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Corea del Norte bajo la lupa

25-04-2022

Qué lecciones pueden aprender los surcoreanos de la guerra en Ucrania

¿Cómo influye la invasión rusa en la situación siempre tensa entre las dos Coreas? Uno de los militares más condecorados de Corea del Sur analiza los dilemas y las opciones de su país ahora que Corea del Norte se siente reafirmada en su voluntad de recuperar el control sobre la península coreana: de la alianza entre Seúl y Washington y la presencia de tropas estadounidenses en su territorio a la renovada amenaza nuclear y la confirmación de que la guerra con fines políticos ya no es imposible.
Por In-Bum Chun (Teniente General R)
Soldados norcoreanos (de frente) y surcoreanos (de espaldas) en la línea de frontera entre las dos Coreas.

(38 North) Cuando los disparos de artillería y los primeros misiles alcanzaron los objetivos en Ucrania el 24 de febrero de 2022, los ciudadanos surcoreanos estaban almorzando. Los temas de aquel día eran las elecciones presidenciales en Corea del Sur en menos de dos semanas y la situación cambiante del COVID-19. Los medios de comunicación surcoreanos demoraron hasta última hora de la tarde en darse cuenta de que se había lanzado un ataque a gran escala contra el pueblo ucraniano, pero la invasión rusa les ha recordado a los ciudadanos su propia situación precaria y los peligros de seguridad que enfrentan. Sin embargo, el estado de ánimo de la sociedad surcoreana es calmo, lo que podría deberse más a la resignación de los ciudadanos a su destino que a una señal de confianza en su propia capacidad para manejar la situación.

Ucrania y las elecciones presidenciales

La determinación del pueblo ucraniano y el liderazgo del presidente Volodymyr Zelensky han inspirado a muchos surcoreanos, haciéndose eco de cómo su propia libertad tuvo un precio alto. Es un claro recordatorio de que la Guerra de Corea, que comenzó en 1950, aún no ha terminado. Si bien hay muchos en Corea del Sur que buscarían la paz por encima de cualquier otra cosa, la mayoría recordamos los enormes sacrificios realizados durante la Guerra de Corea para ganar nuestra propia libertad de la tiranía del Norte y sentimos empatía por Ucrania.

Dado que la invasión rusa ocurrió en un momento crucial de las elecciones presidenciales de Corea del Sur, los ciudadanos estaban divididos en cómo entender mejor la guerra en Ucrania, cómo debería responder Corea del Sur y cómo esto se relaciona todo con la amenaza de Corea del Norte. Inicialmente, el gobierno progresista de Moon Jae-in titubeó al dar su propia respuesta. En lugar de hacer una declaración clara y fuerte contra la violencia que Rusia estaba ejerciendo sobre Ucrania, Moon parece haber estado más preocupado por su relación con Vladimir Putin y por preservar las relaciones económicas. Otro ejemplo de las prioridades políticas que prevalecen por sobre el sentido común fueron los comentarios del candidato progresista Lee Jae-myoung sobre Volodymyr Zelensky al decir que Zelensky había “impulsado el ataque de los rusos porque era un novato en política, con apenas seis meses de experiencia como político, y eso lo llevó a pedir públicamente la membresía en la OTAN”. Más tarde se disculpó por los comentarios, que parecían tener como objetivo real señalar las posibles consecuencias de la inexperiencia del candidato presidencial Yoon Suk-yeol. Dicho esto, los conservadores no fueron mejores al condenar a Putin, a excepción de que usaron un lenguaje más fuerte para denunciar el ataque.

Corea del Sur se enfrenta a la realidad de que el mundo está cambiando para peor y que tratar de mantener un equilibrio entre las grandes potencias es más que difícil; es, en realidad, imposible cuando se comercia con países que tienen intereses en conflicto. Sin embargo, mientras muchas naciones se encuentran en una situación similar, Corea del Sur tiene una relación única y fundamental con Estados Unidos para garantizar su propia seguridad.

