Derechos Humanos y
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Monitoreo de la gobernabilidad democrática

07-04-2005

Suecia después del modelo sueco

Del estado benefactor al estado posibilitador
Autor: Mauricio Rojas
Publicado por: CADAL y TIMBRO
Publicación: 2005
 

Durante las últimas décadas América Latina se ha debatido en una larga agonía de crisis económicas, sociales y políticas recurrentes. Con la excepción de Chile, los progresos que se han registrado en algunos países han sido lentos y están lejos de satisfacer las expectativas populares. Al mismo tiempo, en otras latitudes se constatan avances extraordinarios, mostrando sin lugar a dudas las enormes posibilidades que la globalización ofrece para el rápido mejoramiento de las condiciones de vida de grandes conglomerados humanos. Los avances asombrosos de naciones como China e India así como de al menos una decena de otros países del Asia hacen que el fracaso latinoamericano sea aún más patente e injustificable. Antes teníamos al menos el consuelo de ser los menos pobres y subdesarrollados de un “Tercer Mundo” aún más pobre y subdesarrollado. Hoy ya no tenemos ni siquiera esa justificación y no nos queda sino la vergüenza de nuestro fracaso.

En este estado de frustración y de carencias tan evidentes existe la tentación de creer que se puede encontrar una varita mágica, que de un golpe nos dé todo aquello que nos falta. Así se puede incluso llegar a creer que la política, a través de un poderoso Estado benefactor, puede darnos lo que no tenemos. Bastaría entonces con un acto generoso de voluntad redistributiva para crear todo aquello que nuestras economías no han sido capaces de crear. Se trataría de dar derechos, universales y pródigos, que asegurasen a cada uno no sólo el pan de cada día sino también buenas escuelas, hospitales, universidades, jubilaciones, etc. Una especie de acto mágico, hijo de la bondad y clarividencia de algún político que encontró el atajo milagroso que lleva del atraso al bienestar.

Entre las ideas que más ayudan a fomentar la ilusión de la varita mágica política está aquella de la existencia, en otras latitudes, de un modelo de Estado que ha podido –a fuerza de decisiones políticas, monopolios estatales omnipresentes, impuestos draconianos y amplias restricciones a la libre empresa– crear el bienestar para todos. Entre estos modelos quiméricos no hay ninguno que hoy se iguale al “modelo sueco”, esta última utopía de una izquierda que después del derrumbe de los totalitarismos comunistas se ha ido quedando con las manos cada vez más vacías.

Para aquellos que se aferran a esta última utopía puede ser de interés leer este ensayo sobre Suecia después del modelo sueco. Hay muchas cosas que aprender de ese hermoso país nórdico de gente suave y retraída. Hay que aprender, por ejemplo, cómo a través de un pujante capitalismo abierto al mundo se crearon las condiciones de un progreso social sin precedentes que con el tiempo desembocó en un experimento estatista que finalmente –cuando llegó a poner en peligro las bases mismas de la prosperidad– fue relegado a la historia por el mismo pueblo de Suecia.

Mauricio Rojas

Mauricio Rojas
Mauricio Rojas

Miembro del Parlamento de Suecia e historiador económico

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