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Promoción de la Apertura Política en Cuba
Estados Unidos – Cuba: desconfianza e inacción
El deshielo promovido por la administración Obama había ilusionado a muchos con un resultado que beneficiaría al pueblo cubano. Pero Trump revirtió esos logros, y Biden no ha realizado cambios sustanciales. La experiencia ha demostrado que decir adiós a las medidas coercitivas, como el embargo, y alentar en su lugar la interacción, es el camino para mejorar la imagen de los Estados Unidos en la isla y promover la necesaria apertura política. Por Alejandro Saavedra
La llegada de Joe Biden al poder levantó muchas expectativas sobre los cambios que se avecinarían en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. La administración Trump significó un retroceso importante en cuanto las relaciones diplomáticas entre los dos países. Durante ese período el país del norte tomó más de 240 medidas destinadas a arreciar el embargo, lo que resultó contraproducente en muchos sentidos.
En la población cubana las opiniones sobre los Estados Unidos, o más específicamente sobre la administración Trump, eran en su gran mayoría negativas y muchos cubanos culpaban a este de que los problemas económicos en la isla se agravaran, sin dejar de culpar al gobierno cubano por sus deficiencias.
Gran parte del pueblo cubano sentía que las medidas tomadas por Trump los llevaban a la asfixia económica, pues mucho antes de que la pandemia desatara una de las peores crisis económicas que han vivido los cubanos, la escasez de productos en la isla se hacía sentir con creces. Escaseaban alimentos, productos de aseo y medicinas.
Quienes recibían remesas de familiares radicados en los Estados Unidos, que podían representar un sector que marcara la diferencia en ese sentido, también se sumaron en su mayoría al sentir del resto de la población. Con la limitación de las remesas, de los viajes, y la ruptura de las relaciones diplomáticas, se afectó su economía y las aspiraciones de muchos de emigrar a los Estados Unidos.
En materia de política interna no hubo cambios significativos en la isla, más allá de una reforma constitucional que mantuvo como premisa la permanencia del Partido Comunista de Cuba como el único partido reconocido en el país y como rector de la sociedad cubana, a pesar de que la nueva Carta Magna aprobó después de 60 años la coexistencia de nuevos actores económicos, como la empresa privada y las empresas de capital extranjero.
Sin grandes cambios
Sin embargo, la administración Biden no ha realizado cambios sustanciales en su política hacia Cuba. Las relaciones entre ambos países se encuentran bien alejadas del nivel alcanzado cuando Barack Obama y Raúl Castro restablecieron las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.
En el mes de abril de este año, después cuatro años suspendidos, fueron retomados los diálogos migratorios entre los dos países en Washington. La delegación cubana fue presidida por el viceministro de Relaciones Exteriores cubano, Carlos Fernández de Cossío Domínguez, y la estadounidense por la subsecretaria adjunta de Estado del Buró de Asuntos del Hemisferio Occidental, Emily Mendrala.
En mayo, la administración Biden tomó una serie de medidas encaminadas a flexibilizar su política hacia Cuba. Entre ellas se encuentran el restablecimiento de los vuelos hacia varias ciudades cubanas -desde 2020 las aerolíneas estadounidenses solo estaban autorizadas a volar a La Habana-, y la suspensión del límite de mil dólares cada tres meses del envío de remesas para quienes tienen familiares en la isla, así como la reactivación del Programa de Reunificación familiar, que permite a cubanos y cubanas radicados en los Estados Unidos reclamar a sus familiares radicados en la isla.
Otras medidas tomadas por la administración Biden, encaminadas a suavizar el embargo estadounidense contra la isla, son el apoyo al pueblo cubano para lograr que este tenga a un acceso amplio a Internet, y la autorización al envío de remesas de personas que no sean familiares. A estas medidas se suma la autorización de los viajes grupales de estadounidenses a Cuba y la participación de ciudadanos de los Estados Unidos en congresos y otros eventos en la isla, lo que significa la reactivación del programa People to People.
