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Análisis Sínico
Tomando barcos prestados: ¿Cómo amplifican los influencers clave en América Latina las narrativas del Partido Comunista Chino (PCCH) sobre los modelos autoritarios?
El Foro Internacional de Estudios Democráticos pidió a cuatro destacados expertos latinoamericanos de la sociedad civil sus reflexiones acerca de la siguiente pregunta: Fuera del ámbito gubernamental, ¿cómo utilizan los canales de propaganda y medios de comunicación del Partido Comunista Chino (PCCh) a figuras influyentes de los medios de comunicación, académicos y políticos de América Latina para promover narrativas autoritarias y modelos de gobernanza?
Por Sascha Hannig, Armando Chaguaceda, Julio Martínez Ellsburg y Hernán Alberro
Publicado el 2 de mayo de 2024 por Amaris Rancy
Editado por Nick Nunez y Kevin Sheives
El Foro Internacional de Estudios Democráticos pidió a cuatro destacados expertos latinoamericanos de la sociedad civil sus reflexiones acerca de la siguiente pregunta: Fuera del ámbito gubernamental, ¿cómo utilizan los canales de propaganda y medios de comunicación del Partido Comunista Chino (PCCh) a figuras influyentes de los medios de comunicación, académicos y políticos de América Latina para promover narrativas autoritarias y modelos de gobernanza?
Esta gran pregunta se basa en las conclusiones de un informe elaborado conjuntamente por Mariví Marín Vásquez (ProBox) e Iria Puyosa (DFRLab), en el que se destacan la forma en la que los gobiernos autocráticos de América Latina y personas influyentes en las sociedades más abiertas colaboran con China, Rusia y otros países para promover discursos autoritarios. El informe destaca cómo "los autoritarios trabajan para degradar el orden internacional basado en normas en favor de un mundo en el que el coste de alcanzar el poder por medios no democráticos y violar los derechos fundamentales de las personas sea insignificante".
Bajo la dirección de Xi Jinping, la República Popular China (RPC) está proyectando una campaña de "poder incisivo" (o sharp power, en inglés) para exportar herramientas autoritarias y erosionar la sociedad civil y el sector no gubernamental en América Latina. Muchos autócratas de la región han adoptado con entusiasmo el manual de Xi y ahora emplean esas herramientas a nivel nacional para reprimir los movimientos de oposición y a sus socios de la sociedad civil. Con la movilización de recursos, experiencia y la acción colectiva, la sociedad civil puede reforzar las defensas de la democracia liberal contra las campañas de información manipuladas y defender la integridad de las instituciones democráticas en todo el mundo.
Sascha Hannig Núñez, CAD Chile
La República Popular China (RPC) ejerce su influencia en América Latina a través de individuos que tienen conexiones con los intereses de Pekín en la región o se benefician de ellos. Como consecuencia de esta relación, muchas de estas élites -empresarios, académicos y personas influyentes en las redes sociales, entre otros- evitan debatir cuestiones sensibles relativas a la vinculación de China con la región.
Por ejemplo, el departamento de propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh) y los medios de comunicación asociados al Estado producen contenidos pagados para los medios de comunicación en los que se entrevista a relevantes figuras de las élites sobre las relaciones de su país con China. Estas personas a menudo realizan lobby o entablan relaciones comerciales con empresas estatales chinas, lo que lleva implícito un discurso alrededor del compromiso económico de la RPC en América Latina. En consecuencia, estas instituciones promueven narrativas alternativas favorables a la visión del mundo del Partido-Estado.
El empresario chileno Andrónico Luksic, por ejemplo, tiene fuertes lazos comerciales con China, y sus esfuerzos filantrópicos reflejan esta relación. No sólo la Luksic Scholars Foundation ofreció becas para un programa de intercambio universitario en China, sino que también contribuyó decisivamente a la instalación de la facultad Tsinghua de Estudios Latinoamericanos en Santiago, estrechamente afiliada a la facultad Tsinghua de China. Estas opiniones son luego amplificadas por los medios de comunicación tradicionales chilenos o son citadas por académicos en sus investigaciones, perpetuando las narrativas positivas sobre la RPC.
