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Corea del Norte bajo la lupa
El dilema de Kim Jong Un: mantener el gasto militar o reformar la economía
(38 North) No suelen trascender ni hacerse públicos, pero en el liderazgo de Corea del Norte también hay disensos. Una de las tensiones internas más decisivas en la cúpula del poder norcoreano es la que existe hace años entre los defensores de asignar siempre más recursos a la defensa para hacer frente a las “amenazas imperialistas” y quienes argumentan que Corea del Norte ya es un “Estado militarmente poderoso” y que seguir invirtiendo en defensa es “improductivo”. Es decir, que el elevado gasto militar es el principal obstáculo a las reformas y el crecimiento económico. A continuación, un panorama de los tres frentes de este debate.Por Robert Carlin y Rachel Minyoung Lee
(38 North) Existe una opinión generalmente aceptada de que una gran parte --si no la mayor-- de la economía de la República Popular Democrática de Corea está dedicada, de una forma u otra, al sector de la defensa, algo que está matando de hambre a la economía social. Sin embargo, no parece ser una política definitiva y, de hecho, no lo ha sido ya durante un tiempo. Las discusiones internas en Corea del Norte sobre el gasto en defensa han sido y continúan siendo indicadores clave del abanico de ideas de los líderes sobre esta cuestión central, no sólo en términos de asignación de recursos, sino en un sentido más amplio: qué piensan acerca de la reforma económica.
El paisaje
Durante mucho tiempo ha habido un tira y afloje en el liderazgo de Corea del Norte sobre el gasto militar versus el gasto civil. Las prioridades nacionales casi siempre han terminado favoreciendo el gasto en defensa, no sólo para el equipamiento militar, sino también para el acceso prioritario al talento y la tecnología. Hasta cierto punto, el debate en torno de esas decisiones se ha llevado a cabo a plena vista. Contrariamente a la noción comúnmente aceptada de que no puede haber disenso o inconsistencias en las publicaciones de Corea del Norte, la principal revista económica de Corea del Norte, Kyo'ngje Yo'ngu [Kyongje Yongu] y, en menor grado, la revista de la Universidad Kim Il Sung (sobre filosofía y economía) han servido como plataforma para expresar diferentes puntos de vista sobre el gasto en defensa. En teoría, la revista es solo una plataforma para académicos, pero es inconcebible que este nivel de desacuerdo sobre un tema tan delicado pueda llevarse a cabo sin la coincidencia de opiniones --y más probablemente sin el respaldo activo-- de varios sectores del liderazgo. En efecto, los autores, algunos de los cuales aparentemente están a la vanguardia de las discusiones, están acostumbrados a expresar los puntos de vista en pugna cuando se discute una política dentro de la cúpula de poder, a veces haciendo circular nuevas ideas o incluso expresando con cuidado matices de oposición a la corriente actual, otra vez, casi con la certeza de contar con respaldo de alto nivel.
En ese sentido, durante las últimas dos décadas, ha habido episodios frecuentes que han surgido discusiones en las revistas sobre el valor del gasto en defensa, lo que ha obligado a quienes están a favor de dar a las industrias de defensa una porción más grande del pastel a justificar su posición de maneras que van más allá de los simples argumentos tradicionales sobre la necesidad de contar con fuerzas armadas sólidas. En pocas palabras, hay un argumento subyacente de que cuantos más fondos asigne el régimen a la defensa nacional, menos recursos podrá gastar para apuntalar y revitalizar la economía civil, dejando poco espacio para que se arraiguen ideas y medidas orientadas a las reformas. En los últimos años, los defensores del gasto en defensa se vieron obligados a demostrar cómo el dinero en el sector militar es bueno para la economía, ayuda a desarrollar otros sectores distintos de la defensa y estimula el crecimiento en general. Los opositores, a veces con increíble audacia, argumentan que el gasto en defensa es dinero que se pierde en un agujero y que, en realidad, socava el crecimiento económico.
En los últimos años, los defensores del gasto en defensa se vieron obligados a demostrar cómo el dinero en el sector militar es bueno para la economía, ayuda a desarrollar otros sectores distintos de la defensa y estimula el crecimiento en general. Los opositores, a veces con increíble audacia, argumentan que el gasto en defensa es dinero que se pierde en un agujero y que, en realidad, socava el crecimiento económico.
Ese debate fue muy evidente en el período de 2001 a 2005, por ejemplo, cuando los argumentos en disputa aparecieron en la revista económica y en las páginas del diario del partido, Rodong Sinmun, mientras los esfuerzos de Kim Jong Il por introducir nuevas políticas económicas orientadas a la reforma iban y venían [1].
Hubo un resurgimiento de artículos en Kyo'ngje Yo'ngu a partir de 2008 que otra vez abogaban por un enfoque más equilibrado y que, por lo tanto, implícitamente, daban menos énfasis al sector de defensa. Esto fue a pesar de la línea dura de Corea del Norte contra las reformas económicas dirigidas por el gabinete, que culminó en la "charla del 18 de junio" de Kim Jong Il en 2008 con altos funcionarios económicos estatales y del partido que parecían estar entorpeciendo estas reformas. [2] Incluso después del derrame cerebral de Kim Jong Il en agosto de ese año, cuando el país pareció inclinarse hacia una línea externa más dura, sobre todo en la cuestión nuclear, los argumentos a favor de seguir políticas económicas más equilibradas continuaron apareciendo en la revista. Hay muchas interpretaciones posibles para ello, pero podría sugerir que los esfuerzos de Kim para prepararse para su eventual sucesión política tuvieron dos puntos de apoyo: un escudo firme contra la presión externa y una nueva mirada a las formas de mejorar la economía para garantizar la posible transferencia de poder sin problemas.
