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UN ACUERDO DE ECONOMÍA REGULADA PARA LAS AMÉRICAS
Durante el fin de semana del 20 al 22 de abril de 2001, los líderes de los países en el Norte, Centro y Sudamérica, se encontraron en Quebec, Canadá, para aprobar una agenda con el fin de establecer el libre comercio en todo el hemisferio occidental hacia el 2005.
Por Richard M. Ebeling
Durante el fin de semana del 20 al 22 de abril de 2001, los líderes de los países en el Norte, Centro y Sudamérica, se encontraron en Quebec, Canadá, para aprobar una agenda con el fin de establecer el libre comercio en todo el hemisferio occidental hacia el 2005.
Los medios de comunicación le prestaron bastante atención a los miles de manifestantes que se enfrentaron con la policía. Representando a una gran variedad de diversos grupos y organizaciones, su lema común era su resistencia y miedo a la "globalización". Un grupo de ambientalistas anti-crecimiento y enemigos del capitalismo de orientación izquierdista aunaron sus intereses particulares esperando oponerse al mercado internacional competitivo.
Las declaraciones de los líderes del gobierno en el encuentro, que se refirieron a su aprecio por los temas ambientales y "los derechos de los trabajadores", fueron vistas como un hueso arrojado a los manifestantes.
En su discurso en la conferencia, el Presidente Bush dijo que un área de libre mercado para las Américas sería combinada con "un fuerte acuerdo para proteger nuestro medio ambiente y mejorar los estándares de trabajo". Pero, en comentarios posteriores, agregó: "Mientras yo entienda que algunos sindicalistas [de mercado] están interesados en asegurar que existe la protección laboral, no quiero que esas protecciones laborales sean utilizadas para destruir el acuerdo de libre mercado."
Bush también dijo que él estaba "dispuesto a usar la Ley de Conservación del Bosque Tropical para ayudar a los países a redireccionar su pago de deuda hacia los proyectos locales que protejan la biodiversidad y los bosques tropicales."
Pero fue apuntado por las críticas que el presupuesto federal estadounidense disponía tan sólo de $30 millones para ayudar a solventar este propósito.
Entonces, la agenda real, como muchos en los medios de comunicación sugirieron, especialmente en el caso de los Estados Unidos, era abrir la puerta a un capitalismo más desenfrenado por todo el hemisferio occidental. Las corporaciones americanas tendrían una oportunidad irrestricta de invertir y emplear en donde sea el máximo de las ganancias que ingresasen.
La puerta estaría abierta a una más adelantada "carrera hacia la cima", en la cual los trabajadores americanos perderían la seguridad laboral y tendrían que competir con salarios más bajos en los países latinoamericanos. Y los trabajadores en Centro y Sudamérica se encontrarían explotados por los empleadores norteamericanos, quiénes tomarían ventaja de su "trabajo barato." El ambiente estaría desprotegido del desuso y agotamiento, por parte de las compañías privadas, preocupadas solamente por obtener ganancias financieras de corto plazo a expensas de la natural herencia de la tierra.
La propuesta de establecer una vasta zona de libre comercio desde el norte de Canadá hasta el fin de Tierra del Fuego para el final del 2005 no parecía factible, porque una cierta cantidad de países latinoamericanos sospechaban de las intenciones de los Estados Unidos y temieron que sus economías no serían capaces de afrontar satisfactoriamente la competencia gringa.
Después de todo, advirtió el Presidente Fox de México, "no podemos permitirnos estar en la deriva... a merced de los caprichos de las fuerzas del mercado."
Pero en realidad, la Declaración de la ciudad de Quebec, la cual fue firmada por los representantes de los 34 países presentes, demostró que los manifestantes no necesitaban haber tenido ningún tipo de miedo de que un capitalismo irrestricto estaba cercano a producirse en el hemisferio occidental.
No había razón para creer que los Estados Unidos o cualquier otra de las naciones de las Américas estaba realmente interesada en crear lo que el Presidente Bush ha denominado en su discurso "una era de prosperidad en un hemisferio de libertad." Él expresó que "la solución no yace en el estatismo y proteccionismo; la solución radica en una mayor libertad", en términos de las políticas a las cuales los miembros gobernantes han adherido.
