Diálogo Latino Cubano
Promoción de la Apertura Política en Cuba
La diplomacia frente al acoso del Movimiento San Isidro en Cuba
La diplomacia democrática en Cuba puede y debe hacer la diferencia, como en años anteriores lo ha hecho y como ahora lo demanda la situación del Movimiento San Isidro, cuando la represión se sigue en vivo desde las redes sociales y la indiferencia de quienes pueden hacer algo, como los diplomáticos, se hace inaceptable. La diplomacia puede lograr la liberación del rapero Denis Solís, como sus colegas europeos en 2009 lo lograron con Darsi Ferret.Por Gabriel C. Salvia
En agosto de 2009, representantes de cinco embajadas europeas en Cuba -Reino Unido, Suecia, Alemania, Hungría y Polonia- visitaron a la esposa de un activista que estaba encarcelado desde julio. Los diplomáticos le llevaron donaciones, entre las que había ropa y comida. Entonces Suecia presidía la UE y su Encargado de Negocios en Cuba, Ingemar Cederberg, declaró a la agencia EFE que la iniciativa de los diplomáticos de la Unión Europea "no es una protesta", sino "una forma de expresar solidaridad con la familia y demostrar nuestra preocupación por la situación".
El activista cubano detenido era Darsi Ferret, quien luego de esta iniciativa diplomática fue liberado. Años más tarde debió partir al exilio y falleció en los Estados Unidos el 6 de octubre de 2017. Dos de los diplomáticos que se solidarizaron con su situación y que realizaron una destacada labor humanitaria en Cuba, el sueco Cederberg y el alemán Volker Pellet, recibieron junto a la holandesa Caecilia Wijgers, luego de finalizar su misión en La Habana, el Premio a la Diplomacia Comprometida en Cuba otorgado por CADAL.
Cederberg, Pellet y Wijgers fueron una camada de diplomáticos extranjeros en Cuba con una sensibilidad y compromiso democrático que se extraña mucho en estos momentos. Desde entonces otros diplomáticos se destacaron y fueron premiados por CADAL, gracias a la participación y votación de referentes democráticos en la Isla, por su diplomacia comprometida con los derechos humanos en Cuba. Pero desde hace unos años varios países han bajado la guardia y son muy pocos los que llevan a la práctica la política exterior en derechos humanos que declaman en el sitio web sus cancillerías.
Entre muertes sospechosas, como las de Laura Pollán, líder de las Damas de Blanco, el 14 de octubre de 2011, y Oswaldo Payá, promotor del proyecto Varela, el 22 de julio de 2012, donde para el gobierno cubano se invierte la carga de la prueba dada la inexistencia de independencia del poder judicial; y las recurrentes detenciones arbitrarias, golpizas, arrestos domiciliarios, multas y exilio forzado, la represión en Cuba continúa sin pausa, siendo ahora el principal blanco de su intolerancia los artistas y periodistas independientes.
Nucleados en el Movimiento San Isidro, barrio donde vive el artista visual Luis Manuel Otero Alcántara, Premio Index on Censorship 2018, referentes de la cultura alternativa en Cuba se encuentran realizando en estos momentos una huelga de hambre en protesta por el encarcelamiento del rapero Denis Solís, acusado del delito de “desacato”, y pidiendo por su liberación. La huelga la realizan en la casa de Otero Alcántara y las inmediaciones del domicilio se encuentran cercadas por la policía política, impidiendo el ingreso bajo el argumento de que se detectó un caso de Covid19. En la noche del sábado 21 de noviembre, el domicilio de Otero Alcántara fue violentado con el intento de derribar la puerta de entrada y anteriormente con el vertido de líquidos con mal olor desde el techo.
Ya se han pronunciado Amnistía Internacional, Human Rights Watch y el flamante Relator para la Libertad de Expresión de la OEA, Pedro Vaca. Obviamente, ya se pronunció la embajada y el departamento de estado de los Estados Unidos, pero faltan hacerlo quienes hacen la diferencia y brindan importantes fondos de cooperación internacional al gobierno y entidades oficiales de Cuba: la Unión Europea, las embajadas europeas y Canadá.