En el mundo académico latinoamericano, los Institutos Confucio han firmado acuerdos de colaboración en una decena de países. A pesar de su conexión con el PCCh, son una fuente crucial de financiación para estudios y lengua chinos en América Latina. También atraen a investigadores y docentes, ejerciendo sobre ellos una presión indirecta para que apoyen las narrativas oficiales del PCCh en los temas sensibles.
La pandemia de COVID-19 marcó un punto de inflexión en este esfuerzo de Pekín. China Media Group (CMG), apoyado por el PCCh, redobló sus esfuerzos para cambiar la percepción del público local sobre el papel de China en la crisis internacional. En nuestro reciente estudio, "China Media Group (CMG) en Español: Analizando la presencia de los medios estatales chinos de YouTube en habla hispana", medimos cómo los canales estatales chinos de YouTube promovían estas narrativas en la región. Los canales de CMG difundieron contenidos en toda América Latina que se alineaban con las narrativas de la RPC sobre el COVID-19; y repitieron lo dicho por otros canales de medios estatales como RT de Rusia y TeleSur de Venezuela. Dado que sólo hay un puñado de "influencers que produzcan contenido chino" en América Latina, los canales oficiales son a menudo la principal ventana a la cultura, la lengua y la política chinas. Además, los pocos "influencers" que hablan de China para audiencias hispanohablantes rara vez critican al PCCh. En su mayoría afirman haber tenido experiencias positivas en la RPC que comparten abiertamente, aunque ése no sea el enfoque de sus canales.
«La pandemia de COVID-19 marcó un punto de inflexión en los esfuerzos de Pekín. China Media Group (CMG), apoyado por el PCCh, redobló sus esfuerzos para cambiar la percepción del público local sobre el papel de China en la crisis internacional».
Hasta el momento no hay pruebas de que el CMG o alguna institución china pague a estos pocos influencers, pero existen evidencias en el mundo angloparlante que muestran que la influencia ejercida online por figuras públicas para promover dichas narrativas no es una estrategia infrecuente de la RPC, lo que merecería una mayor investigación en el contexto latinoamericano. Aun así, la falta de un discurso alternativo consistente y más imparcial hace que, en general, en el Internet en español las noticias negativas relacionadas con China son desconocidas, salvo contadas excepciones.
Sascha Hannig es analista internacional con experiencia en América Latina y como reportero financiero, actualmente trabaja como asistente ejecutivo en el Centro de Análisis para la Democracia, Chile (CAD Chile) y como asistente de investigación en Global Governance Research con la Universidad Hitotsubashi en Tokio. X: @SaschaHannig
Armando Chaguaceda, GAPAC
Si bien la estrategia de Pekín para pregonar la superioridad de su modelo de desarrollo hace uso de una ofensiva comunicacional y diplomática, también promueve narrativas a través de instituciones académicas y universidades. En América Latina -como en Occidente- la comunidad académica tiene un gran impacto en la educación de líderes políticos, funcionarios, periodistas y activistas sociales. Para Pekín, las operaciones de adoctrinamiento e influencia maligna emanan de las instituciones dirigidas por el Estado y el Partido y penetran en el mundo académico latinoamericano para cambiar la percepción global de la RPC, profundizar en la aceptación de las narrativas por Pekín, convertir estas narrativas en agendas políticamente viables y, en última instancia, conseguir apoyo popular para los líderes políticos y activistas sociales de América Latina.
«En América Latina -al igual que en Occidente- la comunidad académica tiene un gran impacto en la educación de líderes políticos, funcionarios, periodistas y activistas sociales. Para Pekín, las operaciones de adoctrinamiento e influencia maligna emanan de las instituciones dirigidas por el Estado y el Partido y penetran en el mundo académico latinoamericano».