Con respecto al ambiente, estos gobiernos establecieron que su propósito era "fortalecer la protección del medio ambiente y el uso de los recursos naturales con una intención de asegurar un balance entre el desarrollo económico, social y la protección del medio ambiente."
En el asunto de la pobreza, los líderes políticos dijeron: "Nosotros nos comprometemos a mayores esfuerzos para alcanzar las metas internacionales de desarrollo, especialmente la reducción en un 50% hacia el 2015 de la proporción de gente que vive en extrema pobreza."
Acerca de los problemas rurales, dijeron: "Nosotros nos comprometemos a promover programas para la mejora de la agricultura y la vida rural y el negocio del agro, como una contribución esencial a la reducción de la pobreza y el desarrollo integral."
En el asunto de la migración, ellos establecieron: "Estamos para asegurar el trato digno y humano con apropiadas protecciones legales... y condiciones de trabajo seguras y saludables para los migrantes."
Y ellos tomarían " medidas efectivas en contra del tráfico de seres humanos."
En el tema de la educación, aseguraron a sus ciudadanos: "Hemos acordado una serie de políticas para mejorar el acceso a educación de calidad a través del entrenamiento docente, a la educación en valores cívicos, y al uso de las tecnologías de la información, en nuestras aulas y midiendo el progreso hacia el logro de esos objetivos."
Acerca del rol del gobierno en el cuidado de la salud, ellos dijeron: "Enfatizamos que la buena salud y el igual acceso a la atención médica, servicios de salud y medicina accesibles monetariamente, son críticos para el desarrollo humano y el logro de nuestros objetivos políticos, económicos y sociales."
En lo que respecta a los derechos civiles, prometieron que buscaban "la erradicación de todas las formas de discriminación... así como la promoción de la igualdad de género y lograr la completa participación de todas las personas en la vida política, económica, social y cultural de nuestros países."
Acerca del conflicto internacional, los líderes establecieron: "Reiteramos nuestra completa adhesión al principio que compromete a los estados a frenar la amenaza del uso de la fuerza, en concordancia con la ley internacional."
Y acerca de la guerra contra las drogas, enfatizaron: "Reiteramos nuestro compromiso para combatir las nuevas y multidimensionales amenazas a la seguridad de nuestras sociedades. Entre estas amenazas están el problema global de la droga y los crímenes relacionados... Nosotros renovamos nuestro compromiso para la implementación total de la Estrategia Antidroga en el hemisferio [y] la efectiva cooperación hemisférica en la lucha contra todos los factores que constituyen el problema global de la droga."
Los líderes políticos también enfatizaron que sólo a las naciones democráticas se les permitirá participar del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Los gobiernos a los que ellos no consideraran lo suficientemente "representativos", serían excluidos del club.
Concluyeron poniendo el énfasis en que éste y los encuentros previos de las Américas, "existen para servir a la gente."
Entonces, ¿dónde estaba el acuerdo para una política de libre comercio para las Américas? En el medio de la declaración de seis páginas, había dos párrafos especificando cuáles eran las metas: "Economías libres y abiertas, acceso al mercado, sustanciales flujos de inversión, formación de capital, estabilidad financiera, apropiadas políticas públicas, acceso a la tecnología y al desarrollo de recursos humanos, y el entrenamiento son las claves para reducir la pobreza y las desigualdades, aumentando los estándares y promoviendo el desarrollo sustentable."
La Declaración agregaba que "el libre comercio, sin subsidios o prácticas injustas junto a una creciente corriente de las inversiones productivas y una mayor integración económica, promoverá la prosperidad regional, y, de este modo, posibilitará el aumento del estándar de vida, la mejora de las condiciones de trabajo de la gente en las Américas, y una mejor protección del ambiente."
Ellos también dijeron: "Le otorgamos gran importancia al diseño de un Acuerdo que tiene en cuenta las diferencias de tamaño y niveles de desarrollo de las economías participantes."
Los detalles completos del Acuerdo para el Área de Libre Comercio de las Américas tienen que ser para enero del 2005, y el acuerdo debe ser implementado antes de diciembre del 2005.
