Artículos
Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos
La persecución de Rafael Correa a los defensores de la libertad de expresión
(Análisis Latino) La decisión de Correa sobre Assange fue tomada pocos días después que se informara que la Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios (Fundamedios) y su director, César Ricaurte, se hicieron acreedores al Gran Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a la Libertad de Prensa 2012. Para legisladores de la oposición a Correa, “si Assange fuera un periodista ecuatoriano ya estaría asilado en Miami”.Por Hugo Machín Fajardo
(Análisis Latino) Por tercera vez en los últimos dos años, el presidente de Ecuador Rafael Correa (49) incurre en el melodrama. Proceder al que apela para mantener en alza su caudillismo.
Todavía están frescas las imágenes de Correa asomado a un balcón, abriéndose la camisa, mostrando su pecho y provocando a policías huelguistas para que le disparasen. Fue en octubre de 2010 y buena parte de la opinión pública latinoamericana quedó convencida de que, con esa exacerbación de los ánimos, Correa había conjurado un supuesto golpe de estado en su país.
En febrero de este año, ante la presión internacional generada contra su imagen a raíz de las desorbitadas multas y amenazas al periódico El Universo de Guayaquil y a dos periodistas autores del libro ”El gran hermano”, dio marcha atrás y, con gran despliegue actoral, otorgó un “perdón” revestido de magnanimidad, pero que envileció con injurias contra los periodistas de su país y críticas a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA
Fue cuando aseveró que la Comisión Interamericana de Derecho Humanos (CIDDHH) no tenía la facultad para adoptar la posición que tomó en el caso y que él seguiría luchando para deslegitimarla pues –dijo- actúa como una ONG y no como una representante de los DDHH.
Cumplió. Al presente es el adalid en la ofensiva para recortar presupuestos y competencias de la CIDDHH y la misma OEA, a quienes ve como molestos observadores y cuestionadores de sus embestidas contra la libertad de expresión en Ecuador.
El 16 de agosto repitió el libreto. Otorgó asilo político a Julián Assange, fundador de Wikileaks, y buena parte de la opinión pública latinoamericana presume que es un “defensor de la libertad de expresión”. El golpe de efecto tiene su ídem y su rédito para la campaña electoral en la que apunta a obtener una tercera reelección en febrero de 2013 que le permita gobernar hasta 2017.
Correa otorga asilo a quien ha desnudado parte de las relaciones diplomáticas internacionales, básicamente las de Estados Unidos, y acercando valiosa información procesada por los más importantes periódicos del mundo: Der Spiegel, de Alemania; Le Monde, de Francia; The Guardian, del Reino Unido; The New York Times, y El País de Madrid.
La decisión de Correa sobre Assange fue tomada pocos días después que se informara que la Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios (Fundamedios) y su director, César Ricaurte, se hicieron acreedores al Gran Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a la Libertad de Prensa 2012.
Asambleístas ecuatorianos del partido Izquierda Democrática, del movimiento Pachakutik, brazo político de los indígenas, y del Madera de Guerrero, de derecha, desde 2009 coinciden en que Correa desarrolla una estrategia hacia los medios de comunicación “plagada de ilegalidades”, con “reflejos autoritarios”, o, simplemente “totalitaria”.
Pero también fuera de Ecuador la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (Fepalc), la organización sindical de periodistas más representativa de Latinoamérica, Reporteros sin Fronteras, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), Human Rights Watch, la SIP -entre otras organizaciones- cuestionan y alertan sobre las agresiones del presidente Correa contra los periodistas y los medios de comunicación ecuatorianos.
¿Cómo se explica esta contradicción que lleva a legisladores de la oposición a Correa a decir que “si Assange fuera un periodista ecuatoriano ya estaría asilado en Miami”?
Sin embargo, hay algún antecedente que vale la pena recordar sobre presidentes o partidos políticos que ofrecieron asilo a perseguidos, pero hacia el interior de sus países practicaban lo contrario.
Por ejemplo, mientras México vivía uno de los periodos más infames en materia de violaciones a los derechos humanos (1976- 1982), con una zaga de desaparecidos, y responsable del mayor endeudamiento del país que entonces se tuviera memoria, el gobernante PRI y el entonces presidente José López Portillo brindaron acogida a centenares de refugiados políticos que llegaron perseguidos por las dictaduras militares del Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay). En 1986 Amnistía Internacional público un informe demoledor sobre violaciones a los derechos humanos en México en ese período, solamente superado por la actual tragedia que azota a ese país.
