Entrevistas
Análisis Latino
Gabriel Sánchez Zinny:
«El TLC ha pasado a ser un arma política»
«Los TLC son un instrumento político para acercar aliados, es decir tiene un beneficio directo para el consumidor americano y en términos de política pública el Departamento de Tratados Comerciales lo está mirando como una herramienta para mejorar las relaciones con América Latina».Por Gabriel C. Salvia
Para el analista y encargado de América Latina de la Atlas Economic Research Foundation, un influyente think tank norteamericano que promueve internacionalmente políticas públicas pro mercado, el TLC ha pasado a ser un arma política, pues el presidente Bush está usando los tratados como manera de que los gobiernos amigos que quedan en la región no se sigan acercando a lo que él considera es el eje de Hugo Chávez. Para Gabriel Sánchez Zinny, los TLC son un instrumento político para acercar aliados, es decir tiene un beneficio directo para el consumidor americano y en términos de política pública el Departamento de Tratados Comerciales lo está mirando como una herramienta para mejorar las relaciones con América Latina.
Gabriel Salvia: ¿Cuáles son las actuales perspectivas del comercio de Estados Unidos con América Latina?
Gabriel Sánchez Zinny: La victoria demócrata ha cambiado mucho respecto cómo Estados Unidos está mirando la región en términos de comercio y creo que el viaje del presidente Bush en los últimos días, y que ustedes habrán seguido, también ha tenido un impacto grande en la agenda. Básicamente la agenda comercial son los tratados con Perú y con Colombia, que están ambos detenidos en el Congreso norteamericano porque los demócratas están pidiendo que se incluyan estándares laborales y medioambientales, porque así no los van a aprobar; y el ATPDA, que es el tratado de diferencias arancelarias que como ustedes saben es el acuerdo que tiene Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú, que se extendió a fin del 2006 hasta julio de este año y ahora están en negociación. Hoy está aquí la ministra de Política Exterior de Ecuador, estuvo la semana pasada el ministro de Bolivia. Los países están tratando de empujar la renovación, son muchísimos millones en exportación, en empleo y hay países que dependen de este tratado de preferencias arancelarias, por lo cual hay mucha fuerza de estos cuatro países para empujarla. En el caso de Colombia y de Perú se da de una manera más fácil porque están enmarcados en un TLC, y más general en el caso de Bolivia y de Ecuador, porque ambos han manifestado la no intención de firmar un Tratado de libre Comercio, lo que hace más difícil sobre todo para la administración de Bush empujar esto con la mayoría demócrata. Todo esto en un contexto de la renovación de lo que se llama fast track , que es la autoridad que en su momento el Congreso le dio al presidente Clinton y ahora a Bush para negociar TLC bilateralmente entre el poder ejecutivo de Estados Unidos y el poder ejecutivo de otro país. Esto vence en julio de este año, por lo que la mayoría demócrata está jugando también en estas negociaciones con este vencimiento. Si esto vence sería muy difícil que todos esos tratados se aprueben después del vencimiento del fast track, por lo cual la administración Bush tiene una presión muy fuerte para que todo este panorama que hablamos recién se resuelva antes del vencimiento del fast track, porque tiene la posibilidad de que no se le pueda resolver más.
G.S: ¿Porqué estos TLC beneficiarían a Latinoamérica, qué beneficios tienen los que se están implementando, y por qué saldría beneficiado Estados Unidos?
G.S.Z: En el caso de ATPDA beneficia a Estados Unidos porque éstas son exportaciones que llegan a un menor precio de lo que el consumidor americano los compraría en Estados Unidos. Un ejemplo es Bolivia, en donde Ametex, la empresa textil más grande del país, exporta un 90% de productos textiles para marcas americanas de consumo local. Entonces claro que se beneficia, porque el ciudadano americano está comprando a un menor precio. Es cierto que tienen poco impacto porque las exportaciones son pequeñas y el impacto es limitado, pero sí tiene un impacto directo en productores americanos y en consumidores, y cada vez más, como hemos visto en las últimas semanas, el TLC ha pasado a ser un arma política, el presidente Bush está usando los tratados como manera de que los gobiernos amigos que quedan en la región no se sigan acercando a lo que él considera es el eje de Hugo Chávez. Los TLC son un instrumento político para acercar aliados, es decir tiene un beneficio directo para el consumidor americano y en términos de política pública el Departamento de Tratados Comerciales lo está mirando como una herramienta para mejorar las relaciones con América Latina.
G.S: ¿Qué impacto cree que tuvo la gira del presidente Bush por América Latina y qué expectativas se abren a partir de la misma?