Tanto la UE como los gobiernos de países europeos y Canadá saben que el régimen cubano no tiene interés en producir avances en derechos humanos, por lo cual la función de las legaciones en Cuba tiene que ser la de alertar sobre retrocesos, imitando las acciones solidarias de diplomáticos comprometidos en años anteriores, y condicionar la cooperación económica internacional a cambios concretos en materia de apertura política.
El gobierno cubano sabe desgastar a los diplomáticos con su falso diálogo, teniendo en cuenta que ellos se mantienen en el poder y los funcionarios extranjeros cambian entre los dos y cuatro años. Los diplomáticos extranjeros en Cuba deberían recordar lo que dijo el sueco Harald Edelstam, cuya historia durante la dictadura militar de Augusto Pinochet fue llevada al cine con el título “El clavel negro”. Edelstam, que bajo la bandera sueca brindó cobijo a la embajada de Cuba y protección a sus funcionarios en Santiago de Chile luego del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, justificó su accionar señalando en una entrevista: “Un diplomático moderno no solo debería ir a fiestas y ver gente de clase alta. Debería tener contacto con la gente, con los sindicatos, con la oposición, cuando hay un régimen en contra del pueblo. Y debería tener valor y estar involucrado en asuntos sociales. Creo que eso es muy importante para un diplomático en estos tiempos. Creo que el costo vale la pena”.
La diplomacia democrática en Cuba puede y debe hacer la diferencia, como en años anteriores lo ha hecho y como ahora lo demanda la situación del Movimiento San Isidro, cuando la represión se sigue en vivo desde las redes sociales y la indiferencia de quienes pueden hacer algo, como los diplomáticos, se hace inaceptable. La diplomacia puede lograr la liberación del rapero Denis Solís como sus colegas europeos en 2009 lo lograron con Ferret. Es sólo cuestión de voluntad y de verdadero compromiso con los derechos humanos.
Gabriel C. SalviaDirector GeneralActivista de derechos humanos enfocado en la solidaridad democrática internacional. En 2024 recibió el Premio Gratias Agit del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Checa. Es autor de los libros "Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional" (2024) y "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). Además, compiló varios libros, entre ellos "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021), "Desafíos para el fortalecimiento democrático en la Argentina" (2015), "Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en Argentina" (2013) y "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), Sus columnas de opinión han sido publicadas en varios medios en español. Actualmente publica en Clarín, Perfil, Infobae y La Nación, de Argentina. Ha participado en eventos internacionales en América Latina, África, Asia, Europa, los Balcanes y en Estados Unidos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista, trabajó entre 1992 y 1997 en gráfica, radio y TV especializado en temas parlamentarios, políticos y económicos, y posteriormente contribuyó con entrevistas en La Nación y Perfil.
En agosto de 2009, representantes de cinco embajadas europeas en Cuba -Reino Unido, Suecia, Alemania, Hungría y Polonia- visitaron a la esposa de un activista que estaba encarcelado desde julio. Los diplomáticos le llevaron donaciones, entre las que había ropa y comida. Entonces Suecia presidía la UE y su Encargado de Negocios en Cuba, Ingemar Cederberg, declaró a la agencia EFE que la iniciativa de los diplomáticos de la Unión Europea "no es una protesta", sino "una forma de expresar solidaridad con la familia y demostrar nuestra preocupación por la situación".
El activista cubano detenido era Darsi Ferret, quien luego de esta iniciativa diplomática fue liberado. Años más tarde debió partir al exilio y falleció en los Estados Unidos el 6 de octubre de 2017. Dos de los diplomáticos que se solidarizaron con su situación y que realizaron una destacada labor humanitaria en Cuba, el sueco Cederberg y el alemán Volker Pellet, recibieron junto a la holandesa Caecilia Wijgers, luego de finalizar su misión en La Habana, el Premio a la Diplomacia Comprometida en Cuba otorgado por CADAL.
