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Análisis Latino
Que gane “el más mejor”: Mérito y competencia en el Chile de hoy
En Que gane ''el más mejor”: Mérito y competencia en el Chile de hoy, Engel, un economista que ahora enseña en la Universidad de Yale, y Navia, un politólogo de la Universidad de Nueva York, escribieron un libro que, a primera vista, parece un texto de políticas públicas. Pero, en realidad, este libro es también un poderoso ensayo que trata algunas de las deficiencias más profundas en la política, los mercados, las instituciones económicas y la cultura chilenas.
Por Oscar Landerretche
Por Eduardo Engel y Patricio Navia
Santiago : Random House Mondadori S.A, 2006
Reseña de Oscar Landerretche
Fuente: www.americasquarterly.org
Los chilenos, a pesar de nuestra fanfarronería y las frecuentes alabanzas que recibimos del exterior, en realidad estamos bastante decepcionados con nuestros logros como nación. Esta esquizofrenia nacional es sorprendente en una nación que tiene indicadores semejantes a los de un país europeo de ingresos medio-altos excepto por su PBI per capita: una democracia liberal estable, bajos niveles de corrupción, una economía abierta manejada por socialistas modernos, y la que para muchos es considerada la economía con mejor manejo macroecon ómico del mundo. Sin embargo, el sentimiento general entre los chilenos es que somos perdedores, que nuestros atletas carecen de ganas, que nuestros empresarios son rentistas perezosos, que nuestros políticos son cínicos oligarcas, y que nuestros trabajadores son medio haraganes. La sociedad chilena, creemos, es esclerótica e inmóvil, integrada por individuos conformistas que prefieren la seguridad antes que la oportunidad.
En esencia, uno tendría la impresión de que creemos que carecemos del atributo más importante de los tiempos modernos: el impulso competitivo.
Eduardo Engel y Patricio Navia, dos de los más prestigiosos académicos chilenos, culpan de esta psicosis nacional a los cuellos de botella en nuestro desarrollo económico y político. En Que gane “el más mejor”: Mérito y competencia en el Chile de hoy , Engel, un economista que ahora enseña en la Universidad de Yale, y Navia, un politólogo de la Universidad de Nueva York, escribieron un libro que, a primera vista, parece un texto sobre políticas públicas. Pero, en realidad, este libro es también un poderoso ensayo que trata algunas de las deficiencias más profundas en la política, los mercados, las instituciones económicas y la cultura chilenas.
Engel y Navia, comienzan argumentando que las cosas están cambiando. Argumentan que la nueva generación parece mucho más dispuesta a desafiar los privilegios y la complacencia de un Chile más viejo, jerárquico y de clases. También argumentan que esta complacencia es el tema central de la política contemporánea de Chile. Su libro, aborda los desafíos regulatorios e institucionales que enfrenta la agenda política de esta nueva generación. Creo que ellos sobre interpretan algunos de los cambios que observan en Chile; pero aún así, creo tienen un punto.
No es coincidencia que los autores sean dos de las figuras más destacadas de la nueva generación de académicos en el país. Cercanos a la gobernante coalición de centroizquierda pero políticamente independientes, Engel y Navia pertenecen al nuevo grupo de demócratas liberales y tecnócratas pro mercado que surgieron del complicado escenario político de Chile. Ambos autores son defensores públicos de la nueva administración de la Presidenta Michelle Bachelet y estuvieron estrechamente asociados al gobierno anterior de Ricardo Lagos. Las primeras versiones de este libro tenían como coautores a Andrés Velasco (actual Ministro de Hacienda) y Pablo Halpern (actual alto funcionario de la oficina de comunicaciones de la Presidencia), por tanto el texto refleja en parte las visiones políticas de algunos de los dem ó cratas liberales integran la Concertación gobernante.
Un poco de historia política es crucial para comprender el libro y sus autores. La Concertación gobernante es una coalición de Demócratas Cristianos y Socialistas formada con el fin de ejercer oposición a la tiranía de Augusto Pinochet. Las raíces ideológicas de la coalición son comunitaristas, colectivistas, estatistas y revolucionarias. Sin embargo, la estrategia política del bloque político ha sido contrarrestar el poder militar, mediático y económico de la derecha. La Concertación ha ganado con éxito todas las elecciones que se realizaron en los últimos veinte años. Durante estos años el poder, la coalición ha generado un grupo de tecnócratas y economistas, muchos de los cuales estudiaron en Estados Unidos, que fusionan la convicción democrática con una mayor fe en el mercado.
