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El ``cepo´´ argentino al Dólar: un dolor de cabeza para el turismo de Uruguay
Con el correr de los años, el turismo en Uruguay se ha transformado en una de las principales actividades de la economía del país. A modo de ejemplo, solo en 2011 ingresaron tres millones de turistas, generando recursos por casi 2.200 millones de dólares, y unos 150 mil puestos de trabajo de manera directa e indirecta. Por Alvaro Giz
Las rígidas y de alguna forma policíacas políticas que el gobierno de la presidenta Cristina Fernández ha implementado en materia de control de venta de dólares a los ciudadanos argentinos amenaza convertirse en un severo problema para la próxima temporada turística de Uruguay, históricamente dependiente del flujo de viajeros que llegan desde la vecina orilla.
Para hacer frente a esta arremetida la administración del presidente José Mujica ha previsto una serie de medidas como la exoneración del IVA a los servicios turísticos con tarjetas, la devolución del 10,5% del precio del arrendamiento de inmuebles, una ampliación de los beneficios de tax free, subsidios en combustibles y beneficios en arrendamiento de teléfonos de la telefónica estatal.
Los beneficios alcanzarán a personas físicas no residentes que paguen sus servicios a través de tarjetas de débito o crédito emitidas en el exterior y regirán desde el 15 de noviembre próximo hasta el 30 de marzo de 2013.
Pero a pesar de estas medidas paliativas, nadie puede negar que la actitud del gobierno argentino implicará un severo ataque a la industria turística que tiene uno de sus principales puntos de apoyo en el flujo de visitantes que proceden de Argentina.
Con el correr de los años, el turismo en Uruguay se ha transformado en una de las principales actividades de la economía del país. A modo de ejemplo, solo en 2011 ingresaron tres millones de turistas, generando recursos por casi 2.200 millones de dólares, y unos 150 mil puestos de trabajo de manera directa e indirecta.
Además, la industria de la construcción, que está asociada al turismo principalmente en la zona Este del país –y a los capitales argentinos que prefieren invertir en Uruguay y no en su país-, movilizó el año pasado otros 2 mil millones de dólares, un aumento del 16% respecto de 2010. Pero también este proceso de crecimiento que lleva unos 10 o 15 años, se ve hoy seriamente amenazado por el “cepo” al dólar en Argentina.
Como contrapartida, la premisa del gobierno K es fomentar el turismo interno y desalentar la salida de argentinos al exterior, algo que ineludiblemente terminará impactando a Uruguay, ya que los visitantes de este origen son más de la mitad de los que llegan a nuestras costas.
Tan arraigada se encuentra esta visión en el gobierno kirchnerista y su entorno, que en las últimas horas el diputado oficialista Eric Calcagno, vicepresidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja, afirmó que su país “se beneficia si los argentinos veranean en Mar del Plata o en la costa atlántica, en vez de Punta del Este”. Esto, a pesar de que connotados integrantes del gobierno argentino tienen propiedades en el principal balneario uruguayo, como es el caso del titular de la todopoderosa AFIP.
Así las cosas, acosado por esta política agresiva de un vecino que no tiene amigos cuando de recaudación y de dólares se trata –las trabas a las importaciones son otro ejemplo y no hay Mercosur que valga-, por estos días el sector más dinámico de la economía nacional reza para que las ventajas comparativas que presenta la costa uruguaya, sus atractivos geográficos y los incentivos instrumentados por el gobierno de Mujica sean suficientes para que en la temporada 2012-2013 no se produzca una inflexión en un proceso de crecimiento que lleva más de una década beneficiando a todo el Uruguay.
Alvaro Giz
Las rígidas y de alguna forma policíacas políticas que el gobierno de la presidenta Cristina Fernández ha implementado en materia de control de venta de dólares a los ciudadanos argentinos amenaza convertirse en un severo problema para la próxima temporada turística de Uruguay, históricamente dependiente del flujo de viajeros que llegan desde la vecina orilla.
Para hacer frente a esta arremetida la administración del presidente José Mujica ha previsto una serie de medidas como la exoneración del IVA a los servicios turísticos con tarjetas, la devolución del 10,5% del precio del arrendamiento de inmuebles, una ampliación de los beneficios de tax free, subsidios en combustibles y beneficios en arrendamiento de teléfonos de la telefónica estatal.
Los beneficios alcanzarán a personas físicas no residentes que paguen sus servicios a través de tarjetas de débito o crédito emitidas en el exterior y regirán desde el 15 de noviembre próximo hasta el 30 de marzo de 2013.
Pero a pesar de estas medidas paliativas, nadie puede negar que la actitud del gobierno argentino implicará un severo ataque a la industria turística que tiene uno de sus principales puntos de apoyo en el flujo de visitantes que proceden de Argentina.
Con el correr de los años, el turismo en Uruguay se ha transformado en una de las principales actividades de la economía del país. A modo de ejemplo, solo en 2011 ingresaron tres millones de turistas, generando recursos por casi 2.200 millones de dólares, y unos 150 mil puestos de trabajo de manera directa e indirecta.
Además, la industria de la construcción, que está asociada al turismo principalmente en la zona Este del país –y a los capitales argentinos que prefieren invertir en Uruguay y no en su país-, movilizó el año pasado otros 2 mil millones de dólares, un aumento del 16% respecto de 2010. Pero también este proceso de crecimiento que lleva unos 10 o 15 años, se ve hoy seriamente amenazado por el “cepo” al dólar en Argentina.
Como contrapartida, la premisa del gobierno K es fomentar el turismo interno y desalentar la salida de argentinos al exterior, algo que ineludiblemente terminará impactando a Uruguay, ya que los visitantes de este origen son más de la mitad de los que llegan a nuestras costas.
Tan arraigada se encuentra esta visión en el gobierno kirchnerista y su entorno, que en las últimas horas el diputado oficialista Eric Calcagno, vicepresidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja, afirmó que su país “se beneficia si los argentinos veranean en Mar del Plata o en la costa atlántica, en vez de Punta del Este”. Esto, a pesar de que connotados integrantes del gobierno argentino tienen propiedades en el principal balneario uruguayo, como es el caso del titular de la todopoderosa AFIP.
Así las cosas, acosado por esta política agresiva de un vecino que no tiene amigos cuando de recaudación y de dólares se trata –las trabas a las importaciones son otro ejemplo y no hay Mercosur que valga-, por estos días el sector más dinámico de la economía nacional reza para que las ventajas comparativas que presenta la costa uruguaya, sus atractivos geográficos y los incentivos instrumentados por el gobierno de Mujica sean suficientes para que en la temporada 2012-2013 no se produzca una inflexión en un proceso de crecimiento que lleva más de una década beneficiando a todo el Uruguay.
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