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El falso debate sobre la inflación
(El Financiero) El llamado es para que el Banco de México tenga un mandato constitucional más amplio y coadyuve en el crecimiento económico y del empleo. El debate mundial esta en la creación de empleos y no en el nivel de precios. Ya basta de que el Banxico sólo vea por los intereses del sector financiero, ya es momento de que vea por el bienestar de la nación.Por Alejandro Gómez Tamez
Durante esta semana que concluye se confirmó lo que habíamos señalado en anteriores entregas de esta columna en el sentido de que el Gobernador del Banco de México, Agustin Carstens, estaba feliz por la implementación de un pseudo QE3 (alivio monetario en su tercera fase por sus siglas en inglés) por parte del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED). Y es que esta acción por parte del banco central estadounidense genera una mayor cantidad de dólares en circulación que eventualmente llegan a los mercados financieros globales y por lo tanto hay una mayor oferta de billetes verdes.
Dicho aumento de dólares provoca una depreciación de dicha divisa (para el caso de México una apreciación del peso), y por lo tanto que todos los productos importados cuesten más baratos. Y pues de esta forma, al volverse los productos comprados del exterior más baratos, se le echa una mano al Banco de México para el logro de su meta inflacionaria de un 3% anual con un margen de variación de +/- 1 punto porcentual; aunque con esta medida se lastima a la planta productiva y al empleo nacionales.
Y es que hay una lógica simple que se entiende bien con el siguiente ejemplo: si el tipo de cambio es de $13.80 pesos por dólar pues algo que tiene un precio de $10 dólares entra a México a $138.00 más el correspondiente arancel; pero si el tipo de cambio es de tan sólo $12.75 pesos por dólar, pues algo de $10 dólares entra al país en $127.50 pesos más aranceles. De esta manera, queda claro que el dólar barato (o un peso fuerte) perjudica a los productos que, productiva o improductivamente, se producen en nuestro país; independientemente de que se mejora el nivel general de precios.
Y es que concretamente, en Tokio, Carstens dijo que la apreciación del peso en septiembre mitiga el impacto de los aumentos en los precios de las materias primas y otras mercancías; y señaló que el banco central mexicano tiene que ser muy cuidadoso en procurar que un eventual uso de su política monetaria no genere un costo económico. Finalmente advirtió que “hemos reiterado en la junta de gobierno que no dudaremos en actuar si vemos un aumento generalizado en los precios”.
De esta manera, vemos que tristemente el debate que lleva a cabo nuestra principal autoridad monetaria se centra exclusivamente en el tema inflacionario; y no presta atención a otro aspecto fundamental como lo son la creación de empleos y el crecimiento económico. Y es que es lamentable observamos como en otras latitudes como lo son los países desarrollados, el tema principal no es la inflación, sino la creación de empleos; y en México este no es el tema en los círculos financieros.
Cabe señalar que es verdad que hasta el mes de septiembre de 2012 el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) presentó un incremento anualizado de 4.77%; pero el punto fundamental tiene que ver en lo que debe ser prioritario para una nación en vías de desarrollo. ¿Qué importa más, la creación de empleos o el control de la inflación? Para los más de 2.5 millones de desempleados que tiene México lo más importante sin duda es la creación de empleos, aunque las cosas cuesten cada vez un poco más.
Hay que conceder también que no podemos menospreciar la importancia de una inflación baja, pero para fines de fortalecer el mercado interno y abatir la pobreza, sería mucho mejor tener una inflación en torno a los niveles actuales con creación de empleos en lugar de una de 3%, pero con una mucho menor creación de plazas laborales.
También vale la pena destacar que en otras regiones, como en los Estados Unidos, el debate no está centrado en temas como la inflación, sino en la creación de empleos; y para ello podemos poner como ejemplo el debate reciente entre Barak Obama y Mitt Romney, quienes la semana pasada comentaron ampliamente el tema durante el primer debate presidencial en los Estados Unidos.