Lecciones en curso

En mi opinión, para la mayoría de los surcoreanos, la guerra en Ucrania ha resaltado la importancia de la alianza con Estados Unidos y la necesidad de fortalecer las capacidades militares de Corea del Sur, ya que estos dos factores sirven como garantías para la paz en la península coreana. Sin duda, los surcoreanos siguen de cerca las acciones de Estados Unidos, que por el momento parecen ser mesuradas y efectivas. Estados Unidos ha contenido a los rusos en las fronteras de Ucrania al tiempo que suministra masivamente armas e implementa un bloqueo económico efectivo contra Rusia. Algo de lo que los surcoreanos están seguros es que la diferencia entre la guerra y la paz, especialmente con un adversario más grande que posee armas nucleares, es la presencia de tropas estadounidenses en su territorio. Creo que el cálculo del costo-beneficio de tener tropas estadounidenses en Corea debe ser una parte central de las lecciones de esta guerra en curso en Europa del Este.

Corea del Sur se enfrenta a la realidad de que el mundo está cambiando para peor y que tratar de mantener un equilibrio entre las grandes potencias es más que difícil; es, en realidad, imposible cuando se comercia con países que tienen intereses en conflicto.

Una consecuencia de esta idea es la importancia de tener el Comando de las Naciones Unidas (UNC) en Corea. Corea del Norte alega que esa presencia es ilegal y que en realidad se trata de una organización militar estadounidense que promueve esos intereses en la península coreana. La administración Moon no ha apoyado el relanzamiento de ese Comando y vio sus actividades con desconfianza, como una forma de mantener el armisticio entre las dos Coreas. Esta línea de pensamiento está muy extendida entre los progresistas de Corea del Sur y es peligrosa, por decir lo menos. La guerra en Ucrania ha demostrado cuán difícil, si no imposible, es llevar adelante un esfuerzo militar internacional que cuente con el apoyo de las Naciones Unidas. Por otro lado, la República de Corea ya cuenta con un mandato de la ONU que garantiza la seguridad del pueblo surcoreano. Aunque Corea del Norte no descarta un ataque a una organización de este tipo, a los surcoreanos les resulta difícil entender esa lógica.

Muchos progresistas en Corea del Sur creen que, dado que Corea del Norte no amenaza la propia seguridad, no hay de qué preocuparse. Su lógica es que Pyongyang tiene armas nucleares solo con fines defensivos y que sólo se usarían contra los surcoreanos si los provocan. Ven a Corea del Norte como un país empobrecido que no puede llevar adelante una guerra contra la República de Corea, que tiene el sexto ejército más grande del mundo. Sin embargo, es una idea ingenua en tanto supone que Corea del Sur no depende de que organizaciones como el Comando de la ONU sean parte de las relaciones intercoreanas y da por sentada la presencia de las fuerzas estadounidenses en la península. La guerra en Ucrania echa luz sobre la dura realidad de que las dictaduras como Corea del Norte, Rusia y China pueden iniciar una guerra y usar la violencia para lograr objetivos políticos, especialmente cuando estas cuentan con armas nucleares.

Por otro lado, los conservadores de Corea del Sur parecen subestimar los instintos de supervivencia de la familia Kim y la asombrosa resistencia del régimen de Corea del Norte. El principal error de los dos últimos gobiernos conservadores de Corea del Sur fue pensar que Kim Jong Un no iba a sostenerse, subestimando así la determinación y la capacidad del Norte.

Los sectores progresistas en Corea del Sur ven a Corea del Norte como un país empobrecido que no puede llevar adelante una guerra contra la República de Corea; los conservadores parecen subestimar los instintos de supervivencia de la familia Kim y la asombrosa resistencia del régimen norcoreano.

Los surcoreanos entendieron de inmediato de que la invasión rusa de Ucrania los afectaría de una forma u otra, pero no era claro cuáles serían las ramificaciones reales en su vida diaria. Luego, deliberadamente o por coincidencia, Corea del Norte realizó pruebas que, afirmaba, estaban relacionadas con el desarrollo de satélites de reconocimiento, en clara violación del derecho internacional. A pesar de las claras advertencias, no hay duda de que Corea del Norte lanzará o testeará un "satélite" muy pronto. La tecnología satelital es un medio para mejorar sus misiles balísticos intercontinentales (ICBM) y es una amenaza directa a Estados Unidos. Además, Corea del Norte también ha lanzado misiles balísticos intercontinentales, sea el nuevo Hwasong-17 o el antiguo Hwasong-15, en las últimas semanas, que constituyen las primeras pruebas desde 2017.