El Premio a Fundamedios
Fundamedios es una organización de la sociedad civil ecuatoriana que apoya a medios de comunicación y periodistas a través de cuatro áreas de acción: La Red de Monitoreo de Amenazas a la Libertad de Prensa y Expresión, El Observatorio de Medios del Ecuador (OME), Premio de Periodismo y los talleres y encuentros destinados a la reflexión en torno a diversos aspectos del periodismo.
Su sede se ubica en la calle Iñaquito E2-32, en el edificio de la Unión Nacional de Periodistas, en Quito, y obtiene financiación externa para su funcionamiento.
Uno de sus proyectos -Periodismo, Investigación y Nuevas Tecnologías (PERINT)- promueve un periodismo de calidad en el país y la región, con énfasis en el desarrollo del periodismo de investigación y el uso de herramientas Web.
En su labor de capacitación de profesionales de la prensa creó el Foro de Periodistas de Ecuador (FOPE), un espacio abierto de diálogo y debate en torno al ejercicio del periodismo en el país, conformado por periodistas en ejercicio que no responden a interés partidista alguno.
“Las actividades del Foro son independientes de los medios de comunicación en los que trabajan sus participantes, y tienen entre sus bases la promoción de un periodismo de calidad en Ecuador y el reconocimiento del rol del periodista en la construcción de una sociedad democrática”, se informa en el portal http://www.perint.org/fundamedios/
Hasta el presente Fundamedios ha contribuido a la capacitación de periodistas ecuatorianos mediante talleres de Periodismo de Investigación y Periodismo Digital en varias ciudades del país; talleres al interior de medios de comunicación nacionales y provinciales, dirigidos al desarrollo de piezas de periodismo de investigación; cursos universitarios sobre periodismo de investigación y periodismo digital.
Ofrece soporte técnico y periodístico para periodistas, medios de comunicación y periodistas ciudadanos en el desarrollo de iniciativas Web y proyectos investigativos desde su página web www.perint.org y organiza un concurso nacional de periodismo de investigación.
Los capacitadores internacionales de Fundamedios son recocidos profesionales cuyos nombres eximen de toda suspicacia: Ricardo Uceda, periodista peruano, fundador del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), de Perú, organización civil que promueve el periodismo de investigación, la libertad de expresión y el acceso a la información pública en América Latina; Daniel Santoro, periodista argentino, jefe de la Unidad de Investigación de diario Clarín, quien investigó el tráfico de armas argentinas a Ecuador y Croacia que llevó a prisión al ex presidente Carlos Menem durante seis meses; Mónica González, periodista chilena, dirige el Centro de Investigación e Información Periodística (CIPER) de Chile, con más de 40 años en el periodismo; y Carlos Eduardo Huertas, periodista colombiano, jefe de la Unidad de Investigación de revista Semana de Colombia, Presidente del Consejo de Redacción – CdR-, asociación que promueve el periodismo de investigación en Colombia.
En abril de este año, Rafael Correa señaló a Fundamedios de ser una entidad “informante” de la Embajada de Estados Unidos y apoyó su acusación en cables de Wikiliaks. “No obstante, si se revisa el cable sin sesgos, lo que se dice es que las preocupaciones sobre el estado de la libertad de prensa y las restricciones a esta están basadas en información de organizaciones de prensa como Fundamedios o Aedep”, respondió en carta abierta Ricaurte.
En la carta se agregaba que dichas preocupaciones “no tienen ninguna connotación conspirativa”. “No tenemos ningún afán contrario a su proyecto político y menos aún queremos que usted abandone el poder por vías no democráticas. Fundamedios, yo como su representante, sus directivos y colaboradores luchamos por la defensa y promoción de un derecho humano fundamental como es la libre expresión”.
El periodista lamentó que el régimen haya usado “todo el aparato estatal para tratar de desacreditarnos y destruirnos moralmente”. Debido a este penoso abuso del poder oficial, lo hacemos responsable, de forma personal y directa, de lo que pueda pasar con Fundamedios, así como con la integridad de sus directivos y colaboradores”, escribió en la carta difundida por El Universo del 28 de abril de 2012.
