Derechos Humanos y
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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos

01-08-2018

Mejoras que no alcanzan: el panorama político en África Central y Occidental

En una región donde no existen las democracias consolidadas, es llamativo que 11 de los 18 países que la integran han cumplido con el mínimo estándar en requisitos democráticos durante los últimos años. En relación con el estado socioeconómico, ninguna región del planeta está tan mal como esta. Como aspecto positivo, se destaca la estabilidad en la moneda y los precios en la mayoría de las antiguas colonias francesas.
Por CADAL

Adentrarnos en una de las zonas más problemáticas del mundo no es fácil, pues continuamente los mismos gobiernos filtran datos falsos que hacen casi imposible llegar a un análisis confiable. Para superar estas adversidades, nos vamos a apoyar en los resultados de uno de los índices de transformación política más prestigiosos y transparentes del mundo, como lo es el Bertelsmann Stiftung's Transformation Index (BTI).

En una región donde no existen las democracias consolidadas, es llamativo que 11 de los 18 países que la integran han cumplido con el mínimo estándar en requisitos democráticos durante los últimos años. Fue una gran sorpresa lo vivido en países como Burkina Faso o Nigeria, donde los cambios de gobierno se dieron pacíficamente por medio de las urnas.

Sin embargo, las buenas noticias no sobran.  Ni siquiera Ghana, el país con la democracia más avanzada, esta libre de defectos. Ya se hizo costumbre que los autoritarismos de Camerún, Chad o de la República del Congo pasen olímpicamente por encima de las normas que limitan su instancia como gobernantes. El modus operandi para inmortalizarse en el poder es siempre el mismo: se declara una nueva constitución que pone como obsoletas las limitaciones en la duración del mandato que imponía la anterior.    

En relación con el estado socioeconómico, ninguna región del planeta está tan mal como África Central y Occidental. Economías muy poco diversificadas, como la de Sierra Leona con su dependencia a la exportación de diamantes o Nigeria con la producción petrolera, fueron duramente golpeadas ante la caída de los precios internacionales.  Esto se traduce en inflación, deuda y un crecimiento tan lento que resulta inútil para hacer frente a las apremiantes necesidades en salud y educación.

 En algunos casos, las leves mejoras económicas sólo se explican porque la situación estaba tan deteriorada, que ya se había tocado fondo.  Así es como la República Centroafricana logro crecer tras la etapa más dura de una guerra civil que contó entre sus víctimas, además de incontables vidas humanas, a un tercio de su rendimiento económico.

Como aspecto positivo, se destaca la estabilidad en la moneda y los precios en la mayoría de las antiguas colonias francesas. Esto fue resultado de la unión monetaria atada al euro “franc CFA”, en la cual un Banco Central independiente define los tipos de cambio entre los miembros, que permitió que países como Benín o Costa de Marfil ostentaran una inflación más baja que la que hubiesen tendido de haber permanecido fuera de esta unión.

El bajo nivel del desarrollo socioeconómico constituye un campo fértil para la proliferación de la mayor amenaza en materia de seguridad: grupos armados fundamentalistas, tanto islámicos como cristianos. En gran parte de la región se despliegan fuerzas terroristas que obligan a los dirigentes políticos a destinar los recursos públicos para hacerles frente  (si es que no se lo quedan para sus propios bolsillos), solo trayendo aún más calamidades para la población.

Descripto el panorama, no hay mucho para festejar. Las leves mejoras no permiten ocultar los estragos que sufren los ciudadanos culpa del cortoplacismo, la corrupción y la ambición de poder sin freno de muchos de sus gobernantes.

 
 
 

 
 
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