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Análisis Latino
BTI 2020: El desempeño económico es una de las debilidades persistentes de la Argentina
Argentina obtuvo tres calificaciones perfectas en todo el informe, y todas ellas fueron en el área de desempeño democrático: la identidad estatal, la no interferencia en los dogmas religiosos y los derechos de asociación. Asimismo, los indicadores de gobernanza mostraban una mejora considerable al momento de la realización del informe. Otros indicadores muestran resultados muy pobres aún, especialmente el que mide “desempeño económico”, que viene en baja desde el informe del 2008. El informe considera que varios de los problemas, como la inflación o el déficit fiscal, podrían ser manejados con un liderazgo político capaz.Por Alejandro Di Franco
Argentina es uno de los países que más cambios ha experimentado desde la elaboración del Bertelsmann Transformation Index (BTI), que desde el año 2006 publica la fundación alemana Bertelsmann. El BTI 2020 incluye a 137 países alrededor del mundo, se realiza cada dos años y se propone analizar los procesos de transformación en tres áreas clave, divididas a su vez en varios subindicadores: estado de la democracia, de la economía de mercado y de la gobernanza.
Los resultados para Argentina en general son buenos: con una puntuación de 7.29 se ubica en el puesto 19 de los analizados y 5° en la región latinoamericana, detrás de Uruguay, Chile, Costa Rica y Trinidad y Tobago. Este resultado es una leve mejora con respecto al último informe publicado en el 2018, en el que obtuvo un 7.27 y estaba en el puesto 23, detrás en ese caso de más países latinoamericanos como Brasil y Jamaica.
Al observar los tres índices clave en el que se desagrega este puntaje, puede verse que la performance de Argentina en cada uno de ellos es más dispar: un 8.15 en el estatus de la democracia mientras que un 6.43 y un 6.10 en los de economía de mercado y gobernanza, respectivamente. Esto confirma varias opiniones generalizadas de que si bien es uno de los países más democráticos de la región, su desempeño económico es persistentemente una de las debilidades del país. Argentina obtuvo tres calificaciones perfectas en todo el informe, y todas ellas fueron en el área de desempeño democrático: la identidad estatal, la no interferencia en los dogmas religiosos y los derechos de asociación.
Los índices de transformación económica presentan una gran volatilidad a lo largo de los años, con políticas que reflejan gran variación según la ideología del gobierno de turno y el panorama internacional. A pesar de la gran cantidad de críticas que recibió el gobierno de Mauricio Macri en el frente económico, el índice BTI 2020 considera que en varios frentes, por lo menos hasta el momento en que se realizó el informe, se presentaban mejoras notorias. Esto se ve por ejemplo en el ámbito de la liberalización del comercio exterior, al levantar restricciones arbitrarias a las importaciones y bajar los impuestos a las exportaciones; y también en el área de “estabilidad monetaria y fiscal”, debido a la mayor independencia del Banco Central y a los esfuerzos para reducir el déficit fiscal, Algunas mejoras más moderadas se ven también en el sistema bancario, en los derechos de propiedad y la empresa privada.
A pesar de esto, hay otros indicadores que muestran resultados muy pobres aún, especialmente el que mide “desempeño económico”, que viene en baja desde el informe del 2008. Según el informe, después de tres años de gobierno de Cambiemos, el balance era “mixto”. Muchos de los problemas, sin embargo, son estructurales y venían de hace tiempo, con un PBI per cápita estancado desde el 2013 o la baja en consumo doméstico y aumento de la pobreza. Por otra parte, el contexto internacional no es el más favorable, con una caída de la demanda por parte de China, la recesión en Brasil y las medidas proteccionistas de Estados Unidos.
Por el contrario, los índices de gobernanza mostraban una mejora considerable al momento de la realización del informe. Se valoró mucho el cambio en el estilo de gobierno de Macri con respecto a sus predecesores, al mostrar “una tendencia a tomar consejos antes de actuar de manera pragmática y ha preferido el diálogo a la confrontación y la polarización”. Esta estrategia flexible le permitió “construir puentes con importantes actores políticos y sociales”, citando como ejemplos la ley de reforma de las pensiones y la ley de presupuesto para el 2019. Otra área que subió en puntaje fue la política anticorrupción, en donde se refirió al legado de “corrupción endémica” de los gobiernos de Cristina Kirchner y se valoraron los pasos para prevenir la corrupción tomados durante el gobierno de Cambiemos, como la ley de acceso a la información.
