Rankings
Análisis Latino
Libertad de prensa en el mundo
Noruega y Corea del Norte se ubican en los extremos del ranking que elabora Reporteros Sin Fronteras. La situación en Latinoamérica es heterogénea, con los países esparcidos a lo largo de todo el ranking. En el puesto 19 y con 15,79 puntos, Uruguay es el país líder de la región. En el extremo opuesto, Cuba, rankeado en el lugar 171 a nivel global, es el país Latinoamericano que ocupa el puesto más bajo. Con 63,81 puntos, la isla más grande del Caribe encabeza el top 10 de los países más riesgosos para ejercer la profesión de periodista.Por Giuliana Trezza
El trabajo de los periodistas es una de las maneras en las que las sociedades se expresan, investigan y denuncian. Es por esto que el ranking anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF), que analiza la libertad de prensa a nivel global, funciona como un diagnóstico sobre las mismas.
Un alto grado de pluralismo es característico de sociedades sanas, mientras que en el otro extremo, el nivel de violencia y/o abuso hacia los periodistas, que muchas veces llega al extremo de los asesinatos, es un síntoma grave, que el mundo no debe ignorar.
Para construir este complejo índice, periodistas y trabajadores de prensa en 180 países y regiones responden el cuestionario que propone la organización de RSF. Abordan una diversidad de temas como la independencia de los medios de comunicación, el ambiente en el que los periodistas llevan a cabo su trabajo y la autocensura, el marco legal, la transparencia y la calidad de la infraestructura con que se cuenta para producir la información. Una vez procesada toda la información, los países reciben un puntaje de entre 0 y 100 puntos, siendo 0 el puntaje ideal.
La pandemia no paralizó a RSF, que publicó el índice en abril del 2020 basado en la información del 2019 y de los primeros meses de la propagación del coronavirus del mismo año que pasó.
Noruega y Corea del Norte se ubican en los extremos del ranking. El país nórdico ocupa el primer puesto de este ranking desde 2017, y volvió a ser el país con mayor libertad de expresión durante el 2020.
En el extremo opuesto, Corea del Norte se ubica en el puesto 180, tal como lo había hecho en el 2017 y en el 2018. Con Kim Jong-un a la cabeza del gobierno desde hace casi 9 años, el país asiático mantiene a sus ciudadanos en “un estado total de ignorancia”. La Agencia Telegráfica Central de Corea (estatal) es la única agencia permitida. Para los norcoreanos, informarse de fuentes extranjeras es altamente riesgoso, ya que pueden ser enviados a campos de concentración. Aunque la Agence France-Presse (AFP) y la Associated Press (AP) cuentan con oficinas en Pyongyang, la información a la que accede la prensa extranjera es controlada meticulosamente. Es sólo una pantalla de aparente libertad.
¿Qué dicen los números del 2020 sobre América Latina?
La situación en Latinoamérica es heterogénea, con los países esparcidos a lo largo de todo el ranking. En el puesto 19 y con 15,79 puntos, Uruguay es el país líder de la región. ¿Qué es lo que lo ubica en esta posición? La despenalización de los delitos de prensa y la aprobación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en diciembre de 2014, que “favorece el pluralismo de la prensa y que permitió la creación de un Consejo de Comunicación Audiovisual independiente del poder ejecutivo”.
En el extremo opuesto, Cuba, rankeado en el lugar 171 a nivel global, es el país Latinoamericano que ocupa el puesto más bajo. Con 63,81 puntos, la isla más grande del Caribe encabeza el top 10 de los países más riesgosos para ejercer la profesión de periodista. Según RSF, el mandato de Miguel Díaz-Canel no resulta muy diferente del régimen de la familia Castro. El régimen mantiene el monopolio de los medios de comunicación, y lo que resulta aún más grave es que su Constitución prohíbe la conformación de medios privados. En un país que recién comienza a desarrollar las conexiones de Internet para toda su población, la prensa extranjera también es altamente vigilada.
