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30-07-2024

Todos se van: la simbiosis enferma de una nación

«Todos se van» es una de las películas imprescindibles para entender el drama de los cubanos, que no termina aún y que más bien se agudiza en una pesadilla ligada a los derechos fundamentales de las personas y en especial de los niños en cualquier parte del mundo.
Por Ricardo Figueredo Oliva

El hombre nuevo creado en el contexto de la revolución cubana en 1959 está retratado de manera magistral en la película “Todos se van”, del director colombiano Sergio Cabrera. El guión está basado en la hermosa novela autobiográfica de la escritora cubana Wendy Guerra, que ha sido traducida a cinco idiomas.

Esta historia describe el conflicto existente entre libertad y autoridad, ubicada en el año 1979 en una Cuba situada en la cúspide de su efervescencia revolucionaria. De manera inteligente, la trama muestra una tensión entre el individuo y el poder desde la mirada de una niña de ocho años, interpretada de manera espléndida por Rachel Mojena.

La película cuenta la historia de Nieve, una niña de ocho años que vive la lucha de sus padres por su custodia. Eva, su madre, es una artista que cree en la revolución sin censuras ni autoritarismo. Se ha vuelto a casar con Dan, un sueco que trabaja en la construcción de una planta nuclear. Manuel, el padre, es un dramaturgo que se sacrifica para escribir teatro en una zona inhóspita de la isla, con el sueño de construir el hombre nuevo. La batalla de los padres desemboca en un juicio en el que el Estado interviene de manera arbitraria. Nieve, con su padre, vive situaciones extremas que la llevan a inventarse la manera de volver con su madre. El desencanto radicaliza al padre, mientras Eva y Nieve tratan de salir del país tras la expulsión de Dan.

La película está centrada en una época donde la censura, la exclusión y el chantaje a los artistas tomaban autoridad sobres sus obras y su vida. Ya habían pasado los años de las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP) adonde fueron enviados artistas, homosexuales y descarriados de la sociedad para convertirlos en hombres nuevos. En los finales de los 70, donde se rememora esta historia, comenzaban las contiendas de la guerra de Angola, donde el gobierno de Cuba envió 300000 combatientes y 50000 colaboradores civiles cubanos, estuviesen de acuerdo o no, como le ocurrió a Eva, la artista y transgresora, madre de una niña que no entendía nada. Eva pudo ser uno de los miles de cubanos que murieron en la contienda.

Los convulsos días del Mariel cierran una parte de la trama en el año 1980, donde salieron de Cuba no menos de 125000 personas rumbo a los Estados Unidos, entre ellos los que no tenían cabida en la sociedad, como los homosexuales, artistas o desencantados y apartados como Manuel, el padre comunista y abusivo desde el poder, fueron los protagonistas de este desesperado acto de desarraigo.

Otro tema que trata esta interesante película es la del adoctrinamiento político en las escuelas de enseñanza primaria, en la que programan a los niños para gritar efusivamente “pioneros por el comunismo, seremos como el che”. Hay una escena fundamental y bien construida para entender un poco el funcionamiento de esa estructura política en aquellos años: es el momento en que la niña narra en clases un cuento de su autoría junto a la profesora y compañeros de clase. La niña relata una historia bastante alegórica, sustentada en sus condiciones vida. La versión de la niña es una real oda a la libertad que despierta las alarmas de los profesores y termina poniendo en evidencia la persecución política que se vive desde temprana edad ligada a los temas de custodia de los hijos, que es otro tema sin solucionar aun en la Cuba de hoy y que la película aborda sin reservas.