EL ACUERDO REAL. A lo que Estados Unidos y las otras 33 naciones se comprometieron es, en realidad, a un acuerdo de economía-regulada para las Américas. El planeamiento ambiental determinará los usos de la tierra y de los recursos para el desarrollo económico. Las políticas del gobierno serán apuntadas hacia, de alguna manera, el "plan" para la reducción de la "extrema pobreza" en un 50% dentro de 14 años.
Los programas de gobierno asegurarán la mejora política de la vida rural y las economías agrícolas a lo largo de las Américas. La migración claramente no será libre; en cambio, estos gobiernos suprimirán "el tráfico de seres humanos" por lo que los únicos movimientos de la población de las Américas serán los tipos y cantidades de migrantes que ellos aprueben.
Los gobernantes determinarán y cooperarán en el entrenamiento de maestros en el sistema de escuelas primarias, acompañado por la instrucción política en los apropiados "valores cívicos", por lo que los ciudadanos de estos países van a aprender a apreciar todo lo que sus gobiernos con tanta benevolencia hacen por ellos. Los Estados Unidos y otros países miembros van a cimentar el movimiento hacia una medicina más socializada mediante el aseguramiento de que cada uno en las Américas tendrá igual acceso a la salud y medicinas "que puedan ser costeadas."
La peligrosa dirección hacia los privilegios de grupo en lugar de los derechos individuales será reforzada a través de variadas reglas "raciales y de género" y estándares que más adelante limitarán la libertad de asociación y elección personal.
Y la muerta, invasiva y violenta "guerra contra las drogas" no será sólo continua sino más vigorosa a expensas de la libertad personal, destrucción de la propiedad privada y más corrupción del proceso social y político.
La limitada atención brindada en la Declaración a los asuntos actuales del comercio internacional, pone en claro que los gobiernos del hemisferio occidental están agobiando a sus 800 millones de personas con una internacionalización del Estado de Bienestar intervencionista.
La única referencia al libre comercio llama a "no subsidiar" o a "prácticas injustas." El resto de los dos párrafos, si se toman tal cual fueron escritos, implican políticas gubernamentales activas para dirigir los flujos de inversión y la formación de capital, proveer acceso a la tecnología para varios grupos y apuntar el entrenamiento vocacional hacia el logro de objetivos políticos para reducir "la pobreza y las desigualdades" y promover el "desarrollo sostenible".
Reforzando esta interpretación está la intención establecida de traer a la mesa de planeamiento e intervencionismo a un número de organizaciones internacionales, tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, y la Organización Mundial del Trabajo, también como una variedad de grupos de especial interés que eufemísticamente van bajo el paraguas de la "sociedad civil."
El propósito será establecer las metas y apuntar a los grupos selectos y sectores de las economías nacionales en las Américas, especialmente los que son considerados merecedores de porcentajes redistributivos de variadas clases y accesos privilegiados a inversiones para el desarrollo.
EL LIBRE COMERCIO NO ES DIFÍCIL. Como Pierre Lemieux concisamente apuntó en un editorial del Wall Street Journal (24 de abril de 2001): "Los economistas han sabido por siglos que el libre mercado puede promoverse sin acuerdos de libre mercado. Los habitantes de un país obtendrían muchas de las ventajas del libre mercado si tan sólo su propio gobierno parara de imponer restricciones a las importaciones... En otras palabras, si quieres libre comercio, tan sólo comercia."
Todo lo que un gobierno debe hacer es rechazar las leyes domésticas y las leyes legislativas que prohiben, restringen, o colocan impuestos sobre la libre movilidad de mercaderías, capital y gente, dentro y entre su país y el resto del mundo. Es tan simple como eso. Los acuerdos y tratados internacionales no son ni necesarios ni requeridos para remover las barreras políticas artificiales.
.Pero a pesar de la retórica que sin duda será usada por la administración de Bush para hacer lobby por el poder de negociación de mercado y el pasaje de cualquier tratado final, las metas establecidas de cualquier acuerdo del hemisferio occidental basado en la declaración de Quebec no tienen casi ninguna vinculación con el libre mercado. Sólo representa un escenario nuevo y adicional en las próximas implementaciones de la economía regulada, esta vez para ser extendido a través de otro acuerdo intergubernamental.