Cada año, desde 2007 hasta 2010, hubo varios artículos en Kyo'ngje Yo'ngu que trataron principalmente o estuvieron dedicados con exclusividad a la industria de defensa y su correlación con otras industrias. Los artículos disminuyeron drásticamente a partir de 2011 para dar paso a más artículos sobre gestión económica, un tema que, a medida que se fue desarrollando, se vinculó cada vez más con las reformas. En otras palabras, sólo cuatro meses después del debut público de Kim Jong Un en 2010, y casi un año antes de la muerte de su padre en diciembre de 2011, la revista económica ya reflejaba un nuevo enfoque respecto que daba más espacio a las políticas económicas asociadas con la reforma y menos a las prioridades de defensa.
El debate en tres frentes
Créditos: Florencia Grieco
Primer frente. El tema más fácil de identificar en este debate general es el claro grito de dolor de aquellos que están con la espalda contra la pared tratando de mantener en pie la prioridad que una vez se le otorgó de forma automática al gasto en la industria de defensa.
En un artículo publicado a principios de 2010, los defensores del giro masivo de recursos económicos hacia el sector de defensa tuvieron que cambiar de posición. Argumentaron, aparentemente no de manera muy convincente, que el gasto en defensa no retrasó, sino que en realidad ayudó a estimular la economía y que los argumentos planteados en sentido contrario eran "unidimensionales":
La sabiduría popular dice que el desarrollo de la producción de municiones retrasó el desarrollo económico general. La base de esto es que las municiones no pueden volver a incorporarse al proceso de producción. Sin embargo, esto se basa en una mirada unidimensional. La industria de defensa nacional de la doctrina de “lo militar primero” (Songun) tiene el papel de liderar y promover vigorosamente el desarrollo económico general de las personas. [3]
Este tipo de referencias a un punto de vista "unidimensional" suele ser un signo de un debate subyacente. Los escritos de finales de 2010 parecían avanzar hacia el lado contrario. De manera típica, estos entraron en puntillas de pie en la discusión. En la superficie, reconocían la importancia de la industria de defensa, pero luego argumentaban, por ejemplo, que la industria de defensa dependía de un desarrollo previo de la industria pesada, rechazando implícitamente la idea de que al dar prioridad a la primera, se fortalecería la industria. Un artículo en el último número de 2010, después de una larga introducción que discutía la importancia de la industria de defensa, cambia de rumbo para argumentar lo contrario: que el país ya había alcanzado el nivel de "Estado militarmente poderoso", una bandera alrededor de la cual los reformistas se habían congregado durante mucho tiempo:
En la actualidad, la cuestión urgente en la lucha de nuestro pueblo por construir un Estado socialista poderoso es convertir nuestro país en un estado económicamente poderoso con fuertes capacidades económicas.
Nuestro país ya se ha elevado con confianza a la posición de Estado político e ideológico y militarmente poderoso bajo el sabio liderazgo del gran partido.
Por lo tanto, la cuestión que debe resolverse en la lucha de nuestro pueblo por construir un Estado poderoso en este momento es llevar el nivel de desarrollo de la productividad del país al nivel de un Estado económicamente poderoso.
Para elevar de manera decisiva el nivel de desarrollo de la productividad del país, [debemos] primero dar un impulso a los sectores líderes e industriales básicos de la economía popular, que están a cargo de los procesos líderes de producción social y que son los sectores básicos de todo el desarrollo industrial, como la industria de la maquinaria. [4]
Un artículo publicado en el Journal of Kim Il Sung University en 2015 parecía hacer un esfuerzo por abarcar las dos posiciones. Eliminó en gran medida el llamamiento a la eficacia económica de la industria de defensa nacional y volvió a un argumento anticuado que era inusualmente duro, dado que las reformas económicas clave de Kim Jong Un habían sido probadas y lanzadas para cuando se publicó el artículo. Argumentaba que el gasto militar era fundamental, ante todo, para proteger al país contra "los imperialistas", y citaba a Afganistán e Irak como ejemplos que deben evitarse a toda costa. Sin embargo, los tiempos aparentemente no permitieron que ese argumento se mantuviera solo, por lo que el autor se vio obligado a abordar la eficacia del gasto de defensa para el progreso económico general, en términos similares a lo que se había adelantado en Kyo'ngje Yo'ngu varios años antes:
El fortalecimiento de las capacidades de defensa nacional garantiza avances económicos rápidos al rejuvenecer toda la economía socialista mediante el desarrollo prioritario de la industria de defensa nacional (que) se basa en el desarrollo prioritario de la industria pesada. Por lo tanto, si avanzamos en la industria de defensa nacional, terminamos promoviendo el desarrollo prioritario de la industria pesada y, sobre la base del desarrollo prioritario de la industria pesada, también podemos avanzar rápidamente en la industria ligera y la agricultura.
En resumen, durante este período, quienes abogaban por un estatus especial para la industria de defensa nacional se vieron obligados a argumentar que la "producción de municiones" era en realidad una inversión productiva, algo que, con el tiempo, pagó dividendos en términos de progreso económico general.
Ocho años después, en enero de 2018, casi con certeza expresando implícitamente cierto nivel de oposición al cambio de Kim Jong Un hacia la "nueva línea estratégica" de "concentrar todos los esfuerzos" en la economía anunciada en abril de ese año, un duelo apareció entre los artículos en el mismo número de Kyo'ngje Yo'ngu. Uno, en apariencia tratando de evitar el cambio a esta nueva línea, defendió la posición más dura de que el gasto en defensa ayudó a estimular la economía. El otro sugirió la necesidad de desviar el énfasis en lo militar. Aunque el artículo anterior señalaba que “considerando los requisitos de la época actual, el esclarecimiento de la posición de la industria de defensa nacional surge como un tema particularmente importante”, en realidad no aclaró nada nuevo. En cambio, básicamente repitió el mismo argumento de 2010:
Según las nociones existentes, se ha considerado que los efectos de la producción de municiones sobre la producción civil ha sido limitante de los efectos sobre el desarrollo económico general. Esto se basó en el argumento de que las municiones no pueden introducirse nuevamente en el ciclo de reproducción y que la inversión en la producción de municiones es una inversión improductiva.