Correa odia a los medios de prensa y a los periodistas. Por eso utiliza un discurso agresivo y obtiene frutos. Hubo agresiones a periodistas durante la audiencia de febrero en que Correa “perdonó” al periódico y a periodistas. Agresiones abonadas por la prédica sabatina del Presidente de la República -realizada a través de medios de comunicación- en la que califica a los periodistas de “corruptos”, “traidores a la patria”, “una porquería”, “sicarios de tinta”; injurias que repite sin presentar pruebas.
En marzo, Fundamedios participó en un foro público en The Capitol Visitor Center, del Congreso de los Estados Unidos, para exponer sobre el acelerado deterioro de las condiciones para el ejercicio de la libertad de prensa en Ecuador. En esa oportunidad, la ONG, junto a periodistas ecuatorianos, también fue convocada por la CIDH a una reunión de trabajo sobre Libertad de Expresión en Ecuador.
La prensa no oficialista irrita profunda y cotidianamente a Correa, según sus propias declaraciones, y en los primeros días de agosto, prohibió el envío de publicidad oficial a los medios privados -“mercantilistas” según él- y ya había prohibió a los ministros y funcionarios del gobierno hacer declaraciones a esos medios.
Además, el presidente ecuatoriano pretende que en los meses previos a las elecciones de febrero 2013 los medios no publiquen imágenes que puedan favorecer o perjudicar a los candidatos presidenciales.
La publicidad oficial se retira de los medios que nos son adictos y se vuelca a la enorme cantidad de medios oficialistas, pero con dineros provenientes del mismo bolsillo: el de todos los contribuyentes ecuatorianos.
"El gobierno ha erigido uno de los conglomerados de medios estatales más grandes de la región, con unas 15 emisoras de radio, televisión, medios impresos y una agencia de noticias que sirven para ampliar el punto de vista de la administración", según informó
Carlos Lauría, coordinador para el continente americano del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) en una nota del semanario colombiano Semana del 19 de agosto pasado.
Correa también abusa de la cadena nacional de radio y televisión. Según El País de Madrid, hasta mayo de 2011 el presidente había acumulado 1.025 cadenas y 280 programas sabatinos, llamados Enlace Ciudadano.
En la nota de Semana se informa que “Correa interrumpió el programa de televisión Los Desayunos 24 Horas, conducido por María Josefa Coronel, quien había hecho entrevistas que cuestionaban ciertas reformas constitucionales que Correa intentaba impulsar. Lo mismo hizo durante un programa de opinión de Ecuavisa que tenía como invitado al ex presidente Lucio Gutiérrez. El mensaje del gobierno duró unos diez minutos y se dedicó a criticar a la administración de este”.
Otro instrumento previsto por Correa para acotar la labor periodística es la Ley de Medios que está a estudio parlamentario. Sometida a referéndum, obtuvo la aprobación en general, pero la ciudadanía voto negativamente dos artículos, precisamente los referidos a la libertad de expresión.
Quienes tengan suspicacias ante el hecho de que la SIP haya premiado a Fundamedios, deben recordar que en octubre de 2008, la ONG ecuatoriana suscribió un llamado a la comunidad internacional en solidaridad con el periodista nicaragüense Fernando Chamorro amenazado de ir a la cárcel a raíz de su enfrentamiento con el presidente Daniel Ortega.
Chamorro, hijo de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, director del diario La Prensa asesinado por la dictadura de la familia Somoza en 1978, dirigía en Managua un programa de televisión y también la Fundación Cinco, dedicada a promover investigaciones sobre comunicación, cultura y democratización, y a promover el periodismo de investigación.
El llamado también fue firmado por un grupo de intelectuales de América Latina y del mundo, entre los que figuraron Carlos Monsivais, Noé Jitrik, Tomás Eloy Martínez, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, María Teresa Ronderos, Eduardo Ulibarri, José Buendía, Horacio Verbitsky, Ariel Dorfman y Angeles Mastretta.
