la búsqueda de consensos. El empate de sectores partidarios en el Congreso es «una oportunidad para lograr acuerdos», sostuvo en la noche del triunfo donde en su discurso sobrevolaba la Concertación de Partidos por la Democracia que gobernó en Chile desde 1990 hasta 2010 con partidos de izquierda, centroizquierda y centro.Por Hugo Machín Fajardo
Cuando llegué a Chile para hacer un reportaje sobre un país bajo dictadura, Gabriel Boric había cumplido dos meses. Era el «año del pueblo” según un importante sector opositor a Pinochet, quien dos años después —1988— sería derrotado en un plebiscito que abrió la salida a la democracia recuperada, cuando asumió como presidente el ex senador democratacristiano Patricio Aylwin (1990-1994). Por eso me asombra que analistas políticos, columnistas y formadores de opinión, escriban o proclamen hoy sobre el «crespúsculo de la dictadura», o «el inicio de la recuperación democrática», por mencionar algunos de los conceptos que tergiversan la historia reciente de la nación de Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Salvador Allende.
También es llamativo que al informarse sobre la constituyente que sesiona desde julio del 2021 y eventualmente presente en el primer semestre del 2022 un nuevo contrato social al cuerpo electoral, se sostenga que la constitución emanada de la dictadura militar existente entre 1973 y 1990 permanece incólume. Se pasan por alto que el texto original ha tenido no menos de 23 reformas que fueron despojándola de su carácter más autoritario a lo largo de sucesivas leyes reformatorias que desflecaron la constitución de Pinochet. Modificaciones realizadas a la constitución heredada de Pinochet a largo de los últimos 31 años por los gobiernos que se alternaron en el poder a saber: Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-200), Ricardo Lagos (2000-2006), Michelle Bachelet (2006 -2010), Sebastián Piñera (2010- 2014), Michelle Bachelet (2015-2018) y el actual presidente Piñera que cesa en el 2022.
Fueron mayoría de gobiernos de izquierda, o centro izquierda, frente a dos períodos de centro-derecha, si queremos esquematizarlo. Uno de los problemas es precisamente esquematizar la vida social de los países con etiquetas que datan de 1789 y que, además, ya se intercambiaban en aquella época de la Revolución francesa.
Fue en 2006, al inicio de la primera administración Bachelet, que los estudiantes secundarios de Chile reclamaron mediante fuertes movilizaciones que la flamante presidenta socialista atendiera a la educación pública muy inferior a su similar privada. Aquel descontento —no comparables a los desmanes y vandalismos de 2019, donde hubo un saldo de 23 muertes, miles de heridos, pérdidas para Santiago de 1.400 millones de dólares y 100.000 puestos de trabajo perdidos por la violencia desatada en esos días y una brutal represión policial— que movilizó a cientos de miles de estudiantes, se acompañaba de las deficiencias en la salud que sufrían millones de padres de esos alumnos, y en la malhadada reforma jubilatoria (AFP) que afectaba a cientos de miles de abuelos. Cayeron ministros y hubo promesa de Bachelet de cambiar algo.
Le tocó gobernar por primera vez a Piñera en 2010 y politólogos uruguayos de izquierda sostenían que Chile había tenido hasta entonces «dos décadas de gobierno exitoso», con «resultados económicos positivos». Es cuando los universitarios —entre ellos Boric, Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile— ponen contra las cuerdas al Presidente que debe ceder ante las masivas movilizaciones registradas en las calles protagonizadas por los estudiantes terciarios. Pero también otros aspectos de la inequidad chilena remontaban: las privatizaciones de los servicios públicos pasaban factura, el modelo extractivista recogía fuertes resistencias en las comunidades afectadas por los perjuicios que genera, ambas expresiones de algo más profundo: según el coeficiente de Gini, Chile es «uno de los países con mayores niveles de concentración de la riqueza al interior de la OCDE (OCDE, 2019); además, se encuentra por sobre todos sus vecinos directos en América del Sur (Argentina, Perú, Bolivia), de acuerdo a estimaciones del Banco Mundial. Chile es también el segundo país de la OCDE con la mayor brecha de ingresos entre el 10% más rico y el 10% más pobre, solo detrás de México».
