Reseñas
Análisis Latino
''Cuba hoy y mañana'' de Rafael Rojas por Ricardo López Göttig
Por Ricardo López Göttig
Cuba hoy y mañana: actores e instituciones de una politica en transicion.
Rafael Rojas (Comp.), México, 2005, Planeta / CIDE.
Valioso fruto de un seminario celebrado en México en el otoño boreal del 2004, este libro abre un escenario de reflexiones sobre los senderos de la transición a la democracia liberal en Cuba en un futuro cercano. Organizado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y con el patrocinio de las fundaciones Konrad Adenauer y Ford, un grupo de prestigiosos investigadores contribuye, cada uno con un capítulo, a dar forma a esta obra sobre la realidad contemporánea de la isla.
El libro se articula en tres ejes que sirven de guía al lector: los actores e instituciones gubernamentales, los actores e instituciones no gubernamentales y, finalmente, los actores e instituciones internacionales.
El primero de los ejes mencionados abarca la situación del Partido Comunista, un aspecto tratado por Marifeli Pérez-Stable. Esta fuerza política se encuentra bajo la dependencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), comandada por Raúl Castro, por lo que el PC es un sujeto político que acompañará los cambios que se establezcan en la cúpula y que carece de autonomía ante la figura de Fidel Castro y su hermano. El carácter de elemento central de estabilidad y continuidad de las FAR es también resaltado por Josep Colomer en otro capítulo, por lo que los autores coinciden en caracterizar al régimen como una dictadura militar nacionalista con activa y decisiva presencia en las nuevas empresas emergentes. Este esquema de poder, que en términos marxistas se denomina "bonapartista", difiere del de las naciones de Europa central y oriental, en donde los partidos comunistas eran los protagonistas políticos por excelencia en las transiciones y en las negociaciones con la disidencia. Ni siquiera la Polonia del general Jaruselski, en los años ochenta, llegó a tener este predominio militar en lugar del sistema de partido-estado. El diseño institucional, ya sea en sus tres poderes como en el desarrollo de los gobiernos locales, está claramente pensado para mantener una estructura rígidamente centralizada en la figura de los hermanos Castro y sin límites a su poder, tal como se desprende los capítulos de Jorge I. Domínguez y Haroldo Dilla Alfonso, respectivamente.
El segundo eje lo ocupa la sociedad civil, de importancia sustancial en los caminos emprendidos hacia la sociedad abierta en los países ex comunistas de Europa. Siendo uno de los objetivos del totalitarismo ocupar todos los espacios de la sociedad, estas pequeñas esferas de autonomía resquebrajan el aspecto monolítico del sistema de partido-estado. El gran problema al que se enfrenta la sociedad civil es la ausencia de confianza entre las personas, esencial en la búsqueda de cooperación y acciones en común de los participantes. Con fines de movilización, adoctrinamiento y control, el régimen cuenta con una gran variedad de organizaciones que reúnen a los cubanos por profesión, sexo o edad, pero que carecen por completo de la autonomía financiera y de toma de decisiones que caracteriza a la sociedad civil. El nacimiento de una incipiente y promisoria sociedad civil es desarrollado por Velia Cecilia Bobes, al tiempo que Rafael Rojas se adentra en la dimensión de la construcción simbólica y sus ajustes por parte del régimen después de la implosión soviética, y cómo juega la dinámica del discurso nacionalista en el enfrentamiento con los Estados Unidos y la disidencia radicada en ese país. Max J. Castro y Damián Fernández tratan, respectivamente, sobre la diáspora ubicada mayormente en Miami y la naciente oposición dentro de Cuba. Max Castro hace un interesante planteo sobre las oleadas de cubanos, su inserción en la política partidaria y sus diferentes enfoques sobre los caminos a seguir con respecto a la dictadura, con críticas atendibles sobre la presión ejercida al gobierno estadounidense durante varias presidencias. Damián J. Fernández analiza las distintas fases del nacimiento de la oposición en Cuba, así como los escollos que deberá superar para articular un movimiento vigoroso dentro de la isla.
El tercer y último eje del libro es sobre los actores e instituciones internacionales, a saber: la relación con los Estados Unidos, con la Unión Europea y con América latina, además de un erudito capítulo dedicado a los medios de comunicación alternativa.
