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Análisis Sínico
Trump: escalada con China y efectos en América Latina
Parece claro que la nueva administración norteamericana intensificará las tensiones con China. Junto con el daño a vínculos clave en la región y la naturaleza caótica y grosera de Trump, esto podría apoyar inadvertidamente la posición de China. A la vez, la política de la nueva administración de Estados Unidos hacia China podría traer algunos resultados positivos. De hecho, Trump y los republicanos han sido más eficaces a la hora de contrarrestar la amenaza de China para la estabilidad regional y el orden mundial que los demócratas.Por Filip Jirouš
Segunda presidencia de Trump: ¿qué esperar? Si se toman al pie de la letra, su retórica y propuestas implicarían una reestructuración profunda del gobierno federal y un cambio de muchas políticas de larga data. Desde luego, debemos esperar cambios ideológicos y políticos en el resto del mundo, ya que la política estadounidense sigue marcando tendencia, especialmente en la política europea. Pero otras dos regiones del mundo –América Latina y Asia– podrían verse también afectadas por el impacto en el comercio y el aumento de las tensiones, especialmente con China.
Trump ha ganado claramente en dos asuntos: seguridad fronteriza y economía.
México, por ejemplo. Los ataques de Trump a Biden y la supuesta incapacidad de Harris para asegurar la frontera y detener la inmigración ilegal. Ello creó una atmósfera de miedo y una imagen de Trump como hombre fuerte que pondrá fin a la crisis. En octubre sorprendió con su amenaza de utilizar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798.
Ello le permitiría deportar a 20 millones de personas, si declara a México, o específicamente a los traficantes de personas mexicanos, como enemigos de guerra. Estos millones de deportados serían principalmente latinoamericanos y destrozarían familias de inmigrantes parcialmente legales, provocando una crisis diplomática con sus países de origen.
En economía, Trump dijo en una reunión con empresarios: «para mí, la palabra más hermosa del diccionario es 'arancel'». Y ha reiterado su intención de elevar los aranceles a las importaciones, especialmente a las chinas. Trump ya estableció aranceles a las mercancías chinas durante su primera presidencia, medida considerada un éxito político que fue adoptada por la administración Biden.
Aunque existe un consenso bipartidista sobre la necesidad de actuar contra el expansionismo de China, Harris denunció en campaña las nuevas propuestas arancelarias de Trump como una amenaza para el comercio mundial. El temor es que Trump vaya demasiado lejos.
Dependiendo de su aplicación real, estos nuevos aranceles podrían dañar seriamente la economía china, aún muy orientada a la exportación. Pero los expertos advierten de que el proteccionismo de Trump afectará también a otros exportadores asiáticos y, potencialmente, a otros socios estadounidenses como Europa y América Latina.
En particular, Brasil ya se prepara para nuevos aranceles a la importación. Pero otros países latinoamericanos, especialmente aquellos percibidos como poco amistosos con EEUU y con gobiernos de izquierdas, podrían ser objetivos. En su afán de proteger los intereses estadounidenses, Trump podría perturbar las cadenas de suministro y las relaciones comerciales mundiales.
Con todo, es probable que Trump continúe y amplíe su política de tratar a China como una amenaza. Aunque, de nuevo, esta estrategia también fue adoptada por los demócratas, Trump se plantea presionar con más fuerza tanto a China como a sus aliados si no actúan lo suficiente contra la superpotencia asiática. Algunos expertos creen que Trump podría presionar a los países latinoamericanos y a otras regiones para que limiten sus lazos con China, o para que sigan el ejemplo de Milei en Argentina (quién por cierto ha suavizado su retórica antichina).
Que Trump adopte una postura más hostil hacia China se ve también respaldada por la elección de su gabinete. Trump piensa en el senador Marco Rubio para Secretario de Estado. Percibido como un halcón, según él la pretensión de China de redefinir las normas e instituciones internacionales para servir a los intereses del Partido Comunista es «la cuestión geopolítica clave del siglo XXI». Rubio fue uno de los primeros en exigir al gobierno federal que actúe contra TikTok y Huawei.
Del mismo modo, Trump habría elegido a Michael Waltz, un oficial retirado de la Guardia Nacional del Ejército, como su asesor de seguridad nacional, un puesto clave en materia de seguridad y política exterior. Waltz pidió el boicot estadounidense a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022 por el bloqueo de China a dar información relativa al Covid-19.
Al mismo tiempo, otra derivada de la caótica política de «América primero» de Trump podría provocar fisuras con un aliado estratégico en Asia: Taiwán. El presidente electo quiere que Taiwán pague por su «protección» y compre más armamento estadounidense. Pero Trump fue más allá al afirmar que Taiwán «robó» a EE.UU. el «negocio de los chips».
Si lo dijo en serio, no es descartable que Trump regule las importaciones de chips taiwaneses o interrumpa la cooperación en materia de semiconductores entre empresas de ambos países. De un modo u otro, Taiwán debe preparase para un nuevo capítulo incómodo en las relaciones bilaterales.
Sin duda, parece claro que la nueva administración norteamericana intensificará las tensiones con China. Junto con el daño a vínculos clave en la región y la naturaleza caótica y grosera de Trump, esto podría apoyar inadvertidamente la posición de China. A la vez, la política de la nueva administración de Estados Unidos hacia China podría traer algunos resultados positivos. De hecho, Trump y los republicanos han sido más eficaces a la hora de contrarrestar la amenaza de China para la estabilidad regional y el orden mundial que los demócratas.
Sin embargo, como en muchos otros ámbitos, nosotros, el resto del mundo, tenemos que estar preparados para hacer más por nuestra cuenta para proteger nuestras instituciones y valores, porque los Estados Unidos de Trump es un país impredecible con el que no se puede contar.
