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08-11-2012

La cuestión migratoria y el voto latino en las elecciones en Estados Unidos

(Análisis Latino) Para resolver todos los asuntos alrededor del tema relacionado a la inmigración, se necesitan partes de los planes de ambos, Obama y Romney. El hecho que Obama ganó el voto popular por un margen de sólo dos puntos – cinco puntos menos que hace cuatro años – significa que él no puede hacer en su nuevo mandato lo que quiera sin consultar con los republicanos.
Por Elizabeth Robinson

El martes pasado, los estadounidenses fueron a la cabina de voto y reeligieron a Barack Obama como su presidente por cuatro más años. Aunque Obama ganó una mayoría considerable de los 538 votos electorales - 303 comparado con los 206 votos que ganó Romney – el presidente actual y futuro sólo ganó 50% del voto popular, mientras Romney obtuvo el 48%.

El análisis demográfico del voto es muy parecido de lo que se han visto en elecciones pasadas: para mencionar sólo algunos datos, según el New York Times 55% de las mujeres votaron por Obama, así como 93% de votantes afroamericanos, 73% de asiáticos, 60% de votantes entre las edades de 18 y 29 años, y 63% de votantes que ganan menos de $30.000 cada año. En general, los republicanos ganan los votos de hombres blancos, votantes mayores, y los ricos. Hay un grupo demográfico más que casi siempre vota por los demócratas: los hispanos. En la elección del pasado 6 de noviembre, 71% de los latinoamericanos votaron por el presidente titular y sólo un 27% por Romney.

La población hispánica es un grupo demográfico crucial porque muchos latinoamericanos viven en los estados indecisos claves, como Nevada (27% hispánico), Florida (23% hispánico), y Colorado (21% hispánico). En consecuencia, tanto Obama como Romney hicieron esfuerzos para apelar a estos votantes en particular. Por supuesto, la mejor manera de ganar votos es convencer a las personas que el candidato cree en las mismas ideas y tiene los mismos intereses que y en el caso de los Latinoamericanos, un asunto muy importante es la inmigración. Ciertamente, los hispanos dicen en sondeos que, como otros estadounidenses, están más preocupados con la economía y los trabajos que con la inmigración, pero como reporta el diario estadounidense The Huffington Post, la inmigración es un “litmus test” – una prueba sobre un tema en el cual si un candidato no aprueba, él no tiene ninguna posibilidad de ganar el voto de la gente a la que le importa ese tema. El PRC publicó en 2011 un sondeo exhaustivo sobre las opiniones de los hispanos acerca de la inmigración, que presenta algunos resultados sorprendentes. El informe dice que a pesar de la afiliación democrática de la mayoría de los hispanos, casi 60% desaprueba “de la manera en que la administración de Obama está tratando con el asunto de la deportación”. En promedio, la tasa de deportación ha aumentado un 30% durante la presidencia de Obama, llegando a 400.000 cada año, comparado con la segunda administración de Bush cuando habían 300.000 deportaciones anualmente (durante su primer mandato, hubo 200.000 cada año).

Obama defiende este cambio diciendo que el aumento se debe a más deportación de criminales, no de las familias o los jóvenes. En general, Romney mantiene una posición más fuerte sobre los inmigrantes ilegales, y ha promovido una política de “auto-deportación”. Básicamente, cree que los inmigrantes deben tomar la iniciativa por sí mismos de regresar a sus propios países si no pueden conseguir un trabajo en los Estados Unidos y tampoco tienen documentación legal.

Tomando en cuenta los resultados del sondeo mencionado arriba, podemos concluir que tal vez Obama ganó tal grande proporción del voto latinoamericano no porque los hispanos estén de acuerdo con sus políticas de inmigración, sino porque pensaron que las políticas de Romney todavía habrían sido peores.

Sin embargo, hay otras cosas por considerar. Los Latinoamericanos en un número mucho mayor – de hecho 91% -- apoyan el acta DREAM de la administración Obama. Esta acta, si es aprobada por el Congreso de EEUU, daría a los estudiantes ilegales un camino a la ciudadanía si completan un título en una universidad o dos años de servicio militar. Este verano pasado, Obama implementó una versión de esta acta que, mientras no ofrece una manera de obtener la ciudadanía, sí aplaza la deportación para niños que fueron traídos a EEUU por sus padres y asisten a una universidad. Por su parte, Romney ha dicho que si fuera presidente, vetaría esta acta (específicamente, él piensa que sólo los inmigrantes que completen servicio militar les puede ser permitido quedarse), y que el acta es una solución provisional para un problema que requiere una resolución permanente.

En total, los hispanos prefieren políticas indulgentes de inmigración. Entre la población latinoamericana, 42% piensa que la mejor manera de tratar de los inmigrantes ilegales es permitirles hacerse ciudadanos; sólo 24% de la población general comparte esta opinión.

Una de las críticas más fuertes que hizo la campaña de Romney sobre la política de inmigración de Obama es que no ha logrado una reforma completa de la inmigración (en su defensa, ha estado ocupado con otras cosas). Sin embargo, esto no parece ser una prioridad para Romney tampoco, aunque su sitios web – así como el de Obama – prometió reformas comprehensivas.