Hugo Machín FajardoRedactor Especial del Portal Análisis LatinoPeriodista desde 1969, una forzada interrupción entre 1973 -1985, no le impidió ejercer el periodismo clandestino. Secuestrado en 1981 por la dictadura uruguaya, permaneció desaparecido y torturado hasta 1982, en que fue recluido en el Penal de Libertad hasta 1985. Ex -docente de periodismo en Universidad ORT, de Montevideo. Ex vicepresidente de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU). Jurado del Premio Periodismo para la Tolerancia, 2004, de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) /Unión Europea. Coordinó "Periodismo e Infancia-2005". Integró diversas redacciones periodísticas de medios y agencias de noticias en Montevideo, Uruguay. Actualmente se desempeña como free -lance.
(Análisis Latino) Por tercera vez en los últimos dos años, el presidente de Ecuador Rafael Correa (49) incurre en el melodrama. Proceder al que apela para mantener en alza su caudillismo.
Todavía están frescas las imágenes de Correa asomado a un balcón, abriéndose la camisa, mostrando su pecho y provocando a policías huelguistas para que le disparasen. Fue en octubre de 2010 y buena parte de la opinión pública latinoamericana quedó convencida de que, con esa exacerbación de los ánimos, Correa había conjurado un supuesto golpe de estado en su país.
En febrero de este año, ante la presión internacional generada contra su imagen a raíz de las desorbitadas multas y amenazas al periódico El Universo de Guayaquil y a dos periodistas autores del libro ”El gran hermano”, dio marcha atrás y, con gran despliegue actoral, otorgó un “perdón” revestido de magnanimidad, pero que envileció con injurias contra los periodistas de su país y críticas a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA
Fue cuando aseveró que la Comisión Interamericana de Derecho Humanos (CIDDHH) no tenía la facultad para adoptar la posición que tomó en el caso y que él seguiría luchando para deslegitimarla pues –dijo- actúa como una ONG y no como una representante de los DDHH.
Cumplió. Al presente es el adalid en la ofensiva para recortar presupuestos y competencias de la CIDDHH y la misma OEA, a quienes ve como molestos observadores y cuestionadores de sus embestidas contra la libertad de expresión en Ecuador.
El 16 de agosto repitió el libreto. Otorgó asilo político a Julián Assange, fundador de Wikileaks, y buena parte de la opinión pública latinoamericana presume que es un “defensor de la libertad de expresión”. El golpe de efecto tiene su ídem y su rédito para la campaña electoral en la que apunta a obtener una tercera reelección en febrero de 2013 que le permita gobernar hasta 2017.
Correa otorga asilo a quien ha desnudado parte de las relaciones diplomáticas internacionales, básicamente las de Estados Unidos, y acercando valiosa información procesada por los más importantes periódicos del mundo: Der Spiegel, de Alemania; Le Monde, de Francia; The Guardian, del Reino Unido; The New York Times, y El País de Madrid.
La decisión de Correa sobre Assange fue tomada pocos días después que se informara que la Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios (Fundamedios) y su director, César Ricaurte, se hicieron acreedores al Gran Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a la Libertad de Prensa 2012.
Asambleístas ecuatorianos del partido Izquierda Democrática, del movimiento Pachakutik, brazo político de los indígenas, y del Madera de Guerrero, de derecha, desde 2009 coinciden en que Correa desarrolla una estrategia hacia los medios de comunicación “plagada de ilegalidades”, con “reflejos autoritarios”, o, simplemente “totalitaria”.
Pero también fuera de Ecuador la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (Fepalc), la organización sindical de periodistas más representativa de Latinoamérica, Reporteros sin Fronteras, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), Human Rights Watch, la SIP -entre otras organizaciones- cuestionan y alertan sobre las agresiones del presidente Correa contra los periodistas y los medios de comunicación ecuatorianos.
¿Cómo se explica esta contradicción que lleva a legisladores de la oposición a Correa a decir que “si Assange fuera un periodista ecuatoriano ya estaría asilado en Miami”?
Sin embargo, hay algún antecedente que vale la pena recordar sobre presidentes o partidos políticos que ofrecieron asilo a perseguidos, pero hacia el interior de sus países practicaban lo contrario.