Esta referencia a las "nociones existentes" es una ventana para asomarse al nivel de descaro con que tiene lugar este debate bajo la superficie y que, por más indirectos que quienes abogan por reducir el gasto en defensa, en realidad tienen los guantes puestos. Nadie diría que la inversión en la producción de municiones es “improductiva” sin un respaldo de muy alto nivel.
Segundo frente. Una segunda parte del debate gira en torno a la cuestión de si la industria de defensa es parte o no de la industria pesada. No se trata simplemente de debates intelectuales estériles. Es un tema importante en el debate general sobre el lugar de la industria de defensa en el esquema económico general: se refiere a la parte del pastel que la industria de la defensa está consumiendo o debería consumir. Si la industria de la defensa se considera parte de la industria pesada, entonces el gasto en la industria de la defensa contribuye directamente al desempeño del sector de la industria pesada. En ese caso, no se puede acusar a la industria de defensa de quitarle recursos a un sector vital ya que, por definición, es en realidad parte de ese sector. A su vez, eso refuerza el argumento de que el gasto en la industria de defensa es una contribución al desarrollo económico. Aquellos que argumentan lo contrario están, en efecto, adoptando la línea mencionada anteriormente: que la inversión en la industria de defensa es improductiva; es decir, no aporta nada y es una pérdida neta para la economía.
No se trata simplemente de debates intelectuales estériles. Es un tema importante en el debate general sobre el lugar de la industria de defensa en el esquema económico general: se refiere a la parte del pastel que la industria de la defensa está consumiendo o debería consumir.
La afirmación de que “la industria pesada es la industria de defensa nacional y la industria de defensa nacional es la industria pesada” a veces se justifica argumentando que industrias como la maquinaria, metalífera y química caen tanto en el área de defensa como de la industria pesada. Un autor no dejó duda al respecto:
La industria de defensa nacional y la industria pesada están estrechamente entrelazadas porque son inseparables. La industria de defensa nacional se basa en la industria pesada, y el desarrollo de la industria de defensa nacional no puede pensarse al margen del desarrollo de la industria pesada. [5]
Aparentemente, este ha sido un argumento difícil de discutir, y no es inusual que sus defensores levanten un escudo protector haciendo parecer que apoyan la posición conservadora (o segura) para luego argumentar lo contrario. Por ejemplo, en 2008, la primera mitad de un artículo de Kyo'ngje Yo'ngu enfatizó en un lenguaje estándar el vínculo entre la industria de defensa y la industria pesada sólo para girar repentinamente hacia lo que parece ser su verdadero punto principal: los recursos de la industria pesada no deben apoyar sólo a la defensa nacional, sino que deberían extenderse a la industria ligera y la agricultura:
Todo esto muestra que el desarrollo de la industria pesada para la industria de defensa nacional sirve como dirección básica de la construcción de la industria pesada bajo la doctrina de “lo militar primero” (Songun).
A continuación, la dirección básica de la construcción de la industria pesada en la era “ lo militar primero” es convertir [la] en una industria pesada que dé un impulso vigoroso a la construcción económica socialista...
Desde este punto de vista, convertir la industria pesada en una industria pesada que impulse vigorosamente la construcción económica socialista significa convertir la industria pesada en una industria pesada que impulse activamente el desarrollo de la industria ligera y la agricultura. [6]
Tercer frente. El discurso de Pyongyang sobre la acumulación (inversión) y el consumo es un tercer campo de batalla vinculado inextricablemente, aunque no siempre de forma explícita, con el tema del gasto en defensa.
Las narrativas en tensión en Corea del Norte sobre la acumulación y el consumo se remontan a mediados de la década de 1950, cuando Kim Il Sung apoyaba la concentración en la industria pesada y la industria de defensa, mientras quienes se oponían a esa política lo acusaban de descuidar los medios de vida de la población. El núcleo de este debate nunca desapareció, aunque los argumentos de ambas partes han cambiado con el tiempo.
Los defensores de la acumulación piden invertir los recursos nacionales en la felicidad futura de la población, es decir, retrasando el consumo y fortaleciendo, en primer lugar, la defensa, y luego la industria básica (pesada) necesaria para producir maquinaria y los recursos necesarios para el uso final en la industria ligera y de bienes de consumo. Argumentan que el consumo sólo puede crecer mediante un aumento sistemático de la inversión.
Los partidarios del consumo, por otro lado, dan importancia a la satisfacción de las necesidades materiales más inmediatas de la población, en algunos casos argumentando que si se espera que las personas salgan en defensa de la nación, necesitan tener algo que defender. Argumentan que un enfoque excesivo en uno afectará negativamente al otro, ya que tanto la acumulación como el consumo utilizan el ingreso nacional. Advierten específicamente contra el gasto excesivo en acumulación (y la industria pesada entra en esa canasta) ya que reduce los recursos nacionales disponibles para satisfacer las necesidades inmediatas de la población, como los salarios de los trabajadores, lo que afecta negativamente el crecimiento de la producción.