El esquivo acercamiento
No solo ha sido la administración Trump la que ha tomado medidas fuertes para la lograr la asfixia económica del régimen de La Habana. Otras también lo han hecho. Debido a esto, una buena parte del pueblo cubano, lejos de esperar que Washington tome medidas que los beneficien, esperan que se mantengan las mismas medidas o que estas aumenten.
Sin embargo, cada vez que alguna administración estadounidense toma medidas que aumentan el acercamiento entre las dos naciones, son vistas con buenos ojos por la mayoría de la población cubana. Un ejemplo claro fue la buena acogida por parte del pueblo cubano del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos en 2017.
Los cubanos saben que es evidentemente mucho mejor que las relaciones entre los dos gobiernos sean lo más normales posibles. Eso facilitaría el intercambio familiar, y permitiría que los cubanos que tienen familiares y amigos en los Estados Unidos puedan recibir algún tipo de ayuda económica.
El mayor intercambio entre pueblos permitiría además a los cubanos interactuar con ciudadanos y ciudadanas estadunidenses, lo que podría influir en un cambio de mentalidad, no solo en lo referente a derechos humanos, si no respecto a la visión de lo que es una verdadera democracia, en la que los ciudadanos pueden expresar su opinión libremente y votar libremente teniendo la oportunidad de elegir entre personas de varios partidos a los candidatos de sus preferencias.
Por otra parte, si los Estados Unidos decidieran suavizar el embargo y aumentar el intercambio comercial entre ambos países, permitiendo la entrada de más productos estadounidenses a la isla, podría cambiar la visión de muchos cubanos y cubanas sobre su vecino del norte. Más allá de la propaganda oficialista, que ha calado y hecho daño, los más de sesenta años de embargo estadounidense, además de otras medidas contra el gobierno de la isla, han afectado en lo individual a cada cubano.
Por otra parte, en lo que se refiere a las relaciones de Washington con la disidencia, apoyar a quienes luchan por una Cuba libre es beneficioso tanto para los Estados Unidos como para quienes se oponen al gobierno del Partido Comunista en la isla. El apoyo de Washington y de otros gobiernos ayuda a legitimar a la oposición cubana ante la opinión pública internacional.
Alejandro SaavedraAlejandro Saavedra (seudónimo) es activista y periodista independiente cubano.
La llegada de Joe Biden al poder levantó muchas expectativas sobre los cambios que se avecinarían en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. La administración Trump significó un retroceso importante en cuanto las relaciones diplomáticas entre los dos países. Durante ese período el país del norte tomó más de 240 medidas destinadas a arreciar el embargo, lo que resultó contraproducente en muchos sentidos.
En la población cubana las opiniones sobre los Estados Unidos, o más específicamente sobre la administración Trump, eran en su gran mayoría negativas y muchos cubanos culpaban a este de que los problemas económicos en la isla se agravaran, sin dejar de culpar al gobierno cubano por sus deficiencias.
Gran parte del pueblo cubano sentía que las medidas tomadas por Trump los llevaban a la asfixia económica, pues mucho antes de que la pandemia desatara una de las peores crisis económicas que han vivido los cubanos, la escasez de productos en la isla se hacía sentir con creces. Escaseaban alimentos, productos de aseo y medicinas.
Quienes recibían remesas de familiares radicados en los Estados Unidos, que podían representar un sector que marcara la diferencia en ese sentido, también se sumaron en su mayoría al sentir del resto de la población. Con la limitación de las remesas, de los viajes, y la ruptura de las relaciones diplomáticas, se afectó su economía y las aspiraciones de muchos de emigrar a los Estados Unidos.
En materia de política interna no hubo cambios significativos en la isla, más allá de una reforma constitucional que mantuvo como premisa la permanencia del Partido Comunista de Cuba como el único partido reconocido en el país y como rector de la sociedad cubana, a pesar de que la nueva Carta Magna aprobó después de 60 años la coexistencia de nuevos actores económicos, como la empresa privada y las empresas de capital extranjero.
