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Corea del Norte bajo la lupa
De Managua a Pyongyang: el día que los sandinistas enviaron un cocodrilo embalsamado a Kim
La amistad entre Corea del Norte y el sandinismo se remonta a fines de los años setenta, cuando los rebeldes tomaron el poder en Nicaragua y se alinearon con la política internacional anti estadounidense de Fidel Castro. En la actualidad, la relación es más simbólica que material, pero refleja la forma particular en que el régimen de los Kim mantiene su alianza con gobiernos que se autodefinen como revolucionarios y antiimperialistas.Por Benjamin R. Young
El cocodrilo con la bandeja y las copas que una delegación de Nicaragua obsequió a Kim Il Sung en 1982. Crédito: Foreign Languages Publishing House (Corea del Norte).(NK News) Arrumbado en un rincón del edificio que alberga la Exposición Internacional de la Amistad de Corea del Norte, al norte de Pyongyang, hay un regalo único: un cocodrilo embalsamado con una bandeja con copas. Los rebeldes sandinistas de Nicaragua enviaron este peculiar regalo a su camarada norcoreano, Kim Il Sung, a comienzos de la década de 1980, que se ha convertido en un símbolo de la relación entre el Partido de los Trabajadores de Corea y los sandinistas.
Los lazos diplomáticos entre ambos van mucho más allá de esta curiosidad: es una relación basada en la solidaridad anticolonialista y la oposición al poder estadounidense. Esta vieja simpatía del sandinismo por Pyongyang se inspiró en la política de Cuba hacia Corea del Norte.
Si bien la amistad norcoreana con los sandinistas es en gran medida simbólica, refleja la forma particular en que el régimen de la familia Kim todavía participa en el orden internacional anticolonialista opuesto al imperialismo estadounidense y la globalización capitalista. Con la reelección del ex líder sandinista Daniel Ortega como presidente de Nicaragua en 2021, esta amistad parece destinada a mantenerse en el futuro cercano.
Por el camino de Castro
Nicaragua estableció relaciones diplomáticas oficiales con Pyongyang poco después de que los rebeldes sandinistas tomaron el poder en 1979. Dos años después, una delegación cultural de Corea del Norte visitó Nicaragua y montó una exhibición de arte popular coreano en la capital, Managua. Durante aquel viaje, un funcionario norcoreano le aseguró a parte del liderazgo sandinista que Pyongyang construiría tres plantas industriales, tres hospitales y tres centros educativos en Nicaragua de forma gratuita.
A causa de los propios problemas económicos de Corea del Norte en la década de 1980, es poco probable que estas promesas se hayan concretado, y, de hecho, nunca se conocieron informes sobre el estado de la construcción de estos edificios.
Los cubanos y los norcoreanos mantienen relaciones estrechas hace tiempo, y los sandinistas siguieron esa política de solidaridad anticolonialista con el régimen de la familia Kim liderada por Castro.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, visitó Corea del Norte por primera vez en 1983 y conoció a Kim Il Sung durante una visita posterior tres años después. Durante este viaje, Ortega anunció que Nicaragua boicotearía los Juegos Olímpicos de 1988 si Seúl no sumaba como coanfitrión a Pyongyang. Ortega continuaba de ese modo una promesa anterior de Fidel Castro de que Cuba no enviaría atletas a los Juegos Olímpicos de Seúl.
La situación era indicativa de la política exterior pro cubana de Nicaragua en la década de 1980. Castro era el portador de la antorcha de la izquierda latinoamericana y, como tal, apoyó al movimiento sandinista con una importante asistencia política y militar. Los cubanos y los norcoreanos mantienen relaciones estrechas hace tiempo, y los sandinistas siguieron esa política de solidaridad anticolonialista con el régimen de la familia Kim liderada por Castro.
Tanto Cuba como Nicaragua cumplieron su promesa y no enviaron atletas a los Juegos Olímpicos de 1988 en Seúl. En cambio, tanto Castro como Ortega enviaron delegaciones al Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que se realizó en Pyongyang en 1989.
El apoyo de Pyongyang al Frente Sandinista
El respaldo norcoreano al movimiento sandinista comenzó mucho antes de que el sandinismo asumiera el gobierno en 1979, y se ha confirmado que algunos rebeldes sandinistas recibieron entrenamiento en Corea del Norte: en 1971, el comandante militar sandinista Plutarco Hernández asistió a “un curso intensivo para oficiales” en Corea del Norte, donde conoció a Kim Il Sung [N. del E.: presidente de Corea del Norte entre 1948 y 1994].
Pyongyang continuó apoyando a los sandinistas en la década de 1980 en forma de asistencia militar al gobierno incipiente. Según un informe desclasificado de la CIA, Corea del Norte envió un número indeterminado de buques de patrullaje y 15 instructores de armas a Nicaragua.