Por ejemplo, mientras México vivía uno de los periodos más infames en materia de violaciones a los derechos humanos (1976- 1982), con una zaga de desaparecidos, y responsable del mayor endeudamiento del país que entonces se tuviera memoria, el gobernante PRI y el entonces presidente José López Portillo brindaron acogida a centenares de refugiados políticos que llegaron perseguidos por las dictaduras militares del Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay). En 1986 Amnistía Internacional público un informe demoledor sobre violaciones a los derechos humanos en México en ese período, solamente superado por la actual tragedia que azota a ese país.
El Premio a Fundamedios
Fundamedios es una organización de la sociedad civil ecuatoriana que apoya a medios de comunicación y periodistas a través de cuatro áreas de acción: La Red de Monitoreo de Amenazas a la Libertad de Prensa y Expresión, El Observatorio de Medios del Ecuador (OME), Premio de Periodismo y los talleres y encuentros destinados a la reflexión en torno a diversos aspectos del periodismo.
Su sede se ubica en la calle Iñaquito E2-32, en el edificio de la Unión Nacional de Periodistas, en Quito, y obtiene financiación externa para su funcionamiento.
Uno de sus proyectos -Periodismo, Investigación y Nuevas Tecnologías (PERINT)- promueve un periodismo de calidad en el país y la región, con énfasis en el desarrollo del periodismo de investigación y el uso de herramientas Web.
En su labor de capacitación de profesionales de la prensa creó el Foro de Periodistas de Ecuador (FOPE), un espacio abierto de diálogo y debate en torno al ejercicio del periodismo en el país, conformado por periodistas en ejercicio que no responden a interés partidista alguno.
“Las actividades del Foro son independientes de los medios de comunicación en los que trabajan sus participantes, y tienen entre sus bases la promoción de un periodismo de calidad en Ecuador y el reconocimiento del rol del periodista en la construcción de una sociedad democrática”, se informa en el portal http://www.perint.org/fundamedios/
Hasta el presente Fundamedios ha contribuido a la capacitación de periodistas ecuatorianos mediante talleres de Periodismo de Investigación y Periodismo Digital en varias ciudades del país; talleres al interior de medios de comunicación nacionales y provinciales, dirigidos al desarrollo de piezas de periodismo de investigación; cursos universitarios sobre periodismo de investigación y periodismo digital.
Ofrece soporte técnico y periodístico para periodistas, medios de comunicación y periodistas ciudadanos en el desarrollo de iniciativas Web y proyectos investigativos desde su página web www.perint.org y organiza un concurso nacional de periodismo de investigación.
Los capacitadores internacionales de Fundamedios son recocidos profesionales cuyos nombres eximen de toda suspicacia: Ricardo Uceda, periodista peruano, fundador del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), de Perú, organización civil que promueve el periodismo de investigación, la libertad de expresión y el acceso a la información pública en América Latina; Daniel Santoro, periodista argentino, jefe de la Unidad de Investigación de diario Clarín, quien investigó el tráfico de armas argentinas a Ecuador y Croacia que llevó a prisión al ex presidente Carlos Menem durante seis meses; Mónica González, periodista chilena, dirige el Centro de Investigación e Información Periodística (CIPER) de Chile, con más de 40 años en el periodismo; y Carlos Eduardo Huertas, periodista colombiano, jefe de la Unidad de Investigación de revista Semana de Colombia, Presidente del Consejo de Redacción – CdR-, asociación que promueve el periodismo de investigación en Colombia.
En abril de este año, Rafael Correa señaló a Fundamedios de ser una entidad “informante” de la Embajada de Estados Unidos y apoyó su acusación en cables de Wikiliaks. “No obstante, si se revisa el cable sin sesgos, lo que se dice es que las preocupaciones sobre el estado de la libertad de prensa y las restricciones a esta están basadas en información de organizaciones de prensa como Fundamedios o Aedep”, respondió en carta abierta Ricaurte.
En la carta se agregaba que dichas preocupaciones “no tienen ninguna connotación conspirativa”. “No tenemos ningún afán contrario a su proyecto político y menos aún queremos que usted abandone el poder por vías no democráticas. Fundamedios, yo como su representante, sus directivos y colaboradores luchamos por la defensa y promoción de un derecho humano fundamental como es la libre expresión”.
