Reseñas
Análisis Latino
PODER EJECUTIVO VS. CORTE SUPREMA, EN LA ARGENTINA.
HELMKE, Gretchen (2003): “La lógica de la defección estratégica: relaciones entre la Corte Suprema y el Poder Ejecutivo en la Argentina en los períodos de la dictadura y la democracia”, en Desarrollo Económico. Revista de Ciencias Sociales, no. 170, vol. 43, julio – septiembre de 2003.Por CADAL
HELMKE, Gretchen (2003): “La lógica de la defección estratégica: relaciones entre la Corte Suprema y el Poder Ejecutivo en la Argentina en los períodos de la dictadura y la democracia”, en Desarrollo Económico. Revista de Ciencias Sociales, Instituto de Desarrollo Económico y Social; no. 170, vol. 43, julio – septiembre de 2003, pp. 179-199; Buenos Aires, Argentina.
Las relaciones entre el Poder Ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia son, por lo general, difíciles en las democracias latinoamericanas, en especial por la habitual pretensión de los presidentes de influenciar (o, incluso, controlar) las decisiones de los altos tribunales de la misma forma que lo hacen sobre la labor legislativa. En este trabajo, G. Helmke, profesora adjunta en el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Notre Dame, pone en cuestión la dependencia de los elencos de los que se compone la Corte Suprema respecto de los elencos políticos de turno, en contextos caracterizados por la inseguridad institucional, y analiza el caso de las relaciones del Ejecutivo argentino con la Justicia desde fines de los años ’70 (gobierno del general J. R. Videla) hasta fines de los ’90 (segunda presidencia de C. S. Menem).
Así, la pregunta que se hace es cómo responden los jueces miembros de un alto tribunal frente a los incentivos provenientes del Poder Ejecutivo. Helmke sostiene que “cuando un gobierno en ejercicio comienza a perder poder y debilitarse, los jueces carentes de seguridad institucional se ven estimulados a incrementar sus medidas contrarias al gobierno a fin de poner distancia respecto de él” (p. 180). Esta defección estratégica responde a una lógica de autoprotección que, al no ver sus posiciones aseguradas por un marco institucional sólido, los jueces comienzan a implementar de tal forma que el futuro elenco político no mire a los miembros la Corte como un rival a vencer; ante la ausencia de garantías institucionales, los jueces intentan garantizar su seguridad desde el ámbito político por medio de tal defección.
En términos teóricos, Helmke sostiene que la defección estratégica se sostiene sobre un marco de incertidumbre en el que los jueces pueden enfrentar peligros mayores que la anulación de sus resoluciones (principalmente físicos), en el que el Poder Ejecutivo cuenta con más poder que el formalmente atribuido para embestir contra la Corte Suprema y en el que la principal amenaza para la posición de los jueces no es tanto el gobierno presente como el gobierno futuro (p. 181). Si es más probable que el nuevo gobierno sancione a los jueces cuando fallan en forma contraria a lo que opinan las nuevas autoridades, sólo en dos circunstancias es poco probable que el nuevo gobierno sanciones tales jueces: que el gobierno logre mantenerse en el poder, o que no existan mayores diferencias en cuanto a las políticas públicas entre el gobierno entrante y el saliente, de manera que aquel no tenga mayores incentivos de ir contra el tribunal. En cualquier otra circunstancia, el gobierno futuro se verá estimulado a sancionar a los jueces que siguen favoreciendo a las autoridades anteriores (p. 183).
A partir de este punto, Helmke sostiene dos hipótesis entre sí complementarias. Por un lado, afirma que “los jueces incrementarán sus decisiones contrarias al gobierno actual cuando vislumbren que éste perderá poder”. Por otra parte, la segunda hipótesis indica que “a igualdad de todos los demás factores, los jueces centrarán sus defecciones en los casos que consideran más importantes para el futuro gobierno” (p. 184). Y para verificar tales hipótesis elabora una extensa base de datos con fallos de la Corte Suprema en la que reúne los casos que satisficieran uno de dos criterios: el Estado era una de las partes; o el caso mencionaba un decreto del Poder Ejecutivo en ejercicio (p. 186). A la vez, a fin de obtener alguna medida de la importancia de cada caso, Helmke elaboró cuatro variables dummy: primero, “decretos”, que da una medida aproximada de la importancia política; segundo, “decretos relevantes”, porque no todos los decretos emitidos por el gobierno tienen igual importancia; tercero, “apelaciones”, en que el gobierno apeló una decisión de un tribunal inferior para que la resolución final quedara en manos de la Corte; y cuarto, “revocación”, en los que la Corte para pronunciarse contra el gobierno fue contra una decisión de un tribunal inferior (pp. 187-188).
Los resultados que encuentra Helmke en los análisis estadísticos dan importante sustento empírico a la hipótesis de la defección estratégica. Estudiando los períodos finales del gobierno militar y de las presidencias de R. Alfonsín y primera de C. Menem, concluye que “tanto en períodos de dictadura como de democracia, los jueces argentinos apoyaron en general a los gobiernos mientras estos eran fuertes pero comenzaron a defeccionar a medida que aumentaba su debilidad” (p. 197). Así, concluye que la Corte Suprema puede llegar a convertirse en un poder progresista, dependiendo del carácter del gobierno entrante, de la misma forma que, por el contrario, si el gobierno se muestra sólido y seguro, la Corte permanecerá siempre de su lado. “Es evidente que el poder del Ejecutivo no aumenta de manera uniforme allí donde prevalece la inseguridad institucional. Por el contrario, la inseguridad de los cargos puede constituir uno de los mecanismos por medio de los cuales terminan reduciéndose las facultades presidenciales: cuanto mayor necesidad tienen los miembros del poder ejecutivo de una Corte leal, menos probable puede ser que dispongan de ella” (p. 198).
