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Monitoreo de la gobernabilidad democrática
Argentina: el fin del excepcionalismo peronista y las dudas sobre la gobernabilidad
El triunfo por paliza sobre Sergio Massa abre una ventana de oportunidad para sumar a aquellas facciones del peronismo que no responden al liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner. Ello choca con el discurso que Milei utilizó en la campaña y demandará un estilo bastante más negociador de su parte.Por Ignacio Labaqui
Aunque la mayoría de las encuestas lo daban ganador, hasta último momento casi nadie creía que Javier Milei pudiera derrotar a Sergio Massa. Entre los politólogos argentinos existe una suerte de creencia en lo que llamo el “excepcionalismo peronista” según el cual al peronismo no se le aplican las leyes de la física. Esto es, que después de una pésima gestión de gobierno, responsable de haber llevado la inflación a niveles no vistos en más de 3 décadas, el peronismo no pagaría un costo electoral. El resultado del balotaje mostró que el peronismo no es ajeno a las leyes de la física.
Un triunfo de Massa habría sido totalmente anticlimático. En 45 años ningún partido de gobierno en América Latina ha logrado retener el poder cuando la inflación anual supera el 40% en el mes de la elección y cuando la tasa de inflación mensual se acelera en los meses previos a los comicios. No solo por la pobre gestión tanto de Alberto Fernández al frente de la presidencia como la de Massa en el ministerio de Economía. Hay una clara tendencia regional contra los incumbentes: en los últimos 5 años solo el Partido Colorado de Paraguay ha logrado retener el poder en un contexto de elecciones libres. Finalmente, había claras evidencias de la demanda de cambio por parte de la sociedad argentina. El 31% obtenido por Javier Milei en las primarias del 13 de agosto fue una primera señal de ello. El hecho de que el peronismo haya tenido el 22 de octubre, a pesar de haber sido la fuerza más votada, el peor desempeño de toda su historia en una elección presidencial es en el mismo sentido revelador. Finalmente, el récord de alternancia a nivel subnacional, donde la continuidad es la regla, es otra prueba de la demanda de cambio que llevó a que Milei derrotara a Sergio Massa.
De cara al futuro la principal incógnita es la gobernabilidad. Los argentinos eligieron como presidente a un outsider, cuyo partido cuenta con un 10% de las bancas del Senado y un 15% de la Cámara de Diputados. Amén de ello, La Libertad Avanza no gobierna ninguna de las 24 provincias de la Argentina. Es lógico preguntarse cómo hará Javier Milei para gobernar. La alianza con el expresidente Mauricio Macri le aportará algo más de apoyo en el Congreso, pero que no alcanza para llegar a un tercio de ninguna de las dos cámaras. Milei podría optar por intentar gobernar en base a decretos legislativos y a la vez recurrir a la consulta popular no vinculante que prevé nuestra constitución. Pero esa fórmula es sumamente riesgosa y podría llevar a un choque entre las distintas ramas del gobierno. Una segunda alternativa es construir mayorías ad-hoc para cada proyecto de ley que envíe al Congreso. Ello es altamente costoso tanto en términos de tiempo como de recursos. Finalmente, una alternativa más viable es ampliar su coalición sumando a elementos de Juntos por el Cambio y del peronismo. En este sentido, el triunfo por paliza sobre Sergio Massa abre una ventana de oportunidad para sumar a aquellas facciones del peronismo que no responden al liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner. Ello choca con el discurso que Milei utilizó en la campaña y demandará un estilo bastante más negociador de su parte. ¿Cuál de estas opciones elegirá Milei? Esta es hoy la pregunta del millón.
Ignacio LabaquiConsejero AcadémicoProfesor de Política Latinoamericana y Teoría de las Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Argentina (UCA), y de Gobernanza Regional Comparada en el Máster de Estudios Internacionales en la Universidad del CEMA. Al mismo tiempo, se desempeña como analista senior en Medley Global Advisors. Labaqui es Magister of Science in Sociology de la London School of Economics and Political Science; y licenciado en Ciencias Políticas, con especialización en Relaciones Internacionales de la UCA. Es Consejero Académico de CADAL.
Aunque la mayoría de las encuestas lo daban ganador, hasta último momento casi nadie creía que Javier Milei pudiera derrotar a Sergio Massa. Entre los politólogos argentinos existe una suerte de creencia en lo que llamo el “excepcionalismo peronista” según el cual al peronismo no se le aplican las leyes de la física. Esto es, que después de una pésima gestión de gobierno, responsable de haber llevado la inflación a niveles no vistos en más de 3 décadas, el peronismo no pagaría un costo electoral. El resultado del balotaje mostró que el peronismo no es ajeno a las leyes de la física.
Un triunfo de Massa habría sido totalmente anticlimático. En 45 años ningún partido de gobierno en América Latina ha logrado retener el poder cuando la inflación anual supera el 40% en el mes de la elección y cuando la tasa de inflación mensual se acelera en los meses previos a los comicios. No solo por la pobre gestión tanto de Alberto Fernández al frente de la presidencia como la de Massa en el ministerio de Economía. Hay una clara tendencia regional contra los incumbentes: en los últimos 5 años solo el Partido Colorado de Paraguay ha logrado retener el poder en un contexto de elecciones libres. Finalmente, había claras evidencias de la demanda de cambio por parte de la sociedad argentina. El 31% obtenido por Javier Milei en las primarias del 13 de agosto fue una primera señal de ello. El hecho de que el peronismo haya tenido el 22 de octubre, a pesar de haber sido la fuerza más votada, el peor desempeño de toda su historia en una elección presidencial es en el mismo sentido revelador. Finalmente, el récord de alternancia a nivel subnacional, donde la continuidad es la regla, es otra prueba de la demanda de cambio que llevó a que Milei derrotara a Sergio Massa.
De cara al futuro la principal incógnita es la gobernabilidad. Los argentinos eligieron como presidente a un outsider, cuyo partido cuenta con un 10% de las bancas del Senado y un 15% de la Cámara de Diputados. Amén de ello, La Libertad Avanza no gobierna ninguna de las 24 provincias de la Argentina. Es lógico preguntarse cómo hará Javier Milei para gobernar. La alianza con el expresidente Mauricio Macri le aportará algo más de apoyo en el Congreso, pero que no alcanza para llegar a un tercio de ninguna de las dos cámaras. Milei podría optar por intentar gobernar en base a decretos legislativos y a la vez recurrir a la consulta popular no vinculante que prevé nuestra constitución. Pero esa fórmula es sumamente riesgosa y podría llevar a un choque entre las distintas ramas del gobierno. Una segunda alternativa es construir mayorías ad-hoc para cada proyecto de ley que envíe al Congreso. Ello es altamente costoso tanto en términos de tiempo como de recursos. Finalmente, una alternativa más viable es ampliar su coalición sumando a elementos de Juntos por el Cambio y del peronismo. En este sentido, el triunfo por paliza sobre Sergio Massa abre una ventana de oportunidad para sumar a aquellas facciones del peronismo que no responden al liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner. Ello choca con el discurso que Milei utilizó en la campaña y demandará un estilo bastante más negociador de su parte. ¿Cuál de estas opciones elegirá Milei? Esta es hoy la pregunta del millón.