En el pasado, durante períodos de discusión o debate dentro del liderazgo de Corea del Norte sobre las políticas de reforma económica o cuando el país se alejó de ellas, Kyo'ngje Yo'ngu publicó artículos que enfatizaban la acumulación para justificar un mayor gasto en defensa como inversión en la felicidad futura del pueblo. Por ejemplo, hubo un resurgimiento de artículos en la revista sobre el debate a partir de 2004, en sintonía con la "línea de construcción económica de la era de ‘lo militar primero’" de Kim Jong Il, que pedía hacer avanzar la industria de la defensa primero y, al menos retóricamente, desarrollar la industria ligera y la agricultura de forma simultánea. [7]
Los artículos de Kyo'ngje Yo'ngu sobre la acumulación y el consumo en la época de Kim Jong Un generalmente han enfatizado el equilibrio entre la acumulación y el consumo, y algunos han justificado explícitamente este curso planteando el impacto económico en términos optimistas:
En una sociedad socialista, la correlación entre acumulación y consumo exige consumir mientras se acumula y acumular mientras se consume sin ser parcial en ninguno de ellos. En una sociedad socialista, no puede haber contradicciones entre acumulación y consumo, ambos están orientados a promover el bienestar de las personas...
Cuando [construimos] con firmeza las bases materiales y técnicas socialistas, dirigiendo primero más fondos a la acumulación para fortalecer las bases productivas de los sectores líderes de la economía popular, los sectores industriales básicos, la industria ligera y la agricultura, podemos fortalecer los fundamentos de la economía financiera del país, acelerar el desarrollo económico general con [nuestros] propios fondos y mejorar rápidamente el nivel de vida de las personas. [8]
El discurso actual
A pesar de la declaración de Kim Jong Un en el Octavo Congreso del Partido en enero de continuar desarrollando nuevas armas y mejorar la fuerza de disuasión existente, no parece haber señales de que Corea del Norte vaya a retroceder significativamente en las reformas económicas para dejar espacio a un mayor énfasis en la industria de defensa. Los medios de comunicación estatales de Corea del Norte continúan adoptando el sistema de gestión de responsabilidad empresarial socialista (SERMS) y el "sistema de responsabilidad de la parcela", las principales medidas de reforma del país en los sectores industrial y agrícola, respectivamente.
Incluso el comentario de Kim Jong Un en una reunión reciente del Buró Político del partido de que "la misión de nuestra economía es satisfacer la demanda material de la gente", mientras enfatiza la importancia de la industria ligera, sonaba a priorizar el consumo por sobre la acumulación. [9]
Aunque Kyo'ngje Yo'ngu dejó de publicarse a principios de este año [2021], no esperamos que termine con ella la larga discusión interna en Corea del Norte sobre si el gasto en defensa es crucial o un lastre para la economía.
Traducción: Agustín Menéndez
Edición: Florencia Grieco
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente la opinión de CADAL.
Notas
[1] Robert L. Carlin y Joel S. Wit, “Preparation for Economic Reform”, The Adelphi Papers 46, no. 382 (2006): 27-52.
[2] Para obtener más información sobre el retroceso de las reformas económicas de Kim Jong Il, su "charla del 18 de junio" y las medidas antimercado que siguieron, consultar 한기범, 북한 의 경제 개혁 과 관료 정치 [Han Ki-beom, La reforma económica y política] (Seúl: Daewon Publishing, 2020), 176-205.
[3] Cita traducida de 리 춘일, "선군 시대 경제 건설 로선 에서 국방 공업 의 위치 와 역할" [Ri Ch'un-il, "La posición y el papel de la industria de defensa nacional en la línea de construcción económica de la era songun"] Kyo'ngje Yo'ngu 1, (enero de 2010).
[4] Cita traducida de 박순철, “현 시기 인민 경제 선행 부문, 기초 공업 부문 을 추켜 세울 데 대한 우리 당 경제 정책 의 정당성,” [Pak Sun-ch'o'l, “[Pak Sun-ch’o’l, “The Legitimacy of Our Party’s Economic Policy on Giving a Boost to the Leading Sectors and the Basic Industrial Sectors of the People’s Economy at the Present Time”] Kyo’ngje Yo’ngu 4, (octubre de 2010).
[5] O'm Kyo'ng-ch'o'l, "El fortalecimiento de las capacidades de defensa nacional es el asunto de Estado de los asuntos estatales".
[6] Cita traducida de 류운 출, “선군 시대 중공업 건설 의 기본 방향,” [Ryu Un-ch'ul, “Dirección básica de la construcción de la industria pesada en la era “primero lo militar””] Kyo'ngje Yo'ngu 4, octubre 2008.
[7] Han Ki-beom, 128-130.
[8] Cita traducida de 박혁, "축적 과 소비 의 균형 의 법칙 을 정확히 구현 하는 것은 사회주의 재정 의 중요한 임무," [Pak Hyo'k, "Materializar con precisión la ley del equilibrio entre acumulación y consumo es un deber importante de las finanzas socialistas" ] Kyo'ngje Yo'ngu 1, (enero de 2016).
[9] “Tercera Reunión Ampliada del Buró Político del 8 ° C.C., WPK celebrada”, Rodong Sinmun, 3 de septiembre de 2021.
Robert Carlin y Rachel Minyoung LeeBob Carlin es miembro no residente del Stimson Center y profesor visitante en la CISAC (Center for International Security and Cooperation). Ha estudiado Corea del Norte desde 1974 y ha realizado más de 30 viajes allí. Fue asesor en la Organización de Desarrollo de Energía de la Península de Corea (KEDO) de 2002 a 2006 y antes, entre 1989 y 2002, fue jefe de la División del Noreste de Asia del Departamento de Estado de Estados Unidos y como asesor del embajador especial para las conversaciones con Corea del Norte participó en todas las fases de las negociaciones entre Estados Unidos y la República Popular Democrática de Corea. Previamente fue analista en la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Rachel Minyoung Lee es becaria del programa 38 North en el Stimson Center, es experta en Corea del Norte y fue analista de la CIA entre 2000 y 2019. Actualmente es columnista y referente en el tema para los principales medios de comunicación, entre los que se incluyen The Washington Post, The Wall Street Journal y The Financial Times. Lee realizó sus estudios de grado y posgrado en la Universidad de Corea.