Existen dos grandes entidades regionales para la producción y difusión de ideas dentro del mundo académico latinoamericano. Una de ellas, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), es una institución internacional no gubernamental de ciencias sociales que cuenta con una de las mayores redes de centros en el ámbito de las ciencias sociales de América Latina. Otra, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), es una organización intergubernamental, autónoma y universitaria, con numerosos capítulos avalados por la UNESCO. Dos publicaciones recientes de CLACSO y FLACSO reproducen posiciones oficiales del PCCh sobre la historia del país que legitiman el modelo económico verticalista de la RPC y su enfoque autocrático de los derechos humanos como alternativa a los modelos democráticos. CLACSO, apoyada por la Academia China de Ciencias Sociales y, en última instancia, por el Consejo de Estado de la RPC, también se hizo eco y promovió la narrativa de Pekín sobre la "historia de éxito" de la economía china que el Partido-Estado ha pregonado desde 1949. La publicación de FLACSO incluía incluso una contribución de Wang Yi, miembro del Buró Político del Comité Central del PCCh y antiguo Consejero de Estado de la RPC. Estos ejemplos ilustran la forma en que algunos intelectuales han repetido las conocidas ideas del PCCh y han pedido que se aplique en América Latina el "modelo diferente de democracia" de China, en oposición a la concepción liberal de la democracia.
Las élites iliberales y algunos partidos de todo el espectro político se han convertido -cada vez más- en difusores de narrativas favorables a la visión del mundo del PCCh. Su retorcida adopción de la retórica multipolar converge con los intereses de Pekín de desafiar el orden internacional y amplificar las narrativas positivas sobre los modelos de gobernanza autoritarios. Estos vínculos, antes limitados a los intercambios tecnológicos y comerciales, han saltado ahora a la arena política. Por ejemplo, algunos líderes políticos de tendencia socialista han "legitimado y amplificado el discurso fascista ruso" al apoyar el supuesto casus belli de Rusia sobre Ucrania como una lucha antiimperialista contra el imperialismo liderado por Estados Unidos.
Mientras América Latina busca una forma independiente de representar sus intereses en la escena mundial, China puede proporcionar beneficios económicos sin necesidad de que sea considerada un modelo político. Sin embargo, forjar este camino exigiría abandonar las narrativas que reproducen visiones autocráticas contrarias a la historia democrática y a las tradiciones políticas de América Latina.
Armando Chaguaceda es investigador en Gobierno y Análisis Político AC (GAPAC). X: @DMando21
Julio Martínez Ellsburg, Expediente Abierto
El "poder incisivo" del PCC en sectores no gubernamentales clave de América Latina ha crecido de manera constante en las últimas décadas. En Expediente Abierto hemos seguido de cerca esta labor a través de nuestros esfuerzos periodísticos y publicaciones académicas producidas por el Observatorio de China en Centroamérica y como socios locales del Índice de China, analizando los desarrollos en El Salvador, Argentina y Uruguay.
El PRC ha trabajado intensamente para ganarse el favor de los medios de comunicación y el mundo académico centroamericanos. Estos esfuerzos incluyen viajes pagados, conferencias políticas, asociaciones académicas y becas a China. Incluso en un país pequeño como El Salvador, más de cien periodistas visitaron China para participar en un viaje de medios al establecer relaciones en 2018, y al menos 29 periodistas de Honduras viajaron a China en el año posterior al establecimiento de los lazos. Estos viajes, con todos los gastos cubiertos por Pekín, incluyeron a periodistas de televisión, prensa escrita y radio. Los horarios suelen estar estrictamente controlados, y los participantes se entrevistan con representantes diplomáticos y comerciales. Estos funcionarios esbozan la postura oficial del Partido-Estado, por ejemplo, defendiendo a la RPC como socio geopolítico superior, frente a Taiwán. Mientras tanto, las empresas afiliadas al Estado chino también compran regularmente anuncios en los medios de comunicación locales, lo que a veces hace que los periodistas se lo piensen dos veces antes de publicar informes que critiquen a China.
Estas afiladas herramientas de poder también se utilizan en momentos políticos críticos para el régimen del PCCh. Por ejemplo, en la región se han desplegado campañas de influencia para defender la postura de Pekín sobre sus abusos contra los derechos humanos en Xinjiang o para presentarlo como líder mundial en la lucha contra el coronavirus. El apoyo a estas campañas se difundió en América Latina con la ayuda de personas influyentes, políticos y fuentes de noticias locales. Estas campañas también han difundido mensajes positivos sobre autócratas de la región, como Nicolás Maduro en Venezuela. Desafortunadamente, las audiencias latinoamericanas rara vez entienden que estos medios con canales regionales, como CGTN news o Xinhua, están controlados directamente por el principal órgano de propaganda del PCCh (conocido como Departamento de Publicidad) en lugar de ser fuentes de noticias independientes. Es especialmente preocupante cuando estas fuentes de noticias vinculadas al PCCh se coordinan con otros medios de comunicación vinculados al autoritarismo, como RT o Telesur.