Los siguientes 7 países latinoamericanos siguen a Cuba con los puntajes más críticos de la región: 148 - Honduras, 48,20 puntos; 147 - Venezuela, 45,66 puntos; 130 - Colombia, 42,66 puntos; 117 - Nicaragua, 35,81 puntos; 116 - Guatemala, 35,74 puntos; y 114 - Bolivia, 35,37 puntos.
El denominador común entre estos países latinos es el control que sus respectivos gobiernos ejercen sobre los medios y el hecho de que las policías locales son responsables de perseguir a los periodistas críticos.
Además, en todos los casos, la corrupción, la violencia y el crimen organizado son temas de agenda en cada país, lo que transforma a la profesión en una de riesgo, ya que atenta contra uno de sus principios fundamentales: la libertad de expresión.
Es este principio inherente del periodismo que en Honduras parece estar muy lejos de cumplirse. El gobierno de Juan Orlando Hernández no sólo restringe la información que consumen los hondureños, sino que agrede directamente a los periodistas opositores. Las amenazas de muerte y exilios son frecuentes, pero el aspecto más llamativo es que a los periodistas opositores que se enfrentan a juicios, en muchas ocasiones se les prohíbe continuar ejerciendo la profesión.
En el caso de Venezuela, Nicolás Maduro está en una constante “guerra mediática” de la cual son víctimas tanto los periodistas venezolanos como los extranjeros. Muchos son encarcelados y otros tantos se exilian por las amenazas que reciben.
Los periodistas en Colombia, por su parte, están sometidos a las intimidaciones de las FARC, del ELN y de los bacrim, todos grupos militares o ligados con el ejército, a los cuales además, se los vincula con el tráfico de drogas.
Según RSF, durante los tres mandatos consecutivos de Evo Morales (2006-2019), Bolivia debió enfrentar la grave cuestión de la autocensura. El Decreto Supremo 181 del año 2009 establece que los medios de comunicación que “mienten”, “hacen política partidista” u “ofenden al gobierno”, no reciben la publicidad oficial. Esto se traduce en un tipo de presión financiera, que pone a los medios y periodistas no oficialistas en una complicada disyuntiva.
En el resto de los países mencionados, RSF también registró cientos de detenciones arbitrarias a periodistas, cuyo único argumento es la ideología política que cada uno sostiene.
El (usual) top 4
Como ocurre en otros ámbitos, tales como la corrupción o el bienestar social, los países nórdicos son los líderes del ranking de la libertad de expresión del año 2020: Noruega (7,8 puntos), Finlandia (7,93), Dinamarca (8,13) y Suecia (9,25) ocupan los primeros cuatro puestos. Es importante destacar que, durante los últimos años, estos mismos países se mantuvieron siempre en lo más alto del ranking. De hecho, Finlandia se jacta de haberles dado la bienvenida “al país de la prensa libre” al ex presidente estadounidense Trump y al presidente ruso Putin en su visita a Helsinki en 2018.
A diferencia de lo que ocurre en América Latina, RSF no registró que los inconvenientes de la prensa y periodistas de estos países estén directamente relacionados con el control de sus gobiernos. De todas maneras, esto no quita el hecho de que la sociedad ideal no existe y que cada Nación tiene sus propios puntos débiles.
El gobierno de Noruega destina sus esfuerzos a abrir el debate público a un número de personas cada vez mayor y a garantizar la seguridad de los periodistas, ya que entiende que estos trabajadores son el motor para que los medios de comunicación cumplan su función.
Las estadísticas del servicio de seguridad de la policía de Noruega completan el panorama más general sobre las condiciones de expresión en este país. Estas demostraron que las expresiones de odio hacia el gobierno, el acoso, los ataques y las amenazas a personas se han vuelto comunes en las redes sociales. Más allá de su costado inclusivo y protector, el Estado de Noruega también reconoce cuáles son los puntos sobre los que debe trabajar.
