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Ecuador: Campaña sin Candidato
(El Universo) Estamos iniciando un periodo electoral que ya partió con más dudas que claridades por parte del candidato oficialista, ojalá la estrategia de la ambigüedad de sus roles, poca transparencia en las intenciones, el descrédito por sobre el debate y la ausencia de separación entre poderes no sea la tónica y vivamos democráticamente la diferencia.Por Ana María Raad Briz
(El Universo) La campaña para las elecciones del 2013 ya entró en el cauce formal. Sin embargo, la ambigüedad con la que el presidente Correa establece su candidatura (o no) ha generado una legitima duda de su capacidad de mantenerse como eventual candidato sin aprovecharse de su rol presidencial, situación que en momentos anteriores (no electorales incluso) ha servido para mostrar su escasa disposición para separarlos adecuadamente. Algunas de estas indefiniciones, especialmente desde la comunicación, me gustaría analizarlas a continuación.
Comunicar como candidato o presidente: es necesario que el presidente transparente la candidatura, básicamente porque en la medida en que mantenga el discurso (como lo mencionó en su reciente entrevista a CNN en Chile) de que aún no decide si será o no presidente, sus acciones como la del bono de desarrollo o las presiones a la banca, se tiñen de legítima duda. Y es que el peligro que corre de manera permanente, así como le ocurrió cuando fue a su vez “ciudadano demandante de un diario” y presidente, es que por ahora sería “candidato” y a su vez presidente, dejando una delgada línea divisoria que no se ha caracterizado especialmente por estar claramente separada y por el contrario, genera más dudas que adhesiones.
¿Campaña electoral o no?: como producto del punto anterior está el tema del financiamiento de la campaña, justamente porque hoy por hoy no se distingue qué es parte de la cadena nacional para informar sobre su gestión y cuáles son los mensajes que sirven directamente al fortalecimiento de su perfil como candidato. Si las cadenas y campañas han costado 1,2 millones de dólares desde el 2010 (como lo señala diario El Comercio esta semana) cuánto de esto sería de ahora en adelante una comunicación que no intercede en su rol electoral. Aquí estará el mayor desafío de transparencia y sobre todo, de cuidado de sus poderes.
Andamiaje de campañas paralelas: al igual que en elecciones anteriores, el uso de campañas paralelas y el apoyo de otras organizaciones puede incrementar la confianza de los mensajes políticos. Movilizar a la sociedad civil es importante pero, qué pasa cuando un Ministerio beneficia directa y explícitamente a organizaciones afines a su ideología para que “se vuelvan autónomas” (como lo señala ayer EL UNIVERSO en relación a la Federación Interprovincial de Centro Shuar). ¿Cuánto de ese esfuerzo no se entiende como un esfuerzo también electoral a pesar de que el vacío de la ley así lo permite?
Foco en el descrédito por sobre la propuesta: esta campaña sin candidato acentúa la beligerancia con que se trata a los posibles contendores. A cualquier candidato que intente ser una opción alternativa a la actual, se le buscará un sinnúmero de formas para intentar asociarlo a referentes pasados. En sí, esta es una estrategia válida en elecciones, el problema es cuando se vuelve el caballito de batalla, olvidando que lo básico es la diferenciación de ideas, propuestas, formas de enfrentar los desafíos.
Estamos iniciando un periodo electoral que ya partió con más dudas que claridades por parte del candidato oficialista, ojalá la estrategia de la ambigüedad de sus roles, poca transparencia en las intenciones, el descrédito por sobre el debate y la ausencia de separación entre poderes no sea la tónica y vivamos democráticamente la diferencia.
¿Será esto mucho pedir para la democracia ejemplar que supuestamente estamos viviendo?
Fuente: (El Universo)
Ana María Raad Briz
(El Universo) La campaña para las elecciones del 2013 ya entró en el cauce formal. Sin embargo, la ambigüedad con la que el presidente Correa establece su candidatura (o no) ha generado una legitima duda de su capacidad de mantenerse como eventual candidato sin aprovecharse de su rol presidencial, situación que en momentos anteriores (no electorales incluso) ha servido para mostrar su escasa disposición para separarlos adecuadamente. Algunas de estas indefiniciones, especialmente desde la comunicación, me gustaría analizarlas a continuación.
Comunicar como candidato o presidente: es necesario que el presidente transparente la candidatura, básicamente porque en la medida en que mantenga el discurso (como lo mencionó en su reciente entrevista a CNN en Chile) de que aún no decide si será o no presidente, sus acciones como la del bono de desarrollo o las presiones a la banca, se tiñen de legítima duda. Y es que el peligro que corre de manera permanente, así como le ocurrió cuando fue a su vez “ciudadano demandante de un diario” y presidente, es que por ahora sería “candidato” y a su vez presidente, dejando una delgada línea divisoria que no se ha caracterizado especialmente por estar claramente separada y por el contrario, genera más dudas que adhesiones.
¿Campaña electoral o no?: como producto del punto anterior está el tema del financiamiento de la campaña, justamente porque hoy por hoy no se distingue qué es parte de la cadena nacional para informar sobre su gestión y cuáles son los mensajes que sirven directamente al fortalecimiento de su perfil como candidato. Si las cadenas y campañas han costado 1,2 millones de dólares desde el 2010 (como lo señala diario El Comercio esta semana) cuánto de esto sería de ahora en adelante una comunicación que no intercede en su rol electoral. Aquí estará el mayor desafío de transparencia y sobre todo, de cuidado de sus poderes.
Andamiaje de campañas paralelas: al igual que en elecciones anteriores, el uso de campañas paralelas y el apoyo de otras organizaciones puede incrementar la confianza de los mensajes políticos. Movilizar a la sociedad civil es importante pero, qué pasa cuando un Ministerio beneficia directa y explícitamente a organizaciones afines a su ideología para que “se vuelvan autónomas” (como lo señala ayer EL UNIVERSO en relación a la Federación Interprovincial de Centro Shuar). ¿Cuánto de ese esfuerzo no se entiende como un esfuerzo también electoral a pesar de que el vacío de la ley así lo permite?
Foco en el descrédito por sobre la propuesta: esta campaña sin candidato acentúa la beligerancia con que se trata a los posibles contendores. A cualquier candidato que intente ser una opción alternativa a la actual, se le buscará un sinnúmero de formas para intentar asociarlo a referentes pasados. En sí, esta es una estrategia válida en elecciones, el problema es cuando se vuelve el caballito de batalla, olvidando que lo básico es la diferenciación de ideas, propuestas, formas de enfrentar los desafíos.
Estamos iniciando un periodo electoral que ya partió con más dudas que claridades por parte del candidato oficialista, ojalá la estrategia de la ambigüedad de sus roles, poca transparencia en las intenciones, el descrédito por sobre el debate y la ausencia de separación entre poderes no sea la tónica y vivamos democráticamente la diferencia.
¿Será esto mucho pedir para la democracia ejemplar que supuestamente estamos viviendo?
Fuente: (El Universo)
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