Diálogo Latino Cubano
Promoción de la Apertura Política en Cuba
La COVID19 en Cuba y sus consecuencias en la etapa de post-pandemia: visión y propuestas
El informe del Centro de Estudios Convivencia aporta una visión general y crítica del impacto de la pandemia en la isla, genera propuestas de políticas públicas para el sector salud y para la economía e intenta brindar una interpretación sobre las modificaciones en los paradigmas y en el cambio de época desde una perspectiva global. El último apartado, tal vez el más interesante y el más complejo, está dedicado a la importancia del establecimiento de usinas de pensamiento plural en Cuba y la necesidad de establecer colaboración con thinks tanks de otros países.Por Gabriel Palumbo
Sin caer en la tentación y en la vanidad, es bastante poco lo que puede decirse con certeza acerca del alcance y las consecuencias del COVID19. La pandemia está en pleno desarrollo y siempre es mejor esperar un poco, dejar asentar la reflexión antes de caracterizar un fenómeno tan nuevo y tan variado.
Una de las pocas cosas que sí podemos aventurarnos y asegurar es que las consecuencias de la pandemia serán menos graves en aquellos lugares del mundo en donde los niveles de desarrollo y de institucionalidad democrática eran más altos y vigorosos al momento de iniciarse el problema.
En cambio, los países emergentes, los que tienen democracias más débiles o los que viven en una dictadura muy probablemente tengan que transitar situaciones más graves y soportarán consecuencias más profundas y más duraderas en el tiempo. De todos modos, aun en estas circunstancias, es posible que la crisis generada por la pandemia permita encontrar algunas grietas para establecer una mirada crítica sobre la situación de los países y plantear cambios de distinta naturaleza y alcance.
Así parecen entenderlo los miembros del Centro de Estudios CONVIVENCIA en la isla de Cuba. Atravesando la pandemia, este colectivo elaboró un minucioso informe que lleva por título “La COVID19 en Cuba y sus consecuencias en la etapa de post-pandemia: visión y propuestas”. En este informe, los autores pretender visibilizar el estado actual de la política cubana y al mismo tiempo establecer una serie de reformas en distintas áreas que impactarían positivamente para el futuro del país. El trabajo, publicado el 9 de mayo, aporta una visión general y crítica del impacto de la pandemia en la isla, genera propuestas de políticas públicas para el sector salud y para la economía e intenta brindar una interpretación sobre las modificaciones en los paradigmas y en el cambio de época desde una perspectiva global. El último apartado, tal vez el más interesante y el más complejo, está dedicado a la importancia del establecimiento de usinas de pensamiento plural en Cuba y la necesidad de establecer colaboración con thinks tanks de otros países.
En la primera parte del trabajo, los autores se centran, fundamentalmente, en interpretar la coyuntura generada por el COVID19 en el marco general de la situación cubana. La acumulación de años de crisis más la falta de eficacia real de los intentos de apertura del régimen terminaron por delinear un escenario muy precario en el que existen una serie de factores crónicos que se han agravado frente a la situación de pandemia. Luego de un ejercicio de minimización de los alcances del coronavirus por parte de las autoridades, la crisis se hizo sentir. Cuba tiene la población más envejecida del continente, tiene condiciones de habitabilidad muy precarias, tiene un índice de enfermedades crónicas preexistentes muy alto, a lo que le agrega una situación del transporte público muy deficitario y grandes dificultades en el suministro de agua potable y de alimentos básicos. Este cuadro, agravado por la poca y cara conectividad a internet y la consecuente dificultad para las compras online hacen que el diagnóstico del impacto del virus sea mucho peor que en otros lugares. Adicionalmente, se han visto reducidas las plantillas de personal médico y de enfermeras. Uno de los motivos de esta merma es la exportación de servicios médicos que es común en Cuba y que aporta una considerable fuente de ingresos a las arcas estatales. Los hospitales están sin insumos y en un estado de deterioro que impide garantizar las condiciones mínimas de atención en medio de la pandemia.
EL Centro CONVIVENCIA, a partir de este diagnóstico inicial propone una serie de medidas en el sector salud para que, aprovechando la urgencia del tratamiento de COVID19, la totalidad del sistema se vea mejorado para la situación pos pandemia. Establecen algunas políticas de corto plazo y otras de largo y explicitan con algún detalle el financiamiento y los recursos que se necesitan para afrontar el programa de reformas.
