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Monitoreo de la gobernabilidad democrática
Bolivia: La fiesta en Paz
Bastante tempranamente, sin que se conociera ningún cómputo oficial aún, la presidenta en ejercicio reconoció el triunfo de Arce. Este emitió un mensaje pasada la medianoche en un clima de moderación y haciendo un llamado a la unidad nacional. Mesa, quien obtuvo el segundo lugar, reconoció el triunfo del MAS en base a los mencionados conteos rápidos y a las proyecciones de organismos internacionales como la OEA, hacia el mediodía del lunes 19.Por Carlos Fara
La elección presidencial en Bolivia se realizó rodeada de varios interrogantes, luego de los hechos que se produjeron en el comicio de 2019, el cual desembocó en la salida del poder de Evo Morales. Generaban dudas si el proceso se iba a poder producir en paz y con transparencia, y cuánto iba a afectar el COVID-19, tanto a la organización como a la participación ciudadana.
Pese a ese clima poco alentador fue a votar el 88% del padrón (el voto es obligatorio), prácticamente el mismo porcentaje que un año atrás, en un país donde está prohibida la circulación por cualquier medio motorizado para evitar el acarreo de votantes.
Los problemas que se registraron tuvieron más que ver con cuestiones organizativas que con cualquier incidencia política. Debido a la necesidad de implementar protocolos de distanciamiento social, la autoridad electoral reubicó mesas hacia otros recintos muy sobre la fecha, lo que de todos modos no desalentó la asistencia. Se produjeron algunos conflictos en algunas mesas, pero dentro de lo esperable.
La gran duda electoral estaba en si se repetiría un escenario como el de 2019: ¿habría o no segunda vuelta? Ninguna encuesta previa publicada avizoraba la gran diferencia que obtuvo el MAS. Si bien no se dieron a conocer encuestas a boca de urna dado el alto nivel de no respuesta, se sabía que la diferencia de 10 puntos a favor de Luis Arce –mínimo exigido por la constitución si ningún candidato supera el 50% de los votos- era muy probable. Finalmente se conocieron públicamente a media noche dos conteos rápidos que certificaban una diferencia de por lo menos 20 puntos para el ganador, superando con comodidad los 50 puntos.
Antes de conocidas esas cifras los actores principales se llamaron a prudencia desde el momento del cierre del comicio, no incentivando ningún tipo de actitud contraproducente (los resultados definitivos se terminaron de conocer el jueves siguiente). Después de la experiencia de 2019 dichas conductas de la dirigencia ayudaron a la paz social.
Bastante tempranamente, sin que se conociera ningún cómputo oficial aún, la presidenta en ejercicio reconoció el triunfo de Arce. Este emitió un mensaje pasada la medianoche en un clima de moderación y haciendo un llamado a la unidad nacional. Mesa, quien obtuvo el segundo lugar, reconoció el triunfo del MAS en base a los mencionados conteos rápidos y a las proyecciones de organismos internacionales como la OEA, hacia el mediodía del lunes 19.
El MAS regresa así al poder en un clima de bastante transparencia electoral. El gobierno de Añez está concluyendo su mandato con baja aceptación y mucha debilidad. Sin duda que este año de ausencia del poder del partido de Evo Morales sirvió para que buena parte de la población reflexionara y comparara, otorgándole un triunfo incluso superior al de 2005. Debe recordarse que el líder había perdido un referéndum constitucional en 2016, lo cual le impedía volver a presentarse para una nueva reelección.
Carlos FaraSecretarioPresidente de Fara Veggetti desde 1991. Lleva 37 años dedicados a la consultoría política. Se especializa en Opinión Pública, Campañas Electorales y Comunicación de Gobierno. Ha recibido varios premios: entre ellos, el Premio Aristóteles a la Excelencia 2010 en el Dream Team del año, que se compone por los diez mejores consultores a nivel mundial en materia de campañas políticas. Ha participado en más de 200 campañas electorales en Argentina y Latinoamérica. Es ex presidente de la Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos (ALaCoP), y fue el primer presidente de la Asociación Argentina de Consultores Políticos (AsACoP). Es presidente de la International Association of Political Consultants (IAPC) 2024-2025. Autor del primer libro en español dedicado íntegramente a la profesión, “¿Cómo ser un consultor político?”, que recibió el Premio de ALaCoP al Mejor Libro 2018.
La elección presidencial en Bolivia se realizó rodeada de varios interrogantes, luego de los hechos que se produjeron en el comicio de 2019, el cual desembocó en la salida del poder de Evo Morales. Generaban dudas si el proceso se iba a poder producir en paz y con transparencia, y cuánto iba a afectar el COVID-19, tanto a la organización como a la participación ciudadana.
Pese a ese clima poco alentador fue a votar el 88% del padrón (el voto es obligatorio), prácticamente el mismo porcentaje que un año atrás, en un país donde está prohibida la circulación por cualquier medio motorizado para evitar el acarreo de votantes.
Los problemas que se registraron tuvieron más que ver con cuestiones organizativas que con cualquier incidencia política. Debido a la necesidad de implementar protocolos de distanciamiento social, la autoridad electoral reubicó mesas hacia otros recintos muy sobre la fecha, lo que de todos modos no desalentó la asistencia. Se produjeron algunos conflictos en algunas mesas, pero dentro de lo esperable.
La gran duda electoral estaba en si se repetiría un escenario como el de 2019: ¿habría o no segunda vuelta? Ninguna encuesta previa publicada avizoraba la gran diferencia que obtuvo el MAS. Si bien no se dieron a conocer encuestas a boca de urna dado el alto nivel de no respuesta, se sabía que la diferencia de 10 puntos a favor de Luis Arce –mínimo exigido por la constitución si ningún candidato supera el 50% de los votos- era muy probable. Finalmente se conocieron públicamente a media noche dos conteos rápidos que certificaban una diferencia de por lo menos 20 puntos para el ganador, superando con comodidad los 50 puntos.
Antes de conocidas esas cifras los actores principales se llamaron a prudencia desde el momento del cierre del comicio, no incentivando ningún tipo de actitud contraproducente (los resultados definitivos se terminaron de conocer el jueves siguiente). Después de la experiencia de 2019 dichas conductas de la dirigencia ayudaron a la paz social.
Bastante tempranamente, sin que se conociera ningún cómputo oficial aún, la presidenta en ejercicio reconoció el triunfo de Arce. Este emitió un mensaje pasada la medianoche en un clima de moderación y haciendo un llamado a la unidad nacional. Mesa, quien obtuvo el segundo lugar, reconoció el triunfo del MAS en base a los mencionados conteos rápidos y a las proyecciones de organismos internacionales como la OEA, hacia el mediodía del lunes 19.
El MAS regresa así al poder en un clima de bastante transparencia electoral. El gobierno de Añez está concluyendo su mandato con baja aceptación y mucha debilidad. Sin duda que este año de ausencia del poder del partido de Evo Morales sirvió para que buena parte de la población reflexionara y comparara, otorgándole un triunfo incluso superior al de 2005. Debe recordarse que el líder había perdido un referéndum constitucional en 2016, lo cual le impedía volver a presentarse para una nueva reelección.