Finalmente, en el ámbito de las relaciones exteriores se destaca un gran avance en materia de cooperación con otros países y en la credibilidad. Bajo el lema de “volver al mundo” se buscó limpiar la imagen de Argentina en el plano internacional, aceptando el derecho internacional y el orden liberal, bajando el tono populista y fortaleciendo las relaciones con los principales mercados del mundo. Estos éxitos se vieron reflejados en la apertura de nuevos mercados para las exportaciones argentinas y en eventos como la reunión del G20 en el país.
La tendencia reflejada en el informe es claramente positiva, más allá de ciertos errores y de algunos desafíos estructurales. Considera, incluso, que varios de los problemas, como la inflación o el déficit fiscal, podrían ser manejados con un liderazgo político capaz. El informe, escrito antes de que se revelen las fórmulas presidenciales de las elecciones 2019 en la Argentina, veía por ejemplo al partido de Sergio Massa como una oposición responsable que estaba en contra del Kirchnerismo. Asimismo, en el anteúltimo párrafo se considera como uno de los posibles escenarios que el préstamo del FMI calme los mercados y restaure la estabilidad financiera, llevando a Macri a una exitosa reelección.
Sin embargo, el desarrollo de las elecciones, especialmente a partir de los resultados de las elecciones primarias en agosto, dio vuelta el panorama. Una derrota contundente de Macri, aunque luego más moderada en las generales de octubre, dos grandes devaluaciones de la moneda, el regreso de las restricciones a la compra de divisas y de trabas a las exportaciones y las importaciones, descartaron por el momento las expectativas optimistas. Las diferencias tan profundas entre el panorama de hace apenas unos meses y el actual muestran la alta volatilidad de la política argentina, en la cual el escenario cambia diariamente de manera drástica; así como las frágiles bases de las transformaciones del país, sobre todo en el ámbito económico. Con muchos analistas describiendo el panorama actual como una vuelta al 2015, podría ser que esto se traslade al próximo informe de transformación BTI en el 2022, lo cual significaría el empeoramiento de varios de sus índices en los que se había visto cierto progreso.
Alejandro Di FrancoEstudiante de la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Argentina (UCA). Fue voluntario en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Ha participado en varios seminarios y foros con personalidades nacionales e internacionales de la política y la academia.
Argentina es uno de los países que más cambios ha experimentado desde la elaboración del Bertelsmann Transformation Index (BTI), que desde el año 2006 publica la fundación alemana Bertelsmann. El BTI 2020 incluye a 137 países alrededor del mundo, se realiza cada dos años y se propone analizar los procesos de transformación en tres áreas clave, divididas a su vez en varios subindicadores: estado de la democracia, de la economía de mercado y de la gobernanza.
Los resultados para Argentina en general son buenos: con una puntuación de 7.29 se ubica en el puesto 19 de los analizados y 5° en la región latinoamericana, detrás de Uruguay, Chile, Costa Rica y Trinidad y Tobago. Este resultado es una leve mejora con respecto al último informe publicado en el 2018, en el que obtuvo un 7.27 y estaba en el puesto 23, detrás en ese caso de más países latinoamericanos como Brasil y Jamaica.
Al observar los tres índices clave en el que se desagrega este puntaje, puede verse que la performance de Argentina en cada uno de ellos es más dispar: un 8.15 en el estatus de la democracia mientras que un 6.43 y un 6.10 en los de economía de mercado y gobernanza, respectivamente. Esto confirma varias opiniones generalizadas de que si bien es uno de los países más democráticos de la región, su desempeño económico es persistentemente una de las debilidades del país. Argentina obtuvo tres calificaciones perfectas en todo el informe, y todas ellas fueron en el área de desempeño democrático: la identidad estatal, la no interferencia en los dogmas religiosos y los derechos de asociación.
