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La crisis de la economía mundial y el círculo vicioso de la economía cubana
El origen del ''círculo vicioso'' yace en la absoluta dependencia de la economía cubana del sector exterior para mantener ritmos aceptables de crecimiento, con el fin de permitir a la población superar las condiciones de penuria padecidas durante más de 40 años. Mientras esa dependencia exterior es muy elevada en fuentes de energía, equipamientos, tecnología, alimentos, materias primas, la economía cubana carece de recursos para ofrecer al mercado mundial, por lo tanto, necesita recurrir a fuentes externas de financiación que le permitan mantener sus procesos de crecimiento.
Por Elías Amor Bravo
Cada vez resulta más interesante hacer referencia al "círculo vicioso de la economía cubana" cuyas consecuencias negativas se ven acrecentadas por las notables contradicciones que se derivan del modelo de política económica de "socialismo de mercado".
Por tratar de simplificar la explicación, ese "círculo vicioso" tiene su origen en la absoluta dependencia de la economía cubana del sector exterior para mantener ritmos aceptables de crecimiento que permitieran a la población superar las condiciones de penuria en que se encuentra viviendo durante mas de 40 años. Mientras esa dependencia exterior es muy elevada en fuentes de energía, equipamientos, tecnología, alimentos, materias primas, la economía cubana carece de recursos para ofrecer al mercado mundial, de tal modo que necesita recurrir a fuentes externas de financiación que le permitan mantener sus procesos de crecimiento. El modelo económico termina trasladando al exterior el crecimiento que se desea para el país.
El régimen de Fidel Castro, desde sus primeros momentos, admitió que Cuba era incapaz de salir adelante con sus propios recursos, para no tener que realizar los ajustes impuestos por la división internacional del trabajo en la economía mundial, y escapar así del "imperialismo, la explotación y la colonización". Protegidas por las subvenciones soviéticas de la "guerra fría", las autoridades cubanas no dedicaron un solo instante a mejorar la posición competitiva de la economía cubana en el mundo, ni a consolidar ventajas de comercio internacional en aquello que Cuba fuera capaz de hacer mejor que los demás, reforzando así los lazos de dependencia externos.
Tras la caída del socialismo real, las medidas del "período especial" se orientaron a buscar fuentes alternativas de financiación exterior, garantizando así la consolidación del modelo de "socialismo de mercado" que consiste en ese marco, absolutamente novedoso, que permite a las autoridades negociar hábilmente con empresas de diferentes países, el desarrollo mixto de actividades en determinados sectores concretos, sin que ello revierta en beneficios sobre el conjunto de la población.
Tanto en un caso como en otro, y siempre con el argumento del "bloqueo" o del "embargo", el régimen cubano ha renunciado a las notables potencialidades de la economía cubana, trasladando así el posicionamiento político estalinista e intervencionista de la revolución al juego de la oferta y la demanda del mercado. Cuando en Cuba se han producido cambios - y oportunidades han habido de ello a lo largo de estos 40 años - dirigidos a dinamizar las condiciones de la producción interna, mejoras de la productividad real del trabajo, el régimen los ha eliminado, reduciendo así cualquier proceso de liberalización interna que pudiera atraer la apertura política y el desarrollo de la sociedad civil.
Sin embargo, el nuevo entorno de la economía mundial abierto tras el 11 de septiembre va a poner las cosas cada vez más difíciles a Castro. Ya lo expresé en un trabajo anterior. La coincidencia de la caída del turismo y las remesas de los exiliados van a suponer - ya lo están haciendo en este momento - un duro golpe para la economía cubana y el modelo diseñado por las autoridades, de modo que el "círculo vicioso" va a resultar cada vez más complejo de sobrellevar.
El freno al desarrollo del turismo internacional ha supuesto el cierre inmediato de la tercera parte de la oferta hotelera de la Isla, pero las consecuencias negativas de este fenómeno no han hecho más que comenzar. Por el contrario, si el régimen castrista hubiera mejorado las condiciones internas de la población, se daría cuenta de que 11 millones de cubanos también tendrían derecho a acceder a las instalaciones turísticas de Varadero o Guardalavaca, y ese sería el mejor sostenimiento en épocas de crisis como la actual. Las potencias turísticas como España, Francia o Italia saben muy bien lo importante que es el turismo interno en coyunturas como la actual.
