Diálogo Latino Cubano
Promoción de la Apertura Política en Cuba
La Higiene Menstrual como un derecho
En el marco del Día Internacional de la Higiene Menstrual, conmemorado el 28 de mayo, el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos organizó un conversatorio virtual que tuvo como objetivo principal visibilizar y dar respuestas sobre el cuidado de la salud menstrual y su relación directa con los derechos humanos.Por Paloma Navarro Nicoletti
Con la participación de personas expertas y activistas de diferentes países el evento contó, a partir del informe “Menstruación y Derechos Humanos en Cuba”, los obstáculos y necesidades básicas que las niñas, adolescentes, mujeres cis, mujeres trans y no binares deben afrontar durante gran parte de su vida.
Christina Fetterhoff, Directora de Programas de Raza e Igualdad, propuso utilizar el término Higiene menstrual que entra en varias agendas de derechos humanos como ONU Mujeres, UNICEF y el Fondo de Población. Este concepto ayudó a entender los obstáculos y desafíos que enfrentan los cuerpos menstruantes a la hora de gestionar su periodo. Ella sostuvo que en Cuba se encuentran con una gran cantidad de barreras al momento de acceder a un producto de higiene menstrual y que esta situación se convierte en una violación a los derechos humanos, incluyendo los derechos a la salud, al trabajo y a la igualdad y no discriminación, entre otros.
Por su parte, Eroises González, Coordinadora Nacional de la Plataforma Femenina, señaló que la situación de las personas menstruantes en Cuba es preocupante por varias razones, no solo los productos de higiene menstrual son de mala calidad, sino que la muchas personas no pueden acceder a la cantidad necesaria durante su periodo: “el Estado vende solamente un paquete de 10 almohadillas sanitarias por mujer al mes, que son insuficientes”. Aparte, indicó que, en medio de la pandemia los productos han escaseado y algunas personas que menstrúan deben acudir a trozos de tela o trapos para reutilizar, lo que las expone a cualquier infección o enfermedad.
Dicho esto, recomendó una serie de pautas al Estado cubano basadas en la implementación de políticas públicas que garantizan protección, así como la necesidad de instalaciones sanitarias, el acceso a una educación sin tabúes y la creación de leyes que garanticen un acceso igualitario y gratuito a productos de aseo.
Este relato marcó la urgencia sanitaria para una población donde las clases más pobres no cuentan con los derechos básicos como son la salud y la educación.
También, Margarette May Macaulay, relatora sobre Derechos de las Mujeres y de las Personas Afrodescendientes y contra la Discriminación Racial, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) habló sobre la desigualdad y los estereotipos de roles de género “cuando las personas no tienen información sobre cómo manejar sus ciclos menstruales de manera adecuada existen impactos negativos en su salud que pueden incrementar el estrés psicológico o ansiedad en especial en las adolescentes”. Estas consecuencias, según ella, promueven la deserción escolar y laboral que pueden provocarse por no contar con los recursos suficientes durante el periodo menstrual, ya que en muchas ocasiones no tienen acceso al agua limpia para limpiar adecuadamente su cuerpo.
Igualdad en cuerpos que menstrúan
La voz de otras identidades fue necesaria para dejar un precedente de lo indispensable que es hablar de los cuerpos que menstrúan que no son mujeres cis. Santiago Balbin, activista transmasculino e integrante de la colectiva Rosa Rabiosa de Perú, participó del evento dando información desde la perspectiva de las personas transmasculinas y no binaries. “Para nosotres no existen derechos sexuales y reproductivos y en ese sentido muchas veces el tema solo ha sido abarcado desde una mirada cisgénero donde solo las mujeres cis han sido tomadas en cuenta. No todas las personas que menstrúan son mujeres y para las transmasculinidades y no binaries menstruar no solamente significa una incomodidad con el cuerpo, sino una no reafirmación de su identidad”, dijo.