Filip Jirouš Investigador independiente sobre China y analista freelance de riesgos políticos en China. Ha publicado sobre la cooperación de universidades checas con instituciones vinculadas al Ejército Popular de Liberación, las actividades de propaganda del sistema de Frente Unido del Partido Comunista chino (PCCh) en Europa y otros aspectos de la labor de influencia del partido-estado. Su trabajo ha sido citado en debates parlamentarios, publicaciones académicas e investigaciones periodísticas. Colaborador de «Análisis Sínico» en www.cadal.org.
Segunda presidencia de Trump: ¿qué esperar? Si se toman al pie de la letra, su retórica y propuestas implicarían una reestructuración profunda del gobierno federal y un cambio de muchas políticas de larga data. Desde luego, debemos esperar cambios ideológicos y políticos en el resto del mundo, ya que la política estadounidense sigue marcando tendencia, especialmente en la política europea. Pero otras dos regiones del mundo –América Latina y Asia– podrían verse también afectadas por el impacto en el comercio y el aumento de las tensiones, especialmente con China.
Trump ha ganado claramente en dos asuntos: seguridad fronteriza y economía.
México, por ejemplo. Los ataques de Trump a Biden y la supuesta incapacidad de Harris para asegurar la frontera y detener la inmigración ilegal. Ello creó una atmósfera de miedo y una imagen de Trump como hombre fuerte que pondrá fin a la crisis. En octubre sorprendió con su amenaza de utilizar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798.
Ello le permitiría deportar a 20 millones de personas, si declara a México, o específicamente a los traficantes de personas mexicanos, como enemigos de guerra. Estos millones de deportados serían principalmente latinoamericanos y destrozarían familias de inmigrantes parcialmente legales, provocando una crisis diplomática con sus países de origen.
En economía, Trump dijo en una reunión con empresarios: «para mí, la palabra más hermosa del diccionario es 'arancel'». Y ha reiterado su intención de elevar los aranceles a las importaciones, especialmente a las chinas. Trump ya estableció aranceles a las mercancías chinas durante su primera presidencia, medida considerada un éxito político que fue adoptada por la administración Biden.
Aunque existe un consenso bipartidista sobre la necesidad de actuar contra el expansionismo de China, Harris denunció en campaña las nuevas propuestas arancelarias de Trump como una amenaza para el comercio mundial. El temor es que Trump vaya demasiado lejos.
Dependiendo de su aplicación real, estos nuevos aranceles podrían dañar seriamente la economía china, aún muy orientada a la exportación. Pero los expertos advierten de que el proteccionismo de Trump afectará también a otros exportadores asiáticos y, potencialmente, a otros socios estadounidenses como Europa y América Latina.
En particular, Brasil ya se prepara para nuevos aranceles a la importación. Pero otros países latinoamericanos, especialmente aquellos percibidos como poco amistosos con EEUU y con gobiernos de izquierdas, podrían ser objetivos. En su afán de proteger los intereses estadounidenses, Trump podría perturbar las cadenas de suministro y las relaciones comerciales mundiales.
Con todo, es probable que Trump continúe y amplíe su política de tratar a China como una amenaza. Aunque, de nuevo, esta estrategia también fue adoptada por los demócratas, Trump se plantea presionar con más fuerza tanto a China como a sus aliados si no actúan lo suficiente contra la superpotencia asiática. Algunos expertos creen que Trump podría presionar a los países latinoamericanos y a otras regiones para que limiten sus lazos con China, o para que sigan el ejemplo de Milei en Argentina (quién por cierto ha suavizado su retórica antichina).
Que Trump adopte una postura más hostil hacia China se ve también respaldada por la elección de su gabinete. Trump piensa en el senador Marco Rubio para Secretario de Estado. Percibido como un halcón, según él la pretensión de China de redefinir las normas e instituciones internacionales para servir a los intereses del Partido Comunista es «la cuestión geopolítica clave del siglo XXI». Rubio fue uno de los primeros en exigir al gobierno federal que actúe contra TikTok y Huawei.
Del mismo modo, Trump habría elegido a Michael Waltz, un oficial retirado de la Guardia Nacional del Ejército, como su asesor de seguridad nacional, un puesto clave en materia de seguridad y política exterior. Waltz pidió el boicot estadounidense a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022 por el bloqueo de China a dar información relativa al Covid-19.
Al mismo tiempo, otra derivada de la caótica política de «América primero» de Trump podría provocar fisuras con un aliado estratégico en Asia: Taiwán. El presidente electo quiere que Taiwán pague por su «protección» y compre más armamento estadounidense. Pero Trump fue más allá al afirmar que Taiwán «robó» a EE.UU. el «negocio de los chips».
Si lo dijo en serio, no es descartable que Trump regule las importaciones de chips taiwaneses o interrumpa la cooperación en materia de semiconductores entre empresas de ambos países. De un modo u otro, Taiwán debe preparase para un nuevo capítulo incómodo en las relaciones bilaterales.
Sin duda, parece claro que la nueva administración norteamericana intensificará las tensiones con China. Junto con el daño a vínculos clave en la región y la naturaleza caótica y grosera de Trump, esto podría apoyar inadvertidamente la posición de China. A la vez, la política de la nueva administración de Estados Unidos hacia China podría traer algunos resultados positivos. De hecho, Trump y los republicanos han sido más eficaces a la hora de contrarrestar la amenaza de China para la estabilidad regional y el orden mundial que los demócratas.
Sin embargo, como en muchos otros ámbitos, nosotros, el resto del mundo, tenemos que estar preparados para hacer más por nuestra cuenta para proteger nuestras instituciones y valores, porque los Estados Unidos de Trump es un país impredecible con el que no se puede contar.