Congreso equilibrado. El nuevo Congreso chileno que entra en funciones en marzo de 2022 —155 diputados y 50 senadores— quedó repartido entre conservadores y progresistas con mitades en cada cámara, distribuidos de forma equilibrada sin hegemonía de algún sector.
Chile Podemos +, coalición electoral de centro derecha, donde destaca Sebastián Sichel, obtuvo en la primera vuelta 53 escaños en Diputados. Le sigue Apruebo Dignidad, de Boric, con 37 escaños. El centro y centroizquierda, Nuevo Pacto Social, también logró 37 diputados y el Frente Social Cristiano, sector del candidato presidencial perdedor en segunda vuelta, José Kast, cuenta con 15 legisladores. El Partido de la Gente, de centro derecha - populista, tiene 6 diputados. Luego están Dignidad Ahora, de izquierda, con 3 legisladores; Partido Ecologista Verde, de centro izquierda con 2 diputados; 1 diputado de Independientes Unidos, de derecha a extrema derecha, negacioncitas del Covid 19 y antivacunas y 1 diputado independiente.
Discursos de Boric. La realidad parlamentaria a futuro explica el cambio entre primera y segunda vuelta del discurso de Boric: más hacia sectores del centro político, con énfasis en los temas de seguridad, problema por presencia del narcotráfico en los barrios, y moderación respeto a los radicalismos. Podría suponerse que el millón de votos que ganó en segunda vuelta —sostienen analistas que mayoritariamente fue voto juvenil—, es el fruto de ese cambio.
Ya presidente electo, Boric se ubicó como el presidente de todos los chilenos. Con humildad convocó a trabajar todos juntos, en unión, es un proceso de dialogo en demostración de que no en vano proviene del medio parlamentario, donde se hizo en el debate democrático y la búsqueda de consensos. El empate de sectores partidarios en el Congreso es «una oportunidad para lograr acuerdos», sostuvo en la noche del triunfo donde en su discurso sobrevolaba la Concertación de Partidos por la Democracia que gobernó en Chile desde 1990 hasta 2010 con partidos de izquierda, centroizquierda y centro.
El propio Boric dijo sentirse heredero de una gran tradición de centro izquierda cuando habló de justicia, democracia, libertad, orden patriarcal, diversidad sexual y cambio climático.
Política internacional. «En democracia la violencia no es un instrumento válido», sostuvo en un momento del discurso, y durante la campaña había marcado su rechazo a las violaciones a los derechos humanos que se cometen en Venezuela, así también como desde 2018 ha acusado a Daniel Ortega de responsable de «masacres” en Nicaragua y fue uno de los numerosos políticos que en el mundo descalificaron las elecciones fraguadas del 7 de noviembre en el país centroamericano.
«El Gobierno de Nicolás Maduro está violando gravemente los derechos humanos. Desde la izquierda debemos condenarlo sin empates ni matices», ha dicho Boric, e insistió en que la defensa de los derechos humanos debía ser universal, indivisible y alejada de cualquier tipo de doble estándar. (08.07.19) «Un sector de la izquierda interpela permanentemente a la derecha por su complicidad con las dictaduras del cono sur latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX, pero no es capaz de reconocer la restricción de libertades o violaciones a los DDHH cuando estas son realizadas por Gobiernos que considera afines», sostuvo en otra oportunidad, cuando se refirió de manera crítica y directa al debilitamiento de las condiciones básicas de la democracia en Venezuela, a la violenta represión estatal en Nicaragua y al modelo de partido único en Cuba, con su consecuente restricción de libertades. (16.08.18).
