Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

Diálogo Latino Cubano

Promoción de la Apertura Política en Cuba

31-12-2016

La represión y la memoria: ecos de una estancia porteña

Invitado por los colegas de CADAL, desarrollé una agenda intensa de conferencias, entrevistas y visitas con colegas académicos, miembros de la sociedad civil, periodistas y líderes políticos. Acaso lo principal de este viaje fue conocer o reencontrar a personas excepcionales, que pueblan ese universo progresista y liberal que, desde Argentina y Latinoamérica, defiende una democracia sin adjetivos y unos Derechos Humanos no amarrados por sesgos ideológicos o criterios de realpolitik.
Por Armando Chaguaceda Noriega

A las víctimas de la represión de Estado, dondequiera que estén

Visitar Buenos Aires como intelectual es siempre un motivo de agrado y sorpresa. Agrado porque la capital argentina reúne una cantidad insólita de centros culturales, librerías bien surtidas y mejor ambientadas -oh, el Ateneo-, joyas arquitectónicas que me recuerdan a mi ciudad natal -el esplendor neoclásico en ciertas avenidas porteñas y habaneras- y, en especial, gente interesante. Sorpresa porque el vibrante mundo académico y político argentino siempre supera mis expectativas; no para de crecer y mutar, de revisar y persistir, de discutir la última obra literaria, escuela filosófica y acontecimiento político como si en ello se decidiera la suerte de la humanidad.

Cuba: Political Scenarios and Media Impact

En esta ocasión, invitado por los colegas de CADAL, desarrollé una agenda intensa de conferencias, entrevistas y visitas con colegas académicos, miembros de la sociedad civil, periodistas y líderes políticos. Presenté en la Universidad de San Martín el libro “Democracia en América Latina: Entre el ideal utópico y las realidades políticas”, coordinado junto al amigo Alex Caldera y publicado por la Universidad de Guanajuato. Impartí una conferencia en la sede de CADAL sobre las perspectivas políticas en Cuba, magistralmente comentada por Inés Pousadela, Alicia Lissidini y Fernando Ruiz. Fui entrevistado por el portal Infobae y los diarios Perfil y La Capital, así como por el programa radial “El estado del mundo”.

Margarita Stolbizer y Armando ChaguacedaAcaso lo principal de este viaje fue conocer o reencontrar a personas excepcionales, que pueblan ese universo progresista y liberal que, desde Argentina y Latinoamérica, defiende una democracia sin adjetivos y unos Derechos Humanos no amarrados por sesgos ideológicos o criterios de realpolitik. Fue un honor intercambiar con la diputada socialdemócrata Margarita Stolbizer, ex candidata presidencial por el Frente Progresista en 2015, y con la luchadora pro Derechos Humanos Graciela Fernández Meijide, ex Secretaria de la Comisión sobre Desaparición de Personas (CONADEP), dos mujeres extraordinarias, lúcidas y activas. Placentero debatir con colegas como Jaime Malamud Goti, jurista y uno de los autores intelectuales del juicio a las juntas militares en la Argentina; con los historiadores Fernando Pedrosa, autor del libro “La otra izquierda” -soberbia historia de la socialdemocracia latinoamericana- y Pablo Stefanoni- director de Nueva Sociedad, excelente revista de pensamiento progresista de la región. Provechosos los debates y veladas con Claudia Hilb, Alejandro Katz y Liliana De Riz, entre otros compañeros que sufrieron -y enfrentaron- los rigores de la brutal dictadura militar que asoló al país entre 1976 y 1983.

Pero de esta -mi tercera estancia en suelo bonaerense- guardo un recuerdo imborrable y estremecedor: el de la visita a la ESMA. La antigua Escuela de Mecánica de la Armada, centro ilegal de detenciones, torturas y desapariciones de la dictadura argentina, es hoy un museo que busca mantener viva la memoria de aquellos años terribles. Recorrer los pasillos angostos y grises de sus naves de tortura es imaginar la brutal situación de los presos hacinados en medio del frío, el hambre y la fetidez. Visitar el cuarto donde quitaban a las madres sus bebés nacidos en el recinto es sentir el desconcierto y desesperación de semejante despojo. Entrar en las cámaras donde torturaban a los prisioneros, donde los preparaban para ser lanzados al mar o donde les obligaban a escribir cartas tranquilizando a sus familias o delatando compañeros es recordar las simas adonde desciende la civilización cuando la gobiernan personas indignas de ser llamadas humanos.

Jaime Malamud Goti, Armando Chaguaceda y Hernán AlberroLloré frente al mensaje de una muchacha dando instrucciones a su familia sobre cómo cuidar a un bebé nunca entregado; sentí asfixia en la suerte de tumbas donde los reclusos debían pasar días enteros con los ojos vendados, casi sin moverse y escuchando los gritos de sus compañeros torturados. La visita a la ESMA fue una experiencia terrible, pero a la vez necesaria; que me llevó a pensar, en varios momentos, en quienes siguen sometidos a similares penas por agraviar a los poderosos en cárceles de Cuba -incluida la base de Guantánamo- y Estados Unidos, de China y México, de Arabia Saudita y Rusia, de Turquía y Venezuela.

Necesaria, porque si bien la historia demuestra que las personas podemos vivir -y tratarnos- como bestias, también demuestra que la memoria de la injusticia, pasada y presente, debe servir para encontrar modos mejores de convivencia, dignos de llamarse humanos. En ese sentido, la procuración integral de unos Derechos Humanos, unos estándares de justicia y una convivencia democrática que sean capaces de incluir y trascender, en la diversidad, nuestras preferencias ideológicas, sexuales o religiosas, se convierte en agenda y lucha progresistas fundamentales de nuestro tiempo.

Armando Chaguaceda Noriega
Armando Chaguaceda Noriega
 
 
 

 
 
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