Prensa
La herencia del Presidente argentino: Néstor Kirchner legará un gobierno popular pero con costos que todavía no se sienten
Fuente: El Mercurio (Chile)
Ignacio Arana Araya
Instituciones debilitadas y una inflación en peligro de descontrolarse son dos herencias de dudoso atractivo.
IGNACIO ARANA ARAYA
Enviado especial
BUENOS AIRES.– La alta popularidad del Presidente Néstor Kirchner durante casi todo su mandato, la misma que se prevé favorezca el anunciado triunfo de su esposa, Cristina Fernández, en las elecciones presidenciales de hoy, se construyó con un conjunto de decisiones que heredará algunos costos para el futuro Mandatario argentino.
Kirchner ganó las elecciones de 2003 con sólo el 22% de los votos (no hubo segunda vuelta porque Carlos Menem se retiró) y asumió el mando de un país con crisis de representatividad y drásticamente pauperizado. El ex gobernador de Santa Cruz era poco conocido y la misión que asumía era muy adversa, pero también le permitía partir desde abajo y erigirse como salvador.
"Al país lo sacó adelante. Lo puso en marcha. Las fuentes de trabajo se reactivaron, el turismo, las fábricas", dice a este diario el taxista David Serrano (55).
"Reconstruyó rápidamente la autoridad presidencial, que estaba muy diluida, y en poco tiempo le dio sustentabilidad a un sistema político que estaba muy endeble", comenta a "El Mercurio" Sergio Berensztein, politólogo de la Universidad Torcuato di Tella.
Una de las fórmulas efectivas de Kirchner -acusada de cortoplacista por economistas- fue intervenir para que un tipo de cambio alto levantara las industrias locales y así rodaran los empleos y el consumo. Kirchner también se apoyó en manipular el sistema de precios con prohibiciones, controles, subsidios y amenazas. Mientras, el viento sopló a favor, gracias al rebote económico tras la crisis y la alta demanda internacional por bienes primarios.
Pero la mano de Kirchner tuvo costos que se dejarán sentir en quien le suceda. Uno de ellos, la debilitación institucional. "Creó una hiperconcentración de poder presidencial. Fue muy autoritario: desconoció la Constitución y la división de poderes, manipuló el Congreso, la Justicia, los medios de comunicación y el gasto público", sostiene Berensztein.
El director de la ONG Cadal, Gabriel Salvia, coincide. "El Congreso ha estado casi paralizado, básicamente se hace lo que pide el Poder Ejecutivo, aunque esto no es para nada nuevo. En el manejo del presupuesto nacional, el gobierno redistribuye arbitrariamente una cantidad importante de recursos, y el que no está con ellos no recibe fondos".
Hoy, los números favorecen al gobierno. Durante la gestión de Kirchner el país ha crecido a un promedio anual de 8,8%, se han creado cerca de 3 millones de empleos y según las cuestionadas cifras oficiales, la pobreza urbana cayó desde 47,8% a 23,4% en 4 años. Las grandes cifras parecen tapar con éxito los ripios ante una población en la que 7 de 10 personas se declaran indiferentes a la política.
Pero algunos creen que Kirchner le heredará a su sucesor una Argentina maquillada, que en pocos meses tendrá que frenar una inflación sostenida, asumir el alza de tarifas subvencionadas (de gas, teléfono, electricidad, transporte), las restricciones de un sistema energético que funciona al límite y un gasto fiscal de difícil sustento. También podrían pasar la cuenta la baja inversión (bordea el 22% del PIB) y una competitividad artificial por valores intervenidos.
Aunque por ahora sólo la inflación, estimada en cerca de 20% anual (7,7% según el desacreditado organismo oficial Indec), parece irritar. "Me parece que Kirchner hizo mucho, se recuperó de la crisis y creó trabajo. Aunque los precios suben mucho y los sueldos, no", dice la mesera Romina Céspedes (25).
En Argentina se le celebró mucho a Kirchner la renegociación de la deuda externa en 2005 (tras la cesación de pagos desde 2001), que condujo en términos duros con los acreedores. Pero para atraer inversiones el próximo gobierno tendría que recuperar la credibilidad internacional, debilitada también en la arena diplomática.
