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Artículos

25-02-2009

El clandestino sistema de salud privado en Cuba

Jamás en estos 50 años, el régimen cubano ha garantizado ni igualdad ni equidad, en lo que a servicios médicos se refiere. En estos momentos contamos en nuestra Patria, con cuatro niveles diferentes de atención sanitaria.
Por Hilda Molina

Uno de mis últimos viajes a la entonces Unión Soviética, tuvo como objetivo, el intercambio científico con el Instituto Burdenko de Moscú. En esa institución, la más prestigiosa de aquel país en el campo de la Neurocirugía, me llamó la atención desde el primer día, la cantidad de personas que cada mañana se mantenían de pie durante horas, frente a los quirófanos. Pregunté el motivo a algunos de los neurólogos y neurocirujanos del centro; y la respuesta fue sorprendente. Ellos me explicaron que esas personas eran familiares de los pacientes que estaban siendo operados; y que esperaban allí a los cirujanos para pagarles lo establecido, según la intervención quirúrgica que habían realizado. Aclararon que no se trataba de un cobro institucional, sino que existían mecanismos extraoficiales perfectamente estructurados, con vistas a recompensar la ardua y compleja labor de los neurocirujanos y otros especialistas, pues éstos merecían al menos, un estímulo económico que los ayudara a mejorar sus condiciones de vida.

No puedo describir con palabras, la inmensa decepción que sentí al comprobar que en la cuna del socialismo, funcionaba un mercado negro de grandes dimensiones, en el sensible universo de los servicios médicos neurológicos y neuroquirúrgicos. Sabía que en Cuba la corrupción se iba tornando endémica y se robustecía; sin embargo, pensé en aquel momento, con total convicción, que en nuestra Patria jamás se produciría una situación similar.

Y llegó la corrupción al campo de la salud en Cuba. No sólo llegó, sino que cual plaga letal, extiende sus tentáculos, penetra todos los sectores, se disemina y adopta múltiples variantes; aunque, Gracias a Dios puede decirse, que este mal no involucra actualmente a todos los que laboran en las nobles profesiones médicas. Ha surgido en mi país y se fortalece, un sistema clandestino de medicina privada, que la población denomina "cobro por debajo de la mesa", en el que participan, médicos, enfermeros, técnicos, etc. Se cobra en divisas, en productos, en servicios, y en influencias. Se cobra todo: las consultas, las prioridades para ingresar, las operaciones, la atención a domicilio, los servicios estomatológicos y ópticos, los exámenes complementarios, la rehabilitación, las dietas médicas, etc. El propio Sr. Fidel Castro se refirió a este tema hace algunos años, en una de sus habituales comparecencias televisivas de los jueves, advirtiendo que  esto no sería permitido.

Jamás en estos 50 años, el régimen cubano ha garantizado ni igualdad ni equidad,  en lo que a servicios médicos se refiere. En estos momentos contamos en nuestra Patria, con cuatro niveles diferentes de atención sanitaria:

1.-En primer lugar están los dirigentes y altos funcionarios, sus familiares, amigos y protegidos, los que han recibido siempre  servicios diferenciados, superiores a los de la población.

2.-En segundo lugar tenemos lo que en mi opinión constituye una de las más insultantes injusticias que se cometen en esta isla: la discriminación de los enfermos cubanos en relación con los extranjeros, dolorosa realidad que me llevó a tomar la decisión de desvincularme definitivamente del régimen en el año 1994. En tanto los cubanos deben conformarse con servicios muchas veces deteriorados, insuficientes e ineficaces, los  pacientes foráneos son atendidos en instituciones lujosas, provistas de todos los recursos. Los medicamentos que no consigue la población, están disponibles en las llamadas "diplofarmacias", siempre que se paguen en divisas.

3.-En tercer lugar se encuentran los emergentes servicios privados clandestinos, ajenos al gobierno, y establecidos como negocios particulares por especialistas y técnicos, en las mismas instituciones estatales. Los beneficiados son los nuevos ricos, esos que abandonaron la condición de pacientes, porque gracias a sus recursos económicos, han adquirido la categoría de "clientes", tan criticada por los jefes del país. Ese indigno estrato social, que se mueve impunemente sembrando a su paso la corrupción, tiene acceso mediante pago y múltiples variantes de sobornos, a lo mejor que existe en hospitales y otras instituciones médicas.

