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Dificultades en la paz, como la guerra
En el tiempo transcurrido desde la firma de la paz, han sido asesinados 35 líderes sociales. Bandas criminales ocupan las zonas de influencia abandonadas por las Farc y generan más desplazamientos masivos de campesinos.Por Hugo Machín Fajardo
La paz en Colombia recorre un camino largo, complejo y difícil que lleva un lustro desde las conversaciones iniciadas en medio del combate entre el gobierno de Juan M. Santos y las Farc.
El 30 de mayo pasado se cumplió medio año de la firma del acuerdo de paz reelaborado luego del plebiscito de octubre en que el primer texto acordado con el beneplácito de la ONU en La Habana, fuera rechazado en las urnas.
El alto al fuego respetado en los últimos nueve meses evitó la muerte de 2.670 personas según cifras del Centro de Recursos para el Análisis de los Conflictos (Cerac).
Parece irreversible la decisión de las Farc de reinsertarse definitivamente en la actividad política sin armas. Mantienen su compromiso de declarar sus bienes provenientes del narcotráfico y secuestros extorsivos y de someterse a una justicia especial que más que un calabozo, ofrecerá novedosas penas restrictivas en materia de solución de conflictos armados generados por movimientos insurgentes.
La sentencia de la Corte Constitucional de Colombia promulgada en mayo por la que restituye al Congreso su capacidad deliberativa en contravía del llamado fast track (procedimiento legislativo especial de trámite rápido para el acuerdo de paz), generó controversias jurídicas y políticas en el país: desde atribuirle al Poder Judicial intencionalidad contraria a la paz, hasta darle argumentos jurídicos a quienes se oponen a este proceso de paz impulsado por el Premio Nobel ídem.
Campo renacido. El ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Aurelio Iragorri, ha destacado que el proceso de paz produjo el “renacer del campo” con la mejora de condiciones de vida e ingresos para “los 12 millones de campesinos, afros e indígenas que habitan el campo”.
Un informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), sostiene que el crecimiento del sector agropecuario del primer trimestre fue de 7,7 por ciento, el más alto de los últimos 16 años, según Iragorri, a lo que se agrega una tasa de desempleo del 6,4 por ciento -la más baja de la última década- producto de la creación de 35.000 nuevos empleos agropecuarios en el período.
No es un dato menor desde que Colombia es quizás el único país latinoamericano que no había realizado una redistribución de tierras y, según informe de la agencia Reuters, es junto a Brasil y Chile y México, el país donde el 5 por ciento de la población más rica posee más de la mitad de la riqueza total de la población (22.05.17)
Por su parte el jurista Javier Mendoza experto en temas de la propiedad de la tierra entrevistado por El Tiempo, de Bogotá, concluye que “el tema de la tierra en Colombia se ha politizado. Se ha vuelto un tema más ideológico y político, que técnico […] Eso va en detrimento de los campesino que quedan en la mitad”.
El corredactor de la Ley N° 1448, de Víctimas y Restitución de Tierras, Francisco Ternera, director de la Línea de Derecho Civil de la Universidad del Rosario, informa que a la fecha hay 103.892 reclamaciones de predios de los cuales el Gobierno ha habilitado cerca del 50 por ciento.
Dificultades. Sin embargo los retrasos en la implementación del proceso de paz son evidentes. La construcción de las zonas veredales dispuestas para el reagrupamiento de los 7.000 guerrilleros de las Farc fue extremadamente lento. La dejación de armas por la guerrilla prevista para fin de mayo se incumplió y requiere nueva fecha límite. A ello se suma la búsqueda de casi un millar de depósitos de armamento de la guerrilla diseminados en zonas de difícil acceso. Esta pendiente la integración del tribunal de Justica Especial para la Paz, así como el inicio de actividades de la Comisión de la Verdad. Igualmente, la amnistía para los guerrilleros presos aprobada hace meses no se implementa a cabalidad.
En el tiempo transcurrido desde la firma de la paz, han sido asesinados 35 líderes sociales. Bandas criminales ocupan las zonas de influencia abandonadas por las Farc y generan más desplazamientos masivos de campesinos.
Días atrás renunció a la titularidad del Ministerio del Interior uno de los artífices del proceso de paz: Juan Fernando Cristo, promotor de la Ley de Víctimas y Restitución de tierras, hijo de del senador liberal, Jorge Cristo, asesinado en 1997 por el ELN, segunda guerrilla de Colombia, que había definido como objetivos de guerra a los candidatos de los partidos tradicionales aspirantes a ser electos.
La razón de su apartamiento del gabinete ministerial para trabajar por la paz en otros ámbitos, el ex Ministro la sintetizó en una frase dramática: “O avanzamos y consolidamos la paz o retrocedemos a la guerra”.
La diferencia existente entre el 83 por ciento de popularidad con que terminó su primer año de gobierno Santos y un 24 por ciento actual, grafica el desgaste de la búsqueda de esta paz que debería concluir con más de medio siglo de conflicto armado.