Este libro es, en efecto, un primer intento de escribir un manifiesto democrático liberal para Chile. Dirigido principalmente a un público local, el texto se refiere con frecuencia a hechos domésticos que el extranjero pudo no haber oído nunca, y su detallada descripción de los problemas de las políticas públicas chilenas podría ser una lectura densa para quien se inicia en el tema. Sin embargo, la prosa del libro es lo suficientemente ágil para que un lector educado, con un mínimo conocimiento de la política e historia chilenas, le encuentre de gran valor.
A lo largo del manifiesto se percibe la necesidad de los autores de destacar las diferencias ideológicas entre los demócratas liberales chilenos y el núcleo ideológico tradicional de la Concertación . Los concertacionistas tradicionales creen que los partidos políticos y los sindicatos disciplinados y efectivos son la única forma efectiva de contrarrestar al poder capitalista. Los ciudadanos fuertes y organizados capaces de lograr la victoria en las elecciones (y, de ser necesario, en la calle) han sido considerados los instrumentos más efectivos para acumular el poder necesario para regular el capitalismo. Los demócratas liberales consideran que esta estrategia tiene tres fallas: genera rigidez en el mercado e ineficiencia económica; es imposible de sostener en la actual economía global; y promueve un pensamiento obediente y no creativo. Si bien esta ruta tradicional hacia el poder ha sido efectiva para redistribuir el ingreso, los fundamentos estructurales del poder y la riqueza en Chile continúan inalterados a pesar de las dos décadas de predominio de la Concertación.
En los capítulos uno y dos, Engel y Navia exploran las razones para la falta de competencia en la política chilena dentro de y entre los partidos políticos. De hecho, sugieren que hay un equilibrio inestable entre la estructura política jerárquica y no competitiva de la coalición gobernante y la estructura económica privilegiada y oligárquica que domina la comunidad empresarial. Hasta el momento, esta estabilidad, generada con base en la negociación continua, le ha funcionado a Chile. No sólo ha sostenido el crecimiento y asegurado el gasto en servicios sociales, sino que también sirvió como la base para la transición hacia la democracia. No obstante, en la actualidad dicha estabilidad obstaculiza el desarrollo político y económico. Engel y Navia proponen un cambio hacia una sociedad competitiva y meritocrática que promueva partidos políticos abiertos y transparentes y mercados competitivos y eficientes.
¿Cómo se puede lograr? En los capítulos subsiguientes, Engel y Navia se centran en el papel del Estado para proteger a los consumidores, promover la competencia, regular los mercados y ocuparse del sistema educativo desigual y los mercados laborales discriminatorios. Estos capítulos demuestran cómo, siendo demócratas liberales, los autores comparten valores centrales de los Socialistas y los Demócratas Cristianos, mostrando correctamente como la centroizquierda en Chile ha sido – en la jerga de Rajan y Zagales – “pro mercado”, mientras que la oposición conservadora ha sido “pro empresas”.
Al libro le faltan tres discusiones relevantes relacionadas con este tema. Primero, hubiera sido útil que los autores discutieran el papel de la redes de protección social en la promoción de la competencia. La progresividad de las pensiones en Chile y sus sistemas de salud y desempleo – para los cuales los liberales democráticos han brindado el marco técnico – son las reformas que ha mantenido la competitividad de Chile. También falta una discusión sobre la meritocracia en los mercados de capitales. Por último, el libro podría haberse ocupado de la falta de competencia en los medios. Hasta la actualidad, los empresarios conservadores han sido capaces de limitar efectivamente la publicidad y el acceso a recursos para los periódicos de la centroizquierda.
Una de las características más atractivas de este libro es la manera en que vincula a la política y la economía. El hilo conductor del texto es el argumento de que una mayor competencia y el desarrollo de estructuras basadas en el mérito pueden transformar a una sociedad esclerótica y socialmente inmóvil. Desde el punto de vista de Engel y Navia (como la mayoría de los demócratas liberales chilenos y los socialdemócratas como yo), este es el único camino efectivo y sostenible hacia la justicia social en nuestro país. Semejante cambio desataría el impulso competitivo natural de los chilenos como ciudadanos, consumidores, actores políticos y emprendedores. Semejante cambio es esencial para que Chile pueda continuar siendo globalmente competitivo. Quizás más importante aún, con el tiempo, daría a todos los chilenos algo de lo cual seguir jactándose.
Notas finales:
Rajan, Raghuram and Luigi Zingales, Saving Capitalism from the Capitalists , ( New York : Crown Business, 2003).
Oscar Landerretche es profesor del Departamento de Economía, Universidad de Chile.
