Prensa
CUBA: BUSCAN BAJAR EL TONO AL CASO DE UNA DISIDENTE
Fuente: Clarín (Argentina)
EL GOBIERNO INTENTA UNA SOLUCION SIN RUIDO POLITICO PARA UNA MEDICA QUE QUIERE VENIR A LA ARGENTINA
Aunque el Gobierno se involucró en el caso de un médico cubano que intenta traer a la Argentina a su madre, una reconocida neurocirujana a quien el gobierno de Fidel Castro le niega el permiso de salida, la Cancillería quiere bajarle el tono al asunto. E intenta evitar que éste trascienda la cuestión migratoria y se convierta en un asunto político entre La Habana y Buenos Aires.
El jueves, el canciller, Rafael Bielsa, recibió en su despacho al médico cubano Roberto Quiñones Molina, quien vive en este país junto a su esposa argentina y dos hijos, también nacidos aquí. Desde hace una década, Quiñones libra una batalla para traer a Buenos Aires a su madre, la neurocirujana y ex parlamentaria Hilda Molina Morejón.
En diálogo ayer con Clarín, Quiñones dijo estar agradecido por la audiencia que le concedió el canciller. "Nos pidió que tuviéramos fe, y aunque no dio plazos, sabemos que va a hacer el mayor de los esfuerzos".
Fuentes vinculadas al caso aseguraron que los hombres de Bielsa le pidieron a Quiñones que bajara el nivel de exposición pública que tuvo en los últimos días. Su caso es uno entre muchos, pero trascendió porque su madre fue parlamentaria y es una muy prestigiosa profesional, que inclusive llegó a atender al fallecido diputado radical César Jaroslavsky, cuando hizo un tratamiento en Cuba.
Quiñones dijo ayer que su reclamo es una "cuestión humanitaria y no política". "Mi madre está desvinculada del trabajo hace mucho tiempo. No creo que una señora de 61 años represente una amenaza para nadie, y además tampoco quiere venir a hacer política a la Argentina".
Quiñones manifestó que extraoficialmente se barajó la posibilidad de que él y su familia viajaran a Cuba para reencontrarse con su madre. Una oferta que habría salido de La Habana. "Pero nosotros dijimos que no, y Bielsa lo entendió", dijo ayer el médico. La idea que ahora trabaja la Cancillería es lograr que Cuba habilite el permiso para que Molina Morejón, y su mamá, de 84 años, puedan viajar a la Argentina.
El de Quiñones no es el único reclamo a Bielsa en torno a Cuba. Esta semana tres intelectuales y una periodista pidieron por carta que la Embajada en la isla reciba a los disidentes. La misma fue promovida en medio del trabajo que desde hace tiempo viene realizando Cadal, un centro de estudios latinoamericanos y de promoción de la democracia en la región. Según comentó su director, Gabriel Salvia, el 3 de setiembre le pidieron a Bielsa una audiencia, adjuntándole con ello la carpeta con las sentencias a los 75 disidentes presos en Cuba desde abril de 2002.
Una constante
El caso de la médica cubana es uno entre muchos, ya que los problemas migratorios son una constante en Cuba. Los cubanos no pueden salir de la isla sin permisos especiales, diferentes para cada caso. Incluso los que se fueron, como los refugiados políticos, no pueden volver si La Habana no les conceder la entrada. A veces las familias permanecen divididas por años, sin poder siquiera asistir al entierro de un pariente, adentro o afuera.
Clarín (Argentina)
EL GOBIERNO INTENTA UNA SOLUCION SIN RUIDO POLITICO PARA UNA MEDICA QUE QUIERE VENIR A LA ARGENTINA
Aunque el Gobierno se involucró en el caso de un médico cubano que intenta traer a la Argentina a su madre, una reconocida neurocirujana a quien el gobierno de Fidel Castro le niega el permiso de salida, la Cancillería quiere bajarle el tono al asunto. E intenta evitar que éste trascienda la cuestión migratoria y se convierta en un asunto político entre La Habana y Buenos Aires.
El jueves, el canciller, Rafael Bielsa, recibió en su despacho al médico cubano Roberto Quiñones Molina, quien vive en este país junto a su esposa argentina y dos hijos, también nacidos aquí. Desde hace una década, Quiñones libra una batalla para traer a Buenos Aires a su madre, la neurocirujana y ex parlamentaria Hilda Molina Morejón.
En diálogo ayer con Clarín, Quiñones dijo estar agradecido por la audiencia que le concedió el canciller. "Nos pidió que tuviéramos fe, y aunque no dio plazos, sabemos que va a hacer el mayor de los esfuerzos".
Fuentes vinculadas al caso aseguraron que los hombres de Bielsa le pidieron a Quiñones que bajara el nivel de exposición pública que tuvo en los últimos días. Su caso es uno entre muchos, pero trascendió porque su madre fue parlamentaria y es una muy prestigiosa profesional, que inclusive llegó a atender al fallecido diputado radical César Jaroslavsky, cuando hizo un tratamiento en Cuba.
Quiñones dijo ayer que su reclamo es una "cuestión humanitaria y no política". "Mi madre está desvinculada del trabajo hace mucho tiempo. No creo que una señora de 61 años represente una amenaza para nadie, y además tampoco quiere venir a hacer política a la Argentina".
Quiñones manifestó que extraoficialmente se barajó la posibilidad de que él y su familia viajaran a Cuba para reencontrarse con su madre. Una oferta que habría salido de La Habana. "Pero nosotros dijimos que no, y Bielsa lo entendió", dijo ayer el médico. La idea que ahora trabaja la Cancillería es lograr que Cuba habilite el permiso para que Molina Morejón, y su mamá, de 84 años, puedan viajar a la Argentina.
El de Quiñones no es el único reclamo a Bielsa en torno a Cuba. Esta semana tres intelectuales y una periodista pidieron por carta que la Embajada en la isla reciba a los disidentes. La misma fue promovida en medio del trabajo que desde hace tiempo viene realizando Cadal, un centro de estudios latinoamericanos y de promoción de la democracia en la región. Según comentó su director, Gabriel Salvia, el 3 de setiembre le pidieron a Bielsa una audiencia, adjuntándole con ello la carpeta con las sentencias a los 75 disidentes presos en Cuba desde abril de 2002.
Una constante
El caso de la médica cubana es uno entre muchos, ya que los problemas migratorios son una constante en Cuba. Los cubanos no pueden salir de la isla sin permisos especiales, diferentes para cada caso. Incluso los que se fueron, como los refugiados políticos, no pueden volver si La Habana no les conceder la entrada. A veces las familias permanecen divididas por años, sin poder siquiera asistir al entierro de un pariente, adentro o afuera.