Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

Prensa

03-07-2012

Argentina marcha a contramano de las transformaciones

El gobierno argentino se desempeña bien en un puñado de indicadores. Recibe un puntaje de 8 (de 10) en cooperación regional, aunque su mediocre puntaje de 5 en credibilidad internacional y 6 en el uso eficaz de apoyo internacional tira abajo al puntaje promedio de cooperación internacional a un 6.3 no muy inspirador, empatado con Bolivia. Al respecto, las recientes restricciones impuestas a las importaciones, fastidiando a Brasil y Chile y enfureciendo a Europa, sumadas a la expropiación de la petrolera YPF, sugieren que si el estudio se repitiera hoy los puntajes podrían bajar todavía más.
Fuente: El Cronista Comercial (Buenos Aires, Argentina)

Camden Luxford, Asistente de Investigaciones del CADAL

El Índice de Transformaciones de la Fundación Bertelsmann busca analizar la calidad de la democracia, la economía y la gestión de los países en vía de desarrollo. En ese sentido, el índice es claramente normativo: tiene su ideal y analiza los países según el camino que están tomando hacia él.

El estudio trata una exhaustiva gama de indicadores, siendo el de la gestión el que resulta más novedoso e interesante en este índice: clasifica los gobiernos según su habilidad de priorizar e implementar sus programas y aprender de los resultados, de construir consensos nacionales y relaciones mutuamente beneficiosas internacionalmente, y de usar los bienes públicos de forma eficaz y con menor corrupción.

El índice de gestión mide la capacidad de manejo del gobierno (prioridades, implementación y aprendizaje de los programas), la eficiencia del uso de recursos (uso de bienes, coordinación de políticas y políticas contra la corrupción), construcción de consensos (consensos en los objetivos, presencia de actores antidemocráticos, manejo de conflictos, participación de la sociedad civil y reconciliación) y cooperación internacional (uso eficaz de apoyo extranjero, credibilidad y cooperación regional).

El gobierno argentino se desempeña bien en un puñado de indicadores. Recibe un puntaje de 8 (de 10) en cooperación regional, aunque su mediocre puntaje de 5 en credibilidad internacional y 6 en el uso eficaz de apoyo internacional tira abajo al puntaje promedio de cooperación internacional a un 6.3 no muy inspirador, empatado con Bolivia. Al respecto, las recientes restricciones impuestas a las importaciones, fastidiando a Brasil y Chile y enfureciendo a Europa, sumadas a la expropiación de la petrolera YPF, sugieren que si el estudio se repitiera hoy los puntajes podrían bajar todavía más.

La construcción de consensos es un punto relativamente fuerte con un puntaje de 7.4, aunque el informe del país critica el carácter selectivo de la participación de la sociedad civil, en la cual sólo se consideran los intereses de los grupos que ?puedan presionar al gobierno o que forman parte de la base del poder del gobierno y/o el partido gobernante à la movilización de militantes de forma populista no es un método convincente de enfrentar los problemas y crear una base de diálogo y soluciones constructivas?.

En lo que trata de capacidad de manejo (5,7), el informe critica la habilidad del gobierno en definir prioridades (6) y señala que la presidenta Kirchner ?sigue un inflexible camino de acción basado en una estrategia populista de movilizar sus adherentes y eludir el tratamiento del conflicto en las instituciones representativas, los partidos y el Congreso?. El aprendizaje en el proceso de gobernabilidad es una debilidad (5) y se subraya la falta de innovación y diálogo y el estilo ?autoritario y opaco? de liderazgo que ha caracterizado las administraciones de ambos presidentes Kirchner.

Eficiencia en el uso de recursos (5,3) constituye el peor puntaje del gobierno argentino en el Índice de Gestión. La cantidad descomunal de dinero que se maneja fuera del presupuesto y la auditoría insuficiente son criticados y ambos contribuyen al puntaje bajo en uso eficaz de bienes (5). El informe llama la atención a ?gastos adicionales de casi el 30% que no son sujetos a ningún control?. Tampoco se manejan bien los recursos humanos: pese a la legislación que defiende un proceso basado en el mérito, los empleos en el servicio civil son, generalmente, ?el resultado de maquinaciones dentro de redes clientelistas? y los diplomáticos muchas veces llegan a sus puestos por política y no por carrera.

El caso de Indec es instructivo: los asignados políticos que reemplazaron a los funcionarios de esta institución han permitido la manipulación de información macroeconómica y, como resultado, han contribuido a la creciente cantidad de dinero disponible del gobierno para que la maneje fuera del presupuesto. La coordinación de políticas es mediocre (6) y las políticas contra la corrupción (5) son debilitadas por la fragilidad del estado de derecho, el sistema de prebendas clientelistas y la falta de ?transparencia, eficaz y neutralidad?.

Es una lástima que los últimos años de crecimiento económico no se hayan aprovechado para fortalecer las instituciones del país, impidiendo que la Argentina avance en el camino al desarrollo más allá de la influencia de los personalismos que caracterizan a los gobiernos peronistas.

Fuente: El Cronista Comercial (Buenos Aires, Argentina)

 

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