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Promoción de la Apertura Política en Cuba

15-06-2013

Héctor Timerman: El inesperado amigo de la dictadura cubana

Si bien una persona puede cambiar de opinión, algo típico en un ambiente democrático, nada se ha modificado sobre las características de la dictadura cubana respecto a las consideraciones que Héctor Timerman señaló hace casi una década. Lo único que cambió es la actitud moral de Timerman, quien pasó de defender a los presos y perseguidos políticos cubanos a apoyar a sus verdugos.
Por Gabriel C. Salvia

Durante el último día de la sesión ordinaria LXIII de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se desarrolló en Guatemala, la República Argentina abogó por la creación de un mecanismo, el cual fue aprobado, para facilitar la participación de Cuba en el proceso de las Cumbres. Al respecto, el Canciller Héctor Timerman expresó que para "Argentina ese foro hemisférico nunca estará completo sin Cuba".

Al igual que sucedió el año anterior en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, nuevamente en Guatemala se vio el influyente despliegue de la dictadura cubana en su afán de lograr legitimidad regional. Una legitimidad que desde la perspectiva democrática carece, pues la revolución que llegó al poder por la vía armada en 1959, para derrocar a la dictadura de Fulgencio Batista, ha instaurado un régimen de partido único con un esquema legal que reprime el ejercicio de derechos fundamentales y, en especial, las libertades civiles y políticas.

En consecuencia, Cuba no puede regresar a la OEA porque su sistema institucional no cumple con lo establecido en la Carta Democrática Interamericana. Por lo tanto, no es la OEA la que tiene que cambiar, sino el gobierno de Cuba, a través de una apertura política que garantice los derechos a la libertad de asociación, reunión y expresión, y que culmine en unas elecciones libres de sus autoridades.

De esta manera, Cuba podrá cumplir con el artículo primero de la Carta Democrática: “Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla”. Ahí sí, cuando deje de existir esta dictadura remanente en la región, para alegría de todos los demócratas “este foro hemisférico estará completo con Cuba”.

Mientras tanto, lo que sí debería hacer la OEA y los estados que la integran, es denunciar la falta de libertades en Cuba y, en lugar de considerar el apoyo a un gobierno ilegítimo, brindarle reconocimiento y protección al movimiento cívico cubano. Sobre esto último, el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) le dirigió una petición al Secretario General del organismo, el chileno José Miguel Insulza, contando con la adhesión de doscientos tres referentes democráticos dentro de Cuba. Al día de la fecha, ni la OEA ni ningún país integrante del organismo respondió formalmente a esta petición.

Curiosamente, lo que CADAL le reclama a la OEA, y a todo país democrático, es precisamente lo que hacía Héctor Timerman cuando era periodista, asumiendo como tal posturas comprometidas internacionalmente en la defensa de los derechos humanos. En efecto, el actual Canciller kirchnerista fue uno de los más duros críticos de la dictadura cubana luego de la ola represiva de marzo de 2003, conocida como la “Primavera Negra de Cuba”. En un video grabado en la redacción de la revista Debate, de la cual era su director, Timerman expresaba: “Yo denuncio la falta de libertad de prensa en Cuba. La denuncio porque creo que Cuba es una dictadura".

Pocos meses después de brindar este elocuente testimonio para un video, el actual Canciller argentino publicó el 23 de enero de 2004 un artículo reclamándole al entonces gobierno de Néstor Kirchner prácticas de diplomacia comprometida en Cuba: "Porque fuimos víctimas no debemos olvidar a las actuales víctimas...Por ejemplo, en relación a Cuba, correspondería recibirlos, confortarlos y ser sus voceros frente al régimen castrista. ¿De qué sirve celebrar nuestras fechas patrias en la embajada argentina si en ellas están ausentes los disidentes?".

El 11 de abril de 2011, CADAL le dirigió una carta al Canciller Héctor Timerman, recordándole sus expresiones y solicitándole que las lleve a la práctica durante la recepción de la Fiesta Nacional del 25 de mayo en la residencia de la embajada argentina en La Habana. Nunca respondió al pedido y desde que asumió en la Cancillería su gestión ha continuado la línea  marcada por la presidente Cristina Fernández de Kirchner, de amistad con las dictaduras y desprecio por los activistas de derechos humanos. Toda una paradoja para un gobierno que alardea con ser un referente internacional en derechos humanos y cuyo eje de la política exterior dice basarse en el respeto a los mismos.  

Por eso, ya no sorprende que alguien cuyos dichos públicos ofrecían una esperanza en la adopción de una política exterior activa en defensa de los derechos humanos esté liderando ahora la movida en la OEA en busca de apoyo a la dictadura cubana. El problema en el caso del Canciller Timerman es que cada vez que asume posiciones alineadas con el ilegítimo gobierno del Partido Comunista de Cuba, o sus dictaduras aliadas, salen a la luz aquellas expresiones que había formulado cuando era un periodista independiente.

Si bien una persona puede cambiar de opinión, algo típico en un ambiente democrático, nada se ha modificado sobre las características de la dictadura cubana respecto a las consideraciones que Héctor Timerman señaló hace casi una década. Lo único que cambió es la actitud moral de Timerman, quien pasó de defender a los presos y perseguidos políticos cubanos a apoyar a sus verdugos.

Gabriel C. Salvia es Director General del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).   

Gabriel C. Salvia
Gabriel C. Salvia
Director General
Activista internacional de derechos humanos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista trabajó en gráfica, radio y TV. Compiló varios libros, entre ellos "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021) y "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), y es autor de "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). También es autor de varios informes, entre los que se destacan "Las sillas del Consejo: autoritarismos y democracias en la evolución de la integración del órgano de DDHH de la ONU" y "Memoria cerrada: La complicidad de la revolución cubana con la dictadura militar argentina".
 
 
 

 
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