El capítulo de Juan Antonio Blanco sobre la relación entre Cuba y los Estados Unidos es particularmente ilustrativa de las tentativas de acercamiento genuino que hubo en distintas administraciones y que, invariablemente, Fidel Castro condujo al fracaso. La ausencia de transparencia y libertad es perfectamente funcional a las manipulaciones que los hermanos Castro realizaron de los distintos actores dentro de Cuba para boicotear los canales de diálogo durante las presidencias de Carter y Clinton. Antonio Elorza se enfoca en la relación con la Unión Europea, en particular el rol que tiene España en esta comunidad de naciones, y las políticas disímiles de José María Aznar y José Luís Rodríguez Zapatero. Ana Covarrubias Velasco se ha centrado en la relación con América latina y cómo se ha dado un cambio notable en la actualidad con respecto al decenio de los noventa, cuando la presión por la democratización era una preocupación generalizada en Sudamérica, y bien señala esta autora que Cuba no forma parte de las prioridades en política exterior de las naciones iberoamericanas.
Fernando J. Ruiz cierra el libro con un capítulo magistral dedicado a los medios de comunicación alternativa. Con el bagaje teórico y empírico aprendido por las experiencias de Europa central y oriental, Ruiz analiza las formas de comunicación de la disidencia en un país donde la legislación y las fuerzas de seguridad persiguen toda expresión distinta a la que sostiene el régimen por sus canales oficiales. La singularidad de la represión en Cuba es comparada con los otros regímenes comunistas aún existentes: la llamada República Popular China, Vietnam y Corea del Norte.
Desde perspectivas intelectuales diversas, las particularidades y posibilidades de la transición a la democracia en Cuba se han combinado en este libro de lectura ineludible para los interesados en el porvenir de América latina. Lo caracteriza un inteligente espíritu crítico, rigor académico y valiente compromiso con los valores de la democracia.
Ricardo López Göttig es Doctor en Historia.
Ricardo López GöttigDirector del Instituto Václav Havel
Profesor y Doctor en Historia, egresado de la Universidad de Belgrano y de la Universidad Karlova de Praga (República Checa), respectivamente. Doctorando en Ciencia Política. Es profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad de Belgrano, y profesor en las maestrías en Relaciones Internacionales de la UB y de la Universidad del Salvador. Fue profesor visitante en la Universidad Torcuato Di Tella, en la Universidad ORT Uruguay y en la Universidad de Pavía (Italia). Autor de los libros “Origen, mitos e influencias del antisemitismo en el mundo” (2019) y “Milada Horáková. Defensora de los derechos humanos y víctima de los totalitarismos” (2020), ambos publicados por CADAL y la Fundación Konrad Adenauer, entre otros. Fue Director de Museos y Preservación Patrimonial de la Provincia de Buenos Aires (2015-2019).
Cuba hoy y mañana: actores e instituciones de una politica en transicion.
Rafael Rojas (Comp.), México, 2005, Planeta / CIDE.
Valioso fruto de un seminario celebrado en México en el otoño boreal del 2004, este libro abre un escenario de reflexiones sobre los senderos de la transición a la democracia liberal en Cuba en un futuro cercano. Organizado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y con el patrocinio de las fundaciones Konrad Adenauer y Ford, un grupo de prestigiosos investigadores contribuye, cada uno con un capítulo, a dar forma a esta obra sobre la realidad contemporánea de la isla.
El libro se articula en tres ejes que sirven de guía al lector: los actores e instituciones gubernamentales, los actores e instituciones no gubernamentales y, finalmente, los actores e instituciones internacionales.
El primero de los ejes mencionados abarca la situación del Partido Comunista, un aspecto tratado por Marifeli Pérez-Stable. Esta fuerza política se encuentra bajo la dependencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), comandada por Raúl Castro, por lo que el PC es un sujeto político que acompañará los cambios que se establezcan en la cúpula y que carece de autonomía ante la figura de Fidel Castro y su hermano. El carácter de elemento central de estabilidad y continuidad de las FAR es también resaltado por Josep Colomer en otro capítulo, por lo que los autores coinciden en caracterizar al régimen como una dictadura militar nacionalista con activa y decisiva presencia en las nuevas empresas emergentes. Este esquema de poder, que en términos marxistas se denomina "bonapartista", difiere del de las naciones de Europa central y oriental, en donde los partidos comunistas eran los protagonistas políticos por excelencia en las transiciones y en las negociaciones con la disidencia. Ni siquiera la Polonia del general Jaruselski, en los años ochenta, llegó a tener este predominio militar en lugar del sistema de partido-estado. El diseño institucional, ya sea en sus tres poderes como en el desarrollo de los gobiernos locales, está claramente pensado para mantener una estructura rígidamente centralizada en la figura de los hermanos Castro y sin límites a su poder, tal como se desprende los capítulos de Jorge I. Domínguez y Haroldo Dilla Alfonso, respectivamente.
