Reseñas
Análisis Latino
¿Una especie en extinción? Los periodistas y su crisis, cómo ella afecta la calidad de la democracia y los valores que deben permanecer, de Tomás Linn
(El Observador) El libro analiza los múltiples desafíos que viene enfrentando el periodismo, poniendo un énfasis especial en su relación con la calidad de las democracias latinoamericanas. Corren tiempos difíciles para los periodistas.Por Adolfo Garcé
(El Observador) Me parece uno de los más interesantes entre las decenas de libros publicados en Uruguay durante el segundo semestre de 2012. De los de su autoría que alcancé a leer es el que más me gustó. La última obra de Tomás Linn, columnista de Búsqueda y profesor de periodismo en la Universidad Católica, aborda un asunto fundamental y lo hace con solvencia, seriedad y elegancia.
El libro analiza los múltiples desafíos que viene enfrentando el periodismo, poniendo un énfasis especial en su relación con la calidad de las democracias latinoamericanas, otro de los problemas que ha ocupado la atención del autor en los últimos años. Corren tiempos difíciles para los periodistas. Hay más espacio para la libertad. Pero aquellos que quieren ejercer esta profesión intentando conservar su independencia y aportar a la construcción de una ciudadanía crítica y de un debate público inteligente enfrentan numerosas restricciones y desafíos.
En primer lugar, existen restricciones políticas. En muchos lados, como nos advierte el autor, ha renacido la tendencia (más reciente en el mundo de lo que muchos suponíamos antes de leer a Linn) a un periodismo partidista, políticamente definido. Es posible que el comportamiento de la oferta venga, como tantas otras veces, dictado por las preferencias de la demanda: muchos lectores desconfían de la pretensión de objetividad de periodistas y columnistas (no creen que pueda existir información y análisis sin intención partidaria). Hay, por suerte, más democracia y más libertad de prensa que hace cuatro décadas, pero sigue habiendo menos espacio del deseable para el ejercicio de un periodismo verdaderamente independiente.
El autor, Tomás Linn, durante una presentación en CADAL
En segundo lugar, existen fuertes desafíos derivados de la revolución en las tecnologías de la información y la comunicación. Internet mediante, cada vez es más fácil informarse. Las nuevas tecnologías nos han vuelto más libres: "Cada nuevo avance tecnológico -dice Tomás Linn- es una barrera más que cae ante los intentos de frenar, limitar y recortar la libertad de prensa y de expresión". Muy cierto. Pero, como el propio autor argumenta, cada avance tecnológico viene acompañado de no menos intensos esfuerzos por vigilar y regular los contenidos divulgados.
En tercer lugar, el autor menciona restricciones y desafíos derivados de procesos económicos que se conectan, además, con los cambios tecnológicos. Las empresas periodísticas, como las demás, están sometidas a fusiones y tendencias oligopólicas. La formación de poderosos "grupos de medios" puede atemorizar al poder político (como el kirchnerismo ante el grupo Clarín). Pero lo más común en nuestras "imperfectas democracias" latinoamericanas es que ocurra lo contrario, es decir, que los medios de comunicación, por poderosos que sean desde el punto de vista económico, (propietarios y periodistas) terminen siendo amedrentados por las presiones de los presidentes y/o partidos (no renunciar a ser el "perro guardián" del poder en América Latina sigue teniendo sus costos).
Además de poner en contacto al lector no especializado con los desafíos actuales del periodismo en el mundo (desde el revival del partidismo hasta el increscendo de la "frivolización"), el autor nos va ilustrando a lo largo de las páginas de la obra sobre la evolución de los medios de comunicación en nuestro país. Cada uno de los grandes asuntos, procesos históricos y de los problemas teóricos examinados es observado más en profundidad mediante extensas referencias al caso uruguayo. El surgimiento de la prensa, su relación con partidos, fracciones y líderes políticos, su lenta y problemática profesionalización, el papel de los programas de radio (como En perspectiva) y los informativos y otros programas de televisión (como Código País), el papel de los semanarios, desde Marcha hasta Búsqueda y Brecha, pasando por aquellos directamente vinculados a organizaciones políticas o por los que surgieron en el contexto de la transición a la democracia (como Opinar, La Democracia o Jaque), el papel de BP Color en los años de 1960 como pionero del periodismo apartidario, los principales mojones en la evolución del columnismo y las notas de opinión (desde Carlos Quijano a Lincoln Maiztegui), la aparición de los portales de noticias (como Montevideo Portal), entre otros, son reconstruidos y analizados a lo largo de los 14 capítulos que componen el texto.
En definitiva, Tomás Linn nos invita a volver a reflexionar sobre un tema crucial: ¿qué tipo de periodismo deberíamos tener para tener mejores democracias? La pregunta es muy importante. Citando al filósofo norteamericano John Dewey, el autor insiste en que el periodismo debe contribuir a mejorar esa "conversación" que es la democracia. Desde este punto de vista, la tarea no luce muy sencilla. Nuestra democracia, con demasiada frecuencia, genera más ruidos que palabras, más adjetivos que sustantivos, más acusaciones frontales que deliberaciones cabales.