4.-Finalmente, en cuarto lugar se encuentra la mayoría de la población cubana, desprovista de divisas, empobrecida e indefensa, la que debe conformarse cuando se enferma, con lo que resta en los centros de salud, después que los nuevos ricos son privilegiadamente atendidos.

Las causas de esta peligrosa modalidad de corrupción, son las mismas que señalé en el artículo sobre corrupción en general, disponible para su lectura en este blog. Insistiré por su importancia en algunas de ellas:

--Los profesionales de la salud, no pueden sustraerse a la devastación espiritual, ética y moral que asola a la nación.

--El pueblo cubano y los trabajadores de la Medicina, como parte del pueblo, han enfrentado carencias de todo tipo durante medio siglo. Tales persistentes penurias, unidas a una formación teórica "igualitarista", generan un enajenante y comprensible afán en pos, no sólo de la supervivencia cotidiana, sino también, de obtener todo lo anhelado, situación que subsecuentemente ha provocado la distorsión, y en muchos casos hasta el envilecimiento involuntario de las personalidades individuales.

--En períodos más recientes se ha producido una formación masiva y acelerada de profesionales de la  Medicina, con procesos de selección más flexibles, menores requerimientos en cuanto a la calidad de los expedientes académicos; y sin tener muchas veces en cuenta la vocación. La Medicina es un sacerdocio; y por tanto,  las personas que la ejercemos, en perenne contacto con la enfermedad y la muerte, necesitamos de una profunda vocación. En los últimos años han ingresado a las carreras médicas, jóvenes desorientados, compulsados por campañas políticas; e incluso con motivaciones ajenas a la vocación.

Me entristece hablar de estos lamentables hechos, por lo perjudiciales que resultan tanto para los que incurren en ellos, como para los pacientes. Es cierto que los graduados en las últimas promociones no cuentan con la preparación que durante mucho tiempo garantizó la prestigiosa Escuela Cubana de Medicina. Las estrategias que se aplican en este campo, parten cada vez más de motivaciones políticas, por lo que en pos de la cantidad, se han creado programas dirigidos a  formar rápida y masivamente a médicos, enfermeros y técnicos, con la subsiguiente afectación de la calidad. No obstante, los profesionales de la salud de nuestro país son abnegados, nobles, solidarios, sacrificados, cariñosos. Estoy convencida de que aun los que participan en estas prácticas corruptas, sufren por el daño que ocasionan a sus compatriotas enfermos; y porque temen ser descubiertos y sancionados. Pero los verdaderos afectados, los verdaderos sufrientes son los pacientes. En Cuba el sistema médico es totalmente estatal; por tanto a la población mayoritariamente pobre, le queda como única opción, resignarse a ser atendida en las instituciones gubernamentales de salud, como enfermos de segunda categoría, pues sus derechos son muchas veces usurpados en favor de los nuevos ricos.

Y muchos preguntarán: ¿cómo se efectúan los pagos por estos servicios médicos privados clandestinos?  Los nuevos ricos son precisamente, la principal fuente informativa al respecto. Estos, con su prepotente impunidad, compran todo lo que desean y necesitan; y después publican sus hazañas, denigrando a sus víctimas. Los cobros pueden ser explícitamente en divisas. Los precios de algunos exámenes complementarios, y de determinados tratamientos, han sido ya establecidos. Otros pagos se efectúan  mediante disímiles objetos y servicios, siempre valiosos. Por ejemplo, un inescrupuloso nuevo rico, conocido en el mundo de la música, divulgó a los cuatro vientos que "pagaba muy bien al médico que lo asistía, suministrándole lo necesario para un hijo que iba a nacerle, suministro éste que incluía, el aporte permanente de pañales desechables". Otros les garantizan a los médicos, los costosos recursos necesarios para reparar sus maltrechos autos y sus viviendas; o les brindan periódicamente, surtidos de productos alimenticios.