G.S.Z: Parafraseando Crónicas de una muerte anunciada, antes de salir el presidente hubo dos semanas de comentarios en donde se decía que era “muy poco y muy tarde”, “para qué lo va hacer ahora si hace seis años le prometió a Latinoamérica que iba a ser el mejor amigo”, “ya es tarde, no le queda autoridad”. Había una percepción muy negativa antes de que fuera el presidente e incluso cuando volvió. Yo creo que la vuelta fue mucho más positiva de lo esperado. Primero creo que antes de la visita del presidente se habían frenado todos estos temas comerciales por las demandas de los demócratas. A la vuelta del presidente se relanzaron las negociaciones en el Congreso y hay mucho más optimismo de que esto se pueda cerrar antes de julio y creo que la visita el presidente mostró, más allá de todas las críticas, que peor es no hacer nada. Me parece que con el viaje eso quedó muy claro a los demócratas en Washington. Y lo demostraron las manifestaciones y la cantidad de protestas con todos los países que están siendo cada vez más antiamericanos. Los demócratas comentaban “No estamos de acuerdo con el presidente Bush, con que trató de reconquistar a Latinoamérica en términos de relaciones bilaterales, pero seguro que peor es la inactividad”. Ha habido un relanzamiento de varias iniciativas de congresistas demócratas como Charles Rangel, presidente del Comité de Ways and Mean en la Cámara de Diputados o el Senador Bob Menendez, que han relanzado, a raíz del viaje del presidente, iniciativas que estaban paradas. Tal vez no fue una intención preparada, pero de alguna manera tuvo una repercusión muy positiva en términos comerciales y en términos políticos también. Me parece que esta disciplina que mostró el equipo del presidente Bush de no nombrar a Hugo Chávez, a pesar de que fue él quien organizó muchas de las protestas, también ha mejorado la imagen de Bush en cuanto a cómo está tratando Latinoamérica. No se ha metido en debates de palabras con otros contrincantes políticos, sino más bien ha tratado de ir por sobre de eso y ha hablado de políticas públicas y de integración más de largo plazo. Creo que eso ha hecho mejorar un poco la impresión de la gobernación y del mismo viaje.
G.S: Tengo entendido que el Senador John McCain, candidato presidencial de Estados Unidos, anunció que su prioridad en una futura presidencia sería Latinoamérica. Entre los precandidatos que circulan a la presidencia de Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos y de los que tienen más posibilidades, ¿cuál cree que puede llevar a una relación más profunda para la región?
G.S.Z: Como cabeza de ambos partidos aparecen Hillary Clinton y Rudy Guiliani, pero es difícil contestar tus preguntas porque acuérdate que hay 42 millones de hispanos en Estados Unidos, la mitad de ellos votantes, y los candidatos también usan la relación con Latinoamérica para abordar a esos votantes. Entonces es difícil saber dos años antes de la elección, cuánto de ese mensaje es puro interés por Latinoamérica o cuánto de ese mensaje tiene más que ver con atraer a los familiares de los latinoamericanos que viven acá y que votan por los candidatos. Yo diría que en estos momentos, a dos años de la elección, para mi tiene más que ver con abordar la comunidad hispana en Estados Unidos que por un interés marcado por Latinoamérica, porque es muy difícil para un precandidato presidencial empezar a hablar de política con respecto a Latinoamérica. No tendría mucho para decir y si vamos a lo concreto el único de los candidatos que nombró a un equipo para Latinoamérica con 12 miembros, es el ex gobernador de Massachusetts Tim Romney. Ya lanzó a los medios que tiene un equipo latinoamericano, no está claro que están haciendo y si hay una política específica, pero ha anunciado que tiene un equipo para trabajar en su campaña en torno a tema de América Latina. Él es el único que tiene un equipo, creo que está tratando de cortejar a la comunidad hispana en Estados Unidos y que les interesa que sus familias en Estados Unidos estén bien y que se tenga una relación con Estados Unidos lo más positiva posible.
G.S: Como argentino que estás en Washington, ¿cómo viste el acto que hizo Chávez acá en el estadio de Ferro, tratando de repudiar la gira de Bush?
G.S.Z: Acá fue percibido muy activamente. Abonó todas las críticas que se estaban haciendo en torno al viaje del presidente. Es una imagen clara de cómo Latinoamérica repudia la política de la administración Bush con respecto a la región, esa fue la percepción. Como argentino no es eso lo que me da alegría, pero es como fue percibido acá en Washington. Este es el resultado de la administración de Bush hacia América Latina, el repudio del mundo latino al presidente Bush.
Entrevista realizada el 28 de marzo de 2007 en el programa radial “Apertura Latinoamericana”.