Como siempre, las campañas hicieron muchas promesas grandes y brindaron pocos detalles específicos, pero es interesante ver como las opiniones de cada candidato sobre la inmigración representan su filosofía general.

La conexión que hizo Romney entre la inmigración y la economía puede ser vista como parte de su imagen de un empresario con las habilidades necesarias para arreglar los problemas financieros y la alta tasa de desempleo de EEUU. Sin embargo, a la misma vez algunos votantes se quejaron que Romney no entendió las preocupaciones de personas regulares – ilustrado, por ejemplo, por su idea de “auto-deportación” – debido en gran parte a su riqueza inmensa. Sin duda, esto es una explicación central de su derrota. Por otro lado, el enfoque de Obama dando más oportunidades a los inmigrantes – como fue mostrado por su apoyo del acta DREAM – está en sintonía con su reputación de alguien que puede compartir los sentimientos del público y que lucha por la clase media y personas desfavorecidas.

No obstante, otros votantes sienten que Obama fracasó en mejorar la economía – al igual que en reformar el sistema de inmigración, como exponen -- y que cuatro más años de sus políticas dañarán el país.

Por supuesto, hay argumentos a favor y en contra de cada una de estas posiciones y candidatos, y no puede sugerirse qué es “correcto” y qué “incorrecto.” Lo que sí hay que plantear es que para resolver todos los asuntos alrededor del tema relacionado a la inmigración, se necesitan partes de los planes de ambos, Obama y Romney. El hecho que Obama ganó el voto popular por un margen de sólo dos puntos – cinco puntos menos que hace cuatro años – significa que él no puede hacer en su nuevo mandato lo que quiera sin consultar con los republicanos.

Esta elección ha sido una advertencia para los republicanos también. Los republicanos ganaron la proporción más baja del voto hispánico desde 1996, indicando que el partido tiene que cambiar su plataforma acerca de la inmigración, pues si no lo hace se arriesga a perder todavía más votos latinoamericanos en 2016.

Este problema no va a desaparecer: la población hispánica en EEUU está creciendo. En 2011, según el Census Bureau, los hispanos representaron 17% de los estadounidenses. No obstante, el PRC predice que en 2050 los latinoamericanos alcanzarán el 29% de la población. Ciertamente, el jueves pasado el New York Times publicó un artículo sobre las cambiantes tendencias demográficas en EEUU y las consecuencias electorales para los republicanos. El artículo cita a un ex presidente del partido republicano de Florida, quien, refiriendo a la inmigración, dijo: “Necesitamos mostrar que los republicanos están dispuestos a sentarse en la mesa y llegar a un acuerdo mutuo en consonancia con lo que quiere y necesita la comunidad hispánica”.

La inmigración no es relevante sólo para EEUU y los hispanos que viven allá, sino también para todo de América Latina. Por supuesto, las políticas de EEUU acerca de la inmigración de migrantes, trabajadores, estudiantes, y familias tienen un impacto grande en la región. Según un informe publicado por la Oficina de Estadísticas de la Inmigración de EEUU, en 2011, de un total de 1.062.000 personas que obtuvieron residencia permanente legal en los Estados Unidos, aproximadamente 143.000 personas procedieron de México (13,5%), 133.000 del Caribe (12,5%), 84.000 de América del Sur (8%), y 43.000 de América Central (4%). En total, 38% fue de América Latina. El PRC publicó otro informe que dice que en 2010 habían 11,2 millón inmigrantes ilegales en los Estados Unidos, y de ellos 58% son de México y 23% del resto de los países latinoamericanos.

Este flujo masivo de personas de América Latina a EEUU ha creado una conexión marcado entre los dos. Este vínculo es económico -- inmigrantes van al norte para encontrar trabajo, y entonces mandan dinero a su familia – y cultural – la sociedad de EEUU es verdaderamente una mezcla de cientos de comidas, feriados, idiomas, tradiciones, religiones, y creencias. Parecería entonces que la más interesada en cultivar y profundizar esta conexión son los Estados Unidos, pero no será posible si el país continúa deportando a personas que pueden y quieren contribuir al país y crear una mejor vida para sí mismos y su familia.

Si una persona tiene el coraje y deseo de empezar de nuevo en EEUU, el gobierno debe permitirle quedarse porque ese es el tipo de persona que beneficiará la sociedad. De la misma manera, se necesita un proceso más fácil, abierto y rápido para que los inmigrantes puedan hacerse ciudadanos. Esto salvaría mucho tiempo, dinero, e inquietud. No es justo restringir los beneficios y las oportunidades de vivir en los Estados Unidos a los que fueron nacidos dentro de sus fronteras, pues todo el mundo merece lo mismo. Las oportunidades disponibles en EEUU dan a millones de personas la oportunidad de mejorar sus vidas.

Asegurando que tantas personas como sea posible puedan aprovechar estas oportunidades, debe ser la meta de cada presidente – incluyendo Obama- a pesar de su afiliación política.

Elizabeth Robinson
Elizabeth Robinson
 
 
 

 
 
 
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