Los índices de transformación económica presentan una gran volatilidad a lo largo de los años, con políticas que reflejan gran variación según la ideología del gobierno de turno y el panorama internacional. A pesar de la gran cantidad de críticas que recibió el gobierno de Mauricio Macri en el frente económico, el índice BTI 2020 considera que en varios frentes, por lo menos hasta el momento en que se realizó el informe, se presentaban mejoras notorias. Esto se ve por ejemplo en el ámbito de la liberalización del comercio exterior, al levantar restricciones arbitrarias a las importaciones y bajar los impuestos a las exportaciones; y también en el área de “estabilidad monetaria y fiscal”, debido a la mayor independencia del Banco Central y a los esfuerzos para reducir el déficit fiscal, Algunas mejoras más moderadas se ven también en el sistema bancario, en los derechos de propiedad y la empresa privada.
A pesar de esto, hay otros indicadores que muestran resultados muy pobres aún, especialmente el que mide “desempeño económico”, que viene en baja desde el informe del 2008. Según el informe, después de tres años de gobierno de Cambiemos, el balance era “mixto”. Muchos de los problemas, sin embargo, son estructurales y venían de hace tiempo, con un PBI per cápita estancado desde el 2013 o la baja en consumo doméstico y aumento de la pobreza. Por otra parte, el contexto internacional no es el más favorable, con una caída de la demanda por parte de China, la recesión en Brasil y las medidas proteccionistas de Estados Unidos.
Por el contrario, los índices de gobernanza mostraban una mejora considerable al momento de la realización del informe. Se valoró mucho el cambio en el estilo de gobierno de Macri con respecto a sus predecesores, al mostrar “una tendencia a tomar consejos antes de actuar de manera pragmática y ha preferido el diálogo a la confrontación y la polarización”. Esta estrategia flexible le permitió “construir puentes con importantes actores políticos y sociales”, citando como ejemplos la ley de reforma de las pensiones y la ley de presupuesto para el 2019. Otra área que subió en puntaje fue la política anticorrupción, en donde se refirió al legado de “corrupción endémica” de los gobiernos de Cristina Kirchner y se valoraron los pasos para prevenir la corrupción tomados durante el gobierno de Cambiemos, como la ley de acceso a la información.
Finalmente, en el ámbito de las relaciones exteriores se destaca un gran avance en materia de cooperación con otros países y en la credibilidad. Bajo el lema de “volver al mundo” se buscó limpiar la imagen de Argentina en el plano internacional, aceptando el derecho internacional y el orden liberal, bajando el tono populista y fortaleciendo las relaciones con los principales mercados del mundo. Estos éxitos se vieron reflejados en la apertura de nuevos mercados para las exportaciones argentinas y en eventos como la reunión del G20 en el país.
La tendencia reflejada en el informe es claramente positiva, más allá de ciertos errores y de algunos desafíos estructurales. Considera, incluso, que varios de los problemas, como la inflación o el déficit fiscal, podrían ser manejados con un liderazgo político capaz. El informe, escrito antes de que se revelen las fórmulas presidenciales de las elecciones 2019 en la Argentina, veía por ejemplo al partido de Sergio Massa como una oposición responsable que estaba en contra del Kirchnerismo. Asimismo, en el anteúltimo párrafo se considera como uno de los posibles escenarios que el préstamo del FMI calme los mercados y restaure la estabilidad financiera, llevando a Macri a una exitosa reelección.
Sin embargo, el desarrollo de las elecciones, especialmente a partir de los resultados de las elecciones primarias en agosto, dio vuelta el panorama. Una derrota contundente de Macri, aunque luego más moderada en las generales de octubre, dos grandes devaluaciones de la moneda, el regreso de las restricciones a la compra de divisas y de trabas a las exportaciones y las importaciones, descartaron por el momento las expectativas optimistas. Las diferencias tan profundas entre el panorama de hace apenas unos meses y el actual muestran la alta volatilidad de la política argentina, en la cual el escenario cambia diariamente de manera drástica; así como las frágiles bases de las transformaciones del país, sobre todo en el ámbito económico. Con muchos analistas describiendo el panorama actual como una vuelta al 2015, podría ser que esto se traslade al próximo informe de transformación BTI en el 2022, lo cual significaría el empeoramiento de varios de sus índices en los que se había visto cierto progreso.