«Por desgracia, el público latinoamericano rara vez comprende que estos medios con canales regionales, como CGTN news o Xinhua, están controlados directamente por el principal órgano de propaganda del PCCh (conocido como Departamento de Publicidad) en lugar de ser fuentes de noticias independientes».
A medida que el apoyo popular a la democracia sigue disminuyendo en la región, es esencial comprender cómo las narrativas del PCCh siguen ganando terreno entre los aliados autocráticos de América Latina en detrimento de las voces no autocráticas.
Julio Martínez Ellsburg es jefe de programas de Expediente Abierto y consultor en temas de desarrollo internacional. X: @martinezjuliod
Hernán Alberro, Foro 2000
En la década de 1990, la imagen predominante de la República Popular China en los medios de comunicación y entre las élites empresariales de toda América Latina era la de un mercado ideal para la exportación y la inversión, listo para explotar la mano de obra y otros recursos de China. Sin embargo, esta perspectiva pasaba por alto el potencial poder adquisitivo del país, y la idea de exportar bienes a China ha ido perdiendo brillo desde que la RPC se ha convertido en un importante productor y exportador por derecho propio.
Si bien es posible que en un principio la RPC se relacionara con América Latina principalmente por motivos comerciales, esta postura parece haber evolucionado. La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia creó una nueva narrativa que las autoridades de la RPC podían explotar y propagar en América Latina: la amplia promoción de su papel como actor benévolo y pacifista en la escena mundial. Incluso cuando el crecimiento económico de la RPC ha empezado a ralentizarse, Xi Jinping presenta ahora a su nación como una potencia global alternativa, caracterizada por "la paz, la conciencia medioambiental y el compromiso con el multilateralismo". Renunciando a sus ambiciones hegemónicas, el Partido-Estado se presenta como un participante colaborativo en la construcción de un mundo mejor.
Entrevistas con periodistas, académicos y activistas latinoamericanos han revelado una incredulidad generalizada ante la idea de que la RPC exporte su modelo político o de que los gobiernos latinoamericanos adopten una "democracia a la china". "Los chinos sólo buscan negocios", decían. Sin embargo, estas nuevas narrativas de la RPC sugieren lo contrario, particularmente cuando uno ve el apoyo histórico entre Evo Morales (Bolivia), Hugo Chávez y Nicolás Maduro (Venezuela), Rafael Corea (Ecuador), Raúl Castro (Cuba), o Daniel Ortega (Nicaragua) y la RPC. ¿No deberían reflexionar ahora las élites latinoamericanas sobre lo que ofrece realmente la RPC? ¿Es sensato abrazar un régimen autoritario que reprime las libertades individuales, encarcela a artistas y reprime las voces disidentes y las diversas creencias religiosas? Ya es hora de que los medios de comunicación, los periodistas, los académicos y las élites latinoamericanas dejen de lado las verdades parciales propagadas por el PCCh y adopten una perspectiva más completa sobre el surgimiento y la influencia de China en América Latina. Sólo así podrá la región tomar decisiones informadas sobre su trayectoria futura y resistir el atractivo de las narrativas autoritarias.
«Ya es hora de que los medios de comunicación, los periodistas, los académicos y las élites latinoamericanas dejen de lado las verdades parciales propagadas por el PCCh y adopten una perspectiva más integral sobre el surgimiento y la influencia de China en América Latina. Sólo así podrá la región tomar decisiones informadas sobre su trayectoria futura y resistir el atractivo de las narrativas autoritarias».
Hernán Alberro es consultor en asuntos internacionales y derechos humanos y actualmente trabaja como investigador asociado en el Foro 2000 Internacional en Madrid. Linkedin: @halberro
Este artículo se publicó originalmente el 2 de mayo de 2024 en la web de la National Endowment for Democracy (NED).
