Prensa
Libertad económica y de prensa en Latinoamérica
Fuente: Revista ANP (Chile)
El crecimiento económico permite la mayor pluralidad de empresas, anunciantes y público capaz de tener acceso económico a los medios de comunicación.
Por Angel Soto. Facultad de Comunicación. Universidad de Los Andes
En el actual proceso de agresión populista y fobia a la globalización que sufre Latinoamérica, hay sectores que han levantado el mito de que la mundialización llevó, entre otras cosas, a que los medios de comunicación quedaran acaparados en manos de unos pocos grupos gigantescos que, lejos de servir de “cuarto poder” o defender los beneficios de la libertad de prensa, buscan sólo las ganancias económicas protegiendo a sus dueños y perpetuarse en el poder, siendo necesario limpiar, controlar, o mejor dicho, aumentar la regulación de la información.
Afortunadamente, Hernán Alberro, periodista argentino y subdirector del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), en un documento titulado “Libertad de prensa y desarrollo económico en América Latina”, rastrea la relación existente entre la libertad económica y la libertad de prensa, para ver si la apertura y la liberalización económica llevan a la imposibilidad de ejercer una verdadera libertad de prensa, y demuestra exactamente lo contrario.
Amartya Sen, Premio Nobel de Economía en 1998, se refirió así a la relación que existe entre la libertad de prensa y la pobreza: “Es fácil comprobar de qué manera una cobertura informativa activa y sin censuras contribuye a luchar contra el hambre. Aunque la hambruna rara vez afecta directamente a los gobernantes de un país, el estigma y la vergüenza que producen los reportajes adversos les imponen costos directos, y cuando se trata de un país regido democráticamente, éstos pueden encontrarse ante la imposibilidad de resistir a las condenas o de ser reelegidos”.
Con esta cita, Alberro reivindica la importancia de los medios como contrapoder, al destacar su papel como denunciantes, tan-to de actos de corrupción como de políticas contrarias al bien común.
¿Cuál es la relación que existe entre la libertad de prensa, el libre mercado y el desempeño económico? A partir de esta pregunta, el periodista argentino recurrió a los datos proporcionados por el Índice de Libertad Económica 2004 realizado por Heritage Foundation y al trabajo elaborado por Freedom House, Freedom of the Press 2004, con el objetivo de analizar la situación en América Latina. Los siguientes son sus resultados.
El Índice de Libertad Económica 2004 define la libertad económica como “la ausencia de coerción o restricción gubernativa sobre la producción, la distribución o el consumo de bienes y servicios más allá de lo necesario para que los ciudadanos protejan y mantengan la libertad en sí misma”. Según su clasificación, sólo un país de América Latina podría ser considerado libre: Chile; ocho son calificados como “mayormente libres” (El Salvador, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, Panamá, Perú, México y Nicaragua); nueve figuran como economías “mayormente controladas” (Brasil, Colombia, Guatemala, Paraguay, Argentina, Rep. Dominicana, Honduras, Ecua-dor, Haití) y dos países, Cuba y Venezuela, aparecen como economías directamente “reprimidas”. La calificación promedio sitúa a Latinoamérica en su totalidad como una economía “mayormente controlada”.
Respecto de la libertad de prensa, según el Freedom of the Press 2004, se advierte que durante 2003 la libertad de prensa sufrió una sustancial reducción, siendo Bolivia el país que experimentó el mayor retroceso.