Mientras Kirchner se abocó a las tareas domésticas, casi no viajó, dejó plantados a varios líderes mundiales y tuvo diferencias comerciales con Brasil, energéticas con Chile y ambientales con Uruguay. "Kirchner siempre prefirió afectar la relación bilateral o multilateral antes que aparecer perjudicando al país. Para no cortar el gas a las ciudades, se lo cortó a Chile. Para no perder empleos, se enfrentó a Brasil", dice Berensztein.
El siguiente Presidente deberá lidiar también con la inseguridad y la corrupción, males que si bien podrían considerarse tradicionales, no dejan de preocupar. De hecho, la inseguridad es la principal preocupación, dijo el 39,3% de los argentinos sondeados hace poco por la consultora Poliarquía. Para el editor general adjunto de "Clarín", Ricardo Roa, el tema es tan sensible que el gobierno dejó de publicar las cifras de delitos en 2005.
Respecto de la corrupción, se han registrado varios casos que incluso llevaron a la salida de altos funcionarios, como la ex ministra de Economía Felisa Miceli, quien no explica por qué dejó una bolsa con US$ 60.000 en un baño de su ministerio.
"La sucesión de denuncias de corrupción afectó al gobierno, pero no lo suficiente como para que no gane. En marzo, obtenía 60% de los votos y ahora (Cristina) tendrá cerca de 45%. Las denuncias de corrupción fueron una de las causas de la caída, pero la oposición no supo aprovecharlo", afirma Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
Finalmente, el estilo confrontacional del gobierno -se ha enfrentado con frecuencia a empresarios, la Iglesia Católica, FF.AA., medios, firmas internacionales y locales además de los políticos opositores- deja una fricción en las relaciones entre varios sectores y el Ejecutivo. Una oposición a la defensiva será un desafío a abordar si el próximo gobierno decide negociar con sus rivales.
INFLACIÓN
SE ESTIMA que este año la inflación en Argentina llegará aproximadamente al 20%, aunque el organismo estatal dice que será de 7,7%.
El Mercurio (Chile)
Ignacio Arana Araya
Instituciones debilitadas y una inflación en peligro de descontrolarse son dos herencias de dudoso atractivo.
IGNACIO ARANA ARAYA
Enviado especial
BUENOS AIRES.– La alta popularidad del Presidente Néstor Kirchner durante casi todo su mandato, la misma que se prevé favorezca el anunciado triunfo de su esposa, Cristina Fernández, en las elecciones presidenciales de hoy, se construyó con un conjunto de decisiones que heredará algunos costos para el futuro Mandatario argentino.
Kirchner ganó las elecciones de 2003 con sólo el 22% de los votos (no hubo segunda vuelta porque Carlos Menem se retiró) y asumió el mando de un país con crisis de representatividad y drásticamente pauperizado. El ex gobernador de Santa Cruz era poco conocido y la misión que asumía era muy adversa, pero también le permitía partir desde abajo y erigirse como salvador.
"Al país lo sacó adelante. Lo puso en marcha. Las fuentes de trabajo se reactivaron, el turismo, las fábricas", dice a este diario el taxista David Serrano (55).
"Reconstruyó rápidamente la autoridad presidencial, que estaba muy diluida, y en poco tiempo le dio sustentabilidad a un sistema político que estaba muy endeble", comenta a "El Mercurio" Sergio Berensztein, politólogo de la Universidad Torcuato di Tella.
Una de las fórmulas efectivas de Kirchner -acusada de cortoplacista por economistas- fue intervenir para que un tipo de cambio alto levantara las industrias locales y así rodaran los empleos y el consumo. Kirchner también se apoyó en manipular el sistema de precios con prohibiciones, controles, subsidios y amenazas. Mientras, el viento sopló a favor, gracias al rebote económico tras la crisis y la alta demanda internacional por bienes primarios.