Sascha Hannig, Armando Chaguaceda, Julio Martínez Ellsburg y Hernán AlberroSascha Hannig es analista internacional con experiencia en América Latina y como reportero financiero, actualmente trabaja como asistente ejecutivo en el Centro de Análisis para la Democracia, Chile (CAD Chile) y como asistente de investigación en Global Governance Research con la Universidad Hitotsubashi en Tokio.
Armando Chaguaceda es investigador en Gobierno y Análisis Político AC (GAPAC).
Julio Martínez Ellsburg es jefe de programas de Expediente Abierto y consultor en temas de desarrollo internacional.
Hernán Alberro es consultor en asuntos internacionales y derechos humanos y actualmente trabaja como investigador asociado en el Foro 2000 Internacional en Madrid.
Publicado el 2 de mayo de 2024 por Amaris Rancy
Editado por Nick Nunez y Kevin Sheives
El Foro Internacional de Estudios Democráticos pidió a cuatro destacados expertos latinoamericanos de la sociedad civil sus reflexiones acerca de la siguiente pregunta: Fuera del ámbito gubernamental, ¿cómo utilizan los canales de propaganda y medios de comunicación del Partido Comunista Chino (PCCh) a figuras influyentes de los medios de comunicación, académicos y políticos de América Latina para promover narrativas autoritarias y modelos de gobernanza?
Esta gran pregunta se basa en las conclusiones de un informe elaborado conjuntamente por Mariví Marín Vásquez (ProBox) e Iria Puyosa (DFRLab), en el que se destacan la forma en la que los gobiernos autocráticos de América Latina y personas influyentes en las sociedades más abiertas colaboran con China, Rusia y otros países para promover discursos autoritarios. El informe destaca cómo "los autoritarios trabajan para degradar el orden internacional basado en normas en favor de un mundo en el que el coste de alcanzar el poder por medios no democráticos y violar los derechos fundamentales de las personas sea insignificante".
Bajo la dirección de Xi Jinping, la República Popular China (RPC) está proyectando una campaña de "poder incisivo" (o sharp power, en inglés) para exportar herramientas autoritarias y erosionar la sociedad civil y el sector no gubernamental en América Latina. Muchos autócratas de la región han adoptado con entusiasmo el manual de Xi y ahora emplean esas herramientas a nivel nacional para reprimir los movimientos de oposición y a sus socios de la sociedad civil. Con la movilización de recursos, experiencia y la acción colectiva, la sociedad civil puede reforzar las defensas de la democracia liberal contra las campañas de información manipuladas y defender la integridad de las instituciones democráticas en todo el mundo.
Sascha Hannig Núñez, CAD Chile
La República Popular China (RPC) ejerce su influencia en América Latina a través de individuos que tienen conexiones con los intereses de Pekín en la región o se benefician de ellos. Como consecuencia de esta relación, muchas de estas élites -empresarios, académicos y personas influyentes en las redes sociales, entre otros- evitan debatir cuestiones sensibles relativas a la vinculación de China con la región.
Por ejemplo, el departamento de propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh) y los medios de comunicación asociados al Estado producen contenidos pagados para los medios de comunicación en los que se entrevista a relevantes figuras de las élites sobre las relaciones de su país con China. Estas personas a menudo realizan lobby o entablan relaciones comerciales con empresas estatales chinas, lo que lleva implícito un discurso alrededor del compromiso económico de la RPC en América Latina. En consecuencia, estas instituciones promueven narrativas alternativas favorables a la visión del mundo del Partido-Estado.
El empresario chileno Andrónico Luksic, por ejemplo, tiene fuertes lazos comerciales con China, y sus esfuerzos filantrópicos reflejan esta relación. No sólo la Luksic Scholars Foundation ofreció becas para un programa de intercambio universitario en China, sino que también contribuyó decisivamente a la instalación de la facultad Tsinghua de Estudios Latinoamericanos en Santiago, estrechamente afiliada a la facultad Tsinghua de China. Estas opiniones son luego amplificadas por los medios de comunicación tradicionales chilenos o son citadas por académicos en sus investigaciones, perpetuando las narrativas positivas sobre la RPC.
En el mundo académico latinoamericano, los Institutos Confucio han firmado acuerdos de colaboración en una decena de países. A pesar de su conexión con el PCCh, son una fuente crucial de financiación para estudios y lengua chinos en América Latina. También atraen a investigadores y docentes, ejerciendo sobre ellos una presión indirecta para que apoyen las narrativas oficiales del PCCh en los temas sensibles.
