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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos
Derechos humanos y diplomacia
Durante aquellas horas más oscuras que finalmente fueron reconocidas entre las horas más relucientes, varios miembros de los cuerpos diplomáticos se pararon junto al Herald en la defensa a la democracia y el estado de derecho. Al homenajear al Buenos Aires Herald, la embajadora estadounidense Vilma Martínez también estaba homenajeando a aquellos diplomáticos que estuvieron de pie junto al diario.Por Robert Cox
Durante los días más sucios de la “Guerra Sucia” hubo momentos en que la simple decencia humana derrotaba al mal. Recordé esos momentos el martes cuando la embajada de EE.UU. realizó una recepción al mediodía para homenajear a este diario mientras se prepara para cumplir su 135 aniversario el mes próximo.
Los embajadores de países angloparlantes fueron especialmente invitados. Puede haber sido un gesto cordial, pero para mí estaba lleno de importancia. Durante aquellas horas más oscuras que finalmente fueron reconocidas entre las horas más relucientes, varios miembros de los cuerpos diplomáticos se pararon junto al Herald en la defensa a la democracia y el estado de derecho.
La recepción, que reunió a embajadores, funcionarios de embajadas y miembros de la comunidad estadounidense con ejecutivos, editores y periodistas del diario, me dio la oportunidad de homenajear a F. Allen (Tex) Harris, el diplomático estadounidense que estructuró la política de derechos humanos del Presidente Jimmy Carter en Argentina.
Poco después de llegar a Buenos Aires en 1977 como un joven funcionario político decidió averiguar lo que estaba sucediendo. En aquellos días, la siniestra palabra desaparecido se murmuraba pero no se hablaba abiertamente del tema. Tex se encargó de documentar unas 10000 desapariciones.
Puede que nunca sepamos cuántas vidas salvó, pero sabemos que los esfuerzos de este hombre, este diplomático que arriesgó su carrera y probablemente su vida para hacer lo correcto, cambió la diplomacia. F. Allen Harris erigió una marca y estableció una piedra fundacional. Hoy los derechos humanos son un elemento importante en la política exterior y, por supuesto, en la diplomacia. La política de la era de Carter y la determinación y la dedicación hacia los derechos humanos venía de Washington en la persona de la Prosecretaria de Derechos Humanos Patt Derian, pero fue Tex quien le dio a la política la dimensión humana. Lo cuenta como fue en este link: http://www.usdiplomacy.org/downloads/pdf/excellence/Harris2005.pdf
Entonces fue Raoul Wallenberg el diplomático sueco quien, al entregar pasaportes, salvó a decenas de miles de judíos húngaros del exterminio. Wallenberg mismo es “un desaparecido”. Fue capturado por tropas soviéticas y no se lo volvió a ver.
Al homenajear al Buenos Aires Herald, la embajadora estadounidense Vilma Martínez también estaba homenajeando a aquellos diplomáticos que estuvieron de pie junto al diario. Estaba honrando a los diplomáticos ingleses quienes probablemente me salvaron el pescuezo al recomendarme para una Orden del Imperio Británico (OBE). Estaba homenajeando a Dwight Fulford, el embajador canadiense cuya historia aún debe ser contada en forma completa pero cuya calidez y humanidad están esculpidas en mi memoria. Estaba homenajeando a Karl-Anders Wolter, el embajador sueco que ofreció escoltarme a mí y a mi familia hasta el aeropuerto en una caravana de vehículos con placas diplomáticas cuando fuimos obligados a partir. Estaba homenajeando al embajador irlandés Wilfred Lennon que salvó a Patrick Rice, un sacerdote obrero que se transformó en ícono del movimiento de los derechos humanos. Estos son sólo algunos entre un noble cuerpo de hombres y mujeres de varios países democráticos que hicieron una diferencia en Argentina al seguir las huellas de Wallenberg y al cruzar valientemente los límites del protocolo diplomático.
Será un proyecto de largo plazo de esta columna el contar sus historias.
Acepto información de lectores acerca de diplomáticos que defendieron y protegieron los derechos humanos durante la “Guerra Sucia”. Por favor, escribirme al Buenos Aires Herald, San Juan 141, (1063) CABA o por correo electrónico a bobc59@gmail.com
Este artículo fue originalmente publicado en inglés en el diario Buenos Aires Herald, el domingo 21 de agosto de 2011.
Traducción de Hernán Alberro.
