Prensa
ARGENTINA: La oposición se resignó y busca impedir la mayoría legislativa
Fuente: El Nacional (Venezuela)
La bonanza y la división de adversarios garantizan triunfo electoral de Kirchner
La mandataria cuenta con 54% de respaldo, por lo que se da por descontada la victoria en primera vuelta
JESÚS UZCÁTEGUI SUPERLANO
jeuzcategui@el-nacional.com
Los casi 29 millones de argentinos llamados a votar en las elecciones generales lo harán con la certeza de que Cristina Kirchner cantará victoria esta noche y que continuará por cuatro años más al frente de la Casa Rosada; y el kirchnerismo, que comenzó a gobernar en 2003 con el ascenso del fallecido Néstor Kirchner, sumaría un total de 12 años en el poder.
El claro favoritismo de la mandataria quedó en evidencia el pasado 14 de agosto, cuando se celebró en Argentina un inédito proceso de primarias en la que los partidos estaban obligados a que por libre elección popular resultaran los nombres de sus candidatos para la contienda presidencial. Más allá de ese propósito, la cita sirvió de antesala al escenario numérico de hoy: Kirchner obtuvo más de 50% de los votos en ese entonces, cifra que se mantuvo por dos meses en intención de voto, y hasta el jueves las encuestas le daban un consolidado 54% de respaldo, suficiente para arrasar en primera vuelta. Inclusive para hacer historia, porque sería la jefa de Estado más sufragada desde la vuelta a la democracia, en 1983.
La campaña electoral careció de incentivos. El deficiente debate político como consecuencia del abrumante favoritismo, hacía que la Presidenta actuara como si ya hubiera sido reelecta. Los actos de masas fueron escasos y el público no demostró el típico fervor de estos actos.
Una de las razones por las que la mayoría de los ciudadanos se volcarán hacia la continuidad reposa en el próspero crecimiento económico que experimenta la nación por la subida en el precio de los granos en el mercado internacional, del que Argentina es el principal abastecedor. La bonanza, que hace una década hubiera sido impensable en medio del quiebre del corralito, se ha traducido en mayores subsidios a los sectores populares, en el disparo del consumo interno y una baja del desempleo a 7%.
La cara menos amable la representa una galopante inflación que el Gobierno intenta ocultar aunque no llega a los porcentajes de Venezuela y el creciente gasto público que atenúa las dificultades económicas pero hace al país más vulnerable si se llega a desatar otra crisis internacional.
Por ahora sólo se ha escuchado de Kirchner la promesa de que profundizará el modelo que ha vuelto al Estado más interventor.
"No sé si sea exactamente popularidad lo que goza la Presidenta. El país vive en un contexto económico favorable, y eso la ayuda. Si se suma la cantidad de gente que depende del Estado y a quienes les está yendo bien, sin pensar que en el largo plazo la política económica va a generar efectos negativos, a la mayoría de la gente no le va a importar otra cosa que vivir el día a día", opina el analista político argentino Gabriel Salvia.
Otro factor que vuelve intocable a la poderosa mujer es su condición de viudez. La muerte de su esposo, el 27 de octubre del año pasado, despertó compasión y simpatía popular.
"Para los demás políticos, siendo hombres, enfrentar a una mujer, y viuda, es mucho más difícil. No se le ha criticado como se la criticaba antes, cuando muchos decían que el que gobernaba era el esposo.
En ciertos sectores despierta sensibilidad; en otros, se callan las críticas", añade.
Los otros. Rezagados en la competencia, le siguen a Kirchner el aspirante del Partido Socialista, Hermes Binner que gobierna la provincia de Santa Fe; Ricardo Alfonsín, legislador y abanderado de la Unión Cívica Radical e hijo del fallecido ex presidente Raúl Alfonsín; el peronista Eduardo Duhalde, que fue presidente interino después de la renuncia de Fernando de la Rúa, en 2002; y Alberto Rodríguez Saá, otro peronista al igual que el anterior y Kirchner que ejerce como gobernador de la provincia de San Luis.