En abril de 1984, Associated Press informó que el ministro de Defensa de Nicaragua, Humberto Ortega, hermano del presidente, estaba de visita en Corea del Norte en una "misión de compra de armas". Los sandinistas estaban en pleno enfrentamiento con los rebeldes respaldados por Estados Unidos, conocidos como los “Contras”, y necesitaban armamento de los países del bloque del Este para luchar contra la insurgencia pro estadounidense.
Finalmente, los sandinistas fueron derrotados en las elecciones de 1990 y las estrechas relaciones de Nicaragua con Corea del Norte se interrumpieron. Cinco años después, la embajada de Corea del Norte en Managua cerró sus puertas.
Revolución redux
Esta situación no duraría demasiado. Los sandinistas regresaron a la política nacional en 2006 cuando Ortega fue reelecto en el cargo. En mayo de 2007, Managua restableció los lazos diplomáticos con Pyongyang, retomando la estrecha relación entre los dos gobiernos socialistas.
"El presidente Ortega dijo que la política de songun (“el Ejército primero”) del camarada Kim Jong Il es correcta, y que la capacidad de disuasión de la República Popular Democrática de Corea como forma de autodefensa es una clara manifestación de su posición independiente", informó entonces Radio Pyongyang.
Los dos gobiernos abogaron por la autodefensa nacional y la autosuficiencia económica, y se unieron codo a codo en su oposición al capitalismo neoliberal y el militarismo estadounidense.
En 2010, el ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Norte, Kim Hyong Jun, viajó a Managua y se reunió con Ortega. Durante esa visita, los medios de comunicación estatales de Nicaragua se refirieron a Corea del Norte como una "nación hermana" a causa de su "solidaridad y cooperación" con la revolución sandinista en los años ochenta. En 2017, Choe Ryong Hae, vicepresidente de la Comisión de Asuntos Estatales de Corea del Norte y vicepresidente del Partido de los Trabajadores de Corea, viajó a Managua para asistir a la ceremonia de inauguración de un nuevo período presidencial de Ortega.
Los intercambios bilaterales se han reducido considerablemente durante la pandemia de COVID-19, y queda por ver si la relación entre Pyongyang y el sandinismo continuará cuando la pandemia termine.
Sin embargo, es claro es que a pesar de la distancia geográfica entre los dos países y del colapso del bloque soviético, el gobierno de Corea del Norte ha invertido en mantener sus lazos históricos con los sandinistas y, en general, con los movimientos de liberación nacional y los partidos políticos revolucionarios.
Traducción: Agustín Menéndez
Edición: Florencia Grieco
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente la opinión de CADAL.
Benjamin R. YoungProfesor en asuntos de seguridad nacional y situaciones de emergencia en la Virginia Commonwealth University). Es autor de Guns, Guerillas, and the Great Leader: North Korea and the Third World (Stanford University Press, 2021). Recibió su Ph.D. por la Universidad George Washington en 2018. Ha dado clases en el U.S. Naval War College y en la Dakota State University, publicado papers sobre la historia y la política de Corea del Norte en varias revistas académicas y es colaborador habitual de NK News.
(NK News) Arrumbado en un rincón del edificio que alberga la Exposición Internacional de la Amistad de Corea del Norte, al norte de Pyongyang, hay un regalo único: un cocodrilo embalsamado con una bandeja con copas. Los rebeldes sandinistas de Nicaragua enviaron este peculiar regalo a su camarada norcoreano, Kim Il Sung, a comienzos de la década de 1980, que se ha convertido en un símbolo de la relación entre el Partido de los Trabajadores de Corea y los sandinistas.
Los lazos diplomáticos entre ambos van mucho más allá de esta curiosidad: es una relación basada en la solidaridad anticolonialista y la oposición al poder estadounidense. Esta vieja simpatía del sandinismo por Pyongyang se inspiró en la política de Cuba hacia Corea del Norte.
Si bien la amistad norcoreana con los sandinistas es en gran medida simbólica, refleja la forma particular en que el régimen de la familia Kim todavía participa en el orden internacional anticolonialista opuesto al imperialismo estadounidense y la globalización capitalista. Con la reelección del ex líder sandinista Daniel Ortega como presidente de Nicaragua en 2021, esta amistad parece destinada a mantenerse en el futuro cercano.
Por el camino de Castro
Nicaragua estableció relaciones diplomáticas oficiales con Pyongyang poco después de que los rebeldes sandinistas tomaron el poder en 1979. Dos años después, una delegación cultural de Corea del Norte visitó Nicaragua y montó una exhibición de arte popular coreano en la capital, Managua. Durante aquel viaje, un funcionario norcoreano le aseguró a parte del liderazgo sandinista que Pyongyang construiría tres plantas industriales, tres hospitales y tres centros educativos en Nicaragua de forma gratuita.