El periodista lamentó que el régimen haya usado “todo el aparato estatal para tratar de desacreditarnos y destruirnos moralmente”. Debido a este penoso abuso del poder oficial, lo hacemos responsable, de forma personal y directa, de lo que pueda pasar con Fundamedios, así como con la integridad de sus directivos y colaboradores”, escribió en la carta difundida por El Universo del 28 de abril de 2012.
Correa odia a los medios de prensa y a los periodistas. Por eso utiliza un discurso agresivo y obtiene frutos. Hubo agresiones a periodistas durante la audiencia de febrero en que Correa “perdonó” al periódico y a periodistas. Agresiones abonadas por la prédica sabatina del Presidente de la República -realizada a través de medios de comunicación- en la que califica a los periodistas de “corruptos”, “traidores a la patria”, “una porquería”, “sicarios de tinta”; injurias que repite sin presentar pruebas.
En marzo, Fundamedios participó en un foro público en The Capitol Visitor Center, del Congreso de los Estados Unidos, para exponer sobre el acelerado deterioro de las condiciones para el ejercicio de la libertad de prensa en Ecuador. En esa oportunidad, la ONG, junto a periodistas ecuatorianos, también fue convocada por la CIDH a una reunión de trabajo sobre Libertad de Expresión en Ecuador.
La prensa no oficialista irrita profunda y cotidianamente a Correa, según sus propias declaraciones, y en los primeros días de agosto, prohibió el envío de publicidad oficial a los medios privados -“mercantilistas” según él- y ya había prohibió a los ministros y funcionarios del gobierno hacer declaraciones a esos medios.
Además, el presidente ecuatoriano pretende que en los meses previos a las elecciones de febrero 2013 los medios no publiquen imágenes que puedan favorecer o perjudicar a los candidatos presidenciales.
La publicidad oficial se retira de los medios que nos son adictos y se vuelca a la enorme cantidad de medios oficialistas, pero con dineros provenientes del mismo bolsillo: el de todos los contribuyentes ecuatorianos.
"El gobierno ha erigido uno de los conglomerados de medios estatales más grandes de la región, con unas 15 emisoras de radio, televisión, medios impresos y una agencia de noticias que sirven para ampliar el punto de vista de la administración", según informó
Carlos Lauría, coordinador para el continente americano del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) en una nota del semanario colombiano Semana del 19 de agosto pasado.
Correa también abusa de la cadena nacional de radio y televisión. Según El País de Madrid, hasta mayo de 2011 el presidente había acumulado 1.025 cadenas y 280 programas sabatinos, llamados Enlace Ciudadano.
En la nota de Semana se informa que “Correa interrumpió el programa de televisión Los Desayunos 24 Horas, conducido por María Josefa Coronel, quien había hecho entrevistas que cuestionaban ciertas reformas constitucionales que Correa intentaba impulsar. Lo mismo hizo durante un programa de opinión de Ecuavisa que tenía como invitado al ex presidente Lucio Gutiérrez. El mensaje del gobierno duró unos diez minutos y se dedicó a criticar a la administración de este”.
Otro instrumento previsto por Correa para acotar la labor periodística es la Ley de Medios que está a estudio parlamentario. Sometida a referéndum, obtuvo la aprobación en general, pero la ciudadanía voto negativamente dos artículos, precisamente los referidos a la libertad de expresión.
Quienes tengan suspicacias ante el hecho de que la SIP haya premiado a Fundamedios, deben recordar que en octubre de 2008, la ONG ecuatoriana suscribió un llamado a la comunidad internacional en solidaridad con el periodista nicaragüense Fernando Chamorro amenazado de ir a la cárcel a raíz de su enfrentamiento con el presidente Daniel Ortega.
Chamorro, hijo de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, director del diario La Prensa asesinado por la dictadura de la familia Somoza en 1978, dirigía en Managua un programa de televisión y también la Fundación Cinco, dedicada a promover investigaciones sobre comunicación, cultura y democratización, y a promover el periodismo de investigación.
El llamado también fue firmado por un grupo de intelectuales de América Latina y del mundo, entre los que figuraron Carlos Monsivais, Noé Jitrik, Tomás Eloy Martínez, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, María Teresa Ronderos, Eduardo Ulibarri, José Buendía, Horacio Verbitsky, Ariel Dorfman y Angeles Mastretta.