Esta reseña fue originalmente publicada en inglés en Americas Quarterly, Spring 2007, con el título”Manifiesto liberal democrático desde el fin del mundo”.
Traducción de Hernán Alberro.
Oscar LanderretcheOscar Landerretche es profesor del Departamento de Economía, Universidad de
Chile.
Por Eduardo Engel y Patricio Navia
Santiago : Random House Mondadori S.A, 2006
Reseña de Oscar Landerretche
Fuente: www.americasquarterly.org
Los chilenos, a pesar de nuestra fanfarronería y las frecuentes alabanzas que recibimos del exterior, en realidad estamos bastante decepcionados con nuestros logros como nación. Esta esquizofrenia nacional es sorprendente en una nación que tiene indicadores semejantes a los de un país europeo de ingresos medio-altos excepto por su PBI per capita: una democracia liberal estable, bajos niveles de corrupción, una economía abierta manejada por socialistas modernos, y la que para muchos es considerada la economía con mejor manejo macroecon ómico del mundo. Sin embargo, el sentimiento general entre los chilenos es que somos perdedores, que nuestros atletas carecen de ganas, que nuestros empresarios son rentistas perezosos, que nuestros políticos son cínicos oligarcas, y que nuestros trabajadores son medio haraganes. La sociedad chilena, creemos, es esclerótica e inmóvil, integrada por individuos conformistas que prefieren la seguridad antes que la oportunidad.
En esencia, uno tendría la impresión de que creemos que carecemos del atributo más importante de los tiempos modernos: el impulso competitivo.
Eduardo Engel y Patricio Navia, dos de los más prestigiosos académicos chilenos, culpan de esta psicosis nacional a los cuellos de botella en nuestro desarrollo económico y político. En Que gane “el más mejor”: Mérito y competencia en el Chile de hoy , Engel, un economista que ahora enseña en la Universidad de Yale, y Navia, un politólogo de la Universidad de Nueva York, escribieron un libro que, a primera vista, parece un texto sobre políticas públicas. Pero, en realidad, este libro es también un poderoso ensayo que trata algunas de las deficiencias más profundas en la política, los mercados, las instituciones económicas y la cultura chilenas.
Engel y Navia, comienzan argumentando que las cosas están cambiando. Argumentan que la nueva generación parece mucho más dispuesta a desafiar los privilegios y la complacencia de un Chile más viejo, jerárquico y de clases. También argumentan que esta complacencia es el tema central de la política contemporánea de Chile. Su libro, aborda los desafíos regulatorios e institucionales que enfrenta la agenda política de esta nueva generación. Creo que ellos sobre interpretan algunos de los cambios que observan en Chile; pero aún así, creo tienen un punto.
No es coincidencia que los autores sean dos de las figuras más destacadas de la nueva generación de académicos en el país. Cercanos a la gobernante coalición de centroizquierda pero políticamente independientes, Engel y Navia pertenecen al nuevo grupo de demócratas liberales y tecnócratas pro mercado que surgieron del complicado escenario político de Chile. Ambos autores son defensores públicos de la nueva administración de la Presidenta Michelle Bachelet y estuvieron estrechamente asociados al gobierno anterior de Ricardo Lagos. Las primeras versiones de este libro tenían como coautores a Andrés Velasco (actual Ministro de Hacienda) y Pablo Halpern (actual alto funcionario de la oficina de comunicaciones de la Presidencia), por tanto el texto refleja en parte las visiones políticas de algunos de los dem ó cratas liberales integran la Concertación gobernante.
Un poco de historia política es crucial para comprender el libro y sus autores. La Concertación gobernante es una coalición de Demócratas Cristianos y Socialistas formada con el fin de ejercer oposición a la tiranía de Augusto Pinochet. Las raíces ideológicas de la coalición son comunitaristas, colectivistas, estatistas y revolucionarias. Sin embargo, la estrategia política del bloque político ha sido contrarrestar el poder militar, mediático y económico de la derecha. La Concertación ha ganado con éxito todas las elecciones que se realizaron en los últimos veinte años. Durante estos años el poder, la coalición ha generado un grupo de tecnócratas y economistas, muchos de los cuales estudiaron en Estados Unidos, que fusionan la convicción democrática con una mayor fe en el mercado.
Este libro es, en efecto, un primer intento de escribir un manifiesto democrático liberal para Chile. Dirigido principalmente a un público local, el texto se refiere con frecuencia a hechos domésticos que el extranjero pudo no haber oído nunca, y su detallada descripción de los problemas de las políticas públicas chilenas podría ser una lectura densa para quien se inicia en el tema. Sin embargo, la prosa del libro es lo suficientemente ágil para que un lector educado, con un mínimo conocimiento de la política e historia chilenas, le encuentre de gran valor.