Una de las primeras medidas propuestas tiene que ver con la producción y distribución de datos y estadísticas sobre la pandemia. En el mismo sentido, se le atribuye a la comunicación clara frente a la ciudadanía un efecto de fuerte pedagogía y una gran capacidad para actuar racionalmente frente al virus y sus alcances. Por otro lado, el informe establece la necesidad de atender prioritariamente a los grupos de riesgo coordinando esfuerzos entre los distintos niveles del Estado, pero contemplando fuertemente a la sociedad civil y al sector privado. Hacen hincapié los autores en la formación de los agentes de salud. No solo en las cuestiones epidemiológicas y específicas sino también en las condiciones humanísticas, lo que permitiría organizar una deontología para quienes se desarrollan en el área, devolviéndoles autonomía frente a las presiones del Estado, que por lo general se resumen en corrupción y compra de voluntades. La vocación clara de este apartado es el empoderamiento cívico de los trabajadores de la salud para dotarlos de las herramientas necesarias y del asociasionismo suficiente como para resistir las tensiones cruzadas que plantean los años de acumulación sistémica del control estatal.
Existe un acuerdo general, bien extendido, acerca de las consecuencias económicas de la pandemia. En la situación cubana, estas secuelas serán de una gravedad sin dudas mayores a otros países más estables y con niveles superiores de desarrollo. En esta inteligencia CONVIVENCIA traza una serie de aportes para moderar esos efectos y aprovechar el momento para tomar medidas necesarias hace tiempo, tendientes al desarrollo de la economía general de la isla. Frente a la gravedad de la crisis, proponen dos etapas, una compensatoria y otra de crecimiento a largo plazo. En la etapa compensatoria, todos los esfuerzos están puestos en moderar los efectos de la combinación entre la situación económica previa y la crisis COVID19. La idea, básicamente, es la de implementar políticas públicas que logren llevar los índices de la economía a los estándares previos a la pandemia. Así, la política laboral y de salarios, las ayudas a familias desprotegidas y grupos especialmente vulnerables, deberían combinarse con las ayudas en líquido para el funcionamiento de las empresas con el objetivo central de llevar todo al nivel anterior del comienzo de la pandemia.
A partir de allí, se abriría la etapa de mayor aliento, signada fundamentalmente en el apoyo internacional. Los autores reconocen las dificultades de lograr este apoyo dadas las condiciones estructurales de la política cubana y sus decisiones. Pese al reconocimiento de estas barreras, la búsqueda de capitales e inversiones extranjeras son reconocidas como un punto central para romper con la naturaleza cerrada de la económica de la isla, y, al mismo tiempo, reconocer el carácter global que caracteriza el funcionamiento del comercio y los mercados. Repasan, para ilustrar este punto, las recomendaciones que tanto el BID como la CEPAL han realizado para el caso cubano y las distintas soluciones aportadas para afrontar los problemas más graves de la economía. Las propuestas del Centro CONVIVENCIA están relacionadas en primer lugar con la solicitud de apoyos externos a organismos financieros, como factor central del proceso de recuperación. Teniendo en cuenta las posibles restricciones para encontrar este financiamiento, proponen una serie de cambios estructurales que están dirigidos a una mejor relación de Cuba con la economía global y los organismos multilaterales de crédito. En ese camino, plantean la apertura gradual a la economía de mercado y la formación libre de pequeñas y medianas empresas en distintos sectores productivos y de servicios. Como elemento inicial de esta posibilidad, proponen la eliminación de los monopolios de producción, acopio, distribución e importación. Al mismo tiempo piden una reforma monetaria y fiscal tendiente a favorecer las inversiones extranjeras y promover la descentralización del sector empresarial estatal.
Todas las reformas planteadas tienen que ver con la potenciación del sector privado de la economía, al mismo tiempo que se atiende a los sectores más desfavorecidos por las décadas acumuladas de crisis. El documenta intenta, en todo momento, hacer un aporte racional a la discusión evitando la romantización y teniendo en cuentas las condiciones objetivas y reales de la vida y de la economía un Cuba.
En relación con los cambios epocales, CONVIVENCIA señala la necesidad de proyectar a Cuba hacia un horizonte de innovación tecnológica y científica y le atribuye a estos cambios un importante caudal de influencia hacia el modo de hacer política. Según el documento, las modificaciones impuestas por la tecnificación y la creación de nuevas herramientas y sistemas puede empujar la necesidad de establecer transformaciones en la esfera política. Las propuestas en este ítem son menos específicas y rondan alrededor de la importancia de la educación en valores y de la creación de una nueva sensibilidad que permita ver en el menú de opciones las posibilidades internacionales e interculturales.