En este sentido es necesario abordar el ciclo menstrual de manera más integral, y empezar a visibilizar este tipo de temas con educación sexual donde deben ser contemplados otros cuerpos que no sean cisgénero.
Por otro lado, Andrea Marín, Terapeuta Menstrual colombiana, comentó su experiencia donde la preguntas en torno a su cuerpo y a su ciclo menstrual comenzaron a aparecer durante la adolescencia, hablando sobre cómo, aún, los medios de comunicación y las instituciones educativas toman esto de manera tabú generando en ella una gran vergüenza durante largo tiempo en torno a su ciclo. Esto la llevó a buscar información y hablarlo, hasta que comenzó a entender que “algunas personas lo reducen a los días de sangrado, sin embargo, se trata de un ciclo constante, donde a veces estamos 20 o 40 años de nuestra vida viviendo una parte distinta”.
Nombrarlo es hacerlo evidente para generar políticas públicas y poder vivir una menstruación de manera consciente. Para esto es importante obtener la información necesaria, los medios y espacios limpios y seguros y el acceso a una atención médica.
Anahí Rodríguez, fundadora de la iniciativa MenstruaciónDignaMéxico, habló de cómo un proceso fisiológico, por el que atraviesan todas las mujeres en México, que son un 50 por ciento de la población, jamás se ha mencionado en políticas públicas.
Aparte, indicó que en México: 4 de cada 10 mujeres viven en situación de pobreza y que el 36% de la población mexicana no tiene suministro de agua diariamente. “Debe ser imperativo que los Estados garanticen a las niñas, mujeres y otras personas menstruantes la posibilidad de vivir una menstruación de forma higiénica, íntima, cómoda, segura, saludable y digna”.
Estas bases son ejemplos de la necesidad urgente de obtener el derecho a la higiene menstrual, con un acceso libre y gratuito a productos sanitarios, como así al acceso a instalaciones como inodoros y agua potable. Es por eso que son fundamentales la implementación de las políticas públicas y la creación de leyes por parte de los Estados en Latinoamérica y el Caribe.
Paloma Navarro NicolettiEstudió periodismo en COSAL, lo complementó con la Licenciada en Comunicación Audiovisual de la UNSAM, y realizó un Master en Cine Contemporáneo en Madrid. Publicó artículos periodísticos en diversos medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente trabaja como Coordinadora Editorial en VICE y dirige un Festival de Cine con perspectiva de género que se realiza en España y Argentina.
Con la participación de personas expertas y activistas de diferentes países el evento contó, a partir del informe “Menstruación y Derechos Humanos en Cuba”, los obstáculos y necesidades básicas que las niñas, adolescentes, mujeres cis, mujeres trans y no binares deben afrontar durante gran parte de su vida.
Christina Fetterhoff, Directora de Programas de Raza e Igualdad, propuso utilizar el término Higiene menstrual que entra en varias agendas de derechos humanos como ONU Mujeres, UNICEF y el Fondo de Población. Este concepto ayudó a entender los obstáculos y desafíos que enfrentan los cuerpos menstruantes a la hora de gestionar su periodo. Ella sostuvo que en Cuba se encuentran con una gran cantidad de barreras al momento de acceder a un producto de higiene menstrual y que esta situación se convierte en una violación a los derechos humanos, incluyendo los derechos a la salud, al trabajo y a la igualdad y no discriminación, entre otros.
Por su parte, Eroises González, Coordinadora Nacional de la Plataforma Femenina, señaló que la situación de las personas menstruantes en Cuba es preocupante por varias razones, no solo los productos de higiene menstrual son de mala calidad, sino que la muchas personas no pueden acceder a la cantidad necesaria durante su periodo: “el Estado vende solamente un paquete de 10 almohadillas sanitarias por mujer al mes, que son insuficientes”. Aparte, indicó que, en medio de la pandemia los productos han escaseado y algunas personas que menstrúan deben acudir a trozos de tela o trapos para reutilizar, lo que las expone a cualquier infección o enfermedad.