A continuación me referiré a algunas de las variantes que más frecuentemente adopta este negocio:

--Consultas médicas. El soborno comienza aquí por las recepcionistas. Mediante obsequios a estas empleadas, los pacientes logran ser incluidos en consultas para las que no estaban programados, y ser atendidos en los primeros turnos. Los nuevos ricos y sus familiares, se convierten en clientes especiales, pues los médicos les brindan una atención prioritaria en las consultas. El pago puede ser en divisas, pero comúnmente se recompensa con productos costosos y difíciles de conseguir, sugeridos por los propios galenos.

--Cuerpos de Guardia (Urgencias). Los enfermos y sus familiares se lamentan frecuentemente, de que al acudir a los servicios de urgencias, las recepcionistas, sin siquiera llamar al médico, les niegan la atención, argumentando la no disponibilidad de camas. Pero si les ofrecen algún obsequio a estas trabajadoras, entonces sí son admitidos. Los enfermos también se quejan de que no pocas veces, deben esperar un tiempo prolongado para ser finalmente atendidos, porque los médicos invierten parte de sus horarios de guardia, en consultas no urgentes de sus clientes especiales.

--Servicios de Ambulancias. Es difícil acceder a estos servicios, cuando no se trata de urgencias extremas. Sin embargo, todo se resuelve, pagando a los que laboran en estos transportes sanitarios.

--Ingresos en las salas de hospitalización. Existen médicos que ya cobran en divisas por hospitalizar clientes, en algunos casos solamente para control de sus estados de salud. Es bastante frecuente que los cubanos residentes en el extranjero, vengan a Cuba para chequeos médicos y posibles tratamientos, porque aquí les resultan más baratos. Los médicos y técnicos fijan los costos; y cobran directamente. A los enfermos que no pueden pagar, que son la mayoría, les es más difícil conseguir un ingreso, pues como consecuencia de estas prácticas nefastas, el número de camas realmente a disposición de la población humilde, ha ido disminuyendo progresivamente en algunos lugares.

--Las intervenciones quirúrgicas están entre los productos más lucrativos en este negocio clandestino que va proliferando en Cuba. Las más cobradas son las cirugías electivas, que no constituyen urgencias; y los tratamientos de cirugía estética, muy solicitados por los nuevos ricos, y por cubanos residentes en el exterior. Esta censurable realidad, limita las posibilidades reales del pueblo empobrecido para acceder a los tratamientos operatorios, pues los nuevos ricos ocupan parte de las camas oficialmente destinadas a los ciudadanos con afecciones quirúrgicas.

--Los médicos pueden expedir en Cuba las llamadas "dietas médicas", mediante las cuales, los afectados por determinadas enfermedades, adquieren cuotas adicionales de algunos alimentos. Muchas dietas médicas se están otorgando, previo pago, a personas que no las necesitan. También cobran por los certificados médicos, documentos éstos que los beneficiados utilizan generalmente, para jubilarse antes de la edad establecida, para tomarse un tiempo de descanso; o para evadir el cumplimiento del servicio militar obligatorio.

--Los exámenes complementarios forman parte también de este negocio privado. Los técnicos cobran por realizar las extracciones de sangre en los domicilios de los pacientes; y por llevarles después los resultados de los estudios que se efectúan en los laboratorios de los hospitales. Los exámenes imagenológicos, tanto los radiológicos simples, como los especiales (Tomografía Axial Computarizada, Resonancia Magnética Nuclear, etc.), casi siempre tienen precios ya establecidos en divisas, que pueden variar en las diferentes instituciones; y oscilar según el nivel de demanda.

--Los servicios de rehabilitación están entre los más solicitados y mejor pagados. Los especialitas son contratados en los mismos centros médicos, por los pacientes que acuden allí a recibir tratamientos, pues los de edad avanzada, y los que presentan limitaciones motoras o dolores intensos, prefieren ser atendidos en sus hogares, cuando sus recursos económicos les permiten asumir los costos de estos servicios. Los precios son elevados; y se cobra por cada hora de tratamiento.