En cuanto a las remesas de los exiliados, cabe suponer que se produzca un cierto descenso, aunque la incidencia será menos grave que la provocada por el turismo. No obstante, los primeros indicios de alarma ya se han producido. La devaluación del peso cubano respecto al dólar, no es una buena noticia para los inversores extranjeros, cuya decidida solidaridad con el régimen de Castro puede chocar con la necesidad de reportar beneficios en los consejos de administración que se celebran en las capitales occidentales. La debilidad de la moneda cubana, sin nada que vender en el exterior, salvo una escasa producción de azúcar (se habla que la cosecha volverá a descender durante este año) sólo va a servir para aumentar el coste de la factura exterior, las importaciones que necesita el régimen para atender todos los proyectos en que se encuentra inmerso. La bancarrota técnica en que se encuentra la economía cubana puede ser absolutamente real y despiadada en los próximos meses. Acuerdos como el que se cerraron con Venezuela se pueden venir al traste en la nueva coyuntura mundial.
El "círculo vicioso" se cierra así con el aumento del desempleo en la Isla y el anuncio del régimen de pedir mas sacrificios a una población que lleva 40 años viviendo en condiciones míseras. Los últimos datos relativos al desempleo, un fenómeno nuevo en la Isla, pero cada vez mas grave, apuntan a cifras que se encuentran, en algunas zonas turísticas del Este, cerca del 20%. La gravedad del desempleo se ve aumentada por el hecho de estar constituido por profesionales de alta cualificación que no reciben ayudas del gobierno. De igual modo, los pensionistas y pre-jubilados que se ven obligados a subsistir con unas retribuciones que apenas cubren el mínimo vital de subsistencia también van a tener que asumir mayores sacrificios aún.
El régimen de Castro ha hipotecado cualquier opción de hacer las cosas de forma diferente y por ello se debe preparar para afrontar un aumento continuo del malestar en amplios sectores de la población, malestar que puede desembocar en protestas sociales cuyo grado de control puede exigir al gobierno adoptar medidas contundentes que, sin lugar a dudas, no se van a ver con buenos ojos en las cancillerías occidentales. Por lo pronto, hace pocos días desde la Unión Europea, el grupo ACP al que pretende vincularse Cuba como país caribeño, ha pedido de forma explícita medidas liberalizadoras democráticas para poder participar en los fondos europeos de ayuda al desarrollo. Mal escenario para el "círculo vicioso" que, por primera vez, plantea con rotunda evidencia, las contradicciones del régimen castrista, y sobre todo quién va a continuar financiando la economía cubana.
Elías Amor Bravo es Economista y Miembro de la Dirección de la Unión Liberal Cubana.
Elías Amor BravoElías Amor Bravo es Economista y miembro de la Unión Liberal
Cubana.
Cada vez resulta más interesante hacer referencia al "círculo vicioso de la economía cubana" cuyas consecuencias negativas se ven acrecentadas por las notables contradicciones que se derivan del modelo de política económica de "socialismo de mercado".
Por tratar de simplificar la explicación, ese "círculo vicioso" tiene su origen en la absoluta dependencia de la economía cubana del sector exterior para mantener ritmos aceptables de crecimiento que permitieran a la población superar las condiciones de penuria en que se encuentra viviendo durante mas de 40 años. Mientras esa dependencia exterior es muy elevada en fuentes de energía, equipamientos, tecnología, alimentos, materias primas, la economía cubana carece de recursos para ofrecer al mercado mundial, de tal modo que necesita recurrir a fuentes externas de financiación que le permitan mantener sus procesos de crecimiento. El modelo económico termina trasladando al exterior el crecimiento que se desea para el país.
El régimen de Fidel Castro, desde sus primeros momentos, admitió que Cuba era incapaz de salir adelante con sus propios recursos, para no tener que realizar los ajustes impuestos por la división internacional del trabajo en la economía mundial, y escapar así del "imperialismo, la explotación y la colonización". Protegidas por las subvenciones soviéticas de la "guerra fría", las autoridades cubanas no dedicaron un solo instante a mejorar la posición competitiva de la economía cubana en el mundo, ni a consolidar ventajas de comercio internacional en aquello que Cuba fuera capaz de hacer mejor que los demás, reforzando así los lazos de dependencia externos.
Tras la caída del socialismo real, las medidas del "período especial" se orientaron a buscar fuentes alternativas de financiación exterior, garantizando así la consolidación del modelo de "socialismo de mercado" que consiste en ese marco, absolutamente novedoso, que permite a las autoridades negociar hábilmente con empresas de diferentes países, el desarrollo mixto de actividades en determinados sectores concretos, sin que ello revierta en beneficios sobre el conjunto de la población.