El segundo eje lo ocupa la sociedad civil, de importancia sustancial en los caminos emprendidos hacia la sociedad abierta en los países ex comunistas de Europa. Siendo uno de los objetivos del totalitarismo ocupar todos los espacios de la sociedad, estas pequeñas esferas de autonomía resquebrajan el aspecto monolítico del sistema de partido-estado. El gran problema al que se enfrenta la sociedad civil es la ausencia de confianza entre las personas, esencial en la búsqueda de cooperación y acciones en común de los participantes. Con fines de movilización, adoctrinamiento y control, el régimen cuenta con una gran variedad de organizaciones que reúnen a los cubanos por profesión, sexo o edad, pero que carecen por completo de la autonomía financiera y de toma de decisiones que caracteriza a la sociedad civil. El nacimiento de una incipiente y promisoria sociedad civil es desarrollado por Velia Cecilia Bobes, al tiempo que Rafael Rojas se adentra en la dimensión de la construcción simbólica y sus ajustes por parte del régimen después de la implosión soviética, y cómo juega la dinámica del discurso nacionalista en el enfrentamiento con los Estados Unidos y la disidencia radicada en ese país. Max J. Castro y Damián Fernández tratan, respectivamente, sobre la diáspora ubicada mayormente en Miami y la naciente oposición dentro de Cuba. Max Castro hace un interesante planteo sobre las oleadas de cubanos, su inserción en la política partidaria y sus diferentes enfoques sobre los caminos a seguir con respecto a la dictadura, con críticas atendibles sobre la presión ejercida al gobierno estadounidense durante varias presidencias. Damián J. Fernández analiza las distintas fases del nacimiento de la oposición en Cuba, así como los escollos que deberá superar para articular un movimiento vigoroso dentro de la isla.
El tercer y último eje del libro es sobre los actores e instituciones internacionales, a saber: la relación con los Estados Unidos, con la Unión Europea y con América latina, además de un erudito capítulo dedicado a los medios de comunicación alternativa.
El capítulo de Juan Antonio Blanco sobre la relación entre Cuba y los Estados Unidos es particularmente ilustrativa de las tentativas de acercamiento genuino que hubo en distintas administraciones y que, invariablemente, Fidel Castro condujo al fracaso. La ausencia de transparencia y libertad es perfectamente funcional a las manipulaciones que los hermanos Castro realizaron de los distintos actores dentro de Cuba para boicotear los canales de diálogo durante las presidencias de Carter y Clinton. Antonio Elorza se enfoca en la relación con la Unión Europea, en particular el rol que tiene España en esta comunidad de naciones, y las políticas disímiles de José María Aznar y José Luís Rodríguez Zapatero. Ana Covarrubias Velasco se ha centrado en la relación con América latina y cómo se ha dado un cambio notable en la actualidad con respecto al decenio de los noventa, cuando la presión por la democratización era una preocupación generalizada en Sudamérica, y bien señala esta autora que Cuba no forma parte de las prioridades en política exterior de las naciones iberoamericanas.
Fernando J. Ruiz cierra el libro con un capítulo magistral dedicado a los medios de comunicación alternativa. Con el bagaje teórico y empírico aprendido por las experiencias de Europa central y oriental, Ruiz analiza las formas de comunicación de la disidencia en un país donde la legislación y las fuerzas de seguridad persiguen toda expresión distinta a la que sostiene el régimen por sus canales oficiales. La singularidad de la represión en Cuba es comparada con los otros regímenes comunistas aún existentes: la llamada República Popular China, Vietnam y Corea del Norte.
Desde perspectivas intelectuales diversas, las particularidades y posibilidades de la transición a la democracia en Cuba se han combinado en este libro de lectura ineludible para los interesados en el porvenir de América latina. Lo caracteriza un inteligente espíritu crítico, rigor académico y valiente compromiso con los valores de la democracia.
Ricardo López Göttig es Doctor en Historia.