Fuente: El Observador (Montevideo, Uruguay)
Adolfo GarcéConsejero Académico de CADALDoctor en Ciencia Política - Investigador del Departamento de Ciencia Política (Facultad de Ciencias Sociales - Universidad de la República). Autor del libro “Donde hubo fuego: El proceso de adaptación del MLN-Tupamaros a la legalidad y a la competencia electoral (1985-2004)”. Co-autor del libro “La Era Progresista. El gobierno de izquierda en Uruguay: de las ideas a las políticas”. Líneas de investigación: Ideas, discursos y política; tecnocracia y democracia; Ideologías y adaptación partidaria.
(El Observador) Me parece uno de los más interesantes entre las decenas de libros publicados en Uruguay durante el segundo semestre de 2012. De los de su autoría que alcancé a leer es el que más me gustó. La última obra de Tomás Linn, columnista de Búsqueda y profesor de periodismo en la Universidad Católica, aborda un asunto fundamental y lo hace con solvencia, seriedad y elegancia.
El libro analiza los múltiples desafíos que viene enfrentando el periodismo, poniendo un énfasis especial en su relación con la calidad de las democracias latinoamericanas, otro de los problemas que ha ocupado la atención del autor en los últimos años. Corren tiempos difíciles para los periodistas. Hay más espacio para la libertad. Pero aquellos que quieren ejercer esta profesión intentando conservar su independencia y aportar a la construcción de una ciudadanía crítica y de un debate público inteligente enfrentan numerosas restricciones y desafíos.
En primer lugar, existen restricciones políticas. En muchos lados, como nos advierte el autor, ha renacido la tendencia (más reciente en el mundo de lo que muchos suponíamos antes de leer a Linn) a un periodismo partidista, políticamente definido. Es posible que el comportamiento de la oferta venga, como tantas otras veces, dictado por las preferencias de la demanda: muchos lectores desconfían de la pretensión de objetividad de periodistas y columnistas (no creen que pueda existir información y análisis sin intención partidaria). Hay, por suerte, más democracia y más libertad de prensa que hace cuatro décadas, pero sigue habiendo menos espacio del deseable para el ejercicio de un periodismo verdaderamente independiente.
El autor, Tomás Linn, durante una presentación en CADAL
En segundo lugar, existen fuertes desafíos derivados de la revolución en las tecnologías de la información y la comunicación. Internet mediante, cada vez es más fácil informarse. Las nuevas tecnologías nos han vuelto más libres: "Cada nuevo avance tecnológico -dice Tomás Linn- es una barrera más que cae ante los intentos de frenar, limitar y recortar la libertad de prensa y de expresión". Muy cierto. Pero, como el propio autor argumenta, cada avance tecnológico viene acompañado de no menos intensos esfuerzos por vigilar y regular los contenidos divulgados.
En tercer lugar, el autor menciona restricciones y desafíos derivados de procesos económicos que se conectan, además, con los cambios tecnológicos. Las empresas periodísticas, como las demás, están sometidas a fusiones y tendencias oligopólicas. La formación de poderosos "grupos de medios" puede atemorizar al poder político (como el kirchnerismo ante el grupo Clarín). Pero lo más común en nuestras "imperfectas democracias" latinoamericanas es que ocurra lo contrario, es decir, que los medios de comunicación, por poderosos que sean desde el punto de vista económico, (propietarios y periodistas) terminen siendo amedrentados por las presiones de los presidentes y/o partidos (no renunciar a ser el "perro guardián" del poder en América Latina sigue teniendo sus costos).
Además de poner en contacto al lector no especializado con los desafíos actuales del periodismo en el mundo (desde el revival del partidismo hasta el increscendo de la "frivolización"), el autor nos va ilustrando a lo largo de las páginas de la obra sobre la evolución de los medios de comunicación en nuestro país. Cada uno de los grandes asuntos, procesos históricos y de los problemas teóricos examinados es observado más en profundidad mediante extensas referencias al caso uruguayo. El surgimiento de la prensa, su relación con partidos, fracciones y líderes políticos, su lenta y problemática profesionalización, el papel de los programas de radio (como En perspectiva) y los informativos y otros programas de televisión (como Código País), el papel de los semanarios, desde Marcha hasta Búsqueda y Brecha, pasando por aquellos directamente vinculados a organizaciones políticas o por los que surgieron en el contexto de la transición a la democracia (como Opinar, La Democracia o Jaque), el papel de BP Color en los años de 1960 como pionero del periodismo apartidario, los principales mojones en la evolución del columnismo y las notas de opinión (desde Carlos Quijano a Lincoln Maiztegui), la aparición de los portales de noticias (como Montevideo Portal), entre otros, son reconstruidos y analizados a lo largo de los 14 capítulos que componen el texto.
En definitiva, Tomás Linn nos invita a volver a reflexionar sobre un tema crucial: ¿qué tipo de periodismo deberíamos tener para tener mejores democracias? La pregunta es muy importante. Citando al filósofo norteamericano John Dewey, el autor insiste en que el periodismo debe contribuir a mejorar esa "conversación" que es la democracia. Desde este punto de vista, la tarea no luce muy sencilla. Nuestra democracia, con demasiada frecuencia, genera más ruidos que palabras, más adjetivos que sustantivos, más acusaciones frontales que deliberaciones cabales.
Fuente: El Observador (Montevideo, Uruguay)