Tanto en un caso como en otro, y siempre con el argumento del "bloqueo" o del "embargo", el régimen cubano ha renunciado a las notables potencialidades de la economía cubana, trasladando así el posicionamiento político estalinista e intervencionista de la revolución al juego de la oferta y la demanda del mercado. Cuando en Cuba se han producido cambios - y oportunidades han habido de ello a lo largo de estos 40 años - dirigidos a dinamizar las condiciones de la producción interna, mejoras de la productividad real del trabajo, el régimen los ha eliminado, reduciendo así cualquier proceso de liberalización interna que pudiera atraer la apertura política y el desarrollo de la sociedad civil.
Sin embargo, el nuevo entorno de la economía mundial abierto tras el 11 de septiembre va a poner las cosas cada vez más difíciles a Castro. Ya lo expresé en un trabajo anterior. La coincidencia de la caída del turismo y las remesas de los exiliados van a suponer - ya lo están haciendo en este momento - un duro golpe para la economía cubana y el modelo diseñado por las autoridades, de modo que el "círculo vicioso" va a resultar cada vez más complejo de sobrellevar.
El freno al desarrollo del turismo internacional ha supuesto el cierre inmediato de la tercera parte de la oferta hotelera de la Isla, pero las consecuencias negativas de este fenómeno no han hecho más que comenzar. Por el contrario, si el régimen castrista hubiera mejorado las condiciones internas de la población, se daría cuenta de que 11 millones de cubanos también tendrían derecho a acceder a las instalaciones turísticas de Varadero o Guardalavaca, y ese sería el mejor sostenimiento en épocas de crisis como la actual. Las potencias turísticas como España, Francia o Italia saben muy bien lo importante que es el turismo interno en coyunturas como la actual.
En cuanto a las remesas de los exiliados, cabe suponer que se produzca un cierto descenso, aunque la incidencia será menos grave que la provocada por el turismo. No obstante, los primeros indicios de alarma ya se han producido. La devaluación del peso cubano respecto al dólar, no es una buena noticia para los inversores extranjeros, cuya decidida solidaridad con el régimen de Castro puede chocar con la necesidad de reportar beneficios en los consejos de administración que se celebran en las capitales occidentales. La debilidad de la moneda cubana, sin nada que vender en el exterior, salvo una escasa producción de azúcar (se habla que la cosecha volverá a descender durante este año) sólo va a servir para aumentar el coste de la factura exterior, las importaciones que necesita el régimen para atender todos los proyectos en que se encuentra inmerso. La bancarrota técnica en que se encuentra la economía cubana puede ser absolutamente real y despiadada en los próximos meses. Acuerdos como el que se cerraron con Venezuela se pueden venir al traste en la nueva coyuntura mundial.
El "círculo vicioso" se cierra así con el aumento del desempleo en la Isla y el anuncio del régimen de pedir mas sacrificios a una población que lleva 40 años viviendo en condiciones míseras. Los últimos datos relativos al desempleo, un fenómeno nuevo en la Isla, pero cada vez mas grave, apuntan a cifras que se encuentran, en algunas zonas turísticas del Este, cerca del 20%. La gravedad del desempleo se ve aumentada por el hecho de estar constituido por profesionales de alta cualificación que no reciben ayudas del gobierno. De igual modo, los pensionistas y pre-jubilados que se ven obligados a subsistir con unas retribuciones que apenas cubren el mínimo vital de subsistencia también van a tener que asumir mayores sacrificios aún.
El régimen de Castro ha hipotecado cualquier opción de hacer las cosas de forma diferente y por ello se debe preparar para afrontar un aumento continuo del malestar en amplios sectores de la población, malestar que puede desembocar en protestas sociales cuyo grado de control puede exigir al gobierno adoptar medidas contundentes que, sin lugar a dudas, no se van a ver con buenos ojos en las cancillerías occidentales. Por lo pronto, hace pocos días desde la Unión Europea, el grupo ACP al que pretende vincularse Cuba como país caribeño, ha pedido de forma explícita medidas liberalizadoras democráticas para poder participar en los fondos europeos de ayuda al desarrollo. Mal escenario para el "círculo vicioso" que, por primera vez, plantea con rotunda evidencia, las contradicciones del régimen castrista, y sobre todo quién va a continuar financiando la economía cubana.
Elías Amor Bravo es Economista y Miembro de la Dirección de la Unión Liberal Cubana.
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