Luego de que el inventor danés Peter Madsen asesinara a la periodista danesa Kim Wall en 2017, Dinamarca recuperó el puesto 3 (su mejor posición hasta el momento) en el último ranking. Corriendo el foco de este caso en particular, Dinamarca tiene un marco legal que hace referencia explícita a la libertad de prensa. El artículo 77 de su Constitución, establece que todos los ciudadanos “tienen derecho a expresar sus ideas a través de la prensa, por escrito o de manera oral, asumiendo su responsabilidad ante los tribunales. No debe imponerse nunca la censura ni ninguna otra medida cautelar”.
Mejorar las leyes sobre la libertad de expresión y socavar la proliferación de las fake news y los discursos del odio en redes sociales son las preocupaciones más inmediatas de los países que lideran el ranking anual de RSF.
Brasil: en medio de la amenaza del covid-19, los ataques a la prensa se intensifican
Con la asunción de Jair Bolsonaro, Brasil bajó 2 lugares con respecto al índice anterior, teniendo en cuenta que desde el 2019 la libertad de prensa decreció. RSF considera que con Bolsonaro “comenzó un periodo oscuro para la democracia y la libertad de prensa en Brasil”. Tanto el actual presidente como su familia y diversos miembros de su gobierno insultan y humillan a menudo a algunos de los periodistas y medios de comunicación más importantes del país, lo que provoca un clima de odio y desconfianza hacia la prensa. A su vez, el paisaje mediático sigue estando muy concentrado.
Con la amenaza latente del virus, los ataques a la prensa por parte del gobierno sólo se han reforzado. “La población pronto se dará cuenta que ha sido engañada por los medios de comunicación”, aseguró Bolsonaro en una entrevista el 22 de marzo. Describió al covid-19 como una “pequeña gripe” y acusó a la prensa de causar “histeria y miedo”. De manera similar pensó su ministro de Salud, Luiz Enrique Mandetta, que aconsejó a los ciudadanos “apagar sus televisores por un tiempo” ya que los medios son “tóxicos”.
Balance de las agresiones a periodistas
En resumen, Reporteros Sin Fronteras resuelve que en el último año fueron 50 los periodistas asesinados por cuestiones vinculadas a su trabajo. Además, la organización detalla que, mientras que el número de periodistas que pierden la vida en zonas de guerra disminuye, cada vez hay más asesinatos de periodistas en países en paz.
Giuliana Trezza
El trabajo de los periodistas es una de las maneras en las que las sociedades se expresan, investigan y denuncian. Es por esto que el ranking anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF), que analiza la libertad de prensa a nivel global, funciona como un diagnóstico sobre las mismas.
Un alto grado de pluralismo es característico de sociedades sanas, mientras que en el otro extremo, el nivel de violencia y/o abuso hacia los periodistas, que muchas veces llega al extremo de los asesinatos, es un síntoma grave, que el mundo no debe ignorar.
Para construir este complejo índice, periodistas y trabajadores de prensa en 180 países y regiones responden el cuestionario que propone la organización de RSF. Abordan una diversidad de temas como la independencia de los medios de comunicación, el ambiente en el que los periodistas llevan a cabo su trabajo y la autocensura, el marco legal, la transparencia y la calidad de la infraestructura con que se cuenta para producir la información. Una vez procesada toda la información, los países reciben un puntaje de entre 0 y 100 puntos, siendo 0 el puntaje ideal.
La pandemia no paralizó a RSF, que publicó el índice en abril del 2020 basado en la información del 2019 y de los primeros meses de la propagación del coronavirus del mismo año que pasó.
Noruega y Corea del Norte se ubican en los extremos del ranking. El país nórdico ocupa el primer puesto de este ranking desde 2017, y volvió a ser el país con mayor libertad de expresión durante el 2020.
