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Monitoreo de la gobernabilidad democrática
El CV de Reposo y la cola del pavo real
Las democracias suelen producir mejores funcionarios y asesores que las dictaduras porque los gobiernos democráticos deben competir periódicamente en elecciones libres y limpias, y un gobierno lleno de funcionarios incapaces va a tener problemas para implementar políticas que le granjeen el favor popular. Si en este caso en particular el kirchnerismo se sintió capaz de proponer para la Procuraduría a un candidato como Reposo, es precisamente porque carece de una oposición capaz de ofrecer una alternativa creíble de poder para 2015. La mejor manera de evitar nuevos Reposos no pasa por escandalizarse ante su falta de calificaciones, sino por mostrar que es posible construir una alternativa de gobierno con funcionarios realmente calificados.Por Adrián Lucardi
Tanto en su curriculum como en su exposición en el Senado, Daniel Reposo mostró una completa falta de idoneidad académica, profesional y moral para ocupar la Procuraduría General de la Nación. Pero la única razón por la que el oficialismo decidió declinar su postulación fue el convencimiento de que su pliego sería rechazado por el Senado. Es cierto que el gobierno cometió un error de cálculo al enviar el pliego de Reposo, ya que no contaba con los votos necesarios para aprobarlo. Pero desde la perspectiva del oficialismo, Reposo no podría haber sido un candidato más capacitado para ocupar el cargo.
En los últimos años, biólogos y economistas han venido desarrollando el concepto de “señalización” (signaling en inglés), que hace referencia a acciones o comportamientos cuya principal razón de ser radica en su costo aparentemente desproporcionado. La idea es que sólo los individuos que reúnen ciertas características deseables pueden pagar dicho costo, y por ende éste sirve como “filtro” para separar a los que reúnen tales cualidades de los que no. El ejemplo típico es la cola del pavo real. Para un animal que debe huir de predadores, una cola enorme, pesada y llamativa es un lastre más que una ayuda. Pero ése es precisamente el punto: los machos que “se bancan” semejante cola deben ser muy buenos escapando de los predadores, porque de otra manera ya estarían muertos. En otras palabras, los machos usan la cola para “señalizar” la buena calidad de sus genes, y así atraer a las hembras (vale notar que éstas, que no necesitan señalizar nada, no presentan ningún rasgo llamativo).
En términos más generales, el signaling es útil en dos tipos de circunstancias. La primera es cuando dos partes que desean celebrar un contrato enfrentan una situación de información asimétrica. Pensemos en una entrevista laboral: el empleador desea contratar empleados serios, responsables, honestos y cumplidores, pero, a diferencia de lo que sucede con la altura o la belleza física, esas cualidades son difíciles de observar. En consecuencia, los empleadores que no son serios, responsables ni honestos tienen incentivos para mentir. Por eso, muchos economistas sugieren que la educación universitaria es una forma de señalizar esas cualidades: en la universidad uno aprende cosas importantes, pero también dedica mucho tiempo y esfuerzo a estudiar temas de escasa relevancia práctica, pero cuyo aprendizaje requiere esfuerzo, responsabilidad y dedicación –en suma, una forma de “filtrar” a quienes poseen dichas cualidades. Algo similar sucede en el mundo del hampa: como señala el economista italiano Diego Gambetta, los delincuentes necesitan señalizar (a otros delincuentes) que no son ni infiltrados policiales ni ciudadanos honestos, y para eso nada mejor que tener una larga historia carcelaria. El punto es que nadie estaría dispuesto a pasar, digamos, 10 años de cárcel para hacerse pasar por delincuente; sólo los “verdaderos” delincuentes tienen una historia carcelaria semejante, y por ende suelen ser muy respetados.
El signaling también resulta útil debido a lo que en la jerga económica se denomina “incompletitud” (incompleteness) de los contratos. El problema es el siguiente: dos personas pueden estar de acuerdo en celebrar un contrato ahora, pero saben que en el día de mañana la situación puede cambiar, y no están seguros sobre cómo va a actuar la contraparte en las nuevas circunstancias. En esa situación, las partes pueden querer señalizar ciertas características que generan previsibilidad sobre la forma en que uno van a actuar en el futuro. Para dar otro ejemplo tomado del mundo del hampa, un jefe mafioso que busca un sicario enfrenta un dilema: los sicarios hábiles y astutos son mejores para combatir al enemigo, pero el día de mañana pueden querer traicionar al jefe. Pues bien, Gambetta muestra que los matones de la mafia italiana hacen todo lo posible por señalizar su falta de inteligencia y su incapacidad administrativa: ser un inútil es una forma costosa de decirle al jefe que nunca van a traicionarlo no porque no quieran sino porque no pueden, ya que si lo hicieran serían incapaces de administrar el negocio.