Robert CoxEs un periodista británico que se desempeñó como editor del periódico Buenos Aires Herald, destinado a la comunidad británica en la Argentina. Cox se destacó por su valor frente a la dictadura militar que entre 1976 y 1983 impuso un régimen de terrorismo de Estado en ese país. Él mismo fue detenido ilegalmente y debió abandonar Argentina en 1979 ante la inminencia de su desaparición. Radicado en Charleston, Carolina del Sur, Estados Unidos, llegó a ser subdirector del periódico Daily News and Courier, medio principal del grupo propietario del Buenos Aires Herald. En 2005 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires lo distinguió por su valor como periodista durante la dictadura militar. Fue distinguido con la Orden del Imperio Británico y el Premio María Moors Cabot.
Durante los días más sucios de la “Guerra Sucia” hubo momentos en que la simple decencia humana derrotaba al mal. Recordé esos momentos el martes cuando la embajada de EE.UU. realizó una recepción al mediodía para homenajear a este diario mientras se prepara para cumplir su 135 aniversario el mes próximo.
Los embajadores de países angloparlantes fueron especialmente invitados. Puede haber sido un gesto cordial, pero para mí estaba lleno de importancia. Durante aquellas horas más oscuras que finalmente fueron reconocidas entre las horas más relucientes, varios miembros de los cuerpos diplomáticos se pararon junto al Herald en la defensa a la democracia y el estado de derecho.
La recepción, que reunió a embajadores, funcionarios de embajadas y miembros de la comunidad estadounidense con ejecutivos, editores y periodistas del diario, me dio la oportunidad de homenajear a F. Allen (Tex) Harris, el diplomático estadounidense que estructuró la política de derechos humanos del Presidente Jimmy Carter en Argentina.
Poco después de llegar a Buenos Aires en 1977 como un joven funcionario político decidió averiguar lo que estaba sucediendo. En aquellos días, la siniestra palabra desaparecido se murmuraba pero no se hablaba abiertamente del tema. Tex se encargó de documentar unas 10000 desapariciones.
Puede que nunca sepamos cuántas vidas salvó, pero sabemos que los esfuerzos de este hombre, este diplomático que arriesgó su carrera y probablemente su vida para hacer lo correcto, cambió la diplomacia. F. Allen Harris erigió una marca y estableció una piedra fundacional. Hoy los derechos humanos son un elemento importante en la política exterior y, por supuesto, en la diplomacia. La política de la era de Carter y la determinación y la dedicación hacia los derechos humanos venía de Washington en la persona de la Prosecretaria de Derechos Humanos Patt Derian, pero fue Tex quien le dio a la política la dimensión humana. Lo cuenta como fue en este link: http://www.usdiplomacy.org/downloads/pdf/excellence/Harris2005.pdf
Entonces fue Raoul Wallenberg el diplomático sueco quien, al entregar pasaportes, salvó a decenas de miles de judíos húngaros del exterminio. Wallenberg mismo es “un desaparecido”. Fue capturado por tropas soviéticas y no se lo volvió a ver.
Al homenajear al Buenos Aires Herald, la embajadora estadounidense Vilma Martínez también estaba homenajeando a aquellos diplomáticos que estuvieron de pie junto al diario. Estaba honrando a los diplomáticos ingleses quienes probablemente me salvaron el pescuezo al recomendarme para una Orden del Imperio Británico (OBE). Estaba homenajeando a Dwight Fulford, el embajador canadiense cuya historia aún debe ser contada en forma completa pero cuya calidez y humanidad están esculpidas en mi memoria. Estaba homenajeando a Karl-Anders Wolter, el embajador sueco que ofreció escoltarme a mí y a mi familia hasta el aeropuerto en una caravana de vehículos con placas diplomáticas cuando fuimos obligados a partir. Estaba homenajeando al embajador irlandés Wilfred Lennon que salvó a Patrick Rice, un sacerdote obrero que se transformó en ícono del movimiento de los derechos humanos. Estos son sólo algunos entre un noble cuerpo de hombres y mujeres de varios países democráticos que hicieron una diferencia en Argentina al seguir las huellas de Wallenberg y al cruzar valientemente los límites del protocolo diplomático.
Será un proyecto de largo plazo de esta columna el contar sus historias.
Acepto información de lectores acerca de diplomáticos que defendieron y protegieron los derechos humanos durante la “Guerra Sucia”. Por favor, escribirme al Buenos Aires Herald, San Juan 141, (1063) CABA o por correo electrónico a bobc59@gmail.com
Este artículo fue originalmente publicado en inglés en el diario Buenos Aires Herald, el domingo 21 de agosto de 2011.
Traducción de Hernán Alberro.