Richard M. Ebeling es titular de la cátedra Ludwig von Mises en el Hillsdale College, Michigan, y Vicepresidente de Asuntos Académicos de The Future of Freedom Foundation.
Traducción de Marina L. Esposito.
Richard M. Ebeling
Durante el fin de semana del 20 al 22 de abril de 2001, los líderes de los países en el Norte, Centro y Sudamérica, se encontraron en Quebec, Canadá, para aprobar una agenda con el fin de establecer el libre comercio en todo el hemisferio occidental hacia el 2005.
Los medios de comunicación le prestaron bastante atención a los miles de manifestantes que se enfrentaron con la policía. Representando a una gran variedad de diversos grupos y organizaciones, su lema común era su resistencia y miedo a la "globalización". Un grupo de ambientalistas anti-crecimiento y enemigos del capitalismo de orientación izquierdista aunaron sus intereses particulares esperando oponerse al mercado internacional competitivo.
Las declaraciones de los líderes del gobierno en el encuentro, que se refirieron a su aprecio por los temas ambientales y "los derechos de los trabajadores", fueron vistas como un hueso arrojado a los manifestantes.
En su discurso en la conferencia, el Presidente Bush dijo que un área de libre mercado para las Américas sería combinada con "un fuerte acuerdo para proteger nuestro medio ambiente y mejorar los estándares de trabajo". Pero, en comentarios posteriores, agregó: "Mientras yo entienda que algunos sindicalistas [de mercado] están interesados en asegurar que existe la protección laboral, no quiero que esas protecciones laborales sean utilizadas para destruir el acuerdo de libre mercado."
Bush también dijo que él estaba "dispuesto a usar la Ley de Conservación del Bosque Tropical para ayudar a los países a redireccionar su pago de deuda hacia los proyectos locales que protejan la biodiversidad y los bosques tropicales."
Pero fue apuntado por las críticas que el presupuesto federal estadounidense disponía tan sólo de $30 millones para ayudar a solventar este propósito.
Entonces, la agenda real, como muchos en los medios de comunicación sugirieron, especialmente en el caso de los Estados Unidos, era abrir la puerta a un capitalismo más desenfrenado por todo el hemisferio occidental. Las corporaciones americanas tendrían una oportunidad irrestricta de invertir y emplear en donde sea el máximo de las ganancias que ingresasen.
La puerta estaría abierta a una más adelantada "carrera hacia la cima", en la cual los trabajadores americanos perderían la seguridad laboral y tendrían que competir con salarios más bajos en los países latinoamericanos. Y los trabajadores en Centro y Sudamérica se encontrarían explotados por los empleadores norteamericanos, quiénes tomarían ventaja de su "trabajo barato." El ambiente estaría desprotegido del desuso y agotamiento, por parte de las compañías privadas, preocupadas solamente por obtener ganancias financieras de corto plazo a expensas de la natural herencia de la tierra.
La propuesta de establecer una vasta zona de libre comercio desde el norte de Canadá hasta el fin de Tierra del Fuego para el final del 2005 no parecía factible, porque una cierta cantidad de países latinoamericanos sospechaban de las intenciones de los Estados Unidos y temieron que sus economías no serían capaces de afrontar satisfactoriamente la competencia gringa.
Después de todo, advirtió el Presidente Fox de México, "no podemos permitirnos estar en la deriva... a merced de los caprichos de las fuerzas del mercado."
Pero en realidad, la Declaración de la ciudad de Quebec, la cual fue firmada por los representantes de los 34 países presentes, demostró que los manifestantes no necesitaban haber tenido ningún tipo de miedo de que un capitalismo irrestricto estaba cercano a producirse en el hemisferio occidental.
No había razón para creer que los Estados Unidos o cualquier otra de las naciones de las Américas estaba realmente interesada en crear lo que el Presidente Bush ha denominado en su discurso "una era de prosperidad en un hemisferio de libertad." Él expresó que "la solución no yace en el estatismo y proteccionismo; la solución radica en una mayor libertad", en términos de las políticas a las cuales los miembros gobernantes han adherido.
Con respecto al ambiente, estos gobiernos establecieron que su propósito era "fortalecer la protección del medio ambiente y el uso de los recursos naturales con una intención de asegurar un balance entre el desarrollo económico, social y la protección del medio ambiente."
