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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos
Cómo encasillar al último Nóbel de Literatura: Mario Vargas Llosa, un liberal democrático y progresista
La influencia política de Mario Vargas Llosa sería mayor en América Latina si en lugar de compartir casi exclusivamente paneles con referentes ciertamente de derecha como José María Aznar, Álvaro Uribe y Jorge Quiroga; se lo viera más en eventos con Ricardo Lagos, Fernando Henrique Cardoso y Felipe González, tan liberal-progresistas como él.Por Gabriel C. Salvia
BUENOS AIRES, abr 18 (DyN).- Es conocido que el escritor peruano Mario Vargas Llosa, al igual que la mayoría de los intelectuales y personas de la cultura de su generación, simpatizó inicialmente con los “ideales” del socialismo y de la revolución cubana y que, en la actualidad, es el principal referente latinoamericano del liberalismo, por lo cual injustamente lo encasillan como de “derecha”.
Sin embargo, al igual que otras corrientes de pensamiento, el liberalismo tiene varias expresiones que van de la derecha a la centro-izquierda: desde la más utópica como el libertarianismo y anarco-capitalismo norteamericano, el laissez faire del siglo XIX, el neoliberalismo de la economía social de mercado posterior a la Segunda Guerra Mundial, el liberalismo conservador, el liberalismo democrático y el liberalismo progresista.
Y si bien Vargas Llosa llegó a Buenos Aires a participar en la inauguración de la Feria Internacional del Libro, él también será esta semana uno de los expositores en la reunión anual de la Sociedad Mont Pelerin (SMP).
Esta última, fundada en una localidad suiza en la posguerra por los principales referentes de la Escuela Austriaca de Economía, como Ludwig von Mises y Friedrich August von Hayek, reúne a intelectuales, académicos y activistas del liberalismo clásico.
Entre los miembros de la SMP, cuya coincidencia total es la defensa del estado mínimo, también podrán encontrarse diferencias, como en materia de libertades civiles y política exterior entre los sectores conservadores y los libertarios, como el Instituto Cato.
Este último es el think tank de libre mercado más influyente de los Estados Unidos, cuyas posturas incluyen las críticas al intervencionismo militar en el extranjero, la propuesta de abolir el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y hasta su rechazo al embargo norteamericano a Cuba, que es citado por la dictadura castrista en sus fundamentos ante la votación sobre el tema en la Asamblea Anual de la ONU.
Está claro que el último Premio Nóbel de Literatura no está enrolado en las corrientes liberales de pensamiento que convoca a los participantes de las reuniones de la MPS, lo cual surge de sus artículos y conferencias. Vargas Llosa defiende el principio de subsidiariedad del Estado, incluyendo el acceso a la educación y la salud públicas, por lo cual su hijo Álvaro lo califica de socialdemócrata y que además admira al Nóbel de Economía Amartya Sen, para quien las libertades democráticas también forman parte del desarrollo.
En realidad, el escritor y político peruano es un liberal democrático-progresista, ya que prioriza la defensa de las libertades civiles y políticas, la vigencia irrestricta del estado de derecho, condena todo tipo de dictaduras y destaca las gestiones exitosas de gobernantes de la izquierda democrática pro-mercado en Latinoamérica.
Por eso, no llama la atención que apoye a Ollanta Humala frente a Keiko Fujimori en la segunda vuelta presidencial en su país, coincidiendo con el diagnóstico de analistas que conocen muy bien la realidad peruana y que afirman que el líder nacionalista no seguirá finalmente el camino bolivariano de Hugo Chávez.
Precisamente, su apoyo a Humala ha llevado a que algunos intolerantes de la derecha le expresen que mejor se dedique a la novela y que no opine sobre política, lo cual está en línea con la visión anti-liberal de considerar como “idiota” a los que piensan diferente.
En realidad, la influencia política de Vargas Llosa sería mayor en América latina si en lugar de compartir casi en exclusividad paneles con referentes ciertamente de derecha como el español José María Aznar, el colombiano Álvaro Uribe y el boliviano Jorge Quiroga se lo viera más en encuentros públicos con el chileno Ricardo Lagos, el brasileño Fernando Henrique Cardoso y el español Felipe González, tan liberal-progresistas como él.
Lo importante es que Vargas Llosa es fiel a sus convicciones y no adapta el discurso al público que lo invita. Por ejemplo, en su participación en el vigésimo aniversario del influyente Instituto Libertad y Desarrollo, realizado a mediados de diciembre del 2010 en Santiago de Chile, no dudó en referirse como "dictadura" al régimen autoritario de Augusto Pinochet, aunque varios de sus anfitriones hayan sido sus ex funcionarios y simpatizantes.
En definitiva, si hay una persona a la cual no le cabe el dicho “dime con quien andas y te diré quién eres” es al Nóbel de Literatura 2010, quien finalmente inaugurará la Feria del Libro, pese a que se opongan por mal informados algunos iluminados de entrecasa.
Gabriel C. Salvia es Director General del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).