A lo largo del manifiesto se percibe la necesidad de los autores de destacar las diferencias ideológicas entre los demócratas liberales chilenos y el núcleo ideológico tradicional de la Concertación . Los concertacionistas tradicionales creen que los partidos políticos y los sindicatos disciplinados y efectivos son la única forma efectiva de contrarrestar al poder capitalista. Los ciudadanos fuertes y organizados capaces de lograr la victoria en las elecciones (y, de ser necesario, en la calle) han sido considerados los instrumentos más efectivos para acumular el poder necesario para regular el capitalismo. Los demócratas liberales consideran que esta estrategia tiene tres fallas: genera rigidez en el mercado e ineficiencia económica; es imposible de sostener en la actual economía global; y promueve un pensamiento obediente y no creativo. Si bien esta ruta tradicional hacia el poder ha sido efectiva para redistribuir el ingreso, los fundamentos estructurales del poder y la riqueza en Chile continúan inalterados a pesar de las dos décadas de predominio de la Concertación.
En los capítulos uno y dos, Engel y Navia exploran las razones para la falta de competencia en la política chilena dentro de y entre los partidos políticos. De hecho, sugieren que hay un equilibrio inestable entre la estructura política jerárquica y no competitiva de la coalición gobernante y la estructura económica privilegiada y oligárquica que domina la comunidad empresarial. Hasta el momento, esta estabilidad, generada con base en la negociación continua, le ha funcionado a Chile. No sólo ha sostenido el crecimiento y asegurado el gasto en servicios sociales, sino que también sirvió como la base para la transición hacia la democracia. No obstante, en la actualidad dicha estabilidad obstaculiza el desarrollo político y económico. Engel y Navia proponen un cambio hacia una sociedad competitiva y meritocrática que promueva partidos políticos abiertos y transparentes y mercados competitivos y eficientes.
¿Cómo se puede lograr? En los capítulos subsiguientes, Engel y Navia se centran en el papel del Estado para proteger a los consumidores, promover la competencia, regular los mercados y ocuparse del sistema educativo desigual y los mercados laborales discriminatorios. Estos capítulos demuestran cómo, siendo demócratas liberales, los autores comparten valores centrales de los Socialistas y los Demócratas Cristianos, mostrando correctamente como la centroizquierda en Chile ha sido – en la jerga de Rajan y Zagales – “pro mercado”, mientras que la oposición conservadora ha sido “pro empresas”.
Al libro le faltan tres discusiones relevantes relacionadas con este tema. Primero, hubiera sido útil que los autores discutieran el papel de la redes de protección social en la promoción de la competencia. La progresividad de las pensiones en Chile y sus sistemas de salud y desempleo – para los cuales los liberales democráticos han brindado el marco técnico – son las reformas que ha mantenido la competitividad de Chile. También falta una discusión sobre la meritocracia en los mercados de capitales. Por último, el libro podría haberse ocupado de la falta de competencia en los medios. Hasta la actualidad, los empresarios conservadores han sido capaces de limitar efectivamente la publicidad y el acceso a recursos para los periódicos de la centroizquierda.
Una de las características más atractivas de este libro es la manera en que vincula a la política y la economía. El hilo conductor del texto es el argumento de que una mayor competencia y el desarrollo de estructuras basadas en el mérito pueden transformar a una sociedad esclerótica y socialmente inmóvil. Desde el punto de vista de Engel y Navia (como la mayoría de los demócratas liberales chilenos y los socialdemócratas como yo), este es el único camino efectivo y sostenible hacia la justicia social en nuestro país. Semejante cambio desataría el impulso competitivo natural de los chilenos como ciudadanos, consumidores, actores políticos y emprendedores. Semejante cambio es esencial para que Chile pueda continuar siendo globalmente competitivo. Quizás más importante aún, con el tiempo, daría a todos los chilenos algo de lo cual seguir jactándose.
Notas finales:
Rajan, Raghuram and Luigi Zingales, Saving Capitalism from the Capitalists , ( New York : Crown Business, 2003).
Oscar Landerretche es profesor del Departamento de Economía, Universidad de Chile.
Esta reseña fue originalmente publicada en inglés en Americas Quarterly, Spring 2007, con el título”Manifiesto liberal democrático desde el fin del mundo”.
Traducción de Hernán Alberro.