La pandemia de COVID-19 marcó un punto de inflexión en este esfuerzo de Pekín. China Media Group (CMG), apoyado por el PCCh, redobló sus esfuerzos para cambiar la percepción del público local sobre el papel de China en la crisis internacional. En nuestro reciente estudio, "China Media Group (CMG) en Español: Analizando la presencia de los medios estatales chinos de YouTube en habla hispana", medimos cómo los canales estatales chinos de YouTube promovían estas narrativas en la región. Los canales de CMG difundieron contenidos en toda América Latina que se alineaban con las narrativas de la RPC sobre el COVID-19; y repitieron lo dicho por otros canales de medios estatales como RT de Rusia y TeleSur de Venezuela. Dado que sólo hay un puñado de "influencers que produzcan contenido chino" en América Latina, los canales oficiales son a menudo la principal ventana a la cultura, la lengua y la política chinas. Además, los pocos "influencers" que hablan de China para audiencias hispanohablantes rara vez critican al PCCh. En su mayoría afirman haber tenido experiencias positivas en la RPC que comparten abiertamente, aunque ése no sea el enfoque de sus canales.
«La pandemia de COVID-19 marcó un punto de inflexión en los esfuerzos de Pekín. China Media Group (CMG), apoyado por el PCCh, redobló sus esfuerzos para cambiar la percepción del público local sobre el papel de China en la crisis internacional».
Hasta el momento no hay pruebas de que el CMG o alguna institución china pague a estos pocos influencers, pero existen evidencias en el mundo angloparlante que muestran que la influencia ejercida online por figuras públicas para promover dichas narrativas no es una estrategia infrecuente de la RPC, lo que merecería una mayor investigación en el contexto latinoamericano. Aun así, la falta de un discurso alternativo consistente y más imparcial hace que, en general, en el Internet en español las noticias negativas relacionadas con China son desconocidas, salvo contadas excepciones.
Sascha Hannig es analista internacional con experiencia en América Latina y como reportero financiero, actualmente trabaja como asistente ejecutivo en el Centro de Análisis para la Democracia, Chile (CAD Chile) y como asistente de investigación en Global Governance Research con la Universidad Hitotsubashi en Tokio. X: @SaschaHannig
Armando Chaguaceda, GAPAC
Si bien la estrategia de Pekín para pregonar la superioridad de su modelo de desarrollo hace uso de una ofensiva comunicacional y diplomática, también promueve narrativas a través de instituciones académicas y universidades. En América Latina -como en Occidente- la comunidad académica tiene un gran impacto en la educación de líderes políticos, funcionarios, periodistas y activistas sociales. Para Pekín, las operaciones de adoctrinamiento e influencia maligna emanan de las instituciones dirigidas por el Estado y el Partido y penetran en el mundo académico latinoamericano para cambiar la percepción global de la RPC, profundizar en la aceptación de las narrativas por Pekín, convertir estas narrativas en agendas políticamente viables y, en última instancia, conseguir apoyo popular para los líderes políticos y activistas sociales de América Latina.
«En América Latina -al igual que en Occidente- la comunidad académica tiene un gran impacto en la educación de líderes políticos, funcionarios, periodistas y activistas sociales. Para Pekín, las operaciones de adoctrinamiento e influencia maligna emanan de las instituciones dirigidas por el Estado y el Partido y penetran en el mundo académico latinoamericano».
Existen dos grandes entidades regionales para la producción y difusión de ideas dentro del mundo académico latinoamericano. Una de ellas, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), es una institución internacional no gubernamental de ciencias sociales que cuenta con una de las mayores redes de centros en el ámbito de las ciencias sociales de América Latina. Otra, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), es una organización intergubernamental, autónoma y universitaria, con numerosos capítulos avalados por la UNESCO. Dos publicaciones recientes de CLACSO y FLACSO reproducen posiciones oficiales del PCCh sobre la historia del país que legitiman el modelo económico verticalista de la RPC y su enfoque autocrático de los derechos humanos como alternativa a los modelos democráticos. CLACSO, apoyada por la Academia China de Ciencias Sociales y, en última instancia, por el Consejo de Estado de la RPC, también se hizo eco y promovió la narrativa de Pekín sobre la "historia de éxito" de la economía china que el Partido-Estado ha pregonado desde 1949. La publicación de FLACSO incluía incluso una contribución de Wang Yi, miembro del Buró Político del Comité Central del PCCh y antiguo Consejero de Estado de la RPC. Estos ejemplos ilustran la forma en que algunos intelectuales han repetido las conocidas ideas del PCCh y han pedido que se aplique en América Latina el "modelo diferente de democracia" de China, en oposición a la concepción liberal de la democracia.