--Además de los servicios de rehabilitación a domicilio, se brindan otros también a domicilio, no pocas veces en horario laboral. Por todos ellos se paga directamente a los profesionales. Los médicos  consultan a sus clientes particulares, no solamente en los hospitales, sino además en las viviendas de éstos. Muchos de los podólogos que trabajan en las instituciones de salud, lo hacen también a domicilio, por cuenta propia. No resulta fácil lograr que las enfermeras acudan a los hogares de los pacientes para inyectarlos, cuando éstos no pueden desplazarse; pero este servicio se consigue sin dificultades, si se paga por él.

--Se han creado verdaderos equipos de especialistas para atender de forma privada a los enfermos extranjeros. Estos profesionales captan a los posibles clientes en los propios hospitales donde laboran; y les ofrecen similares servicios, a precios inferiores. De esta forma, algunos pacientes foráneos permanecen un tiempo en Cuba, atendidos por médicos y especialistas en rehabilitación, en viviendas particulares acondicionadas al efecto.

--Los servicios de estomatología están entre los primeros que surgieron como negocio privado clandestino. Resulta difícil y en ocasiones imposible, acceder a estos necesarios tratamientos en las clínicas odontológicas. Se argumenta como justificación, la no disponibilidad de anestésicos, de materiales para prótesis, y de otros elementos. Sin embargo, es posible recibir cualquiera de estos tratamientos, pagando en divisas. El precio de las prótesis, por ejemplo, oscila entre 30 y 90 CUC (Pesos Cubanos Convertibles. Cambio impuesto por el gobierno: 80 CUC por cada 100 USD).

--La graduación de la vista en las instituciones de salud para la confección de lentes, se ha ido  transformando también en un negocio privado. Y es tal el nivel de corrupción existente en las ópticas, que muchas veces la única forma de adquirir los lentes con la rapidez que se necesitan, es pagando directamente en divisas a los responsables y empleados de esos centros.

--De todas las prácticas corruptas presentes en el sector  médico, es la venta de fármacos en el mercado negro, la más sensible y también la más peligrosa. Posteriormente dedicaré un artículo a este tema en particular.

Mediante estas líneas, escritas con hondo dolor, he tratado de ilustrar a los lectores, sobre el inaudito alcance de la corrupción en Cuba, plaga ésta que con su maligno accionar, se ha extendido hasta el sector encargado de garantizar la salud de los habitantes del país. He comentado aquí sus nocivas consecuencias, pero es necesario insistir en una cuestión primordial. Si se analizan estos lamentables hechos, desde el prisma de las perennes carencias materiales que han afectado a los profesionales de la salud y a toda la población cubana, tal vez  podamos justificar la conducta de los profesionales que incurren en prácticas corruptas. Pero todos los que trabajan en el universo de la salud, han aceptado servir a un gobierno que no admite ninguna opción de medicina privada; y que critica furiosamente la existencia de "clientes y no de pacientes" en  el ámbito médico de otros países. Ellos juraron  no ejercer la medicina privada. Si olvidando su formal juramento, priorizan a los enfermos que pueden pagarles, estos profesionales, aun sin proponérselo, están discriminando a sus empobrecidos compatriotas, que son la mayoría del  pueblo cubano; y les dejan como única opción cuando enferman, lo que va quedando en las instituciones médicas, después que los nuevos ricos son atendidos preferencialmente.

Fuente: http://hildamolina.blogspot.com

 

 

Hilda Molina
Hilda Molina
Doctora en Medicina, graduada con el Primer Expediente de su Curso en la Universidad de la Habana. Es especialista en Neurocirugía, graduada con Excelentísimo Expediente, en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía. Se especializa además en Restauración Neurológica. Investigadora Titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Cumplió Misión Médica como Neurocirujana en Argelia (1980- 83). En el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía ocupó los cargos de Jefa del Servicio de Neurocirugía Vascular y Sub-Directora Docente.
 
 
 

 
 
 
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