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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos
El Continente de la Memoria y el Olvido
Por Ricardo López Göttig
Ocho años atrás, mientras cursaba el doctorado en Historia en la República Checa, recibí una carta con dos sellos postales con íconos argentinos: uno de Eva Perón, y otro de Ernesto "Che" Guevara. La portera reconoció la figura de la segunda esposa de Perón y, perpleja, también la del conocido terrorista cuyos "ideales" lo llevaron a tomar las armas y matar gente en América y África. Me preguntó si el Partido Comunista era importante en Argentina, a lo que le respondí que no. Y luego, cada vez más indignada, me preguntó si queríamos el comunismo, a lo que respondí que yo no lo quería. "¡Ustedes no saben qué es el comunismo!", me decía esta mujer sencilla, a la que de ningún modo cabría acusarla de "burguesa" o "capitalista". Cuarenta años de experiencia socialista tras el Muro de Berlín eran suficiente evidencia, para ella, de la pobreza, la represión y la asfixia que había significado ese experimento totalitario en la antigua Checoslovaquia.
Pero en el continente americano, de la mano del demagogo Hugo Chávez y su camarada Fidel Castro, vienen a prometernos el socialismo como la alternativa del futuro, como si el fracaso estrepitoso de la URSS, la Europa oriental, la China comunista, Camboya, Corea del Norte y Vietnam no hubiera existido jamás. Al prometernos el ALBA, Chávez ni siquiera se toma la molestia de mencionar los millones de muertos que dejó el socialismo en todos esos países, las hambrunas, las torturas, los campos de concentración, la opresión brutal, los genocidios de Lenin, Stalin, Mao y Pol Pot, la exportación de terrorismo del bloque comunista (incluido Cuba) y el desastre inútil del COMECON. Nada de eso parece haber existido para Hugo Chávez, Evo Morales, Miguel Bonasso y Hebe de Bonafini. Estos personajes que cantan loas a la sociedad cerrada y autoritaria, hablan de la memoria pero apuestan al olvido, un gigantesco olvido que muchos medios de comunicación se empeñan en apañar.
Hugo Chávez y sus seguidores no vacilan en colocar en una misma bolsa a Perón y Guevara, aun sabiendo del desprecio que el Che sentía por el peronismo. Aun sabiendo que Perón era amigo de Batista, Somoza, Franco, Stroessner y Trujillo. Pero nada de esto importa, porque la historia ha pasado a ser para los apologistas de la sociedad cerrada un juego de malabares, en el que pretenden hacernos creer que dos monárquicos conservadores como O'Higgins y San Martín eran, en realidad, nada menos que los precursores de la gesta anticapitalista que luego siguieron los movimientos terroristas marxistas en Iberoamérica. No sabemos de qué se trata el llamado ALBA, porque Hugo Chávez deliberadamente no lo dice, enmarañando en su discurso diatribas contra el libre comercio y la sociedad moderna con frases trilladas y gastadas hasta el hartazgo, entre vivas y hurras a todo tipo de causa que le reporte un seguidor más. Sin articular un solo concepto reconocible, con su estilo de amigote chabacano.
En esta Argentina de la memoria y el olvido, los socialistas de hoy han borrado las ideas a favor del libre comercio que sustentaron Juan B. Justo, Alfredo Palacios y Nicolás Repetto, que defendían la libre competencia entre naciones, porque esta favorecía el nivel de vida de los obreros con mejores productos y más baratos.
Olvido, confusión y engaños: esto es el ALBA, éste es el futuro que nos están prometiendo para el siglo que está naciendo.
Ricardo López Göttig es Profesor de ESEADE e Investigador Asociado de CADAL.