Hugo Machín FajardoRedactor Especial del Portal Análisis LatinoPeriodista desde 1969, una forzada interrupción entre 1973 -1985, no le impidió ejercer el periodismo clandestino. Secuestrado en 1981 por la dictadura uruguaya, permaneció desaparecido y torturado hasta 1982, en que fue recluido en el Penal de Libertad hasta 1985. Ex -docente de periodismo en Universidad ORT, de Montevideo. Ex vicepresidente de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU). Jurado del Premio Periodismo para la Tolerancia, 2004, de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) /Unión Europea. Coordinó "Periodismo e Infancia-2005". Integró diversas redacciones periodísticas de medios y agencias de noticias en Montevideo, Uruguay. Actualmente se desempeña como free -lance.
La paz en Colombia recorre un camino largo, complejo y difícil que lleva un lustro desde las conversaciones iniciadas en medio del combate entre el gobierno de Juan M. Santos y las Farc.
El 30 de mayo pasado se cumplió medio año de la firma del acuerdo de paz reelaborado luego del plebiscito de octubre en que el primer texto acordado con el beneplácito de la ONU en La Habana, fuera rechazado en las urnas.
El alto al fuego respetado en los últimos nueve meses evitó la muerte de 2.670 personas según cifras del Centro de Recursos para el Análisis de los Conflictos (Cerac).
Parece irreversible la decisión de las Farc de reinsertarse definitivamente en la actividad política sin armas. Mantienen su compromiso de declarar sus bienes provenientes del narcotráfico y secuestros extorsivos y de someterse a una justicia especial que más que un calabozo, ofrecerá novedosas penas restrictivas en materia de solución de conflictos armados generados por movimientos insurgentes.
La sentencia de la Corte Constitucional de Colombia promulgada en mayo por la que restituye al Congreso su capacidad deliberativa en contravía del llamado fast track (procedimiento legislativo especial de trámite rápido para el acuerdo de paz), generó controversias jurídicas y políticas en el país: desde atribuirle al Poder Judicial intencionalidad contraria a la paz, hasta darle argumentos jurídicos a quienes se oponen a este proceso de paz impulsado por el Premio Nobel ídem.
Campo renacido. El ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Aurelio Iragorri, ha destacado que el proceso de paz produjo el “renacer del campo” con la mejora de condiciones de vida e ingresos para “los 12 millones de campesinos, afros e indígenas que habitan el campo”.
Un informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), sostiene que el crecimiento del sector agropecuario del primer trimestre fue de 7,7 por ciento, el más alto de los últimos 16 años, según Iragorri, a lo que se agrega una tasa de desempleo del 6,4 por ciento -la más baja de la última década- producto de la creación de 35.000 nuevos empleos agropecuarios en el período.
No es un dato menor desde que Colombia es quizás el único país latinoamericano que no había realizado una redistribución de tierras y, según informe de la agencia Reuters, es junto a Brasil y Chile y México, el país donde el 5 por ciento de la población más rica posee más de la mitad de la riqueza total de la población (22.05.17)
Por su parte el jurista Javier Mendoza experto en temas de la propiedad de la tierra entrevistado por El Tiempo, de Bogotá, concluye que “el tema de la tierra en Colombia se ha politizado. Se ha vuelto un tema más ideológico y político, que técnico […] Eso va en detrimento de los campesino que quedan en la mitad”.
El corredactor de la Ley N° 1448, de Víctimas y Restitución de Tierras, Francisco Ternera, director de la Línea de Derecho Civil de la Universidad del Rosario, informa que a la fecha hay 103.892 reclamaciones de predios de los cuales el Gobierno ha habilitado cerca del 50 por ciento.
Dificultades. Sin embargo los retrasos en la implementación del proceso de paz son evidentes. La construcción de las zonas veredales dispuestas para el reagrupamiento de los 7.000 guerrilleros de las Farc fue extremadamente lento. La dejación de armas por la guerrilla prevista para fin de mayo se incumplió y requiere nueva fecha límite. A ello se suma la búsqueda de casi un millar de depósitos de armamento de la guerrilla diseminados en zonas de difícil acceso. Esta pendiente la integración del tribunal de Justica Especial para la Paz, así como el inicio de actividades de la Comisión de la Verdad. Igualmente, la amnistía para los guerrilleros presos aprobada hace meses no se implementa a cabalidad.
En el tiempo transcurrido desde la firma de la paz, han sido asesinados 35 líderes sociales. Bandas criminales ocupan las zonas de influencia abandonadas por las Farc y generan más desplazamientos masivos de campesinos.
Días atrás renunció a la titularidad del Ministerio del Interior uno de los artífices del proceso de paz: Juan Fernando Cristo, promotor de la Ley de Víctimas y Restitución de tierras, hijo de del senador liberal, Jorge Cristo, asesinado en 1997 por el ELN, segunda guerrilla de Colombia, que había definido como objetivos de guerra a los candidatos de los partidos tradicionales aspirantes a ser electos.
La razón de su apartamiento del gabinete ministerial para trabajar por la paz en otros ámbitos, el ex Ministro la sintetizó en una frase dramática: “O avanzamos y consolidamos la paz o retrocedemos a la guerra”.
La diferencia existente entre el 83 por ciento de popularidad con que terminó su primer año de gobierno Santos y un 24 por ciento actual, grafica el desgaste de la búsqueda de esta paz que debería concluir con más de medio siglo de conflicto armado.