En el extremo opuesto, Corea del Norte se ubica en el puesto 180, tal como lo había hecho en el 2017 y en el 2018. Con Kim Jong-un a la cabeza del gobierno desde hace casi 9 años, el país asiático mantiene a sus ciudadanos en “un estado total de ignorancia”. La Agencia Telegráfica Central de Corea (estatal) es la única agencia permitida. Para los norcoreanos, informarse de fuentes extranjeras es altamente riesgoso, ya que pueden ser enviados a campos de concentración. Aunque la Agence France-Presse (AFP) y la Associated Press (AP) cuentan con oficinas en Pyongyang, la información a la que accede la prensa extranjera es controlada meticulosamente. Es sólo una pantalla de aparente libertad.
¿Qué dicen los números del 2020 sobre América Latina?
La situación en Latinoamérica es heterogénea, con los países esparcidos a lo largo de todo el ranking. En el puesto 19 y con 15,79 puntos, Uruguay es el país líder de la región. ¿Qué es lo que lo ubica en esta posición? La despenalización de los delitos de prensa y la aprobación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en diciembre de 2014, que “favorece el pluralismo de la prensa y que permitió la creación de un Consejo de Comunicación Audiovisual independiente del poder ejecutivo”.
En el extremo opuesto, Cuba, rankeado en el lugar 171 a nivel global, es el país Latinoamericano que ocupa el puesto más bajo. Con 63,81 puntos, la isla más grande del Caribe encabeza el top 10 de los países más riesgosos para ejercer la profesión de periodista. Según RSF, el mandato de Miguel Díaz-Canel no resulta muy diferente del régimen de la familia Castro. El régimen mantiene el monopolio de los medios de comunicación, y lo que resulta aún más grave es que su Constitución prohíbe la conformación de medios privados. En un país que recién comienza a desarrollar las conexiones de Internet para toda su población, la prensa extranjera también es altamente vigilada.
Los siguientes 7 países latinoamericanos siguen a Cuba con los puntajes más críticos de la región: 148 - Honduras, 48,20 puntos; 147 - Venezuela, 45,66 puntos; 130 - Colombia, 42,66 puntos; 117 - Nicaragua, 35,81 puntos; 116 - Guatemala, 35,74 puntos; y 114 - Bolivia, 35,37 puntos.
El denominador común entre estos países latinos es el control que sus respectivos gobiernos ejercen sobre los medios y el hecho de que las policías locales son responsables de perseguir a los periodistas críticos.
Además, en todos los casos, la corrupción, la violencia y el crimen organizado son temas de agenda en cada país, lo que transforma a la profesión en una de riesgo, ya que atenta contra uno de sus principios fundamentales: la libertad de expresión.
Es este principio inherente del periodismo que en Honduras parece estar muy lejos de cumplirse. El gobierno de Juan Orlando Hernández no sólo restringe la información que consumen los hondureños, sino que agrede directamente a los periodistas opositores. Las amenazas de muerte y exilios son frecuentes, pero el aspecto más llamativo es que a los periodistas opositores que se enfrentan a juicios, en muchas ocasiones se les prohíbe continuar ejerciendo la profesión.
En el caso de Venezuela, Nicolás Maduro está en una constante “guerra mediática” de la cual son víctimas tanto los periodistas venezolanos como los extranjeros. Muchos son encarcelados y otros tantos se exilian por las amenazas que reciben.
Los periodistas en Colombia, por su parte, están sometidos a las intimidaciones de las FARC, del ELN y de los bacrim, todos grupos militares o ligados con el ejército, a los cuales además, se los vincula con el tráfico de drogas.
Según RSF, durante los tres mandatos consecutivos de Evo Morales (2006-2019), Bolivia debió enfrentar la grave cuestión de la autocensura. El Decreto Supremo 181 del año 2009 establece que los medios de comunicación que “mienten”, “hacen política partidista” u “ofenden al gobierno”, no reciben la publicidad oficial. Esto se traduce en un tipo de presión financiera, que pone a los medios y periodistas no oficialistas en una complicada disyuntiva.
En el resto de los países mencionados, RSF también registró cientos de detenciones arbitrarias a periodistas, cuyo único argumento es la ideología política que cada uno sostiene.