Todo esto viene a cuento porque esa “meritocracia al revés” también opera en el kirchnerismo: al humillarse frente a la oposición poniendo en evidencia su absoluta falta de credenciales académicas, profesionales y morales para ocupar la Procuraduría, Reposo estaba diciendo que “yo nunca podría traicionar al gobierno, porque si lo hiciera no tendría adónde ir”. En otras palabras, la mediocridad de Reposo le garantizaba al gobierno que si en el futuro las cosas empiezan a ir mal, él iba a seguir siendo leal. Un jurista con prestigio y credenciales no podría hacer lo mismo porque no está atado al gobierno, y entonces tiene más espacio para defeccionar. (Dicho sea de paso, ése es precisamente el motivo de la ofensiva kirchnerista contra Scioli: buena parte de los votos de Scioli son de él, no de la presidenta, y por ende Scioli tiene margen para ir por afuera del kirchnerismo en el futuro.)
Por supuesto, el hecho de que los mediocres son leales precisamente porque son mediocres no es un descubrimiento del kirchnerismo: alrededor del mundo, los dictadores personalistas suelen rodearse de inútiles porque dicha inutilidad constituye la mejor prueba de lealtad. Claro que la estrategia puede ser muy riesgosa si uno enfrenta adversarios poderosos: como Stalin descubrió durante los primeros meses de la invasión alemana a la URSS, liquidar a la crema del cuerpo de oficiales puede ser una excelente estrategia en términos de política doméstica, pero un serio peligro cuando se enfrenta una invasión extranjera.
Justamente, las democracias suelen producir mejores funcionarios y asesores que las dictaduras porque los gobiernos democráticos deben competir periódicamente en elecciones libres y limpias, y un gobierno lleno de funcionarios incapaces va a tener problemas para implementar políticas que le granjeen el favor popular. Si en este caso en particular el kirchnerismo se sintió capaz de proponer para la Procuraduría a un candidato como Reposo, es precisamente porque carece de una oposición capaz de ofrecer una alternativa creíble de poder para 2015. La mejor manera de evitar nuevos Reposos no pasa por escandalizarse ante su falta de calificaciones, sino por mostrar que es posible construir una alternativa de gobierno con funcionarios realmente calificados. De lo contrario, el oficialismo va a seguir teniendo las manos libres para desentenderse de la idoneidad de los funcionarios que elige.
Adrián Lucardi es Investigador Asociado del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).
Adrián LucardiConsejero AcadémicoEs profesor asociado de tiempo completo en el Departamento de Ciencia Política del ITAM (México). Licenciado en Ciencia Política por la Universidad de San Andrés (Buenos Aires) y doctor en Ciencia Política por la Washington University in St. Louis (Estados Unidos). Su trabajo fue publicado en The Journal of Politics, British Journal of Political Science, Comparative Political Studies y Legislative Studies Quarterly, entre otros.
Tanto en su curriculum como en su exposición en el Senado, Daniel Reposo mostró una completa falta de idoneidad académica, profesional y moral para ocupar la Procuraduría General de la Nación. Pero la única razón por la que el oficialismo decidió declinar su postulación fue el convencimiento de que su pliego sería rechazado por el Senado. Es cierto que el gobierno cometió un error de cálculo al enviar el pliego de Reposo, ya que no contaba con los votos necesarios para aprobarlo. Pero desde la perspectiva del oficialismo, Reposo no podría haber sido un candidato más capacitado para ocupar el cargo.
En los últimos años, biólogos y economistas han venido desarrollando el concepto de “señalización” (signaling en inglés), que hace referencia a acciones o comportamientos cuya principal razón de ser radica en su costo aparentemente desproporcionado. La idea es que sólo los individuos que reúnen ciertas características deseables pueden pagar dicho costo, y por ende éste sirve como “filtro” para separar a los que reúnen tales cualidades de los que no. El ejemplo típico es la cola del pavo real. Para un animal que debe huir de predadores, una cola enorme, pesada y llamativa es un lastre más que una ayuda. Pero ése es precisamente el punto: los machos que “se bancan” semejante cola deben ser muy buenos escapando de los predadores, porque de otra manera ya estarían muertos. En otras palabras, los machos usan la cola para “señalizar” la buena calidad de sus genes, y así atraer a las hembras (vale notar que éstas, que no necesitan señalizar nada, no presentan ningún rasgo llamativo).