Las élites iliberales y algunos partidos de todo el espectro político se han convertido -cada vez más- en difusores de narrativas favorables a la visión del mundo del PCCh. Su retorcida adopción de la retórica multipolar converge con los intereses de Pekín de desafiar el orden internacional y amplificar las narrativas positivas sobre los modelos de gobernanza autoritarios. Estos vínculos, antes limitados a los intercambios tecnológicos y comerciales, han saltado ahora a la arena política. Por ejemplo, algunos líderes políticos de tendencia socialista han "legitimado y amplificado el discurso fascista ruso" al apoyar el supuesto casus belli de Rusia sobre Ucrania como una lucha antiimperialista contra el imperialismo liderado por Estados Unidos.
Mientras América Latina busca una forma independiente de representar sus intereses en la escena mundial, China puede proporcionar beneficios económicos sin necesidad de que sea considerada un modelo político. Sin embargo, forjar este camino exigiría abandonar las narrativas que reproducen visiones autocráticas contrarias a la historia democrática y a las tradiciones políticas de América Latina.
Armando Chaguaceda es investigador en Gobierno y Análisis Político AC (GAPAC). X: @DMando21
Julio Martínez Ellsburg, Expediente Abierto
El "poder incisivo" del PCC en sectores no gubernamentales clave de América Latina ha crecido de manera constante en las últimas décadas. En Expediente Abierto hemos seguido de cerca esta labor a través de nuestros esfuerzos periodísticos y publicaciones académicas producidas por el Observatorio de China en Centroamérica y como socios locales del Índice de China, analizando los desarrollos en El Salvador, Argentina y Uruguay.
El PRC ha trabajado intensamente para ganarse el favor de los medios de comunicación y el mundo académico centroamericanos. Estos esfuerzos incluyen viajes pagados, conferencias políticas, asociaciones académicas y becas a China. Incluso en un país pequeño como El Salvador, más de cien periodistas visitaron China para participar en un viaje de medios al establecer relaciones en 2018, y al menos 29 periodistas de Honduras viajaron a China en el año posterior al establecimiento de los lazos. Estos viajes, con todos los gastos cubiertos por Pekín, incluyeron a periodistas de televisión, prensa escrita y radio. Los horarios suelen estar estrictamente controlados, y los participantes se entrevistan con representantes diplomáticos y comerciales. Estos funcionarios esbozan la postura oficial del Partido-Estado, por ejemplo, defendiendo a la RPC como socio geopolítico superior, frente a Taiwán. Mientras tanto, las empresas afiliadas al Estado chino también compran regularmente anuncios en los medios de comunicación locales, lo que a veces hace que los periodistas se lo piensen dos veces antes de publicar informes que critiquen a China.
Estas afiladas herramientas de poder también se utilizan en momentos políticos críticos para el régimen del PCCh. Por ejemplo, en la región se han desplegado campañas de influencia para defender la postura de Pekín sobre sus abusos contra los derechos humanos en Xinjiang o para presentarlo como líder mundial en la lucha contra el coronavirus. El apoyo a estas campañas se difundió en América Latina con la ayuda de personas influyentes, políticos y fuentes de noticias locales. Estas campañas también han difundido mensajes positivos sobre autócratas de la región, como Nicolás Maduro en Venezuela. Desafortunadamente, las audiencias latinoamericanas rara vez entienden que estos medios con canales regionales, como CGTN news o Xinhua, están controlados directamente por el principal órgano de propaganda del PCCh (conocido como Departamento de Publicidad) en lugar de ser fuentes de noticias independientes. Es especialmente preocupante cuando estas fuentes de noticias vinculadas al PCCh se coordinan con otros medios de comunicación vinculados al autoritarismo, como RT o Telesur.