Cabe señalar que durante dicho evento el actual presidente de nuestro vecino del norte presumió el haber creado más de cinco millones de puestos de trabajo en el sector privado; aunque el nivel de desempleo en dicha nación ha rondado cerca del 8% de la población económicamente activa cada mes (aunque el dato más reciente ya la ubica en 7.8%). Por su parte, Romney también prometió que creará 12 millones de empleos en caso de ser elegido. Así, el tema es el empleo; aunque aquí en México para la autoridad monetaria hay otros intereses como el control de la inflación y mantener artificialmente altas las tasas de interés para generar un peso fuerte atrayendo capitales glondrinos.
Seguramente algunos analistas económicos dirán que en México el desempleo “no es tema” porque estamos muy bien comparados con otras naciones. Y si, es verdad que en agosto de este año México registró una tasa de desempleo de 5%, la tercera más baja entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sólo debajo de Japón y Austria.
De acuerdo con datos del organismo internacional, aunque la tasa de desempleo de México en agosto mostró un ligero aumento mensual respecto al 4.7% en julio, se ubicó por debajo del promedio de la OCDE de 7.9%.
Pero estos datos no debemos aceptarlos a ciegas, sino que deben ser analizados con un ojo crítico. Es verdad que México ocupa el tercer lugar en desempleo entre los países de la OCDE, pero también es verdad que en nuestra nación abundan los lavacoches, cuida coches, y millones de personas que se dedican a vender en los tianguis de las ciudades y comunidades, y para el INEGI ellos no son desempleados. Por eso la tasa de desempleo en México es baja.
De esta forma, en nuestro país el desempleo es bajo, pero eso no implica que haya las remuneraciones ni los trabajos adecuados que permitan la existencia de un mercado interno robusto y en creciemiento.
Así pues, nuevamente el llamado es para que el Banco de México tenga un mandato constitucional más amplio y coadyuve en el crecimiento económico y del empleo. Como hemos visto, el debate mundial esta en la creación de empleos y no en el nivel de precios. Ya basta de que el Banxico sólo vea por los intereses del sector financiero, ya es momento de que vea por el bienestar de la nación.
Todo esto está en manos de los legisladores, esperemos que asuman su responsabilidad histórica.
Alejandro Gómez Tamez
Durante esta semana que concluye se confirmó lo que habíamos señalado en anteriores entregas de esta columna en el sentido de que el Gobernador del Banco de México, Agustin Carstens, estaba feliz por la implementación de un pseudo QE3 (alivio monetario en su tercera fase por sus siglas en inglés) por parte del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED). Y es que esta acción por parte del banco central estadounidense genera una mayor cantidad de dólares en circulación que eventualmente llegan a los mercados financieros globales y por lo tanto hay una mayor oferta de billetes verdes.
Dicho aumento de dólares provoca una depreciación de dicha divisa (para el caso de México una apreciación del peso), y por lo tanto que todos los productos importados cuesten más baratos. Y pues de esta forma, al volverse los productos comprados del exterior más baratos, se le echa una mano al Banco de México para el logro de su meta inflacionaria de un 3% anual con un margen de variación de +/- 1 punto porcentual; aunque con esta medida se lastima a la planta productiva y al empleo nacionales.
Y es que hay una lógica simple que se entiende bien con el siguiente ejemplo: si el tipo de cambio es de $13.80 pesos por dólar pues algo que tiene un precio de $10 dólares entra a México a $138.00 más el correspondiente arancel; pero si el tipo de cambio es de tan sólo $12.75 pesos por dólar, pues algo de $10 dólares entra al país en $127.50 pesos más aranceles. De esta manera, queda claro que el dólar barato (o un peso fuerte) perjudica a los productos que, productiva o improductivamente, se producen en nuestro país; independientemente de que se mejora el nivel general de precios.