Gabriel C. SalviaDirector GeneralActivista de derechos humanos enfocado en la solidaridad democrática internacional. En 2024 recibió el Premio Gratias Agit del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Checa. Es autor de los libros "Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional" (2024) y "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). Además, compiló varios libros, entre ellos "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021), "Desafíos para el fortalecimiento democrático en la Argentina" (2015), "Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en Argentina" (2013) y "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), Sus columnas de opinión han sido publicadas en varios medios en español. Actualmente publica en Clarín, Perfil, Infobae y La Nación, de Argentina. Ha participado en eventos internacionales en América Latina, África, Asia, Europa, los Balcanes y en Estados Unidos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista, trabajó entre 1992 y 1997 en gráfica, radio y TV especializado en temas parlamentarios, políticos y económicos, y posteriormente contribuyó con entrevistas en La Nación y Perfil.
BUENOS AIRES, abr 18 (DyN).- Es conocido que el escritor peruano Mario Vargas Llosa, al igual que la mayoría de los intelectuales y personas de la cultura de su generación, simpatizó inicialmente con los “ideales” del socialismo y de la revolución cubana y que, en la actualidad, es el principal referente latinoamericano del liberalismo, por lo cual injustamente lo encasillan como de “derecha”.
Sin embargo, al igual que otras corrientes de pensamiento, el liberalismo tiene varias expresiones que van de la derecha a la centro-izquierda: desde la más utópica como el libertarianismo y anarco-capitalismo norteamericano, el laissez faire del siglo XIX, el neoliberalismo de la economía social de mercado posterior a la Segunda Guerra Mundial, el liberalismo conservador, el liberalismo democrático y el liberalismo progresista.
Y si bien Vargas Llosa llegó a Buenos Aires a participar en la inauguración de la Feria Internacional del Libro, él también será esta semana uno de los expositores en la reunión anual de la Sociedad Mont Pelerin (SMP).
Esta última, fundada en una localidad suiza en la posguerra por los principales referentes de la Escuela Austriaca de Economía, como Ludwig von Mises y Friedrich August von Hayek, reúne a intelectuales, académicos y activistas del liberalismo clásico.
Entre los miembros de la SMP, cuya coincidencia total es la defensa del estado mínimo, también podrán encontrarse diferencias, como en materia de libertades civiles y política exterior entre los sectores conservadores y los libertarios, como el Instituto Cato.
Este último es el think tank de libre mercado más influyente de los Estados Unidos, cuyas posturas incluyen las críticas al intervencionismo militar en el extranjero, la propuesta de abolir el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y hasta su rechazo al embargo norteamericano a Cuba, que es citado por la dictadura castrista en sus fundamentos ante la votación sobre el tema en la Asamblea Anual de la ONU.
Está claro que el último Premio Nóbel de Literatura no está enrolado en las corrientes liberales de pensamiento que convoca a los participantes de las reuniones de la MPS, lo cual surge de sus artículos y conferencias. Vargas Llosa defiende el principio de subsidiariedad del Estado, incluyendo el acceso a la educación y la salud públicas, por lo cual su hijo Álvaro lo califica de socialdemócrata y que además admira al Nóbel de Economía Amartya Sen, para quien las libertades democráticas también forman parte del desarrollo.
En realidad, el escritor y político peruano es un liberal democrático-progresista, ya que prioriza la defensa de las libertades civiles y políticas, la vigencia irrestricta del estado de derecho, condena todo tipo de dictaduras y destaca las gestiones exitosas de gobernantes de la izquierda democrática pro-mercado en Latinoamérica.
Por eso, no llama la atención que apoye a Ollanta Humala frente a Keiko Fujimori en la segunda vuelta presidencial en su país, coincidiendo con el diagnóstico de analistas que conocen muy bien la realidad peruana y que afirman que el líder nacionalista no seguirá finalmente el camino bolivariano de Hugo Chávez.
Precisamente, su apoyo a Humala ha llevado a que algunos intolerantes de la derecha le expresen que mejor se dedique a la novela y que no opine sobre política, lo cual está en línea con la visión anti-liberal de considerar como “idiota” a los que piensan diferente.
En realidad, la influencia política de Vargas Llosa sería mayor en América latina si en lugar de compartir casi en exclusividad paneles con referentes ciertamente de derecha como el español José María Aznar, el colombiano Álvaro Uribe y el boliviano Jorge Quiroga se lo viera más en encuentros públicos con el chileno Ricardo Lagos, el brasileño Fernando Henrique Cardoso y el español Felipe González, tan liberal-progresistas como él.
Lo importante es que Vargas Llosa es fiel a sus convicciones y no adapta el discurso al público que lo invita. Por ejemplo, en su participación en el vigésimo aniversario del influyente Instituto Libertad y Desarrollo, realizado a mediados de diciembre del 2010 en Santiago de Chile, no dudó en referirse como "dictadura" al régimen autoritario de Augusto Pinochet, aunque varios de sus anfitriones hayan sido sus ex funcionarios y simpatizantes.
En definitiva, si hay una persona a la cual no le cabe el dicho “dime con quien andas y te diré quién eres” es al Nóbel de Literatura 2010, quien finalmente inaugurará la Feria del Libro, pese a que se opongan por mal informados algunos iluminados de entrecasa.
Gabriel C. Salvia es Director General del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).