Diálogo Latino Cubano
Promoción de la Apertura Política en Cuba
Fidel salió del clóset... y volvió
Fidel dijo que fue mal interpretado y que se había divertido con esa evidente incomprensión de los periodistas gringos. Dicho de otro modo: se metió de vuelta al clóset. Por Pablo Díaz de Brito
Fidel salió, después de medio siglo, del clóset comunista ortodoxo...para volver a meterse adentro poco después. Había dicho: esto que construí en 50 años no sirve, en un "sincericidio" que recorrió el mundo (salvo la enclaustrada Cuba, donde la prensa no publicó una línea).
Luego, Fidel se desmintió de manera muy poco convincente. En aquella célebre declaración le faltó agregar: esto no le sirve a nadie salvo a mí mismo, que me hice construir un acuario con delfines amaestrados, que tengo una clínica toda para mí y hago lo que quiero en este país, que es todo, todo mío.
Ante el "outing" fidelista, los cubanólogos se lanzaron de lleno a exprimirse las meninges. La profesión alcanzó un rápido consenso hermenéutico: la apostasía de Fidel busca respaldar a su heredero y hermano menor, Raúl el joven, quien con apenas 79 años se ha embarcado en una renovación del sistema. Renovación que, por ahora, resulta casi imperceptible.
Entre los cambios merece citarse que desde hace poco los cubanos pueden cortarse el pelo en una peluquería concesionada por el Estado a sus empleados. Ocurre que allá por 1968 Fidel decidió que debía estatizar hasta las peluquerías. Cortarle el pelo a los ciudadanos era tarea indelegable del Estado socialista: las tijeras y los peines debían estar solamente en manos de peluqueros revolucionarios.
El asunto es que, ante la enorme percusión de su frase, luego Fidel dijo que fue mal interpretado y que se había divertido con esa evidente incomprensión de los periodistas gringos. Dicho de otro modo: se metió de vuelta al clóset.
Una hipótesis que no debe descartarse, empero, es que la frase original no fuera ni una ironía de Fidel, ni una jugada a favor del joven Raúl en el complejo tablero del PC cubano. Podría tratarse, simplemente, de mero espontaneísmo senil: Fidel se sabe en la última etapa de su larga vida y se despide con un sinceramiento brutal. El contexto en el que se hizo la nota avala esta hipótesis.
Más allá del alivio ortodoxo que trajo la desmentida, la frase del escándalo cayó como una bomba H entre la feligresía tardo-comunista. Hubo allí una ola de incredulidad seguida de la consabida negación ("es una operación yanki, es todo mentira"). Es que el castrismo argentino y latinomericano es aún más dogmático que el propio autor del dogma, el apóstata tardío Fidel.
Pablo Díaz de BritoPeriodista.
Fidel salió, después de medio siglo, del clóset comunista ortodoxo...para volver a meterse adentro poco después. Había dicho: esto que construí en 50 años no sirve, en un "sincericidio" que recorrió el mundo (salvo la enclaustrada Cuba, donde la prensa no publicó una línea).
Luego, Fidel se desmintió de manera muy poco convincente. En aquella célebre declaración le faltó agregar: esto no le sirve a nadie salvo a mí mismo, que me hice construir un acuario con delfines amaestrados, que tengo una clínica toda para mí y hago lo que quiero en este país, que es todo, todo mío.
Ante el "outing" fidelista, los cubanólogos se lanzaron de lleno a exprimirse las meninges. La profesión alcanzó un rápido consenso hermenéutico: la apostasía de Fidel busca respaldar a su heredero y hermano menor, Raúl el joven, quien con apenas 79 años se ha embarcado en una renovación del sistema. Renovación que, por ahora, resulta casi imperceptible.
Entre los cambios merece citarse que desde hace poco los cubanos pueden cortarse el pelo en una peluquería concesionada por el Estado a sus empleados. Ocurre que allá por 1968 Fidel decidió que debía estatizar hasta las peluquerías. Cortarle el pelo a los ciudadanos era tarea indelegable del Estado socialista: las tijeras y los peines debían estar solamente en manos de peluqueros revolucionarios.
El asunto es que, ante la enorme percusión de su frase, luego Fidel dijo que fue mal interpretado y que se había divertido con esa evidente incomprensión de los periodistas gringos. Dicho de otro modo: se metió de vuelta al clóset.
Una hipótesis que no debe descartarse, empero, es que la frase original no fuera ni una ironía de Fidel, ni una jugada a favor del joven Raúl en el complejo tablero del PC cubano. Podría tratarse, simplemente, de mero espontaneísmo senil: Fidel se sabe en la última etapa de su larga vida y se despide con un sinceramiento brutal. El contexto en el que se hizo la nota avala esta hipótesis.
Más allá del alivio ortodoxo que trajo la desmentida, la frase del escándalo cayó como una bomba H entre la feligresía tardo-comunista. Hubo allí una ola de incredulidad seguida de la consabida negación ("es una operación yanki, es todo mentira"). Es que el castrismo argentino y latinomericano es aún más dogmático que el propio autor del dogma, el apóstata tardío Fidel.