En términos más generales, el signaling es útil en dos tipos de circunstancias. La primera es cuando dos partes que desean celebrar un contrato enfrentan una situación de información asimétrica. Pensemos en una entrevista laboral: el empleador desea contratar empleados serios, responsables, honestos y cumplidores, pero, a diferencia de lo que sucede con la altura o la belleza física, esas cualidades son difíciles de observar. En consecuencia, los empleadores que no son serios, responsables ni honestos tienen incentivos para mentir. Por eso, muchos economistas sugieren que la educación universitaria es una forma de señalizar esas cualidades: en la universidad uno aprende cosas importantes, pero también dedica mucho tiempo y esfuerzo a estudiar temas de escasa relevancia práctica, pero cuyo aprendizaje requiere esfuerzo, responsabilidad y dedicación –en suma, una forma de “filtrar” a quienes poseen dichas cualidades. Algo similar sucede en el mundo del hampa: como señala el economista italiano Diego Gambetta, los delincuentes necesitan señalizar (a otros delincuentes) que no son ni infiltrados policiales ni ciudadanos honestos, y para eso nada mejor que tener una larga historia carcelaria. El punto es que nadie estaría dispuesto a pasar, digamos, 10 años de cárcel para hacerse pasar por delincuente; sólo los “verdaderos” delincuentes tienen una historia carcelaria semejante, y por ende suelen ser muy respetados.
El signaling también resulta útil debido a lo que en la jerga económica se denomina “incompletitud” (incompleteness) de los contratos. El problema es el siguiente: dos personas pueden estar de acuerdo en celebrar un contrato ahora, pero saben que en el día de mañana la situación puede cambiar, y no están seguros sobre cómo va a actuar la contraparte en las nuevas circunstancias. En esa situación, las partes pueden querer señalizar ciertas características que generan previsibilidad sobre la forma en que uno van a actuar en el futuro. Para dar otro ejemplo tomado del mundo del hampa, un jefe mafioso que busca un sicario enfrenta un dilema: los sicarios hábiles y astutos son mejores para combatir al enemigo, pero el día de mañana pueden querer traicionar al jefe. Pues bien, Gambetta muestra que los matones de la mafia italiana hacen todo lo posible por señalizar su falta de inteligencia y su incapacidad administrativa: ser un inútil es una forma costosa de decirle al jefe que nunca van a traicionarlo no porque no quieran sino porque no pueden, ya que si lo hicieran serían incapaces de administrar el negocio.
Todo esto viene a cuento porque esa “meritocracia al revés” también opera en el kirchnerismo: al humillarse frente a la oposición poniendo en evidencia su absoluta falta de credenciales académicas, profesionales y morales para ocupar la Procuraduría, Reposo estaba diciendo que “yo nunca podría traicionar al gobierno, porque si lo hiciera no tendría adónde ir”. En otras palabras, la mediocridad de Reposo le garantizaba al gobierno que si en el futuro las cosas empiezan a ir mal, él iba a seguir siendo leal. Un jurista con prestigio y credenciales no podría hacer lo mismo porque no está atado al gobierno, y entonces tiene más espacio para defeccionar. (Dicho sea de paso, ése es precisamente el motivo de la ofensiva kirchnerista contra Scioli: buena parte de los votos de Scioli son de él, no de la presidenta, y por ende Scioli tiene margen para ir por afuera del kirchnerismo en el futuro.)
Por supuesto, el hecho de que los mediocres son leales precisamente porque son mediocres no es un descubrimiento del kirchnerismo: alrededor del mundo, los dictadores personalistas suelen rodearse de inútiles porque dicha inutilidad constituye la mejor prueba de lealtad. Claro que la estrategia puede ser muy riesgosa si uno enfrenta adversarios poderosos: como Stalin descubrió durante los primeros meses de la invasión alemana a la URSS, liquidar a la crema del cuerpo de oficiales puede ser una excelente estrategia en términos de política doméstica, pero un serio peligro cuando se enfrenta una invasión extranjera.
Justamente, las democracias suelen producir mejores funcionarios y asesores que las dictaduras porque los gobiernos democráticos deben competir periódicamente en elecciones libres y limpias, y un gobierno lleno de funcionarios incapaces va a tener problemas para implementar políticas que le granjeen el favor popular. Si en este caso en particular el kirchnerismo se sintió capaz de proponer para la Procuraduría a un candidato como Reposo, es precisamente porque carece de una oposición capaz de ofrecer una alternativa creíble de poder para 2015. La mejor manera de evitar nuevos Reposos no pasa por escandalizarse ante su falta de calificaciones, sino por mostrar que es posible construir una alternativa de gobierno con funcionarios realmente calificados. De lo contrario, el oficialismo va a seguir teniendo las manos libres para desentenderse de la idoneidad de los funcionarios que elige.
Adrián Lucardi es Investigador Asociado del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).