Pareciera que Kim Jong Un está apostando a que la preocupación de Estados Unidos por la guerra en Ucrania, por no hablar de la actual parálisis del Consejo de Seguridad de la ONU, da a Corea del Norte una oportunidad para realizar estas actividades con pocas consecuencias. Incluso si Kim logra sus objetivos, será al precio de la buena fe que se construyó durante el proceso diplomático en los últimos cinco años y servirá para fortalecer la posición de los Estados Unidos y la República de Corea. Los conservadores de Corea del Sur ya se han comprometido con ejercicios a gran escala, lo cual aumentará las tensiones en la península coreana.

La reanudación de las actividades nucleares de Corea del Norte no es el único problema, ya que también está llevando adelante un programa activo para seguir desarrollando sus armas tácticas. Continúa armándose con sistemas portátiles de defensa aérea SA-16 (MANPADS), que son similares al altamente efectivo misil estadounidense Stinger, junto con su propia versión del Kornet, el misil antitanque Bulsae, que rivaliza con el misil antitanque Javelin de Estados Unidos. Estos sistemas no son nuevos, pero la guerra en Ucrania revela la efectividad de estas armas contra un ejército superior. Tanto Ucrania como Rusia han pedido a los combatientes internacionales que se unan a la lucha, y miles se han ofrecido como voluntarios en ambos lados de la guerra. Rusia también ha solicitado el apoyo logístico chino, aunque parece poco probable que se limite a este ámbito. Vale la pena considerar la posibilidad de que un contingente norcoreano camuflado como chino, o incluso mostrándose abiertamente norcoreano, ayude a los rusos a cambio de experiencia tecnológica y de primera mano en áreas como la piratería cibernética.

La reanudación de las actividades nucleares de Corea del Norte no es el único problema, ya que también está llevando adelante un programa activo para seguir desarrollando sus armas tácticas.

Finalmente, Corea del Sur necesita darse cuenta de la importancia de tener autoridad moral en una guerra. Recientemente, se discutió en la campaña electoral el uso de la opción del “ataque preventivo” (first strike). Si los ucranianos hubieran realizado un ataque preventivo contra Rusia, se plantearía si la Unión Europea, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Estados Unidos podrían haber brindado a Ucrania el apoyo que vemos ahora.

Los surcoreanos entienden que las sanciones económicas impuestas a Rusia son integrales y, a pesar de los efectos dominó que estas sanciones tendrán en la economía mundial, son necesarias para ayudar a Ucrania y presionar a Rusia para que ponga fin a su agresión. No obstante, cuando la inflación golpee, le hará saber a la República de Corea cuál debería ser su postura en el mundo, cuán estrechamente conectadas están las cosas y por qué el papel de un país intermedio conlleva tanto prestigio como responsabilidad. Dos conclusiones que Corea del Sur debe considerar: qué necesita hacer para fortalecer la alianza con Estados Unidos y cuáles deberían ser sus prioridades en términos de modernización militar.

Sin embargo, la lección más importante para Corea del Sur en este momento es: si quieren la paz, deben prepararse para la guerra.

Traducción: Agustín Menéndez
Edición: Florencia Grieco

Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente la opinión de CADAL.

 

In-Bum Chun (Teniente General R)
El teniente general In-Bum Chun sirvió 38 años en el Ejército de Corea del Sur y se retiró en 2016. Fue miembro visitante en el Centro de Estudios de Políticas de Asia Oriental de la Institución Brookings, investigador visitante en Estados Unidos del Instituto de Corea en SAIS, Universidad de Johns Hopkins y miembro visitante en la Escuela de Asuntos Internacionales Sam Nunn, Georgia Tech. Integró el departamento de Asuntos Civiles Militares/Dirección de Operaciones Estratégicas de las fuerzas internacionales en Irak y el Comando de Fuerzas Combinadas de la República de Corea. Fue comandante del Comando de Guerra Especial de la República de Corea y comandante adjunto del Primer Ejército de la República de Corea. Como uno de los oficiales más condecorados en la historia militar de la República de Corea, sus premios incluyen tres Legiones al Mérito de Estados Unidos, una Medalla de Estrella de Bronce de Estados Unidos y la Medalla USSOCOM.
 
 
 

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