El último apartado del informe está dedicado a la importancia de los thinks tank y a la necesidad de fomentar en Cuba el pensamiento estratégico. La presencia misma del trabajo opera, de alguna manera, como la confirmación de esta necesidad. Para los autores, el mundo pos pandemia va a necesitar de la acción y el trabajo imbricado de los thinks tank de todo el mundo. El grupo se pone de ejemplo al momento de graficar la importancia de la emergencia de usinas de reflexión en países que viven contextos de sistemas cerrados políticamente. Es interesante percibir cómo los autores le otorgan a la relación sistemática entre think tanks un potencial de internacionalización y libertad importante. La interrelación entre estos grupos abriría un debate marcado por el pluralismo y la libertad que ayudaría, en el caso cubano, a consensuar un nuevo pacto social y una nueva idea de país.
La lectura del documento de CONVIVENCIA abre muchas posibilidades de análisis. Resulta interesante ver como el Centro utiliza la situación particular de la pandemia para plantear un verdadero programa político y de reformas que va mucho más allá de la coyuntura presente y que se concibe críticamente hacia el pasado y proyectualmente hacia el futuro. Desde el punto de vista filosófico, el informe tiene una marcación comunitarista muy clara, lo que muy probablemente encuentre explicación y justificación en la conformación religiosa del Centro CONVIVENCIA. Algunas críticas a las ideas posmodernas y cierto énfasis en las constitución identitaria de “lo cubano” pueden incluirse también dentro del mismo registro y tradición filosófica. La lectura externa del documento revela que en la caracterización que se hace del régimen cubano se excluye la posibilidad de mencionarlo como una dictadura. Sabemos del peso de las palabras y de los conceptos al mismo tiempo que podemos entender las restricciones a las que puede estar sometido un colectivo como CONVIVENCIA. Pero al mismo tiempo, reconocemos que otras expresiones de la disidencia son enfáticos en definir la administración cubana con esa apelación, por lo que señalarlo, entendemos, puede agregar una línea de discusión como las que propone el documento. Muy posiblemente, esto también explique por qué en ningún apartado del documento se hace mención a la democracia y las ideas liberales siendo que, en su formulación, las reformas sugeridas, sobre todo las más específicas y puntuales, encontrarían en la gramática de la democracia liberal un continente hospitalario y necesario.
Gabriel PalumboProfesor en la Carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires.
Sin caer en la tentación y en la vanidad, es bastante poco lo que puede decirse con certeza acerca del alcance y las consecuencias del COVID19. La pandemia está en pleno desarrollo y siempre es mejor esperar un poco, dejar asentar la reflexión antes de caracterizar un fenómeno tan nuevo y tan variado.
Una de las pocas cosas que sí podemos aventurarnos y asegurar es que las consecuencias de la pandemia serán menos graves en aquellos lugares del mundo en donde los niveles de desarrollo y de institucionalidad democrática eran más altos y vigorosos al momento de iniciarse el problema.
En cambio, los países emergentes, los que tienen democracias más débiles o los que viven en una dictadura muy probablemente tengan que transitar situaciones más graves y soportarán consecuencias más profundas y más duraderas en el tiempo. De todos modos, aun en estas circunstancias, es posible que la crisis generada por la pandemia permita encontrar algunas grietas para establecer una mirada crítica sobre la situación de los países y plantear cambios de distinta naturaleza y alcance.
Así parecen entenderlo los miembros del Centro de Estudios CONVIVENCIA en la isla de Cuba. Atravesando la pandemia, este colectivo elaboró un minucioso informe que lleva por título “La COVID19 en Cuba y sus consecuencias en la etapa de post-pandemia: visión y propuestas”. En este informe, los autores pretender visibilizar el estado actual de la política cubana y al mismo tiempo establecer una serie de reformas en distintas áreas que impactarían positivamente para el futuro del país. El trabajo, publicado el 9 de mayo, aporta una visión general y crítica del impacto de la pandemia en la isla, genera propuestas de políticas públicas para el sector salud y para la economía e intenta brindar una interpretación sobre las modificaciones en los paradigmas y en el cambio de época desde una perspectiva global. El último apartado, tal vez el más interesante y el más complejo, está dedicado a la importancia del establecimiento de usinas de pensamiento plural en Cuba y la necesidad de establecer colaboración con thinks tanks de otros países.