Hugo Machín FajardoRedactor Especial del Portal Análisis LatinoPeriodista desde 1969, una forzada interrupción entre 1973 -1985, no le impidió ejercer el periodismo clandestino. Secuestrado en 1981 por la dictadura uruguaya, permaneció desaparecido y torturado hasta 1982, en que fue recluido en el Penal de Libertad hasta 1985. Ex -docente de periodismo en Universidad ORT, de Montevideo. Ex vicepresidente de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU). Jurado del Premio Periodismo para la Tolerancia, 2004, de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) /Unión Europea. Coordinó "Periodismo e Infancia-2005". Integró diversas redacciones periodísticas de medios y agencias de noticias en Montevideo, Uruguay. Actualmente se desempeña como free -lance.
Cuando llegué a Chile para hacer un reportaje sobre un país bajo dictadura, Gabriel Boric había cumplido dos meses. Era el «año del pueblo” según un importante sector opositor a Pinochet, quien dos años después —1988— sería derrotado en un plebiscito que abrió la salida a la democracia recuperada, cuando asumió como presidente el ex senador democratacristiano Patricio Aylwin (1990-1994). Por eso me asombra que analistas políticos, columnistas y formadores de opinión, escriban o proclamen hoy sobre el «crespúsculo de la dictadura», o «el inicio de la recuperación democrática», por mencionar algunos de los conceptos que tergiversan la historia reciente de la nación de Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Salvador Allende.
También es llamativo que al informarse sobre la constituyente que sesiona desde julio del 2021 y eventualmente presente en el primer semestre del 2022 un nuevo contrato social al cuerpo electoral, se sostenga que la constitución emanada de la dictadura militar existente entre 1973 y 1990 permanece incólume. Se pasan por alto que el texto original ha tenido no menos de 23 reformas que fueron despojándola de su carácter más autoritario a lo largo de sucesivas leyes reformatorias que desflecaron la constitución de Pinochet. Modificaciones realizadas a la constitución heredada de Pinochet a largo de los últimos 31 años por los gobiernos que se alternaron en el poder a saber: Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-200), Ricardo Lagos (2000-2006), Michelle Bachelet (2006 -2010), Sebastián Piñera (2010- 2014), Michelle Bachelet (2015-2018) y el actual presidente Piñera que cesa en el 2022.
Fueron mayoría de gobiernos de izquierda, o centro izquierda, frente a dos períodos de centro-derecha, si queremos esquematizarlo. Uno de los problemas es precisamente esquematizar la vida social de los países con etiquetas que datan de 1789 y que, además, ya se intercambiaban en aquella época de la Revolución francesa.
Fue en 2006, al inicio de la primera administración Bachelet, que los estudiantes secundarios de Chile reclamaron mediante fuertes movilizaciones que la flamante presidenta socialista atendiera a la educación pública muy inferior a su similar privada. Aquel descontento —no comparables a los desmanes y vandalismos de 2019, donde hubo un saldo de 23 muertes, miles de heridos, pérdidas para Santiago de 1.400 millones de dólares y 100.000 puestos de trabajo perdidos por la violencia desatada en esos días y una brutal represión policial— que movilizó a cientos de miles de estudiantes, se acompañaba de las deficiencias en la salud que sufrían millones de padres de esos alumnos, y en la malhadada reforma jubilatoria (AFP) que afectaba a cientos de miles de abuelos. Cayeron ministros y hubo promesa de Bachelet de cambiar algo.
Le tocó gobernar por primera vez a Piñera en 2010 y politólogos uruguayos de izquierda sostenían que Chile había tenido hasta entonces «dos décadas de gobierno exitoso», con «resultados económicos positivos». Es cuando los universitarios —entre ellos Boric, Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile— ponen contra las cuerdas al Presidente que debe ceder ante las masivas movilizaciones registradas en las calles protagonizadas por los estudiantes terciarios. Pero también otros aspectos de la inequidad chilena remontaban: las privatizaciones de los servicios públicos pasaban factura, el modelo extractivista recogía fuertes resistencias en las comunidades afectadas por los perjuicios que genera, ambas expresiones de algo más profundo: según el coeficiente de Gini, Chile es «uno de los países con mayores niveles de concentración de la riqueza al interior de la OCDE (OCDE, 2019); además, se encuentra por sobre todos sus vecinos directos en América del Sur (Argentina, Perú, Bolivia), de acuerdo a estimaciones del Banco Mundial. Chile es también el segundo país de la OCDE con la mayor brecha de ingresos entre el 10% más rico y el 10% más pobre, solo detrás de México».