Gabriel C. SalviaDirector GeneralActivista de derechos humanos enfocado en la solidaridad democrática internacional. En 2024 recibió el Premio Gratias Agit del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Checa. Es autor de los libros "Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional" (2024) y "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). Además, compiló varios libros, entre ellos "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021), "Desafíos para el fortalecimiento democrático en la Argentina" (2015), "Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en Argentina" (2013) y "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), Sus columnas de opinión han sido publicadas en varios medios en español. Actualmente publica en Clarín, Perfil, Infobae y La Nación, de Argentina. Ha participado en eventos internacionales en América Latina, África, Asia, Europa, los Balcanes y en Estados Unidos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista, trabajó entre 1992 y 1997 en gráfica, radio y TV especializado en temas parlamentarios, políticos y económicos, y posteriormente contribuyó con entrevistas en La Nación y Perfil.
Para el analista y encargado de América Latina de la Atlas Economic Research Foundation, un influyente think tank norteamericano que promueve internacionalmente políticas públicas pro mercado, el TLC ha pasado a ser un arma política, pues el presidente Bush está usando los tratados como manera de que los gobiernos amigos que quedan en la región no se sigan acercando a lo que él considera es el eje de Hugo Chávez. Para Gabriel Sánchez Zinny, los TLC son un instrumento político para acercar aliados, es decir tiene un beneficio directo para el consumidor americano y en términos de política pública el Departamento de Tratados Comerciales lo está mirando como una herramienta para mejorar las relaciones con América Latina.
Gabriel Salvia: ¿Cuáles son las actuales perspectivas del comercio de Estados Unidos con América Latina?
Gabriel Sánchez Zinny: La victoria demócrata ha cambiado mucho respecto cómo Estados Unidos está mirando la región en términos de comercio y creo que el viaje del presidente Bush en los últimos días, y que ustedes habrán seguido, también ha tenido un impacto grande en la agenda. Básicamente la agenda comercial son los tratados con Perú y con Colombia, que están ambos detenidos en el Congreso norteamericano porque los demócratas están pidiendo que se incluyan estándares laborales y medioambientales, porque así no los van a aprobar; y el ATPDA, que es el tratado de diferencias arancelarias que como ustedes saben es el acuerdo que tiene Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú, que se extendió a fin del 2006 hasta julio de este año y ahora están en negociación. Hoy está aquí la ministra de Política Exterior de Ecuador, estuvo la semana pasada el ministro de Bolivia. Los países están tratando de empujar la renovación, son muchísimos millones en exportación, en empleo y hay países que dependen de este tratado de preferencias arancelarias, por lo cual hay mucha fuerza de estos cuatro países para empujarla. En el caso de Colombia y de Perú se da de una manera más fácil porque están enmarcados en un TLC, y más general en el caso de Bolivia y de Ecuador, porque ambos han manifestado la no intención de firmar un Tratado de libre Comercio, lo que hace más difícil sobre todo para la administración de Bush empujar esto con la mayoría demócrata. Todo esto en un contexto de la renovación de lo que se llama fast track , que es la autoridad que en su momento el Congreso le dio al presidente Clinton y ahora a Bush para negociar TLC bilateralmente entre el poder ejecutivo de Estados Unidos y el poder ejecutivo de otro país. Esto vence en julio de este año, por lo que la mayoría demócrata está jugando también en estas negociaciones con este vencimiento. Si esto vence sería muy difícil que todos esos tratados se aprueben después del vencimiento del fast track, por lo cual la administración Bush tiene una presión muy fuerte para que todo este panorama que hablamos recién se resuelva antes del vencimiento del fast track, porque tiene la posibilidad de que no se le pueda resolver más.
G.S: ¿Porqué estos TLC beneficiarían a Latinoamérica, qué beneficios tienen los que se están implementando, y por qué saldría beneficiado Estados Unidos?
G.S.Z: En el caso de ATPDA beneficia a Estados Unidos porque éstas son exportaciones que llegan a un menor precio de lo que el consumidor americano los compraría en Estados Unidos. Un ejemplo es Bolivia, en donde Ametex, la empresa textil más grande del país, exporta un 90% de productos textiles para marcas americanas de consumo local. Entonces claro que se beneficia, porque el ciudadano americano está comprando a un menor precio. Es cierto que tienen poco impacto porque las exportaciones son pequeñas y el impacto es limitado, pero sí tiene un impacto directo en productores americanos y en consumidores, y cada vez más, como hemos visto en las últimas semanas, el TLC ha pasado a ser un arma política, el presidente Bush está usando los tratados como manera de que los gobiernos amigos que quedan en la región no se sigan acercando a lo que él considera es el eje de Hugo Chávez. Los TLC son un instrumento político para acercar aliados, es decir tiene un beneficio directo para el consumidor americano y en términos de política pública el Departamento de Tratados Comerciales lo está mirando como una herramienta para mejorar las relaciones con América Latina.