En la primera parte del trabajo, los autores se centran, fundamentalmente, en interpretar la coyuntura generada por el COVID19 en el marco general de la situación cubana. La acumulación de años de crisis más la falta de eficacia real de los intentos de apertura del régimen terminaron por delinear un escenario muy precario en el que existen una serie de factores crónicos que se han agravado frente a la situación de pandemia. Luego de un ejercicio de minimización de los alcances del coronavirus por parte de las autoridades, la crisis se hizo sentir. Cuba tiene la población más envejecida del continente, tiene condiciones de habitabilidad muy precarias, tiene un índice de enfermedades crónicas preexistentes muy alto, a lo que le agrega una situación del transporte público muy deficitario y grandes dificultades en el suministro de agua potable y de alimentos básicos. Este cuadro, agravado por la poca y cara conectividad a internet y la consecuente dificultad para las compras online hacen que el diagnóstico del impacto del virus sea mucho peor que en otros lugares. Adicionalmente, se han visto reducidas las plantillas de personal médico y de enfermeras. Uno de los motivos de esta merma es la exportación de servicios médicos que es común en Cuba y que aporta una considerable fuente de ingresos a las arcas estatales. Los hospitales están sin insumos y en un estado de deterioro que impide garantizar las condiciones mínimas de atención en medio de la pandemia.
EL Centro CONVIVENCIA, a partir de este diagnóstico inicial propone una serie de medidas en el sector salud para que, aprovechando la urgencia del tratamiento de COVID19, la totalidad del sistema se vea mejorado para la situación pos pandemia. Establecen algunas políticas de corto plazo y otras de largo y explicitan con algún detalle el financiamiento y los recursos que se necesitan para afrontar el programa de reformas.
Una de las primeras medidas propuestas tiene que ver con la producción y distribución de datos y estadísticas sobre la pandemia. En el mismo sentido, se le atribuye a la comunicación clara frente a la ciudadanía un efecto de fuerte pedagogía y una gran capacidad para actuar racionalmente frente al virus y sus alcances. Por otro lado, el informe establece la necesidad de atender prioritariamente a los grupos de riesgo coordinando esfuerzos entre los distintos niveles del Estado, pero contemplando fuertemente a la sociedad civil y al sector privado. Hacen hincapié los autores en la formación de los agentes de salud. No solo en las cuestiones epidemiológicas y específicas sino también en las condiciones humanísticas, lo que permitiría organizar una deontología para quienes se desarrollan en el área, devolviéndoles autonomía frente a las presiones del Estado, que por lo general se resumen en corrupción y compra de voluntades. La vocación clara de este apartado es el empoderamiento cívico de los trabajadores de la salud para dotarlos de las herramientas necesarias y del asociasionismo suficiente como para resistir las tensiones cruzadas que plantean los años de acumulación sistémica del control estatal.
Existe un acuerdo general, bien extendido, acerca de las consecuencias económicas de la pandemia. En la situación cubana, estas secuelas serán de una gravedad sin dudas mayores a otros países más estables y con niveles superiores de desarrollo. En esta inteligencia CONVIVENCIA traza una serie de aportes para moderar esos efectos y aprovechar el momento para tomar medidas necesarias hace tiempo, tendientes al desarrollo de la economía general de la isla. Frente a la gravedad de la crisis, proponen dos etapas, una compensatoria y otra de crecimiento a largo plazo. En la etapa compensatoria, todos los esfuerzos están puestos en moderar los efectos de la combinación entre la situación económica previa y la crisis COVID19. La idea, básicamente, es la de implementar políticas públicas que logren llevar los índices de la economía a los estándares previos a la pandemia. Así, la política laboral y de salarios, las ayudas a familias desprotegidas y grupos especialmente vulnerables, deberían combinarse con las ayudas en líquido para el funcionamiento de las empresas con el objetivo central de llevar todo al nivel anterior del comienzo de la pandemia.