Sin grandes cambios
Sin embargo, la administración Biden no ha realizado cambios sustanciales en su política hacia Cuba. Las relaciones entre ambos países se encuentran bien alejadas del nivel alcanzado cuando Barack Obama y Raúl Castro restablecieron las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.
En el mes de abril de este año, después cuatro años suspendidos, fueron retomados los diálogos migratorios entre los dos países en Washington. La delegación cubana fue presidida por el viceministro de Relaciones Exteriores cubano, Carlos Fernández de Cossío Domínguez, y la estadounidense por la subsecretaria adjunta de Estado del Buró de Asuntos del Hemisferio Occidental, Emily Mendrala.
En mayo, la administración Biden tomó una serie de medidas encaminadas a flexibilizar su política hacia Cuba. Entre ellas se encuentran el restablecimiento de los vuelos hacia varias ciudades cubanas -desde 2020 las aerolíneas estadounidenses solo estaban autorizadas a volar a La Habana-, y la suspensión del límite de mil dólares cada tres meses del envío de remesas para quienes tienen familiares en la isla, así como la reactivación del Programa de Reunificación familiar, que permite a cubanos y cubanas radicados en los Estados Unidos reclamar a sus familiares radicados en la isla.
Otras medidas tomadas por la administración Biden, encaminadas a suavizar el embargo estadounidense contra la isla, son el apoyo al pueblo cubano para lograr que este tenga a un acceso amplio a Internet, y la autorización al envío de remesas de personas que no sean familiares. A estas medidas se suma la autorización de los viajes grupales de estadounidenses a Cuba y la participación de ciudadanos de los Estados Unidos en congresos y otros eventos en la isla, lo que significa la reactivación del programa People to People.
El esquivo acercamiento
No solo ha sido la administración Trump la que ha tomado medidas fuertes para la lograr la asfixia económica del régimen de La Habana. Otras también lo han hecho. Debido a esto, una buena parte del pueblo cubano, lejos de esperar que Washington tome medidas que los beneficien, esperan que se mantengan las mismas medidas o que estas aumenten.
Sin embargo, cada vez que alguna administración estadounidense toma medidas que aumentan el acercamiento entre las dos naciones, son vistas con buenos ojos por la mayoría de la población cubana. Un ejemplo claro fue la buena acogida por parte del pueblo cubano del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos en 2017.
Los cubanos saben que es evidentemente mucho mejor que las relaciones entre los dos gobiernos sean lo más normales posibles. Eso facilitaría el intercambio familiar, y permitiría que los cubanos que tienen familiares y amigos en los Estados Unidos puedan recibir algún tipo de ayuda económica.
El mayor intercambio entre pueblos permitiría además a los cubanos interactuar con ciudadanos y ciudadanas estadunidenses, lo que podría influir en un cambio de mentalidad, no solo en lo referente a derechos humanos, si no respecto a la visión de lo que es una verdadera democracia, en la que los ciudadanos pueden expresar su opinión libremente y votar libremente teniendo la oportunidad de elegir entre personas de varios partidos a los candidatos de sus preferencias.
Por otra parte, si los Estados Unidos decidieran suavizar el embargo y aumentar el intercambio comercial entre ambos países, permitiendo la entrada de más productos estadounidenses a la isla, podría cambiar la visión de muchos cubanos y cubanas sobre su vecino del norte. Más allá de la propaganda oficialista, que ha calado y hecho daño, los más de sesenta años de embargo estadounidense, además de otras medidas contra el gobierno de la isla, han afectado en lo individual a cada cubano.
Por otra parte, en lo que se refiere a las relaciones de Washington con la disidencia, apoyar a quienes luchan por una Cuba libre es beneficioso tanto para los Estados Unidos como para quienes se oponen al gobierno del Partido Comunista en la isla. El apoyo de Washington y de otros gobiernos ayuda a legitimar a la oposición cubana ante la opinión pública internacional.