Completan la lista la diputada Elisa Carrió, que se lanza por tercera vez a la Presidencia; y Jorge Altamira, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, que se presenta por quinta oportunidad.
Ninguno de ellos, mencionados en orden a su respectivo apoyo popular, logra superar la barrera de 15% de favoritismo. El sentimiento de impotencia entre estos era evidente en los días previos al cierre de campaña, donde el llamado al electorado pretendía frenar la victoria de Kirchner en primera vuelta.
"No hubo una alternativa política de oposición que polarizara la elección con Cristina Kirchner. Hubo división. El hecho de que no apareció una figura para presentarse como alternativa, le hizo la tarea más fácil al oficialismo", explica Salvia.
Una fragmentación que, como describió Duhalde en declaraciones a la prensa, hace de la oposición "una bolsa de gatos", ya que el peronismo disidente a la mandataria fracasó en buscar un nombre para enfrentársele, y más bien las disputas verbales dominaban la escena opositora.
Mayoría. Además de presidente y vicepresidente, en Argentina se elegirán 9 de las 24 gobernaciones, se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado.
La contienda se presenta como una oportunidad para que el kirchnerismo recupere la mayoría legislativa que perdió en las elecciones de 2009, una derrota que asumió en ese entonces Néstor Kirchner como candidato a legislador.
Las proyecciones han de favorecer al Frente para la Victoria, la plataforma con la que Kirchner mantiene su candidatura: de 87 diputados podría aumentar a 127; y de 30 senadores a 40. La cámara baja cuenta con 257 curules; y la alta, 72.
La oposición intentó convencer a los electores de que, ante la descontada victoria de la jefa de Estado, decidieran por un parlamento de contrapeso al poder del Ejecutivo, y ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que la mayoría kirchnerista busque aprobar la reelección presidencial indefinida por medio de una reforma constitucional.
Fuente: Diario El Nacional (Venezuela), 23 de Octubre de 2011.
Imagen con la mención de prensa
El Nacional (Venezuela)
La bonanza y la división de adversarios garantizan triunfo electoral de Kirchner
La mandataria cuenta con 54% de respaldo, por lo que se da por descontada la victoria en primera vuelta
JESÚS UZCÁTEGUI SUPERLANO
jeuzcategui@el-nacional.com
Los casi 29 millones de argentinos llamados a votar en las elecciones generales lo harán con la certeza de que Cristina Kirchner cantará victoria esta noche y que continuará por cuatro años más al frente de la Casa Rosada; y el kirchnerismo, que comenzó a gobernar en 2003 con el ascenso del fallecido Néstor Kirchner, sumaría un total de 12 años en el poder.
El claro favoritismo de la mandataria quedó en evidencia el pasado 14 de agosto, cuando se celebró en Argentina un inédito proceso de primarias en la que los partidos estaban obligados a que por libre elección popular resultaran los nombres de sus candidatos para la contienda presidencial. Más allá de ese propósito, la cita sirvió de antesala al escenario numérico de hoy: Kirchner obtuvo más de 50% de los votos en ese entonces, cifra que se mantuvo por dos meses en intención de voto, y hasta el jueves las encuestas le daban un consolidado 54% de respaldo, suficiente para arrasar en primera vuelta. Inclusive para hacer historia, porque sería la jefa de Estado más sufragada desde la vuelta a la democracia, en 1983.
La campaña electoral careció de incentivos. El deficiente debate político como consecuencia del abrumante favoritismo, hacía que la Presidenta actuara como si ya hubiera sido reelecta. Los actos de masas fueron escasos y el público no demostró el típico fervor de estos actos.
Una de las razones por las que la mayoría de los ciudadanos se volcarán hacia la continuidad reposa en el próspero crecimiento económico que experimenta la nación por la subida en el precio de los granos en el mercado internacional, del que Argentina es el principal abastecedor. La bonanza, que hace una década hubiera sido impensable en medio del quiebre del corralito, se ha traducido en mayores subsidios a los sectores populares, en el disparo del consumo interno y una baja del desempleo a 7%.