En cuanto a la libertad de prensa, centrada en el grado en el que cada país permite el flujo libre de información, clasifica a los medio como “libre”, “parcialmente libre”, “no libre”. Se evalúa la estructura del sistema de difusión de noticias que funciona bajo las leyes del país y las decisiones administrativas del mismo, la influencia sobre los contenidos de los medios impresos y audiovisuales, el grado de influencia política sobre el contenido de los medios noticiosos, incluyendo cuestiones como el acceso a la información, y las influencias económicas sobre el contenido de los medios, incluyendo presiones por parte de fondos estatales, corrupción, publicidad gubernametiva, prejuicios en el otorgamiento de licencias o cuotas de impresión. El resultado es que el 25 por ciento de la prensa latinoamericana es calificada como “no libre”. En el gráfico de la derecha se ve con claridad la relación que en la región existe entre la libertad económica y la libertad de prensa. En este gráfico del 1 al 5 están ordenados los países según su libertad económica, donde uno es mayor libertad y cinco mayor represión económica. En el otro eje, ordenadas del 0 al 100 se encuentran las calificaciones otorgadas según la libertad de prensa, donde también el menor número significa una mayor libertad. No por casualidad Cuba y Chile se ubican en los puntos extremos del gráfico.
Es decir, con Alberro podemos descartar la hipótesis de los críticos del libre mercado, puesto que en América Latina se observa por un lado un retroceso en la libertad económica y asimismo un retroceso en la libertad de prensa. Los datos vertidos en su investigación anulan las posturas globalofóbicas y antimercado, que ven en la apertura económica una amenaza a la libertad de prensa.
El diagrama presentado a la izquierda demuestra que la libertad económica, como se señaló más arriba, es favorable al crecimiento económico.
El supuesto es que el crecimiento económico permite la mayor pluralidad de empresas, anunciantes y público capaz de tener acceso económico a los medios de comunicación tanto masivos como alternativos, cosa que en definitiva una mayor libertad de prensa.
Como bien se concluye en este documento de CADAL, llevar a la región hacia el camino contrario a la libertad de mercado, con la excusa de que el mercado coarta la libertad de prensa, no sólo es un error más dentro de la larga historia de equívocos que nos ha caracterizado, sino que sería un acto de mala fe. Acto probablemente tendiente a los antiguos modelos en los cuales no sólo no había libertad económica, sino que mucho menos libertades de prensa, civiles y crecimiento económico. Estos modelos aún perviven en la región y a pesar de sus paupérrimos resultados, siguen encontrando eco en las cabezas de algunos de nuestro líderes políticos.
Revista ANP (Chile)
El crecimiento económico permite la mayor pluralidad de empresas, anunciantes y público capaz de tener acceso económico a los medios de comunicación.
Por Angel Soto. Facultad de Comunicación. Universidad de Los Andes
En el actual proceso de agresión populista y fobia a la globalización que sufre Latinoamérica, hay sectores que han levantado el mito de que la mundialización llevó, entre otras cosas, a que los medios de comunicación quedaran acaparados en manos de unos pocos grupos gigantescos que, lejos de servir de “cuarto poder” o defender los beneficios de la libertad de prensa, buscan sólo las ganancias económicas protegiendo a sus dueños y perpetuarse en el poder, siendo necesario limpiar, controlar, o mejor dicho, aumentar la regulación de la información.
Afortunadamente, Hernán Alberro, periodista argentino y subdirector del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), en un documento titulado “Libertad de prensa y desarrollo económico en América Latina”, rastrea la relación existente entre la libertad económica y la libertad de prensa, para ver si la apertura y la liberalización económica llevan a la imposibilidad de ejercer una verdadera libertad de prensa, y demuestra exactamente lo contrario.
Amartya Sen, Premio Nobel de Economía en 1998, se refirió así a la relación que existe entre la libertad de prensa y la pobreza: “Es fácil comprobar de qué manera una cobertura informativa activa y sin censuras contribuye a luchar contra el hambre. Aunque la hambruna rara vez afecta directamente a los gobernantes de un país, el estigma y la vergüenza que producen los reportajes adversos les imponen costos directos, y cuando se trata de un país regido democráticamente, éstos pueden encontrarse ante la imposibilidad de resistir a las condenas o de ser reelegidos”.
Con esta cita, Alberro reivindica la importancia de los medios como contrapoder, al destacar su papel como denunciantes, tan-to de actos de corrupción como de políticas contrarias al bien común.