En el asunto de la pobreza, los líderes políticos dijeron: "Nosotros nos comprometemos a mayores esfuerzos para alcanzar las metas internacionales de desarrollo, especialmente la reducción en un 50% hacia el 2015 de la proporción de gente que vive en extrema pobreza."
Acerca de los problemas rurales, dijeron: "Nosotros nos comprometemos a promover programas para la mejora de la agricultura y la vida rural y el negocio del agro, como una contribución esencial a la reducción de la pobreza y el desarrollo integral."
En el asunto de la migración, ellos establecieron: "Estamos para asegurar el trato digno y humano con apropiadas protecciones legales... y condiciones de trabajo seguras y saludables para los migrantes."
Y ellos tomarían " medidas efectivas en contra del tráfico de seres humanos."
En el tema de la educación, aseguraron a sus ciudadanos: "Hemos acordado una serie de políticas para mejorar el acceso a educación de calidad a través del entrenamiento docente, a la educación en valores cívicos, y al uso de las tecnologías de la información, en nuestras aulas y midiendo el progreso hacia el logro de esos objetivos."
Acerca del rol del gobierno en el cuidado de la salud, ellos dijeron: "Enfatizamos que la buena salud y el igual acceso a la atención médica, servicios de salud y medicina accesibles monetariamente, son críticos para el desarrollo humano y el logro de nuestros objetivos políticos, económicos y sociales."
En lo que respecta a los derechos civiles, prometieron que buscaban "la erradicación de todas las formas de discriminación... así como la promoción de la igualdad de género y lograr la completa participación de todas las personas en la vida política, económica, social y cultural de nuestros países."
Acerca del conflicto internacional, los líderes establecieron: "Reiteramos nuestra completa adhesión al principio que compromete a los estados a frenar la amenaza del uso de la fuerza, en concordancia con la ley internacional."
Y acerca de la guerra contra las drogas, enfatizaron: "Reiteramos nuestro compromiso para combatir las nuevas y multidimensionales amenazas a la seguridad de nuestras sociedades. Entre estas amenazas están el problema global de la droga y los crímenes relacionados... Nosotros renovamos nuestro compromiso para la implementación total de la Estrategia Antidroga en el hemisferio [y] la efectiva cooperación hemisférica en la lucha contra todos los factores que constituyen el problema global de la droga."
Los líderes políticos también enfatizaron que sólo a las naciones democráticas se les permitirá participar del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Los gobiernos a los que ellos no consideraran lo suficientemente "representativos", serían excluidos del club.
Concluyeron poniendo el énfasis en que éste y los encuentros previos de las Américas, "existen para servir a la gente."
Entonces, ¿dónde estaba el acuerdo para una política de libre comercio para las Américas? En el medio de la declaración de seis páginas, había dos párrafos especificando cuáles eran las metas: "Economías libres y abiertas, acceso al mercado, sustanciales flujos de inversión, formación de capital, estabilidad financiera, apropiadas políticas públicas, acceso a la tecnología y al desarrollo de recursos humanos, y el entrenamiento son las claves para reducir la pobreza y las desigualdades, aumentando los estándares y promoviendo el desarrollo sustentable."
La Declaración agregaba que "el libre comercio, sin subsidios o prácticas injustas junto a una creciente corriente de las inversiones productivas y una mayor integración económica, promoverá la prosperidad regional, y, de este modo, posibilitará el aumento del estándar de vida, la mejora de las condiciones de trabajo de la gente en las Américas, y una mejor protección del ambiente."
Ellos también dijeron: "Le otorgamos gran importancia al diseño de un Acuerdo que tiene en cuenta las diferencias de tamaño y niveles de desarrollo de las economías participantes."
Los detalles completos del Acuerdo para el Área de Libre Comercio de las Américas tienen que ser para enero del 2005, y el acuerdo debe ser implementado antes de diciembre del 2005.
EL ACUERDO REAL. A lo que Estados Unidos y las otras 33 naciones se comprometieron es, en realidad, a un acuerdo de economía-regulada para las Américas. El planeamiento ambiental determinará los usos de la tierra y de los recursos para el desarrollo económico. Las políticas del gobierno serán apuntadas hacia, de alguna manera, el "plan" para la reducción de la "extrema pobreza" en un 50% dentro de 14 años.
