
La deriva autocrática de Turquía
Desde 2020, el Bertelsmann Transformation Index (BTI) cataloga a la “Nueva Turquía” como una autocracia moderada. El presidente es el principal agente de la erosión democrática, ya que sus políticas buscan consolidar su poder alterando las normas y silenciando a la oposición. La introducción del presidencialismo en 2017 le habilitó a Recep Tayyip Erdoğan una mayor concentración del poder, socavando aspectos fundamentales de la democracia. Se removieron pesos y contrapesos necesarios, y el presidente adquirió la facultad de disolver el parlamento y vetar leyes.