G.S: ¿Qué impacto cree que tuvo la gira del presidente Bush por América Latina y qué expectativas se abren a partir de la misma?
G.S.Z: Parafraseando Crónicas de una muerte anunciada, antes de salir el presidente hubo dos semanas de comentarios en donde se decía que era “muy poco y muy tarde”, “para qué lo va hacer ahora si hace seis años le prometió a Latinoamérica que iba a ser el mejor amigo”, “ya es tarde, no le queda autoridad”. Había una percepción muy negativa antes de que fuera el presidente e incluso cuando volvió. Yo creo que la vuelta fue mucho más positiva de lo esperado. Primero creo que antes de la visita del presidente se habían frenado todos estos temas comerciales por las demandas de los demócratas. A la vuelta del presidente se relanzaron las negociaciones en el Congreso y hay mucho más optimismo de que esto se pueda cerrar antes de julio y creo que la visita el presidente mostró, más allá de todas las críticas, que peor es no hacer nada. Me parece que con el viaje eso quedó muy claro a los demócratas en Washington. Y lo demostraron las manifestaciones y la cantidad de protestas con todos los países que están siendo cada vez más antiamericanos. Los demócratas comentaban “No estamos de acuerdo con el presidente Bush, con que trató de reconquistar a Latinoamérica en términos de relaciones bilaterales, pero seguro que peor es la inactividad”. Ha habido un relanzamiento de varias iniciativas de congresistas demócratas como Charles Rangel, presidente del Comité de Ways and Mean en la Cámara de Diputados o el Senador Bob Menendez, que han relanzado, a raíz del viaje del presidente, iniciativas que estaban paradas. Tal vez no fue una intención preparada, pero de alguna manera tuvo una repercusión muy positiva en términos comerciales y en términos políticos también. Me parece que esta disciplina que mostró el equipo del presidente Bush de no nombrar a Hugo Chávez, a pesar de que fue él quien organizó muchas de las protestas, también ha mejorado la imagen de Bush en cuanto a cómo está tratando Latinoamérica. No se ha metido en debates de palabras con otros contrincantes políticos, sino más bien ha tratado de ir por sobre de eso y ha hablado de políticas públicas y de integración más de largo plazo. Creo que eso ha hecho mejorar un poco la impresión de la gobernación y del mismo viaje.
G.S: Tengo entendido que el Senador John McCain, candidato presidencial de Estados Unidos, anunció que su prioridad en una futura presidencia sería Latinoamérica. Entre los precandidatos que circulan a la presidencia de Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos y de los que tienen más posibilidades, ¿cuál cree que puede llevar a una relación más profunda para la región?
G.S.Z: Como cabeza de ambos partidos aparecen Hillary Clinton y Rudy Guiliani, pero es difícil contestar tus preguntas porque acuérdate que hay 42 millones de hispanos en Estados Unidos, la mitad de ellos votantes, y los candidatos también usan la relación con Latinoamérica para abordar a esos votantes. Entonces es difícil saber dos años antes de la elección, cuánto de ese mensaje es puro interés por Latinoamérica o cuánto de ese mensaje tiene más que ver con atraer a los familiares de los latinoamericanos que viven acá y que votan por los candidatos. Yo diría que en estos momentos, a dos años de la elección, para mi tiene más que ver con abordar la comunidad hispana en Estados Unidos que por un interés marcado por Latinoamérica, porque es muy difícil para un precandidato presidencial empezar a hablar de política con respecto a Latinoamérica. No tendría mucho para decir y si vamos a lo concreto el único de los candidatos que nombró a un equipo para Latinoamérica con 12 miembros, es el ex gobernador de Massachusetts Tim Romney. Ya lanzó a los medios que tiene un equipo latinoamericano, no está claro que están haciendo y si hay una política específica, pero ha anunciado que tiene un equipo para trabajar en su campaña en torno a tema de América Latina. Él es el único que tiene un equipo, creo que está tratando de cortejar a la comunidad hispana en Estados Unidos y que les interesa que sus familias en Estados Unidos estén bien y que se tenga una relación con Estados Unidos lo más positiva posible.
G.S: Como argentino que estás en Washington, ¿cómo viste el acto que hizo Chávez acá en el estadio de Ferro, tratando de repudiar la gira de Bush?
G.S.Z: Acá fue percibido muy activamente. Abonó todas las críticas que se estaban haciendo en torno al viaje del presidente. Es una imagen clara de cómo Latinoamérica repudia la política de la administración Bush con respecto a la región, esa fue la percepción. Como argentino no es eso lo que me da alegría, pero es como fue percibido acá en Washington. Este es el resultado de la administración de Bush hacia América Latina, el repudio del mundo latino al presidente Bush.
Entrevista realizada el 28 de marzo de 2007 en el programa radial “Apertura Latinoamericana”.