La cara menos amable la representa una galopante inflación que el Gobierno intenta ocultar aunque no llega a los porcentajes de Venezuela y el creciente gasto público que atenúa las dificultades económicas pero hace al país más vulnerable si se llega a desatar otra crisis internacional.
Por ahora sólo se ha escuchado de Kirchner la promesa de que profundizará el modelo que ha vuelto al Estado más interventor.
"No sé si sea exactamente popularidad lo que goza la Presidenta. El país vive en un contexto económico favorable, y eso la ayuda. Si se suma la cantidad de gente que depende del Estado y a quienes les está yendo bien, sin pensar que en el largo plazo la política económica va a generar efectos negativos, a la mayoría de la gente no le va a importar otra cosa que vivir el día a día", opina el analista político argentino Gabriel Salvia.
Otro factor que vuelve intocable a la poderosa mujer es su condición de viudez. La muerte de su esposo, el 27 de octubre del año pasado, despertó compasión y simpatía popular.
"Para los demás políticos, siendo hombres, enfrentar a una mujer, y viuda, es mucho más difícil. No se le ha criticado como se la criticaba antes, cuando muchos decían que el que gobernaba era el esposo.
En ciertos sectores despierta sensibilidad; en otros, se callan las críticas", añade.
Los otros. Rezagados en la competencia, le siguen a Kirchner el aspirante del Partido Socialista, Hermes Binner que gobierna la provincia de Santa Fe; Ricardo Alfonsín, legislador y abanderado de la Unión Cívica Radical e hijo del fallecido ex presidente Raúl Alfonsín; el peronista Eduardo Duhalde, que fue presidente interino después de la renuncia de Fernando de la Rúa, en 2002; y Alberto Rodríguez Saá, otro peronista al igual que el anterior y Kirchner que ejerce como gobernador de la provincia de San Luis.
Completan la lista la diputada Elisa Carrió, que se lanza por tercera vez a la Presidencia; y Jorge Altamira, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, que se presenta por quinta oportunidad.
Ninguno de ellos, mencionados en orden a su respectivo apoyo popular, logra superar la barrera de 15% de favoritismo. El sentimiento de impotencia entre estos era evidente en los días previos al cierre de campaña, donde el llamado al electorado pretendía frenar la victoria de Kirchner en primera vuelta.
"No hubo una alternativa política de oposición que polarizara la elección con Cristina Kirchner. Hubo división. El hecho de que no apareció una figura para presentarse como alternativa, le hizo la tarea más fácil al oficialismo", explica Salvia.
Una fragmentación que, como describió Duhalde en declaraciones a la prensa, hace de la oposición "una bolsa de gatos", ya que el peronismo disidente a la mandataria fracasó en buscar un nombre para enfrentársele, y más bien las disputas verbales dominaban la escena opositora.
Mayoría. Además de presidente y vicepresidente, en Argentina se elegirán 9 de las 24 gobernaciones, se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado.
La contienda se presenta como una oportunidad para que el kirchnerismo recupere la mayoría legislativa que perdió en las elecciones de 2009, una derrota que asumió en ese entonces Néstor Kirchner como candidato a legislador.
Las proyecciones han de favorecer al Frente para la Victoria, la plataforma con la que Kirchner mantiene su candidatura: de 87 diputados podría aumentar a 127; y de 30 senadores a 40. La cámara baja cuenta con 257 curules; y la alta, 72.
La oposición intentó convencer a los electores de que, ante la descontada victoria de la jefa de Estado, decidieran por un parlamento de contrapeso al poder del Ejecutivo, y ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que la mayoría kirchnerista busque aprobar la reelección presidencial indefinida por medio de una reforma constitucional.
Fuente: Diario El Nacional (Venezuela), 23 de Octubre de 2011.
Imagen con la mención de prensa