(38 North) Existe una opinión generalmente aceptada de que una gran parte --si no la mayor-- de la economía de la República Popular Democrática de Corea está dedicada, de una forma u otra, al sector de la defensa, algo que está matando de hambre a la economía social. Sin embargo, no parece ser una política definitiva y, de hecho, no lo ha sido ya durante un tiempo. Las discusiones internas en Corea del Norte sobre el gasto en defensa han sido y continúan siendo indicadores clave del abanico de ideas de los líderes sobre esta cuestión central, no sólo en términos de asignación de recursos, sino en un sentido más amplio: qué piensan acerca de la reforma económica.
El paisaje
Durante mucho tiempo ha habido un tira y afloje en el liderazgo de Corea del Norte sobre el gasto militar versus el gasto civil. Las prioridades nacionales casi siempre han terminado favoreciendo el gasto en defensa, no sólo para el equipamiento militar, sino también para el acceso prioritario al talento y la tecnología. Hasta cierto punto, el debate en torno de esas decisiones se ha llevado a cabo a plena vista. Contrariamente a la noción comúnmente aceptada de que no puede haber disenso o inconsistencias en las publicaciones de Corea del Norte, la principal revista económica de Corea del Norte, Kyo'ngje Yo'ngu [Kyongje Yongu] y, en menor grado, la revista de la Universidad Kim Il Sung (sobre filosofía y economía) han servido como plataforma para expresar diferentes puntos de vista sobre el gasto en defensa. En teoría, la revista es solo una plataforma para académicos, pero es inconcebible que este nivel de desacuerdo sobre un tema tan delicado pueda llevarse a cabo sin la coincidencia de opiniones --y más probablemente sin el respaldo activo-- de varios sectores del liderazgo. En efecto, los autores, algunos de los cuales aparentemente están a la vanguardia de las discusiones, están acostumbrados a expresar los puntos de vista en pugna cuando se discute una política dentro de la cúpula de poder, a veces haciendo circular nuevas ideas o incluso expresando con cuidado matices de oposición a la corriente actual, otra vez, casi con la certeza de contar con respaldo de alto nivel.
En ese sentido, durante las últimas dos décadas, ha habido episodios frecuentes que han surgido discusiones en las revistas sobre el valor del gasto en defensa, lo que ha obligado a quienes están a favor de dar a las industrias de defensa una porción más grande del pastel a justificar su posición de maneras que van más allá de los simples argumentos tradicionales sobre la necesidad de contar con fuerzas armadas sólidas. En pocas palabras, hay un argumento subyacente de que cuantos más fondos asigne el régimen a la defensa nacional, menos recursos podrá gastar para apuntalar y revitalizar la economía civil, dejando poco espacio para que se arraiguen ideas y medidas orientadas a las reformas. En los últimos años, los defensores del gasto en defensa se vieron obligados a demostrar cómo el dinero en el sector militar es bueno para la economía, ayuda a desarrollar otros sectores distintos de la defensa y estimula el crecimiento en general. Los opositores, a veces con increíble audacia, argumentan que el gasto en defensa es dinero que se pierde en un agujero y que, en realidad, socava el crecimiento económico.
En los últimos años, los defensores del gasto en defensa se vieron obligados a demostrar cómo el dinero en el sector militar es bueno para la economía, ayuda a desarrollar otros sectores distintos de la defensa y estimula el crecimiento en general. Los opositores, a veces con increíble audacia, argumentan que el gasto en defensa es dinero que se pierde en un agujero y que, en realidad, socava el crecimiento económico.
Ese debate fue muy evidente en el período de 2001 a 2005, por ejemplo, cuando los argumentos en disputa aparecieron en la revista económica y en las páginas del diario del partido, Rodong Sinmun, mientras los esfuerzos de Kim Jong Il por introducir nuevas políticas económicas orientadas a la reforma iban y venían [1].
Hubo un resurgimiento de artículos en Kyo'ngje Yo'ngu a partir de 2008 que otra vez abogaban por un enfoque más equilibrado y que, por lo tanto, implícitamente, daban menos énfasis al sector de defensa. Esto fue a pesar de la línea dura de Corea del Norte contra las reformas económicas dirigidas por el gabinete, que culminó en la "charla del 18 de junio" de Kim Jong Il en 2008 con altos funcionarios económicos estatales y del partido que parecían estar entorpeciendo estas reformas. [2] Incluso después del derrame cerebral de Kim Jong Il en agosto de ese año, cuando el país pareció inclinarse hacia una línea externa más dura, sobre todo en la cuestión nuclear, los argumentos a favor de seguir políticas económicas más equilibradas continuaron apareciendo en la revista. Hay muchas interpretaciones posibles para ello, pero podría sugerir que los esfuerzos de Kim para prepararse para su eventual sucesión política tuvieron dos puntos de apoyo: un escudo firme contra la presión externa y una nueva mirada a las formas de mejorar la economía para garantizar la posible transferencia de poder sin problemas.