Pero la mano de Kirchner tuvo costos que se dejarán sentir en quien le suceda. Uno de ellos, la debilitación institucional. "Creó una hiperconcentración de poder presidencial. Fue muy autoritario: desconoció la Constitución y la división de poderes, manipuló el Congreso, la Justicia, los medios de comunicación y el gasto público", sostiene Berensztein.
El director de la ONG Cadal, Gabriel Salvia, coincide. "El Congreso ha estado casi paralizado, básicamente se hace lo que pide el Poder Ejecutivo, aunque esto no es para nada nuevo. En el manejo del presupuesto nacional, el gobierno redistribuye arbitrariamente una cantidad importante de recursos, y el que no está con ellos no recibe fondos".
Hoy, los números favorecen al gobierno. Durante la gestión de Kirchner el país ha crecido a un promedio anual de 8,8%, se han creado cerca de 3 millones de empleos y según las cuestionadas cifras oficiales, la pobreza urbana cayó desde 47,8% a 23,4% en 4 años. Las grandes cifras parecen tapar con éxito los ripios ante una población en la que 7 de 10 personas se declaran indiferentes a la política.
Pero algunos creen que Kirchner le heredará a su sucesor una Argentina maquillada, que en pocos meses tendrá que frenar una inflación sostenida, asumir el alza de tarifas subvencionadas (de gas, teléfono, electricidad, transporte), las restricciones de un sistema energético que funciona al límite y un gasto fiscal de difícil sustento. También podrían pasar la cuenta la baja inversión (bordea el 22% del PIB) y una competitividad artificial por valores intervenidos.
Aunque por ahora sólo la inflación, estimada en cerca de 20% anual (7,7% según el desacreditado organismo oficial Indec), parece irritar. "Me parece que Kirchner hizo mucho, se recuperó de la crisis y creó trabajo. Aunque los precios suben mucho y los sueldos, no", dice la mesera Romina Céspedes (25).
En Argentina se le celebró mucho a Kirchner la renegociación de la deuda externa en 2005 (tras la cesación de pagos desde 2001), que condujo en términos duros con los acreedores. Pero para atraer inversiones el próximo gobierno tendría que recuperar la credibilidad internacional, debilitada también en la arena diplomática.
Mientras Kirchner se abocó a las tareas domésticas, casi no viajó, dejó plantados a varios líderes mundiales y tuvo diferencias comerciales con Brasil, energéticas con Chile y ambientales con Uruguay. "Kirchner siempre prefirió afectar la relación bilateral o multilateral antes que aparecer perjudicando al país. Para no cortar el gas a las ciudades, se lo cortó a Chile. Para no perder empleos, se enfrentó a Brasil", dice Berensztein.
El siguiente Presidente deberá lidiar también con la inseguridad y la corrupción, males que si bien podrían considerarse tradicionales, no dejan de preocupar. De hecho, la inseguridad es la principal preocupación, dijo el 39,3% de los argentinos sondeados hace poco por la consultora Poliarquía. Para el editor general adjunto de "Clarín", Ricardo Roa, el tema es tan sensible que el gobierno dejó de publicar las cifras de delitos en 2005.
Respecto de la corrupción, se han registrado varios casos que incluso llevaron a la salida de altos funcionarios, como la ex ministra de Economía Felisa Miceli, quien no explica por qué dejó una bolsa con US$ 60.000 en un baño de su ministerio.
"La sucesión de denuncias de corrupción afectó al gobierno, pero no lo suficiente como para que no gane. En marzo, obtenía 60% de los votos y ahora (Cristina) tendrá cerca de 45%. Las denuncias de corrupción fueron una de las causas de la caída, pero la oposición no supo aprovecharlo", afirma Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
Finalmente, el estilo confrontacional del gobierno -se ha enfrentado con frecuencia a empresarios, la Iglesia Católica, FF.AA., medios, firmas internacionales y locales además de los políticos opositores- deja una fricción en las relaciones entre varios sectores y el Ejecutivo. Una oposición a la defensiva será un desafío a abordar si el próximo gobierno decide negociar con sus rivales.
INFLACIÓN
SE ESTIMA que este año la inflación en Argentina llegará aproximadamente al 20%, aunque el organismo estatal dice que será de 7,7%.