A causa de los propios problemas económicos de Corea del Norte en la década de 1980, es poco probable que estas promesas se hayan concretado, y, de hecho, nunca se conocieron informes sobre el estado de la construcción de estos edificios.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, visitó Corea del Norte por primera vez en 1983 y conoció a Kim Il Sung durante una visita posterior tres años después. Durante este viaje, Ortega anunció que Nicaragua boicotearía los Juegos Olímpicos de 1988 si Seúl no sumaba como coanfitrión a Pyongyang. Ortega continuaba de ese modo una promesa anterior de Fidel Castro de que Cuba no enviaría atletas a los Juegos Olímpicos de Seúl.
La situación era indicativa de la política exterior pro cubana de Nicaragua en la década de 1980. Castro era el portador de la antorcha de la izquierda latinoamericana y, como tal, apoyó al movimiento sandinista con una importante asistencia política y militar. Los cubanos y los norcoreanos mantienen relaciones estrechas hace tiempo, y los sandinistas siguieron esa política de solidaridad anticolonialista con el régimen de la familia Kim liderada por Castro.
Tanto Cuba como Nicaragua cumplieron su promesa y no enviaron atletas a los Juegos Olímpicos de 1988 en Seúl. En cambio, tanto Castro como Ortega enviaron delegaciones al Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que se realizó en Pyongyang en 1989.
El apoyo de Pyongyang al Frente Sandinista
El respaldo norcoreano al movimiento sandinista comenzó mucho antes de que el sandinismo asumiera el gobierno en 1979, y se ha confirmado que algunos rebeldes sandinistas recibieron entrenamiento en Corea del Norte: en 1971, el comandante militar sandinista Plutarco Hernández asistió a “un curso intensivo para oficiales” en Corea del Norte, donde conoció a Kim Il Sung [N. del E.: presidente de Corea del Norte entre 1948 y 1994].
Pyongyang continuó apoyando a los sandinistas en la década de 1980 en forma de asistencia militar al gobierno incipiente. Según un informe desclasificado de la CIA, Corea del Norte envió un número indeterminado de buques de patrullaje y 15 instructores de armas a Nicaragua.
En abril de 1984, Associated Press informó que el ministro de Defensa de Nicaragua, Humberto Ortega, hermano del presidente, estaba de visita en Corea del Norte en una "misión de compra de armas". Los sandinistas estaban en pleno enfrentamiento con los rebeldes respaldados por Estados Unidos, conocidos como los “Contras”, y necesitaban armamento de los países del bloque del Este para luchar contra la insurgencia pro estadounidense.
Finalmente, los sandinistas fueron derrotados en las elecciones de 1990 y las estrechas relaciones de Nicaragua con Corea del Norte se interrumpieron. Cinco años después, la embajada de Corea del Norte en Managua cerró sus puertas.
Revolución redux
Esta situación no duraría demasiado. Los sandinistas regresaron a la política nacional en 2006 cuando Ortega fue reelecto en el cargo. En mayo de 2007, Managua restableció los lazos diplomáticos con Pyongyang, retomando la estrecha relación entre los dos gobiernos socialistas.
"El presidente Ortega dijo que la política de songun (“el Ejército primero”) del camarada Kim Jong Il es correcta, y que la capacidad de disuasión de la República Popular Democrática de Corea como forma de autodefensa es una clara manifestación de su posición independiente", informó entonces Radio Pyongyang.
Los dos gobiernos abogaron por la autodefensa nacional y la autosuficiencia económica, y se unieron codo a codo en su oposición al capitalismo neoliberal y el militarismo estadounidense.
En 2010, el ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Norte, Kim Hyong Jun, viajó a Managua y se reunió con Ortega. Durante esa visita, los medios de comunicación estatales de Nicaragua se refirieron a Corea del Norte como una "nación hermana" a causa de su "solidaridad y cooperación" con la revolución sandinista en los años ochenta. En 2017, Choe Ryong Hae, vicepresidente de la Comisión de Asuntos Estatales de Corea del Norte y vicepresidente del Partido de los Trabajadores de Corea, viajó a Managua para asistir a la ceremonia de inauguración de un nuevo período presidencial de Ortega.
Los intercambios bilaterales se han reducido considerablemente durante la pandemia de COVID-19, y queda por ver si la relación entre Pyongyang y el sandinismo continuará cuando la pandemia termine.
Sin embargo, es claro es que a pesar de la distancia geográfica entre los dos países y del colapso del bloque soviético, el gobierno de Corea del Norte ha invertido en mantener sus lazos históricos con los sandinistas y, en general, con los movimientos de liberación nacional y los partidos políticos revolucionarios.
Traducción: Agustín Menéndez
Edición: Florencia Grieco
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente la opinión de CADAL.