El prestigioso director Sergio Cabrera, que ya había dirigido piezas esenciales de la cinematografía colombiana como Golpe de estadio en 1998, o la multi premiada, La estrategia del caracol de 1993, es un conocedor profundo de las relaciones del poder y la militancia de la izquierda latinoamericana.  Desde muy joven se unió al Ejército Popular de Liberación, una organización guerrillera insurgente colombiana de extrema izquierda fundada en 1967, basada en los principios e ideologías del marxismo-leninismo y que forma parte del conflicto armado interno de Colombia. Esta película fue una especie de declaración de principios del director sobre su pensamiento de la izquierda. En una entrevista al periodista español Julián Cajas le confesó la siguiente reflexión: “Todos se van es una película muy personal que tiene mucho que ver con mi pasado, con un mundo que yo conozco muy bien y que casi todo el mundo desconoce. En esta película realmente no me interesaban tanto los temas del lenguaje cinematográfico, como sí me interesaba mucho más la reflexión que yo estaba haciendo sobre un tema que yo sabía que iba a ser polémico. Muchos de mis amigos no me perdonan haber hecho Todos se van…Creo que yo soy de la verdadera izquierda, la que es capaz de ser autocrítica y de señalar los problemas y los errores por los cuales el socialismo no funcionó, o no ha funcionado hasta ahora. Yo sigo creyendo en el socialismo, incluso en el comunismo, pero la forma como han manejado el poder, la ambición, la forma, digamos, corrupta que hay dentro de las clases dirigentes, han arruinado una idea maravillosa y yo, que conozco el monstruo desde sus entrañas, me siento con una responsabilidad de decir: el problema no es el socialismo, el problema son los socialistas ambiciosos que utilizan el poder para beneficio propio, que es un problema que no distingue mucho entre izquierda y derecha. Pasa todo el tiempo en el mundo entero y los comunistas no lograron evitar o superar ese obstáculo, y la película habla un poco de eso”.

Esta película cuenta con un elenco muy especial y es de destacar al fallecido actor cubano Abel Rodríguez, quien murió el 15 de octubre de 2021. ​Fue un actor cubano de cine, teatro y televisión muy reconocido por su amplia trayectoria en series y telenovelas en Colombia. Esta interpretación del personaje de Manuel es su papel cimero en su extensa filmografía, por el cual obtuvo el galardón a mejor actor en los premios Macondo 2015. Los sentimientos que emana en su brillante actuación llevan a sentir odio, vergüenza y finalmente pena por ser el mismo una víctima del proceso. El elenco está muy bien balanceado con la excelente actuación de la niña Rachel Mojena y la española Yoima Valdés, que ya había trabajado en otras películas de temática cubana y es un acierto de talento y belleza. El resto del elenco, integrado por sorpresas muy bien escogidas y acertadas, como Scott Cleverdon como el padrastro, Mateo Giraldo, Indhira Serrano, Félix Antequera, Caleb Casas, Carlos Ever Fonseca, Martina Toro, Tahimi Veloz, María Teresa Carrasco, Dunia Matos, Glenmy René Rodríguez, Alison García, Bárbaro Marín, Daniela Tapia y Ulises González. En fin, un elenco de lujo muy bien dirigido.  

La otra absoluta grandeza que tiene esta película es Wendy Guerra, otra de las muchas intelectuales de altos quilates que está en las listas de personas non gratas del gobierno de Cuba. Esta, su primera novela, salió publicada en 2006, basada en sus propios diarios de niñez y adolescencia en Cuba y recibió el Premio Bruguera. La novela fue seleccionada por el diario El País como Mejor Novela en 2006 y recibió el Premio Carbet des Lycéens en Francia en 2009. Su edición en inglés “Everyone Leaves”, de Estados Unidos 2012, fue seleccionada por la revista Latina como uno de los 9 mejores libros del año publicados por autores latinoamericanos en Estados Unidos. Guerra es una de las autoras literarias más importantes de América Latina. Escribe artículos que han aparecido en revistas y periódicos de todo el mundo, entre ellos: El País, The New York Times, The Miami Herald, El Mundo, La Vanguardia, entre otros medios. Aun así, es una innombrable en los centros de estudios de Cuba y sus libros no son publicados ni distribuidos dentro de la isla.

“Todos se van” es una de las películas imprescindibles para entender el drama de los cubanos, que no termina aún y que más bien se agudiza en una pesadilla ligada a los derechos fundamentales de las personas y en especial de los niños en cualquier parte del mundo.

Cuando esta película se estrenó en el año 2015 hacia solo dos años que el gobierno de Cuba había eliminado el permiso de salida del país que mantuvo separadas a miles de familias por muchos años. Aun habiendo derogado este procedimiento, los activistas y disidentes y otros tantos llamados “regulados” son negados de salir del país y también aún hay muchos países, que apoyen o no el sistema político de Cuba, ponen severas restricciones a los cubanos para poder entrar en sus territorios. Aun así, las cifras de emigrantes de los últimos años son alarmantes: ¡todos se van! 

Ricardo Figueredo Oliva
Ricardo Figueredo Oliva
Cineasta cubano, graduado de la escuela Internacional de Cine y televisión de San Antonio de los Baños, ha desarrollado proyectos con la industria cinematográfica cubana y de manera independiente como colaborador del Diálogo Latino Cubano en www.cadal.org
 
 
 

 
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