Dicho esto, recomendó una serie de pautas al Estado cubano basadas en la implementación de políticas públicas que garantizan protección, así como la necesidad de instalaciones sanitarias, el acceso a una educación sin tabúes y la creación de leyes que garanticen un acceso igualitario y gratuito a productos de aseo.
Este relato marcó la urgencia sanitaria para una población donde las clases más pobres no cuentan con los derechos básicos como son la salud y la educación.
También, Margarette May Macaulay, relatora sobre Derechos de las Mujeres y de las Personas Afrodescendientes y contra la Discriminación Racial, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) habló sobre la desigualdad y los estereotipos de roles de género “cuando las personas no tienen información sobre cómo manejar sus ciclos menstruales de manera adecuada existen impactos negativos en su salud que pueden incrementar el estrés psicológico o ansiedad en especial en las adolescentes”. Estas consecuencias, según ella, promueven la deserción escolar y laboral que pueden provocarse por no contar con los recursos suficientes durante el periodo menstrual, ya que en muchas ocasiones no tienen acceso al agua limpia para limpiar adecuadamente su cuerpo.
Igualdad en cuerpos que menstrúan
La voz de otras identidades fue necesaria para dejar un precedente de lo indispensable que es hablar de los cuerpos que menstrúan que no son mujeres cis. Santiago Balbin, activista transmasculino e integrante de la colectiva Rosa Rabiosa de Perú, participó del evento dando información desde la perspectiva de las personas transmasculinas y no binaries. “Para nosotres no existen derechos sexuales y reproductivos y en ese sentido muchas veces el tema solo ha sido abarcado desde una mirada cisgénero donde solo las mujeres cis han sido tomadas en cuenta. No todas las personas que menstrúan son mujeres y para las transmasculinidades y no binaries menstruar no solamente significa una incomodidad con el cuerpo, sino una no reafirmación de su identidad”, dijo.
En este sentido es necesario abordar el ciclo menstrual de manera más integral, y empezar a visibilizar este tipo de temas con educación sexual donde deben ser contemplados otros cuerpos que no sean cisgénero.
Por otro lado, Andrea Marín, Terapeuta Menstrual colombiana, comentó su experiencia donde la preguntas en torno a su cuerpo y a su ciclo menstrual comenzaron a aparecer durante la adolescencia, hablando sobre cómo, aún, los medios de comunicación y las instituciones educativas toman esto de manera tabú generando en ella una gran vergüenza durante largo tiempo en torno a su ciclo. Esto la llevó a buscar información y hablarlo, hasta que comenzó a entender que “algunas personas lo reducen a los días de sangrado, sin embargo, se trata de un ciclo constante, donde a veces estamos 20 o 40 años de nuestra vida viviendo una parte distinta”.
Nombrarlo es hacerlo evidente para generar políticas públicas y poder vivir una menstruación de manera consciente. Para esto es importante obtener la información necesaria, los medios y espacios limpios y seguros y el acceso a una atención médica.
Anahí Rodríguez, fundadora de la iniciativa MenstruaciónDignaMéxico, habló de cómo un proceso fisiológico, por el que atraviesan todas las mujeres en México, que son un 50 por ciento de la población, jamás se ha mencionado en políticas públicas.
Aparte, indicó que en México: 4 de cada 10 mujeres viven en situación de pobreza y que el 36% de la población mexicana no tiene suministro de agua diariamente. “Debe ser imperativo que los Estados garanticen a las niñas, mujeres y otras personas menstruantes la posibilidad de vivir una menstruación de forma higiénica, íntima, cómoda, segura, saludable y digna”.
Estas bases son ejemplos de la necesidad urgente de obtener el derecho a la higiene menstrual, con un acceso libre y gratuito a productos sanitarios, como así al acceso a instalaciones como inodoros y agua potable. Es por eso que son fundamentales la implementación de las políticas públicas y la creación de leyes por parte de los Estados en Latinoamérica y el Caribe.