A partir de allí, se abriría la etapa de mayor aliento, signada fundamentalmente en el apoyo internacional. Los autores reconocen las dificultades de lograr este apoyo dadas las condiciones estructurales de la política cubana y sus decisiones. Pese al reconocimiento de estas barreras, la búsqueda de capitales e inversiones extranjeras son reconocidas como un punto central para romper con la naturaleza cerrada de la económica de la isla, y, al mismo tiempo, reconocer el carácter global que caracteriza el funcionamiento del comercio y los mercados. Repasan, para ilustrar este punto, las recomendaciones que tanto el BID como la CEPAL han realizado para el caso cubano y las distintas soluciones aportadas para afrontar los problemas más graves de la economía. Las propuestas del Centro CONVIVENCIA están relacionadas en primer lugar con la solicitud de apoyos externos a organismos financieros, como factor central del proceso de recuperación. Teniendo en cuenta las posibles restricciones para encontrar este financiamiento, proponen una serie de cambios estructurales que están dirigidos a una mejor relación de Cuba con la economía global y los organismos multilaterales de crédito. En ese camino, plantean la apertura gradual a la economía de mercado y la formación libre de pequeñas y medianas empresas en distintos sectores productivos y de servicios. Como elemento inicial de esta posibilidad, proponen la eliminación de los monopolios de producción, acopio, distribución e importación. Al mismo tiempo piden una reforma monetaria y fiscal tendiente a favorecer las inversiones extranjeras y promover la descentralización del sector empresarial estatal.
Todas las reformas planteadas tienen que ver con la potenciación del sector privado de la economía, al mismo tiempo que se atiende a los sectores más desfavorecidos por las décadas acumuladas de crisis. El documenta intenta, en todo momento, hacer un aporte racional a la discusión evitando la romantización y teniendo en cuentas las condiciones objetivas y reales de la vida y de la economía un Cuba.
En relación con los cambios epocales, CONVIVENCIA señala la necesidad de proyectar a Cuba hacia un horizonte de innovación tecnológica y científica y le atribuye a estos cambios un importante caudal de influencia hacia el modo de hacer política. Según el documento, las modificaciones impuestas por la tecnificación y la creación de nuevas herramientas y sistemas puede empujar la necesidad de establecer transformaciones en la esfera política. Las propuestas en este ítem son menos específicas y rondan alrededor de la importancia de la educación en valores y de la creación de una nueva sensibilidad que permita ver en el menú de opciones las posibilidades internacionales e interculturales.
El último apartado del informe está dedicado a la importancia de los thinks tank y a la necesidad de fomentar en Cuba el pensamiento estratégico. La presencia misma del trabajo opera, de alguna manera, como la confirmación de esta necesidad. Para los autores, el mundo pos pandemia va a necesitar de la acción y el trabajo imbricado de los thinks tank de todo el mundo. El grupo se pone de ejemplo al momento de graficar la importancia de la emergencia de usinas de reflexión en países que viven contextos de sistemas cerrados políticamente. Es interesante percibir cómo los autores le otorgan a la relación sistemática entre think tanks un potencial de internacionalización y libertad importante. La interrelación entre estos grupos abriría un debate marcado por el pluralismo y la libertad que ayudaría, en el caso cubano, a consensuar un nuevo pacto social y una nueva idea de país.
La lectura del documento de CONVIVENCIA abre muchas posibilidades de análisis. Resulta interesante ver como el Centro utiliza la situación particular de la pandemia para plantear un verdadero programa político y de reformas que va mucho más allá de la coyuntura presente y que se concibe críticamente hacia el pasado y proyectualmente hacia el futuro. Desde el punto de vista filosófico, el informe tiene una marcación comunitarista muy clara, lo que muy probablemente encuentre explicación y justificación en la conformación religiosa del Centro CONVIVENCIA. Algunas críticas a las ideas posmodernas y cierto énfasis en las constitución identitaria de “lo cubano” pueden incluirse también dentro del mismo registro y tradición filosófica. La lectura externa del documento revela que en la caracterización que se hace del régimen cubano se excluye la posibilidad de mencionarlo como una dictadura. Sabemos del peso de las palabras y de los conceptos al mismo tiempo que podemos entender las restricciones a las que puede estar sometido un colectivo como CONVIVENCIA. Pero al mismo tiempo, reconocemos que otras expresiones de la disidencia son enfáticos en definir la administración cubana con esa apelación, por lo que señalarlo, entendemos, puede agregar una línea de discusión como las que propone el documento. Muy posiblemente, esto también explique por qué en ningún apartado del documento se hace mención a la democracia y las ideas liberales siendo que, en su formulación, las reformas sugeridas, sobre todo las más específicas y puntuales, encontrarían en la gramática de la democracia liberal un continente hospitalario y necesario.