Cederberg, Pellet y Wijgers fueron una camada de diplomáticos extranjeros en Cuba con una sensibilidad y compromiso democrático que se extraña mucho en estos momentos. Desde entonces otros diplomáticos se destacaron y fueron premiados por CADAL, gracias a la participación y votación de referentes democráticos en la Isla, por su diplomacia comprometida con los derechos humanos en Cuba. Pero desde hace unos años varios países han bajado la guardia y son muy pocos los que llevan a la práctica la política exterior en derechos humanos que declaman en el sitio web sus cancillerías.
Entre muertes sospechosas, como las de Laura Pollán, líder de las Damas de Blanco, el 14 de octubre de 2011, y Oswaldo Payá, promotor del proyecto Varela, el 22 de julio de 2012, donde para el gobierno cubano se invierte la carga de la prueba dada la inexistencia de independencia del poder judicial; y las recurrentes detenciones arbitrarias, golpizas, arrestos domiciliarios, multas y exilio forzado, la represión en Cuba continúa sin pausa, siendo ahora el principal blanco de su intolerancia los artistas y periodistas independientes.
Nucleados en el Movimiento San Isidro, barrio donde vive el artista visual Luis Manuel Otero Alcántara, Premio Index on Censorship 2018, referentes de la cultura alternativa en Cuba se encuentran realizando en estos momentos una huelga de hambre en protesta por el encarcelamiento del rapero Denis Solís, acusado del delito de “desacato”, y pidiendo por su liberación. La huelga la realizan en la casa de Otero Alcántara y las inmediaciones del domicilio se encuentran cercadas por la policía política, impidiendo el ingreso bajo el argumento de que se detectó un caso de Covid19. En la noche del sábado 21 de noviembre, el domicilio de Otero Alcántara fue violentado con el intento de derribar la puerta de entrada y anteriormente con el vertido de líquidos con mal olor desde el techo.
Ya se han pronunciado Amnistía Internacional, Human Rights Watch y el flamante Relator para la Libertad de Expresión de la OEA, Pedro Vaca. Obviamente, ya se pronunció la embajada y el departamento de estado de los Estados Unidos, pero faltan hacerlo quienes hacen la diferencia y brindan importantes fondos de cooperación internacional al gobierno y entidades oficiales de Cuba: la Unión Europea, las embajadas europeas y Canadá.
Tanto la UE como los gobiernos de países europeos y Canadá saben que el régimen cubano no tiene interés en producir avances en derechos humanos, por lo cual la función de las legaciones en Cuba tiene que ser la de alertar sobre retrocesos, imitando las acciones solidarias de diplomáticos comprometidos en años anteriores, y condicionar la cooperación económica internacional a cambios concretos en materia de apertura política.
El gobierno cubano sabe desgastar a los diplomáticos con su falso diálogo, teniendo en cuenta que ellos se mantienen en el poder y los funcionarios extranjeros cambian entre los dos y cuatro años. Los diplomáticos extranjeros en Cuba deberían recordar lo que dijo el sueco Harald Edelstam, cuya historia durante la dictadura militar de Augusto Pinochet fue llevada al cine con el título “El clavel negro”. Edelstam, que bajo la bandera sueca brindó cobijo a la embajada de Cuba y protección a sus funcionarios en Santiago de Chile luego del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, justificó su accionar señalando en una entrevista: “Un diplomático moderno no solo debería ir a fiestas y ver gente de clase alta. Debería tener contacto con la gente, con los sindicatos, con la oposición, cuando hay un régimen en contra del pueblo. Y debería tener valor y estar involucrado en asuntos sociales. Creo que eso es muy importante para un diplomático en estos tiempos. Creo que el costo vale la pena”.
La diplomacia democrática en Cuba puede y debe hacer la diferencia, como en años anteriores lo ha hecho y como ahora lo demanda la situación del Movimiento San Isidro, cuando la represión se sigue en vivo desde las redes sociales y la indiferencia de quienes pueden hacer algo, como los diplomáticos, se hace inaceptable. La diplomacia puede lograr la liberación del rapero Denis Solís como sus colegas europeos en 2009 lo lograron con Ferret. Es sólo cuestión de voluntad y de verdadero compromiso con los derechos humanos.