Congreso equilibrado. El nuevo Congreso chileno que entra en funciones en marzo de 2022 —155 diputados y 50 senadores— quedó repartido entre conservadores y progresistas con mitades en cada cámara, distribuidos de forma equilibrada sin hegemonía de algún sector.
Chile Podemos +, coalición electoral de centro derecha, donde destaca Sebastián Sichel, obtuvo en la primera vuelta 53 escaños en Diputados. Le sigue Apruebo Dignidad, de Boric, con 37 escaños. El centro y centroizquierda, Nuevo Pacto Social, también logró 37 diputados y el Frente Social Cristiano, sector del candidato presidencial perdedor en segunda vuelta, José Kast, cuenta con 15 legisladores. El Partido de la Gente, de centro derecha - populista, tiene 6 diputados. Luego están Dignidad Ahora, de izquierda, con 3 legisladores; Partido Ecologista Verde, de centro izquierda con 2 diputados; 1 diputado de Independientes Unidos, de derecha a extrema derecha, negacioncitas del Covid 19 y antivacunas y 1 diputado independiente.
Discursos de Boric. La realidad parlamentaria a futuro explica el cambio entre primera y segunda vuelta del discurso de Boric: más hacia sectores del centro político, con énfasis en los temas de seguridad, problema por presencia del narcotráfico en los barrios, y moderación respeto a los radicalismos. Podría suponerse que el millón de votos que ganó en segunda vuelta —sostienen analistas que mayoritariamente fue voto juvenil—, es el fruto de ese cambio.
Ya presidente electo, Boric se ubicó como el presidente de todos los chilenos. Con humildad convocó a trabajar todos juntos, en unión, es un proceso de dialogo en demostración de que no en vano proviene del medio parlamentario, donde se hizo en el debate democrático y la búsqueda de consensos. El empate de sectores partidarios en el Congreso es «una oportunidad para lograr acuerdos», sostuvo en la noche del triunfo donde en su discurso sobrevolaba la Concertación de Partidos por la Democracia que gobernó en Chile desde 1990 hasta 2010 con partidos de izquierda, centroizquierda y centro.
El propio Boric dijo sentirse heredero de una gran tradición de centro izquierda cuando habló de justicia, democracia, libertad, orden patriarcal, diversidad sexual y cambio climático.
Política internacional. «En democracia la violencia no es un instrumento válido», sostuvo en un momento del discurso, y durante la campaña había marcado su rechazo a las violaciones a los derechos humanos que se cometen en Venezuela, así también como desde 2018 ha acusado a Daniel Ortega de responsable de «masacres” en Nicaragua y fue uno de los numerosos políticos que en el mundo descalificaron las elecciones fraguadas del 7 de noviembre en el país centroamericano.
«El Gobierno de Nicolás Maduro está violando gravemente los derechos humanos. Desde la izquierda debemos condenarlo sin empates ni matices», ha dicho Boric, e insistió en que la defensa de los derechos humanos debía ser universal, indivisible y alejada de cualquier tipo de doble estándar. (08.07.19) «Un sector de la izquierda interpela permanentemente a la derecha por su complicidad con las dictaduras del cono sur latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX, pero no es capaz de reconocer la restricción de libertades o violaciones a los DDHH cuando estas son realizadas por Gobiernos que considera afines», sostuvo en otra oportunidad, cuando se refirió de manera crítica y directa al debilitamiento de las condiciones básicas de la democracia en Venezuela, a la violenta represión estatal en Nicaragua y al modelo de partido único en Cuba, con su consecuente restricción de libertades. (16.08.18).