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Análisis Sínico

28-05-2019

Construir el camino hacia una solución pacífica del Tíbet es responsabilidad de toda la comunidad internacional

Tras haber conmemorado recientemente los 60 años del Día del Levantamiento Nacional Tibetano, una serie de acontecimientos induce a entrever que este aniversario tuvo cierta resonancia en la comunidad global. Pueden identificarse ocho encuentros que tuvieron lugar a partir del 10 de marzo hasta el día de la fecha.
Por Ludmila González Cerulli

Conforme a la información que brinda la Central Tibetan Administration (CTA), se acaban de realizar varias acciones que son ejemplos concretos de la solidaridad internacional e involucramiento con las adversidades que padece el pueblo tibetano desde 1959. Por esta razón, merecen ser destacadas a modo de establecer un seguimiento de cómo se desenvuelve la búsqueda por una solución pacífica para el Tíbet y, a su vez, continuar con el reclamo frente a la conducta indiferente de China en materia de derechos humanos.

El primero de los acontecimientos es la reciente resolución del Parlamento Europeo en relación a las minorías religiosas y étnicas. Ésta se aprobó el 18 de abril con 505 votos a favor, 18 en contra y 47 abstenciones. Su importancia radica en la consideración explícita del documento con respecto a la supresión de violación de derechos humanos dentro y fuera del territorio de China, por lo cual la Unión Europea empieza a ejercer mayor proactividad en controlar este tipo de fallas.

En el plano individual, se aprecian tres encuentros en especial. Uno hace referencia al Parlamento de Alemania en Berlín, el 8 de mayo. El Bundestag instó a los responsables de formulación de las políticas del país a enfatizar el empeoramiento de la situación de derechos humanos en el Tíbet y solicitó al gobierno de China que reanudara el diálogo con los representantes del vigente Dalai Lama. La semana siguiente, por un lado el Senador del Partido Conservador de Canadá, Hon Thanh Hai Ngo, presentó una moción en el Senado para concientizar sobre el repertorio de graves y recurrentes abusos de los derechos humanos de los ciudadanos tibetanos. Mientras que por otro, la Asamblea de Portugal condenó la desaparición forzada del 11° Panchen Lama Gedhun Choekyi Nyima, quien para ese entonces era tan sólo un niño y se convertiría en el preso político más joven del mundo; de este modo, se incitó al gobierno portugués a apelar ante el Partido Comunista de China (PCC) y pedir por su liberación.

Pero en la arena internacional y plural es donde más se aprecia la responsabilidad de otros Estados en expresar su contención al pueblo tibetano. Entre el 7 y 10 de mayo se llevó a cabo la VII Convención Mundial de Parlamentarios sobre el Tíbet en Riga, Letonia. Asistieron alrededor de 100 participantes, incluidos 25 miembros del Parlamento de Australia, Nueva Zelanda, Francia, Rumania, Canadá, República Checa, Lituania, India, Nepal, Chile, Letonia, Reino Unido y Escocia. Además, se contó con la presencia de representantes de la National Endowment for Democracy (NED) y la ONG Kreddha. La finalidad de este evento fue obtener mayor apoyo de parlamentarios provenientes de diferentes países y, así, evaluar las posibles formas de resolver el problema del Tíbet a través del diálogo con los representantes del Dalai Lama y los líderes chinos. ¿Cuál fue el aporte de estas jornadas? La formulación de una declaración que exigió a China cinco puntos: acabar con la represión de los tibetanos, la violación de sus derechos humanos y libertades fundamentales; terminar el control de la vida cultural, religiosa y social de los tibetanos y liberar al 11° Panchen Lama- que permanece en estado cautivo hace 24 años-; otorgar acceso sin impedimentos al Tíbet a periodistas, académicos e investigadores extranjeros, diplomáticos y otros ciudadanos extranjeros, incluidos los de origen tibetano; cesar sus políticas y prácticas que dañan el ambiente natural de la meseta tibetana; y por último, reanudar el diálogo con los enviados del Dalai Lama sin condiciones previas.

Durante el mes de mayo, también se organizaron otros tres encuentros: una mesa redonda por parte de la Unión Europea en conjunto con el Departamento de Información y Derechos Humanos de Naciones Unidas en conmemoración de la desaparición forzada del 11° Panchen Lama; la 31° reunión del grupo de trabajo sobre negociaciones sino-tibetanas en Dharamsala,  India, con el objetivo de revisar las perspectivas del proceso de diálogo entre ambas naciones; el 118° período de sesiones en Ginebra a cargo del Grupo de Trabajo de ONU sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias (WGEID por su sigla en inglés) que derivó en recomendaciones puntuales para China- liberar al 11° Panchen Lama y familiares; permitir a WGEID y miembros de organismos de ONU ingresar al Tíbet; iniciar diálogo genuino según el legajo de la Vía Intermedia-.

La paradoja se produce en la intersección entre la publicación del gobierno chino titulada Reforma democrática en el Tíbet: 60 años después” justo en marzo cuando se cumplía el 60° aniversario de la ocupación del territorio tibetano por parte de China y los datos que contrastan esa información. Para quienes aspiran ir más allá de las difusiones y conocer la versión más próxima a la verdad, alcanzan los datos duros. Human Rights Watch (HRW) acaba de lanzar un informe con los 80 casos de tibetanos que fueron encarcelados sin causas válidas y, según Freedom House, el Tíbet todavía se posiciona como el país menos “libre”- debajo de Siria- por cuarto año consecutivo.

¿Cuál es el estado de situación de la causa tibetana? Hay resultados positivos y quedan en evidencia con los hechos mencionados. Los distintos actores de la comunidad internacional han adoptado un rol de co-protagonistas al acompañar al pueblo tibetano en esta transición hacia una solución pacífica. Y más allá de todas las barreras, el camino es indiscutible: continuar, avanzar paso a paso, escuchar, mirar, lograr transpolar nuestro ser en lo que le sucede al otro y sentir su realidad para comprenderla. Sólo desde ese núcleo podemos- juntos- ayudar.

Ludmila González Cerulli
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