Cada año, desde 2007 hasta 2010, hubo varios artículos en Kyo'ngje Yo'ngu que trataron principalmente o estuvieron dedicados con exclusividad a la industria de defensa y su correlación con otras industrias. Los artículos disminuyeron drásticamente a partir de 2011 para dar paso a más artículos sobre gestión económica, un tema que, a medida que se fue desarrollando, se vinculó cada vez más con las reformas. En otras palabras, sólo cuatro meses después del debut público de Kim Jong Un en 2010, y casi un año antes de la muerte de su padre en diciembre de 2011, la revista económica ya reflejaba un nuevo enfoque respecto que daba más espacio a las políticas económicas asociadas con la reforma y menos a las prioridades de defensa.
El debate en tres frentes
Créditos: Florencia Grieco
Primer frente. El tema más fácil de identificar en este debate general es el claro grito de dolor de aquellos que están con la espalda contra la pared tratando de mantener en pie la prioridad que una vez se le otorgó de forma automática al gasto en la industria de defensa.
En un artículo publicado a principios de 2010, los defensores del giro masivo de recursos económicos hacia el sector de defensa tuvieron que cambiar de posición. Argumentaron, aparentemente no de manera muy convincente, que el gasto en defensa no retrasó, sino que en realidad ayudó a estimular la economía y que los argumentos planteados en sentido contrario eran "unidimensionales":
La sabiduría popular dice que el desarrollo de la producción de municiones retrasó el desarrollo económico general. La base de esto es que las municiones no pueden volver a incorporarse al proceso de producción. Sin embargo, esto se basa en una mirada unidimensional. La industria de defensa nacional de la doctrina de “lo militar primero” (Songun) tiene el papel de liderar y promover vigorosamente el desarrollo económico general de las personas. [3]
Este tipo de referencias a un punto de vista "unidimensional" suele ser un signo de un debate subyacente. Los escritos de finales de 2010 parecían avanzar hacia el lado contrario. De manera típica, estos entraron en puntillas de pie en la discusión. En la superficie, reconocían la importancia de la industria de defensa, pero luego argumentaban, por ejemplo, que la industria de defensa dependía de un desarrollo previo de la industria pesada, rechazando implícitamente la idea de que al dar prioridad a la primera, se fortalecería la industria. Un artículo en el último número de 2010, después de una larga introducción que discutía la importancia de la industria de defensa, cambia de rumbo para argumentar lo contrario: que el país ya había alcanzado el nivel de "Estado militarmente poderoso", una bandera alrededor de la cual los reformistas se habían congregado durante mucho tiempo:
En la actualidad, la cuestión urgente en la lucha de nuestro pueblo por construir un Estado socialista poderoso es convertir nuestro país en un estado económicamente poderoso con fuertes capacidades económicas.
Nuestro país ya se ha elevado con confianza a la posición de Estado político e ideológico y militarmente poderoso bajo el sabio liderazgo del gran partido.
Por lo tanto, la cuestión que debe resolverse en la lucha de nuestro pueblo por construir un Estado poderoso en este momento es llevar el nivel de desarrollo de la productividad del país al nivel de un Estado económicamente poderoso.
Para elevar de manera decisiva el nivel de desarrollo de la productividad del país, [debemos] primero dar un impulso a los sectores líderes e industriales básicos de la economía popular, que están a cargo de los procesos líderes de producción social y que son los sectores básicos de todo el desarrollo industrial, como la industria de la maquinaria. [4]
Un artículo publicado en el Journal of Kim Il Sung University en 2015 parecía hacer un esfuerzo por abarcar las dos posiciones. Eliminó en gran medida el llamamiento a la eficacia económica de la industria de defensa nacional y volvió a un argumento anticuado que era inusualmente duro, dado que las reformas económicas clave de Kim Jong Un habían sido probadas y lanzadas para cuando se publicó el artículo. Argumentaba que el gasto militar era fundamental, ante todo, para proteger al país contra "los imperialistas", y citaba a Afganistán e Irak como ejemplos que deben evitarse a toda costa. Sin embargo, los tiempos aparentemente no permitieron que ese argumento se mantuviera solo, por lo que el autor se vio obligado a abordar la eficacia del gasto de defensa para el progreso económico general, en términos similares a lo que se había adelantado en Kyo'ngje Yo'ngu varios años antes:
El fortalecimiento de las capacidades de defensa nacional garantiza avances económicos rápidos al rejuvenecer toda la economía socialista mediante el desarrollo prioritario de la industria de defensa nacional (que) se basa en el desarrollo prioritario de la industria pesada. Por lo tanto, si avanzamos en la industria de defensa nacional, terminamos promoviendo el desarrollo prioritario de la industria pesada y, sobre la base del desarrollo prioritario de la industria pesada, también podemos avanzar rápidamente en la industria ligera y la agricultura.
En resumen, durante este período, quienes abogaban por un estatus especial para la industria de defensa nacional se vieron obligados a argumentar que la "producción de municiones" era en realidad una inversión productiva, algo que, con el tiempo, pagó dividendos en términos de progreso económico general.
Ocho años después, en enero de 2018, casi con certeza expresando implícitamente cierto nivel de oposición al cambio de Kim Jong Un hacia la "nueva línea estratégica" de "concentrar todos los esfuerzos" en la economía anunciada en abril de ese año, un duelo apareció entre los artículos en el mismo número de Kyo'ngje Yo'ngu. Uno, en apariencia tratando de evitar el cambio a esta nueva línea, defendió la posición más dura de que el gasto en defensa ayudó a estimular la economía. El otro sugirió la necesidad de desviar el énfasis en lo militar. Aunque el artículo anterior señalaba que “considerando los requisitos de la época actual, el esclarecimiento de la posición de la industria de defensa nacional surge como un tema particularmente importante”, en realidad no aclaró nada nuevo. En cambio, básicamente repitió el mismo argumento de 2010:
Según las nociones existentes, se ha considerado que los efectos de la producción de municiones sobre la producción civil ha sido limitante de los efectos sobre el desarrollo económico general. Esto se basó en el argumento de que las municiones no pueden introducirse nuevamente en el ciclo de reproducción y que la inversión en la producción de municiones es una inversión improductiva.