El (usual) top 4
Como ocurre en otros ámbitos, tales como la corrupción o el bienestar social, los países nórdicos son los líderes del ranking de la libertad de expresión del año 2020: Noruega (7,8 puntos), Finlandia (7,93), Dinamarca (8,13) y Suecia (9,25) ocupan los primeros cuatro puestos. Es importante destacar que, durante los últimos años, estos mismos países se mantuvieron siempre en lo más alto del ranking. De hecho, Finlandia se jacta de haberles dado la bienvenida “al país de la prensa libre” al ex presidente estadounidense Trump y al presidente ruso Putin en su visita a Helsinki en 2018.
A diferencia de lo que ocurre en América Latina, RSF no registró que los inconvenientes de la prensa y periodistas de estos países estén directamente relacionados con el control de sus gobiernos. De todas maneras, esto no quita el hecho de que la sociedad ideal no existe y que cada Nación tiene sus propios puntos débiles.
El gobierno de Noruega destina sus esfuerzos a abrir el debate público a un número de personas cada vez mayor y a garantizar la seguridad de los periodistas, ya que entiende que estos trabajadores son el motor para que los medios de comunicación cumplan su función.
Las estadísticas del servicio de seguridad de la policía de Noruega completan el panorama más general sobre las condiciones de expresión en este país. Estas demostraron que las expresiones de odio hacia el gobierno, el acoso, los ataques y las amenazas a personas se han vuelto comunes en las redes sociales. Más allá de su costado inclusivo y protector, el Estado de Noruega también reconoce cuáles son los puntos sobre los que debe trabajar.
Luego de que el inventor danés Peter Madsen asesinara a la periodista danesa Kim Wall en 2017, Dinamarca recuperó el puesto 3 (su mejor posición hasta el momento) en el último ranking. Corriendo el foco de este caso en particular, Dinamarca tiene un marco legal que hace referencia explícita a la libertad de prensa. El artículo 77 de su Constitución, establece que todos los ciudadanos “tienen derecho a expresar sus ideas a través de la prensa, por escrito o de manera oral, asumiendo su responsabilidad ante los tribunales. No debe imponerse nunca la censura ni ninguna otra medida cautelar”.
Mejorar las leyes sobre la libertad de expresión y socavar la proliferación de las fake news y los discursos del odio en redes sociales son las preocupaciones más inmediatas de los países que lideran el ranking anual de RSF.
Brasil: en medio de la amenaza del covid-19, los ataques a la prensa se intensifican
Con la asunción de Jair Bolsonaro, Brasil bajó 2 lugares con respecto al índice anterior, teniendo en cuenta que desde el 2019 la libertad de prensa decreció. RSF considera que con Bolsonaro “comenzó un periodo oscuro para la democracia y la libertad de prensa en Brasil”. Tanto el actual presidente como su familia y diversos miembros de su gobierno insultan y humillan a menudo a algunos de los periodistas y medios de comunicación más importantes del país, lo que provoca un clima de odio y desconfianza hacia la prensa. A su vez, el paisaje mediático sigue estando muy concentrado.
Con la amenaza latente del virus, los ataques a la prensa por parte del gobierno sólo se han reforzado. “La población pronto se dará cuenta que ha sido engañada por los medios de comunicación”, aseguró Bolsonaro en una entrevista el 22 de marzo. Describió al covid-19 como una “pequeña gripe” y acusó a la prensa de causar “histeria y miedo”. De manera similar pensó su ministro de Salud, Luiz Enrique Mandetta, que aconsejó a los ciudadanos “apagar sus televisores por un tiempo” ya que los medios son “tóxicos”.
Balance de las agresiones a periodistas
En resumen, Reporteros Sin Fronteras resuelve que en el último año fueron 50 los periodistas asesinados por cuestiones vinculadas a su trabajo. Además, la organización detalla que, mientras que el número de periodistas que pierden la vida en zonas de guerra disminuye, cada vez hay más asesinatos de periodistas en países en paz.