Los programas de gobierno asegurarán la mejora política de la vida rural y las economías agrícolas a lo largo de las Américas. La migración claramente no será libre; en cambio, estos gobiernos suprimirán "el tráfico de seres humanos" por lo que los únicos movimientos de la población de las Américas serán los tipos y cantidades de migrantes que ellos aprueben.
Los gobernantes determinarán y cooperarán en el entrenamiento de maestros en el sistema de escuelas primarias, acompañado por la instrucción política en los apropiados "valores cívicos", por lo que los ciudadanos de estos países van a aprender a apreciar todo lo que sus gobiernos con tanta benevolencia hacen por ellos. Los Estados Unidos y otros países miembros van a cimentar el movimiento hacia una medicina más socializada mediante el aseguramiento de que cada uno en las Américas tendrá igual acceso a la salud y medicinas "que puedan ser costeadas."
La peligrosa dirección hacia los privilegios de grupo en lugar de los derechos individuales será reforzada a través de variadas reglas "raciales y de género" y estándares que más adelante limitarán la libertad de asociación y elección personal.
Y la muerta, invasiva y violenta "guerra contra las drogas" no será sólo continua sino más vigorosa a expensas de la libertad personal, destrucción de la propiedad privada y más corrupción del proceso social y político.
La limitada atención brindada en la Declaración a los asuntos actuales del comercio internacional, pone en claro que los gobiernos del hemisferio occidental están agobiando a sus 800 millones de personas con una internacionalización del Estado de Bienestar intervencionista.
La única referencia al libre comercio llama a "no subsidiar" o a "prácticas injustas." El resto de los dos párrafos, si se toman tal cual fueron escritos, implican políticas gubernamentales activas para dirigir los flujos de inversión y la formación de capital, proveer acceso a la tecnología para varios grupos y apuntar el entrenamiento vocacional hacia el logro de objetivos políticos para reducir "la pobreza y las desigualdades" y promover el "desarrollo sostenible".
Reforzando esta interpretación está la intención establecida de traer a la mesa de planeamiento e intervencionismo a un número de organizaciones internacionales, tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, y la Organización Mundial del Trabajo, también como una variedad de grupos de especial interés que eufemísticamente van bajo el paraguas de la "sociedad civil."
El propósito será establecer las metas y apuntar a los grupos selectos y sectores de las economías nacionales en las Américas, especialmente los que son considerados merecedores de porcentajes redistributivos de variadas clases y accesos privilegiados a inversiones para el desarrollo.
EL LIBRE COMERCIO NO ES DIFÍCIL. Como Pierre Lemieux concisamente apuntó en un editorial del Wall Street Journal (24 de abril de 2001): "Los economistas han sabido por siglos que el libre mercado puede promoverse sin acuerdos de libre mercado. Los habitantes de un país obtendrían muchas de las ventajas del libre mercado si tan sólo su propio gobierno parara de imponer restricciones a las importaciones... En otras palabras, si quieres libre comercio, tan sólo comercia."
Todo lo que un gobierno debe hacer es rechazar las leyes domésticas y las leyes legislativas que prohiben, restringen, o colocan impuestos sobre la libre movilidad de mercaderías, capital y gente, dentro y entre su país y el resto del mundo. Es tan simple como eso. Los acuerdos y tratados internacionales no son ni necesarios ni requeridos para remover las barreras políticas artificiales.
.Pero a pesar de la retórica que sin duda será usada por la administración de Bush para hacer lobby por el poder de negociación de mercado y el pasaje de cualquier tratado final, las metas establecidas de cualquier acuerdo del hemisferio occidental basado en la declaración de Quebec no tienen casi ninguna vinculación con el libre mercado. Sólo representa un escenario nuevo y adicional en las próximas implementaciones de la economía regulada, esta vez para ser extendido a través de otro acuerdo intergubernamental.
Richard M. Ebeling es titular de la cátedra Ludwig von Mises en el Hillsdale College, Michigan, y Vicepresidente de Asuntos Académicos de The Future of Freedom Foundation.
Traducción de Marina L. Esposito.