Esta referencia a las "nociones existentes" es una ventana para asomarse al nivel de descaro con que tiene lugar este debate bajo la superficie y que, por más indirectos que quienes abogan por reducir el gasto en defensa, en realidad tienen los guantes puestos. Nadie diría que la inversión en la producción de municiones es “improductiva” sin un respaldo de muy alto nivel.
Segundo frente. Una segunda parte del debate gira en torno a la cuestión de si la industria de defensa es parte o no de la industria pesada. No se trata simplemente de debates intelectuales estériles. Es un tema importante en el debate general sobre el lugar de la industria de defensa en el esquema económico general: se refiere a la parte del pastel que la industria de la defensa está consumiendo o debería consumir. Si la industria de la defensa se considera parte de la industria pesada, entonces el gasto en la industria de la defensa contribuye directamente al desempeño del sector de la industria pesada. En ese caso, no se puede acusar a la industria de defensa de quitarle recursos a un sector vital ya que, por definición, es en realidad parte de ese sector. A su vez, eso refuerza el argumento de que el gasto en la industria de defensa es una contribución al desarrollo económico. Aquellos que argumentan lo contrario están, en efecto, adoptando la línea mencionada anteriormente: que la inversión en la industria de defensa es improductiva; es decir, no aporta nada y es una pérdida neta para la economía.
No se trata simplemente de debates intelectuales estériles. Es un tema importante en el debate general sobre el lugar de la industria de defensa en el esquema económico general: se refiere a la parte del pastel que la industria de la defensa está consumiendo o debería consumir.
La afirmación de que “la industria pesada es la industria de defensa nacional y la industria de defensa nacional es la industria pesada” a veces se justifica argumentando que industrias como la maquinaria, metalífera y química caen tanto en el área de defensa como de la industria pesada. Un autor no dejó duda al respecto:
La industria de defensa nacional y la industria pesada están estrechamente entrelazadas porque son inseparables. La industria de defensa nacional se basa en la industria pesada, y el desarrollo de la industria de defensa nacional no puede pensarse al margen del desarrollo de la industria pesada. [5]
Aparentemente, este ha sido un argumento difícil de discutir, y no es inusual que sus defensores levanten un escudo protector haciendo parecer que apoyan la posición conservadora (o segura) para luego argumentar lo contrario. Por ejemplo, en 2008, la primera mitad de un artículo de Kyo'ngje Yo'ngu enfatizó en un lenguaje estándar el vínculo entre la industria de defensa y la industria pesada sólo para girar repentinamente hacia lo que parece ser su verdadero punto principal: los recursos de la industria pesada no deben apoyar sólo a la defensa nacional, sino que deberían extenderse a la industria ligera y la agricultura:
Todo esto muestra que el desarrollo de la industria pesada para la industria de defensa nacional sirve como dirección básica de la construcción de la industria pesada bajo la doctrina de “lo militar primero” (Songun).
A continuación, la dirección básica de la construcción de la industria pesada en la era “ lo militar primero” es convertir [la] en una industria pesada que dé un impulso vigoroso a la construcción económica socialista...
Desde este punto de vista, convertir la industria pesada en una industria pesada que impulse vigorosamente la construcción económica socialista significa convertir la industria pesada en una industria pesada que impulse activamente el desarrollo de la industria ligera y la agricultura. [6]
Tercer frente. El discurso de Pyongyang sobre la acumulación (inversión) y el consumo es un tercer campo de batalla vinculado inextricablemente, aunque no siempre de forma explícita, con el tema del gasto en defensa.
Las narrativas en tensión en Corea del Norte sobre la acumulación y el consumo se remontan a mediados de la década de 1950, cuando Kim Il Sung apoyaba la concentración en la industria pesada y la industria de defensa, mientras quienes se oponían a esa política lo acusaban de descuidar los medios de vida de la población. El núcleo de este debate nunca desapareció, aunque los argumentos de ambas partes han cambiado con el tiempo.
Los defensores de la acumulación piden invertir los recursos nacionales en la felicidad futura de la población, es decir, retrasando el consumo y fortaleciendo, en primer lugar, la defensa, y luego la industria básica (pesada) necesaria para producir maquinaria y los recursos necesarios para el uso final en la industria ligera y de bienes de consumo. Argumentan que el consumo sólo puede crecer mediante un aumento sistemático de la inversión.
Los partidarios del consumo, por otro lado, dan importancia a la satisfacción de las necesidades materiales más inmediatas de la población, en algunos casos argumentando que si se espera que las personas salgan en defensa de la nación, necesitan tener algo que defender. Argumentan que un enfoque excesivo en uno afectará negativamente al otro, ya que tanto la acumulación como el consumo utilizan el ingreso nacional. Advierten específicamente contra el gasto excesivo en acumulación (y la industria pesada entra en esa canasta) ya que reduce los recursos nacionales disponibles para satisfacer las necesidades inmediatas de la población, como los salarios de los trabajadores, lo que afecta negativamente el crecimiento de la producción.