Ricardo López GöttigDirector del Instituto Václav Havel
Profesor y Doctor en Historia, egresado de la Universidad de Belgrano y de la Universidad Karlova de Praga (República Checa), respectivamente. Doctorando en Ciencia Política. Es profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad de Belgrano, y profesor en las maestrías en Relaciones Internacionales de la UB y de la Universidad del Salvador. Fue profesor visitante en la Universidad Torcuato Di Tella, en la Universidad ORT Uruguay y en la Universidad de Pavía (Italia). Autor de los libros “Origen, mitos e influencias del antisemitismo en el mundo” (2019) y “Milada Horáková. Defensora de los derechos humanos y víctima de los totalitarismos” (2020), ambos publicados por CADAL y la Fundación Konrad Adenauer, entre otros. Fue Director de Museos y Preservación Patrimonial de la Provincia de Buenos Aires (2015-2019).
Ocho años atrás, mientras cursaba el doctorado en Historia en la República Checa, recibí una carta con dos sellos postales con íconos argentinos: uno de Eva Perón, y otro de Ernesto "Che" Guevara. La portera reconoció la figura de la segunda esposa de Perón y, perpleja, también la del conocido terrorista cuyos "ideales" lo llevaron a tomar las armas y matar gente en América y África. Me preguntó si el Partido Comunista era importante en Argentina, a lo que le respondí que no. Y luego, cada vez más indignada, me preguntó si queríamos el comunismo, a lo que respondí que yo no lo quería. "¡Ustedes no saben qué es el comunismo!", me decía esta mujer sencilla, a la que de ningún modo cabría acusarla de "burguesa" o "capitalista". Cuarenta años de experiencia socialista tras el Muro de Berlín eran suficiente evidencia, para ella, de la pobreza, la represión y la asfixia que había significado ese experimento totalitario en la antigua Checoslovaquia.
Pero en el continente americano, de la mano del demagogo Hugo Chávez y su camarada Fidel Castro, vienen a prometernos el socialismo como la alternativa del futuro, como si el fracaso estrepitoso de la URSS, la Europa oriental, la China comunista, Camboya, Corea del Norte y Vietnam no hubiera existido jamás. Al prometernos el ALBA, Chávez ni siquiera se toma la molestia de mencionar los millones de muertos que dejó el socialismo en todos esos países, las hambrunas, las torturas, los campos de concentración, la opresión brutal, los genocidios de Lenin, Stalin, Mao y Pol Pot, la exportación de terrorismo del bloque comunista (incluido Cuba) y el desastre inútil del COMECON. Nada de eso parece haber existido para Hugo Chávez, Evo Morales, Miguel Bonasso y Hebe de Bonafini. Estos personajes que cantan loas a la sociedad cerrada y autoritaria, hablan de la memoria pero apuestan al olvido, un gigantesco olvido que muchos medios de comunicación se empeñan en apañar.
Hugo Chávez y sus seguidores no vacilan en colocar en una misma bolsa a Perón y Guevara, aun sabiendo del desprecio que el Che sentía por el peronismo. Aun sabiendo que Perón era amigo de Batista, Somoza, Franco, Stroessner y Trujillo. Pero nada de esto importa, porque la historia ha pasado a ser para los apologistas de la sociedad cerrada un juego de malabares, en el que pretenden hacernos creer que dos monárquicos conservadores como O'Higgins y San Martín eran, en realidad, nada menos que los precursores de la gesta anticapitalista que luego siguieron los movimientos terroristas marxistas en Iberoamérica. No sabemos de qué se trata el llamado ALBA, porque Hugo Chávez deliberadamente no lo dice, enmarañando en su discurso diatribas contra el libre comercio y la sociedad moderna con frases trilladas y gastadas hasta el hartazgo, entre vivas y hurras a todo tipo de causa que le reporte un seguidor más. Sin articular un solo concepto reconocible, con su estilo de amigote chabacano.
En esta Argentina de la memoria y el olvido, los socialistas de hoy han borrado las ideas a favor del libre comercio que sustentaron Juan B. Justo, Alfredo Palacios y Nicolás Repetto, que defendían la libre competencia entre naciones, porque esta favorecía el nivel de vida de los obreros con mejores productos y más baratos.
Olvido, confusión y engaños: esto es el ALBA, éste es el futuro que nos están prometiendo para el siglo que está naciendo.
Ricardo López Göttig es Profesor de ESEADE e Investigador Asociado de CADAL.