¿Cuál es la relación que existe entre la libertad de prensa, el libre mercado y el desempeño económico? A partir de esta pregunta, el periodista argentino recurrió a los datos proporcionados por el Índice de Libertad Económica 2004 realizado por Heritage Foundation y al trabajo elaborado por Freedom House, Freedom of the Press 2004, con el objetivo de analizar la situación en América Latina. Los siguientes son sus resultados.
El Índice de Libertad Económica 2004 define la libertad económica como “la ausencia de coerción o restricción gubernativa sobre la producción, la distribución o el consumo de bienes y servicios más allá de lo necesario para que los ciudadanos protejan y mantengan la libertad en sí misma”. Según su clasificación, sólo un país de América Latina podría ser considerado libre: Chile; ocho son calificados como “mayormente libres” (El Salvador, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, Panamá, Perú, México y Nicaragua); nueve figuran como economías “mayormente controladas” (Brasil, Colombia, Guatemala, Paraguay, Argentina, Rep. Dominicana, Honduras, Ecua-dor, Haití) y dos países, Cuba y Venezuela, aparecen como economías directamente “reprimidas”. La calificación promedio sitúa a Latinoamérica en su totalidad como una economía “mayormente controlada”.
Respecto de la libertad de prensa, según el Freedom of the Press 2004, se advierte que durante 2003 la libertad de prensa sufrió una sustancial reducción, siendo Bolivia el país que experimentó el mayor retroceso.
En cuanto a la libertad de prensa, centrada en el grado en el que cada país permite el flujo libre de información, clasifica a los medio como “libre”, “parcialmente libre”, “no libre”. Se evalúa la estructura del sistema de difusión de noticias que funciona bajo las leyes del país y las decisiones administrativas del mismo, la influencia sobre los contenidos de los medios impresos y audiovisuales, el grado de influencia política sobre el contenido de los medios noticiosos, incluyendo cuestiones como el acceso a la información, y las influencias económicas sobre el contenido de los medios, incluyendo presiones por parte de fondos estatales, corrupción, publicidad gubernametiva, prejuicios en el otorgamiento de licencias o cuotas de impresión. El resultado es que el 25 por ciento de la prensa latinoamericana es calificada como “no libre”. En el gráfico de la derecha se ve con claridad la relación que en la región existe entre la libertad económica y la libertad de prensa. En este gráfico del 1 al 5 están ordenados los países según su libertad económica, donde uno es mayor libertad y cinco mayor represión económica. En el otro eje, ordenadas del 0 al 100 se encuentran las calificaciones otorgadas según la libertad de prensa, donde también el menor número significa una mayor libertad. No por casualidad Cuba y Chile se ubican en los puntos extremos del gráfico.
Es decir, con Alberro podemos descartar la hipótesis de los críticos del libre mercado, puesto que en América Latina se observa por un lado un retroceso en la libertad económica y asimismo un retroceso en la libertad de prensa. Los datos vertidos en su investigación anulan las posturas globalofóbicas y antimercado, que ven en la apertura económica una amenaza a la libertad de prensa.
El diagrama presentado a la izquierda demuestra que la libertad económica, como se señaló más arriba, es favorable al crecimiento económico.
El supuesto es que el crecimiento económico permite la mayor pluralidad de empresas, anunciantes y público capaz de tener acceso económico a los medios de comunicación tanto masivos como alternativos, cosa que en definitiva una mayor libertad de prensa.
Como bien se concluye en este documento de CADAL, llevar a la región hacia el camino contrario a la libertad de mercado, con la excusa de que el mercado coarta la libertad de prensa, no sólo es un error más dentro de la larga historia de equívocos que nos ha caracterizado, sino que sería un acto de mala fe. Acto probablemente tendiente a los antiguos modelos en los cuales no sólo no había libertad económica, sino que mucho menos libertades de prensa, civiles y crecimiento económico. Estos modelos aún perviven en la región y a pesar de sus paupérrimos resultados, siguen encontrando eco en las cabezas de algunos de nuestro líderes políticos.