En el pasado, durante períodos de discusión o debate dentro del liderazgo de Corea del Norte sobre las políticas de reforma económica o cuando el país se alejó de ellas, Kyo'ngje Yo'ngu publicó artículos que enfatizaban la acumulación para justificar un mayor gasto en defensa como inversión en la felicidad futura del pueblo. Por ejemplo, hubo un resurgimiento de artículos en la revista sobre el debate a partir de 2004, en sintonía con la "línea de construcción económica de la era de ‘lo militar primero’" de Kim Jong Il, que pedía hacer avanzar la industria de la defensa primero y, al menos retóricamente, desarrollar la industria ligera y la agricultura de forma simultánea. [7]
Los artículos de Kyo'ngje Yo'ngu sobre la acumulación y el consumo en la época de Kim Jong Un generalmente han enfatizado el equilibrio entre la acumulación y el consumo, y algunos han justificado explícitamente este curso planteando el impacto económico en términos optimistas:
En una sociedad socialista, la correlación entre acumulación y consumo exige consumir mientras se acumula y acumular mientras se consume sin ser parcial en ninguno de ellos. En una sociedad socialista, no puede haber contradicciones entre acumulación y consumo, ambos están orientados a promover el bienestar de las personas...
Cuando [construimos] con firmeza las bases materiales y técnicas socialistas, dirigiendo primero más fondos a la acumulación para fortalecer las bases productivas de los sectores líderes de la economía popular, los sectores industriales básicos, la industria ligera y la agricultura, podemos fortalecer los fundamentos de la economía financiera del país, acelerar el desarrollo económico general con [nuestros] propios fondos y mejorar rápidamente el nivel de vida de las personas. [8]
El discurso actual
A pesar de la declaración de Kim Jong Un en el Octavo Congreso del Partido en enero de continuar desarrollando nuevas armas y mejorar la fuerza de disuasión existente, no parece haber señales de que Corea del Norte vaya a retroceder significativamente en las reformas económicas para dejar espacio a un mayor énfasis en la industria de defensa. Los medios de comunicación estatales de Corea del Norte continúan adoptando el sistema de gestión de responsabilidad empresarial socialista (SERMS) y el "sistema de responsabilidad de la parcela", las principales medidas de reforma del país en los sectores industrial y agrícola, respectivamente.
Incluso el comentario de Kim Jong Un en una reunión reciente del Buró Político del partido de que "la misión de nuestra economía es satisfacer la demanda material de la gente", mientras enfatiza la importancia de la industria ligera, sonaba a priorizar el consumo por sobre la acumulación. [9]
Aunque Kyo'ngje Yo'ngu dejó de publicarse a principios de este año [2021], no esperamos que termine con ella la larga discusión interna en Corea del Norte sobre si el gasto en defensa es crucial o un lastre para la economía.
Traducción: Agustín Menéndez
Edición: Florencia Grieco
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente la opinión de CADAL.
Notas
[1] Robert L. Carlin y Joel S. Wit, “Preparation for Economic Reform”, The Adelphi Papers 46, no. 382 (2006): 27-52.
[2] Para obtener más información sobre el retroceso de las reformas económicas de Kim Jong Il, su "charla del 18 de junio" y las medidas antimercado que siguieron, consultar 한기범, 북한 의 경제 개혁 과 관료 정치 [Han Ki-beom, La reforma económica y política] (Seúl: Daewon Publishing, 2020), 176-205.
[3] Cita traducida de 리 춘일, "선군 시대 경제 건설 로선 에서 국방 공업 의 위치 와 역할" [Ri Ch'un-il, "La posición y el papel de la industria de defensa nacional en la línea de construcción económica de la era songun"] Kyo'ngje Yo'ngu 1, (enero de 2010).
[4] Cita traducida de 박순철, “현 시기 인민 경제 선행 부문, 기초 공업 부문 을 추켜 세울 데 대한 우리 당 경제 정책 의 정당성,” [Pak Sun-ch'o'l, “[Pak Sun-ch’o’l, “The Legitimacy of Our Party’s Economic Policy on Giving a Boost to the Leading Sectors and the Basic Industrial Sectors of the People’s Economy at the Present Time”] Kyo’ngje Yo’ngu 4, (octubre de 2010).
[5] O'm Kyo'ng-ch'o'l, "El fortalecimiento de las capacidades de defensa nacional es el asunto de Estado de los asuntos estatales".
[6] Cita traducida de 류운 출, “선군 시대 중공업 건설 의 기본 방향,” [Ryu Un-ch'ul, “Dirección básica de la construcción de la industria pesada en la era “primero lo militar””] Kyo'ngje Yo'ngu 4, octubre 2008.
[7] Han Ki-beom, 128-130.
[8] Cita traducida de 박혁, "축적 과 소비 의 균형 의 법칙 을 정확히 구현 하는 것은 사회주의 재정 의 중요한 임무," [Pak Hyo'k, "Materializar con precisión la ley del equilibrio entre acumulación y consumo es un deber importante de las finanzas socialistas" ] Kyo'ngje Yo'ngu 1, (enero de 2016).
[9] “Tercera Reunión Ampliada del Buró Político del 8 ° C.C., WPK celebrada”, Rodong Sinmun, 3 de septiembre de 2021.
Bob Carlin es miembro no residente del Stimson Center y profesor visitante en la CISAC (Center for International Security and Cooperation). Ha estudiado Corea del Norte desde 1974 y ha realizado más de 30 viajes allí. Fue asesor en la Organización de Desarrollo de Energía de la Península de Corea (KEDO) de 2002 a 2006 y antes, entre 1989 y 2002, fue jefe de la División del Noreste de Asia del Departamento de Estado de Estados Unidos y como asesor del embajador especial para las conversaciones con Corea del Norte participó en todas las fases de las negociaciones entre Estados Unidos y la República Popular Democrática de Corea. Previamente fue analista en la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Rachel Minyoung Lee es becaria del programa 38 North en el Stimson Center, es experta en Corea del Norte y fue analista de la CIA entre 2000 y 2019. Actualmente es columnista y referente en el tema para los principales medios de comunicación, entre los que se incluyen The Washington Post, The Wall Street Journal y The Financial Times. Lee realizó sus estudios de grado y posgrado en la Universidad de Corea.