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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos
Brasil, Timerman y una retórica ''noble'' que mata más que las bombas
La retórica diplomática es muchas veces vaga y tendencialmente genérica, porque busca disociar al emisor de su discurso de los hechos crudos, tal como se comprueba por estos días. Pero el analista tiene la obligación de ver, al contrario, cómo se conecta la retórica de las cancillerías y de los líderes políticos con los hechos en el terreno.Por Pablo Díaz de Brito
Cuando Brasil, China o India se pronuncian contra la intervención aérea occidental en Libia, se posicionan en función de un juego de ajedrez global, por más que se envuelvan en valores universales, como paz y diálogo. Ese juego implica, casi siempre, ubicarse a priori en otra posición que EEUU y Europa. Cuando se pronuncian, entonces, no están pensando en cómo y cuándo esas frases plenas de retórica se concretarían en el desierto libio, sino en marcar distancias e independencia de EEUU y Europa.
La retórica diplomática es por esta razón muchas veces vaga y tendencialmente genérica, porque busca disociar al emisor de su discurso de los hechos crudos, tal como se comprueba por estos días. Pero el analista tiene la obligación de ver, al contrario, cómo se conecta la retórica de las cancillerías y de los líderes políticos con los hechos en el terreno. Por ejemplo, cuando Brasil pide el cese del fuego inmediato, afirma: “Brasil reitera su solidaridad con el pueblo libio en busca de una mayor participación y de una definición del futuro político del país, en un ambiente de protección de los Derechos Humanos”. Queda claro el nivel de abstracción y, podría decirse, de negación de la realidad. Por otro lado, ¿alguien en Itamaraty cree seriamente en los innumerables alto el fuego declarados por Kaddafi por estos días?
Argentina,vía Twitter, va por el mismo camino: el canciller Timerman lamentó en la red social que no se haya seguido con la vía de la negociación diplomática cuando, según él, todavía había márgenes para ello. Veamos de nuevo las declaraciones contrastadas con los hechos: el sábado pasado,cuando los cazas franceses entraron en acción al sur de Bengazi, la ciudad capital de la rebelión estaba siendo atacada masivamente desde hacía unas 12 horas por los kaddafistas con tanques, blindados de infantería y artillería. Aún hoy Bengazi no se recupera de ese golpe, relatan los periodistas que están allí. Kaddafi había amenazado a los 650 mil bengasíes con una represión “sin misericordia ni piedad", y estaba cumpliendo cabalmente la palabra. ¿Había más tiempo para seguir negociando, como asegura Timernan? La propuesta de Timerman, si se llevaba a los hechos, significaba darle la victoria a Kaddafi en Bengazi y la muerte de miles de civiles. Así de letales pueden ser las (presuntas) buenas intenciones dialoguistas y la retórica paficista formuladas a miles de km. del frente de combate y con segundas intenciones que nada tienen que ver con el pacifismo y sí con el afán de "diferenciarse" (de EEUU, la Otán y Europa).
Más frontal que las naciones sudamericanas ha sido India: nadie, dijo,“ningún par de países”, debe intervenir en Libia, en el conflicto interno de otro país. Acá surge con absoluta claridad y sin recurso alguno a la retórica pacifista el corazón del asunto para las potencias asiáticas (India, China) y euroasiáticas (Rusia): la intevención en favor de los rebeldes es un mal ejemplo, que se debe condenar totalmente y sin matices. China e India tienen demasiados conflictos internos o países anexados (Cachemira, Tíbet) como para solidarizase con la rebelión libia, que para colmo tiene una fuerte marca regional (Cirenaica). La furiosa frase de Putin sobre las cruzadas indica muy claramente la molestia rusa y asiática con la intervención occidental. Es que esta remake del intervencionismo humanitario occidental de los años 90 pone en discusión necesariamente el añejo principio de no injerencia en asuntos internos, aunque esos “asuntos internos” sean un crimen de lesa humanidad en plena ejecución.
Pablo Díaz de BritoPeriodista.
Cuando Brasil, China o India se pronuncian contra la intervención aérea occidental en Libia, se posicionan en función de un juego de ajedrez global, por más que se envuelvan en valores universales, como paz y diálogo. Ese juego implica, casi siempre, ubicarse a priori en otra posición que EEUU y Europa. Cuando se pronuncian, entonces, no están pensando en cómo y cuándo esas frases plenas de retórica se concretarían en el desierto libio, sino en marcar distancias e independencia de EEUU y Europa.
La retórica diplomática es por esta razón muchas veces vaga y tendencialmente genérica, porque busca disociar al emisor de su discurso de los hechos crudos, tal como se comprueba por estos días. Pero el analista tiene la obligación de ver, al contrario, cómo se conecta la retórica de las cancillerías y de los líderes políticos con los hechos en el terreno. Por ejemplo, cuando Brasil pide el cese del fuego inmediato, afirma: “Brasil reitera su solidaridad con el pueblo libio en busca de una mayor participación y de una definición del futuro político del país, en un ambiente de protección de los Derechos Humanos”. Queda claro el nivel de abstracción y, podría decirse, de negación de la realidad. Por otro lado, ¿alguien en Itamaraty cree seriamente en los innumerables alto el fuego declarados por Kaddafi por estos días?
Argentina,vía Twitter, va por el mismo camino: el canciller Timerman lamentó en la red social que no se haya seguido con la vía de la negociación diplomática cuando, según él, todavía había márgenes para ello. Veamos de nuevo las declaraciones contrastadas con los hechos: el sábado pasado,cuando los cazas franceses entraron en acción al sur de Bengazi, la ciudad capital de la rebelión estaba siendo atacada masivamente desde hacía unas 12 horas por los kaddafistas con tanques, blindados de infantería y artillería. Aún hoy Bengazi no se recupera de ese golpe, relatan los periodistas que están allí. Kaddafi había amenazado a los 650 mil bengasíes con una represión “sin misericordia ni piedad", y estaba cumpliendo cabalmente la palabra. ¿Había más tiempo para seguir negociando, como asegura Timernan? La propuesta de Timerman, si se llevaba a los hechos, significaba darle la victoria a Kaddafi en Bengazi y la muerte de miles de civiles. Así de letales pueden ser las (presuntas) buenas intenciones dialoguistas y la retórica paficista formuladas a miles de km. del frente de combate y con segundas intenciones que nada tienen que ver con el pacifismo y sí con el afán de "diferenciarse" (de EEUU, la Otán y Europa).
Más frontal que las naciones sudamericanas ha sido India: nadie, dijo,“ningún par de países”, debe intervenir en Libia, en el conflicto interno de otro país. Acá surge con absoluta claridad y sin recurso alguno a la retórica pacifista el corazón del asunto para las potencias asiáticas (India, China) y euroasiáticas (Rusia): la intevención en favor de los rebeldes es un mal ejemplo, que se debe condenar totalmente y sin matices. China e India tienen demasiados conflictos internos o países anexados (Cachemira, Tíbet) como para solidarizase con la rebelión libia, que para colmo tiene una fuerte marca regional (Cirenaica). La furiosa frase de Putin sobre las cruzadas indica muy claramente la molestia rusa y asiática con la intervención occidental. Es que esta remake del intervencionismo humanitario occidental de los años 90 pone en discusión necesariamente el añejo principio de no injerencia en asuntos internos, aunque esos “asuntos internos” sean un crimen de lesa humanidad en plena ejecución.