Y es que concretamente, en Tokio, Carstens dijo que la apreciación del peso en septiembre mitiga el impacto de los aumentos en los precios de las materias primas y otras mercancías; y señaló que el banco central mexicano tiene que ser muy cuidadoso en procurar que un eventual uso de su política monetaria no genere un costo económico. Finalmente advirtió que “hemos reiterado en la junta de gobierno que no dudaremos en actuar si vemos un aumento generalizado en los precios”.
De esta manera, vemos que tristemente el debate que lleva a cabo nuestra principal autoridad monetaria se centra exclusivamente en el tema inflacionario; y no presta atención a otro aspecto fundamental como lo son la creación de empleos y el crecimiento económico. Y es que es lamentable observamos como en otras latitudes como lo son los países desarrollados, el tema principal no es la inflación, sino la creación de empleos; y en México este no es el tema en los círculos financieros.
Cabe señalar que es verdad que hasta el mes de septiembre de 2012 el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) presentó un incremento anualizado de 4.77%; pero el punto fundamental tiene que ver en lo que debe ser prioritario para una nación en vías de desarrollo. ¿Qué importa más, la creación de empleos o el control de la inflación? Para los más de 2.5 millones de desempleados que tiene México lo más importante sin duda es la creación de empleos, aunque las cosas cuesten cada vez un poco más.
Hay que conceder también que no podemos menospreciar la importancia de una inflación baja, pero para fines de fortalecer el mercado interno y abatir la pobreza, sería mucho mejor tener una inflación en torno a los niveles actuales con creación de empleos en lugar de una de 3%, pero con una mucho menor creación de plazas laborales.
También vale la pena destacar que en otras regiones, como en los Estados Unidos, el debate no está centrado en temas como la inflación, sino en la creación de empleos; y para ello podemos poner como ejemplo el debate reciente entre Barak Obama y Mitt Romney, quienes la semana pasada comentaron ampliamente el tema durante el primer debate presidencial en los Estados Unidos.
Cabe señalar que durante dicho evento el actual presidente de nuestro vecino del norte presumió el haber creado más de cinco millones de puestos de trabajo en el sector privado; aunque el nivel de desempleo en dicha nación ha rondado cerca del 8% de la población económicamente activa cada mes (aunque el dato más reciente ya la ubica en 7.8%). Por su parte, Romney también prometió que creará 12 millones de empleos en caso de ser elegido. Así, el tema es el empleo; aunque aquí en México para la autoridad monetaria hay otros intereses como el control de la inflación y mantener artificialmente altas las tasas de interés para generar un peso fuerte atrayendo capitales glondrinos.
Seguramente algunos analistas económicos dirán que en México el desempleo “no es tema” porque estamos muy bien comparados con otras naciones. Y si, es verdad que en agosto de este año México registró una tasa de desempleo de 5%, la tercera más baja entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sólo debajo de Japón y Austria.
De acuerdo con datos del organismo internacional, aunque la tasa de desempleo de México en agosto mostró un ligero aumento mensual respecto al 4.7% en julio, se ubicó por debajo del promedio de la OCDE de 7.9%.
Pero estos datos no debemos aceptarlos a ciegas, sino que deben ser analizados con un ojo crítico. Es verdad que México ocupa el tercer lugar en desempleo entre los países de la OCDE, pero también es verdad que en nuestra nación abundan los lavacoches, cuida coches, y millones de personas que se dedican a vender en los tianguis de las ciudades y comunidades, y para el INEGI ellos no son desempleados. Por eso la tasa de desempleo en México es baja.
De esta forma, en nuestro país el desempleo es bajo, pero eso no implica que haya las remuneraciones ni los trabajos adecuados que permitan la existencia de un mercado interno robusto y en creciemiento.
Así pues, nuevamente el llamado es para que el Banco de México tenga un mandato constitucional más amplio y coadyuve en el crecimiento económico y del empleo. Como hemos visto, el debate mundial esta en la creación de empleos y no en el nivel de precios. Ya basta de que el Banxico sólo vea por los intereses del sector financiero, ya es momento de que vea por el bienestar de la nación.
Todo esto está en manos de los legisladores, esperemos que asuman su responsabilidad histórica.
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