«Por desgracia, el público latinoamericano rara vez comprende que estos medios con canales regionales, como CGTN news o Xinhua, están controlados directamente por el principal órgano de propaganda del PCCh (conocido como Departamento de Publicidad) en lugar de ser fuentes de noticias independientes».
A medida que el apoyo popular a la democracia sigue disminuyendo en la región, es esencial comprender cómo las narrativas del PCCh siguen ganando terreno entre los aliados autocráticos de América Latina en detrimento de las voces no autocráticas.
Julio Martínez Ellsburg es jefe de programas de Expediente Abierto y consultor en temas de desarrollo internacional. X: @martinezjuliod
Hernán Alberro, Foro 2000
En la década de 1990, la imagen predominante de la República Popular China en los medios de comunicación y entre las élites empresariales de toda América Latina era la de un mercado ideal para la exportación y la inversión, listo para explotar la mano de obra y otros recursos de China. Sin embargo, esta perspectiva pasaba por alto el potencial poder adquisitivo del país, y la idea de exportar bienes a China ha ido perdiendo brillo desde que la RPC se ha convertido en un importante productor y exportador por derecho propio.
Si bien es posible que en un principio la RPC se relacionara con América Latina principalmente por motivos comerciales, esta postura parece haber evolucionado. La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia creó una nueva narrativa que las autoridades de la RPC podían explotar y propagar en América Latina: la amplia promoción de su papel como actor benévolo y pacifista en la escena mundial. Incluso cuando el crecimiento económico de la RPC ha empezado a ralentizarse, Xi Jinping presenta ahora a su nación como una potencia global alternativa, caracterizada por "la paz, la conciencia medioambiental y el compromiso con el multilateralismo". Renunciando a sus ambiciones hegemónicas, el Partido-Estado se presenta como un participante colaborativo en la construcción de un mundo mejor.
Entrevistas con periodistas, académicos y activistas latinoamericanos han revelado una incredulidad generalizada ante la idea de que la RPC exporte su modelo político o de que los gobiernos latinoamericanos adopten una "democracia a la china". "Los chinos sólo buscan negocios", decían. Sin embargo, estas nuevas narrativas de la RPC sugieren lo contrario, particularmente cuando uno ve el apoyo histórico entre Evo Morales (Bolivia), Hugo Chávez y Nicolás Maduro (Venezuela), Rafael Corea (Ecuador), Raúl Castro (Cuba), o Daniel Ortega (Nicaragua) y la RPC. ¿No deberían reflexionar ahora las élites latinoamericanas sobre lo que ofrece realmente la RPC? ¿Es sensato abrazar un régimen autoritario que reprime las libertades individuales, encarcela a artistas y reprime las voces disidentes y las diversas creencias religiosas? Ya es hora de que los medios de comunicación, los periodistas, los académicos y las élites latinoamericanas dejen de lado las verdades parciales propagadas por el PCCh y adopten una perspectiva más completa sobre el surgimiento y la influencia de China en América Latina. Sólo así podrá la región tomar decisiones informadas sobre su trayectoria futura y resistir el atractivo de las narrativas autoritarias.
«Ya es hora de que los medios de comunicación, los periodistas, los académicos y las élites latinoamericanas dejen de lado las verdades parciales propagadas por el PCCh y adopten una perspectiva más integral sobre el surgimiento y la influencia de China en América Latina. Sólo así podrá la región tomar decisiones informadas sobre su trayectoria futura y resistir el atractivo de las narrativas autoritarias».
Hernán Alberro es consultor en asuntos internacionales y derechos humanos y actualmente trabaja como investigador asociado en el Foro 2000 Internacional en Madrid. Linkedin: @halberro
Este artículo se publicó originalmente el 2 de mayo de 2024 en la web de la National Endowment for Democracy (NED).
Armando Chaguaceda es investigador en Gobierno y Análisis Político AC (GAPAC).
Julio Martínez Ellsburg es jefe de programas de Expediente Abierto y consultor en temas de desarrollo internacional.
Hernán Alberro es consultor en asuntos internacionales y derechos humanos y actualmente trabaja como investigador asociado en el Foro 2000 Internacional en Madrid.