HELMKE, Gretchen (2003): “La lógica de la defección estratégica: relaciones entre la Corte Suprema y el Poder Ejecutivo en la Argentina en los períodos de la dictadura y la democracia”, en Desarrollo Económico. Revista de Ciencias Sociales, Instituto de Desarrollo Económico y Social; no. 170, vol. 43, julio – septiembre de 2003, pp. 179-199; Buenos Aires, Argentina.
Las relaciones entre el Poder Ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia son, por lo general, difíciles en las democracias latinoamericanas, en especial por la habitual pretensión de los presidentes de influenciar (o, incluso, controlar) las decisiones de los altos tribunales de la misma forma que lo hacen sobre la labor legislativa. En este trabajo, G. Helmke, profesora adjunta en el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Notre Dame, pone en cuestión la dependencia de los elencos de los que se compone la Corte Suprema respecto de los elencos políticos de turno, en contextos caracterizados por la inseguridad institucional, y analiza el caso de las relaciones del Ejecutivo argentino con la Justicia desde fines de los años ’70 (gobierno del general J. R. Videla) hasta fines de los ’90 (segunda presidencia de C. S. Menem).
Así, la pregunta que se hace es cómo responden los jueces miembros de un alto tribunal frente a los incentivos provenientes del Poder Ejecutivo. Helmke sostiene que “cuando un gobierno en ejercicio comienza a perder poder y debilitarse, los jueces carentes de seguridad institucional se ven estimulados a incrementar sus medidas contrarias al gobierno a fin de poner distancia respecto de él” (p. 180). Esta defección estratégica responde a una lógica de autoprotección que, al no ver sus posiciones aseguradas por un marco institucional sólido, los jueces comienzan a implementar de tal forma que el futuro elenco político no mire a los miembros la Corte como un rival a vencer; ante la ausencia de garantías institucionales, los jueces intentan garantizar su seguridad desde el ámbito político por medio de tal defección.
En términos teóricos, Helmke sostiene que la defección estratégica se sostiene sobre un marco de incertidumbre en el que los jueces pueden enfrentar peligros mayores que la anulación de sus resoluciones (principalmente físicos), en el que el Poder Ejecutivo cuenta con más poder que el formalmente atribuido para embestir contra la Corte Suprema y en el que la principal amenaza para la posición de los jueces no es tanto el gobierno presente como el gobierno futuro (p. 181). Si es más probable que el nuevo gobierno sancione a los jueces cuando fallan en forma contraria a lo que opinan las nuevas autoridades, sólo en dos circunstancias es poco probable que el nuevo gobierno sanciones tales jueces: que el gobierno logre mantenerse en el poder, o que no existan mayores diferencias en cuanto a las políticas públicas entre el gobierno entrante y el saliente, de manera que aquel no tenga mayores incentivos de ir contra el tribunal. En cualquier otra circunstancia, el gobierno futuro se verá estimulado a sancionar a los jueces que siguen favoreciendo a las autoridades anteriores (p. 183).
A partir de este punto, Helmke sostiene dos hipótesis entre sí complementarias. Por un lado, afirma que “los jueces incrementarán sus decisiones contrarias al gobierno actual cuando vislumbren que éste perderá poder”. Por otra parte, la segunda hipótesis indica que “a igualdad de todos los demás factores, los jueces centrarán sus defecciones en los casos que consideran más importantes para el futuro gobierno” (p. 184). Y para verificar tales hipótesis elabora una extensa base de datos con fallos de la Corte Suprema en la que reúne los casos que satisficieran uno de dos criterios: el Estado era una de las partes; o el caso mencionaba un decreto del Poder Ejecutivo en ejercicio (p. 186). A la vez, a fin de obtener alguna medida de la importancia de cada caso, Helmke elaboró cuatro variables dummy: primero, “decretos”, que da una medida aproximada de la importancia política; segundo, “decretos relevantes”, porque no todos los decretos emitidos por el gobierno tienen igual importancia; tercero, “apelaciones”, en que el gobierno apeló una decisión de un tribunal inferior para que la resolución final quedara en manos de la Corte; y cuarto, “revocación”, en los que la Corte para pronunciarse contra el gobierno fue contra una decisión de un tribunal inferior (pp. 187-188).
Los resultados que encuentra Helmke en los análisis estadísticos dan importante sustento empírico a la hipótesis de la defección estratégica. Estudiando los períodos finales del gobierno militar y de las presidencias de R. Alfonsín y primera de C. Menem, concluye que “tanto en períodos de dictadura como de democracia, los jueces argentinos apoyaron en general a los gobiernos mientras estos eran fuertes pero comenzaron a defeccionar a medida que aumentaba su debilidad” (p. 197). Así, concluye que la Corte Suprema puede llegar a convertirse en un poder progresista, dependiendo del carácter del gobierno entrante, de la misma forma que, por el contrario, si el gobierno se muestra sólido y seguro, la Corte permanecerá siempre de su lado. “Es evidente que el poder del Ejecutivo no aumenta de manera uniforme allí donde prevalece la inseguridad institucional. Por el contrario, la inseguridad de los cargos puede constituir uno de los mecanismos por medio de los cuales terminan reduciéndose las facultades presidenciales: cuanto mayor necesidad tienen los miembros del poder ejecutivo de una Corte leal, menos probable puede ser que dispongan de ella” (p. 198).